Notas Cuarta parte
Notas Cuarta parte
Esta piedra situada junto a la salida de la caverna de Zaratustra volverá a ser mencionada en el último capítulo de esta parte, El signo. Allí la llama la «gran piedra». Quizás encierr re una maliciosa alusión a la «piedra» sobre la que está asentada la Iglesia. Véase antes, La ofrenda de la miel, nota 445.
Zaratustra repetirá estas mismas palabras al final de obra. Véase El signo.
La palabra alemana Pech empleada por Zaratustra tiene el doble sentido de «pez» y de «mala suerte».
Véase la nota 27.
«Llega a ser el que eres» es frase de Píndaro (Píticas, II, 72). Nietz sche la utilizó como subtítulo de Ecce homo: «Cómo se llega a ser lo que se es».
Los signos que Zaratustra aguarda son la bandada de palomas y el león riente. Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 1, y la nota 364.
En La genealogía de la moral describe Nietzsche a «ese que ha de venir» con las siguientes palabras: «Ese hombre del futuro, que nos liberará del ideal existente hasta aho ra y asimismo de lo que tuvo que nacer de ese ideal, de la gran náu sea, de la voluntad de la nada, del nihilismo, ese toque de campa na del mediodía y de la gran decisión, que de nuevo libera la vo luntad, que devuelve a la tierra su meta y al hombre su esperanza, ese anticristo y antinihilista, ese vencedor de Dios y de la nada -alguna vez tiene que llegar».
«Hazar» significa período de mil años. Al usar la expresión bíbli ca de «reino de los mil años» (Apocalipsis, 20) Zaratustra contra pone implícitamente el «reino del hombre» al «reino de Dios», como en otra ocasión opuso el «reino de la tierra» al «reino de los cielos».
Sigue la contraposición implícita entre el «reino del hombre» y el «reino de Dios». También la Iglesia está «edificada sobre una pie dra» (véase Evangelio de Mateo, 16, 18).
Véase la nota 53.
Sobre este «grito de auxilio» dice Nietzsche en Ecce homo: «Permanecer aquí dueño de la situación, lograr aquí que la altura de la tarea propia permanezca limpia de los im pulsos mucho más bajos y mucho más miopes que actúan en las llamadas acciones desinteresadas, ésta es la prueba, acaso la últi ma prueba que un Zaratustra tiene que rendir -su auténtica de mostración de fuerza».
Véase, en la segunda parte, El adivino.
Véase la nota 248.
La expresión alemana ¡ni Trocknen sitzen tiene un doble sentido; uno, literal: «estar (una barca) fuera del agua (en seco) », y otro, fi gurado: «no tener alguien nada de dinero». Esto le permite a Zaratustra dar su irónica respuesta, pues quiere decir: ¿Es que yo soy un insolvente, sin nada de dinero?
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 11; y en esta cuarta parte, El grito de socorro, El más feo de los hombres, y El signo.
Véase, en la segunda parte, De grandes acontecimientos; en la tercera parte, De la bienaventuranza no querida, y, en esta cuarta parte, A mediodía.
Posible réplica de Nietzsche a Goethe, quien, a la muerte del prín cipe de Ligne, escribió un requiem «por el hombre más alegre de este siglo».
«¡No! ¡No! ¡Tres veces no!» Zaratustra repetirá varias veces en lo sucesivo esta misma exclamación; véase El más feo de los hombres, El saludo, y Del hombre superior, 6.
Esta afirmación de Zaratustra de que éstos son «sus dominios» será contradicha más tarde por «el concienzudo del espíritu». Véase La sanguijuela.
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12. Allí Zaratustra aplica este calificativo a los cortesanos.
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12.
Expresión bíblica, tomada del Evangelio de Lucas, 18, 13: «El pu blicano... se daba golpes de pecho, diciendo: ¡Oh Dios, sé propicio a mí, pecador!»
Alusión a la entrada del «señor supremo» en Jerusalén, montado en un asno, entre cantos de júbilo. Véase el Evangelio de Mateo, 21.
Véase la nota 359.
En Crepúsculo de los ídolos afirma Nietzsche: «No sin sutileza se ha dicho: il est indigne des grands coeurs de répandre le trouble qu'ils ressentent: sólo hay que añadir que puede ser asimismo grandeza de alma el no tener miedo de las cosas más indignas. Una mujer que ama sacrifica su honor; un hombre del conocimiento que “ama” sacrifica acaso su humani dad; un Dios que amaba se hizo judío».
Véase, en la segunda parte, El niño del espejo.
Véase, en la primera parte, De la guerra y el pueblo guerrero.
Zaratustra utiliza esta misma fórmula en los capítulos siguientes para despedirse «a toda prisa» de los personajes con que va encon trándose; véase La sanguijuela, Jubilado, y El men digo voluntario.
Otro título anotado por Nietzsche para este capítulo era El con cienzudo del espíritu.
Véase antes, El grito de socorro, la nota 455.
Véase, en la segunda parte, De los sabios famosos.
Más adelante, La fiesta del asno, 1, el «concienzudo del espíritu» empleará esta misma fórmula para ironizar sobre Zaratustra.
Otro título anotado por Nietzsche para este apartado era El peni tente del espíritu.
El largo «lamento» del mago que viene a continuación fue com puesto por Nietzsche en el otoño de 1884 y llevaba entonces el tí tulo de El poeta. - El tormento del creador. En otra copia manus crita le puso estos dos títulos: De la séptima soledad, luego borra do, y El pensamiento. De hecho este poema no se hallaba destinado originalmente a Así habló Zaratustra, pero Nietzsche lo insertó en él al componer la cuarta parte. De la importancia que este poema tenía para Nietzsche da idea el hecho de que más tar de lo incorporase a los Ditirambos de Dioniso, bajo el título de La mento de Ariadna. Allí lleva al final una «respuesta» de Dioniso, quien, tras un rayo, «se hace visible con una belleza de esmeralda». La citada respuesta dice así:
¡Sé inteligente, Ariadna!... Tienes oídos pequeños, tienes mis oídos: ¡Introduce en ellos una palabra inteligente! ¿No tenemos que odiarnos primero a nosotros mismos cuando debemos amarnos a nosotros mismos?... Yo soy tu laberinto...
Ya en su juventud (en el otoño de 1864) había compuesto Nietz sche una poesía con el título Al dios desconocido. El «dios desco nocido» alude al Dios encontrado por Pablo en el Areópago de Atenas (véase Hechos de los Apóstoles, 17, 23).
Ya en su juventud (en el otoño de 1864) había compuesto Nietz sche una poesía con el título Al dios desconocido. El «dios desco nocido» alude al Dios encontrado por Pablo en el Areópago de Atenas (véase Hechos de los Apóstoles, 17, 23).
Véase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres.
Nietzsche juega en alemán con las palabras versuchen (tentar) y suchen (buscar), de idéntica raíz.
Alusión a la conocida fábula narrada por Fedro.
Véase, en la segunda parte, De los sacerdotes.
El papa jubilado viene en busca del eremita con el que Zaratustra se encontró al bajar por vez primera de las montañas. Véase Pró logo de Zaratustra, 1,, y la nota 5.
Frase evangélica, empleada por Jesús en su respuesta a Pilato. Véase el Evangelio de Marcos, 15, 2: «Pilato lo interrogó: ¿Tú eres el rey de los judíos? Jesús le contestó: Tú lo has dicho».
Véase, en la tercera parte, De la virtud empequeñecedora, 3.
Un poco más tarde, en La fiesta del asno, el papa jubilado volverá a replicarle a Zaratustra que, en asuntos de Dios, él es «más ilustrado».
El «Dios escondido» es expresión bíblica; véase Isaías, 45, 15: «Es verdad, Tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador».
Una ampliación de esta afirmación puede verse en El Anticristo, 34
Un desarrollo de esta idea puede verse en el 269 de Más allá del bien y del mal.
Topfe und Geschópfe. Nietzsche aprovecha aquí una expresiva ali teración en alemán para aludir al hecho narrado por la Biblia de que Dios hizo al hombre de barro, como un alfarero. Véase Génesis, 2, 7: «Entonces el Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo».
En El saludo, 1, Zaratustra comprobará que este día que comenzó de modo tan malo y difícil «va a acabar bien».
En Las mil y una noches Sindbad el marino describe con palabras muy parecidas un valle que contempló desde una colina durante su segundo viaje: también aquel valle está llena de serpientes gordas.
Zaratustra mencionará otras dos veces este «gorgoteo» que pro duce el más feo de los hombres cuando quiere comenzar a hablar, como si fuera tartamudo; véase El despertar, y La canción del sonámbulo, 1.
Alusión al Evangelio de Mateo, 5, 10: «Bienaventurados los perse guidos por razón de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.» Nietzsche juega aquí además con las palabras alemanas, de idéntica raíz, Erfolg (éxito), verfolgen (perseguir) y folgen (se guir). El «éxito» aludido es la bienaventuranza.
Véase, en la segunda parte, De los compasivos.
Véase el Evangelio de Juan, 14,6: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».
Alusión al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.
Véase, en la segunda parte, De los compasivos.
Véase el 16 de El Anticristo: «Ese Dios pe netra a rastras en la caverna de toda virtud privada».
En Ecce homo Nietzsche describe un hecho similar, que le ocurrió a él mismo: «Hallándome en un esta do semejante, yo advertí en una ocasión la proximidad de un reba ño de vacas, antes de haberlo visto, por el retorno de pensamientos más suaves, más humanitarios: aquello tenía en sí calor...»
Alusión a Jesús, quien predicó el «sermón de la montaña».
Cita irónica del Evangelio de Mateo, 18, 3: «En verdad os digo, si no os convirtierais e hicierais como niños no entraréis en el reino de los cielos.»
Paráfrasis de Evangelio de Mateo, 16, 26: «Si el hombre conquista se el mundo entero, pero malograse su alma, ¿de qué le serviría?» Sobre el significado del «rumiar» en Nietzsche puede verse La ge nealogía de la moral.
Véase la nota 188. Véase también, en la segunda parte, La canción de la noche, y en la tercera parte, El retorno a casa; y la nota 188.
Paráfrasis de Evangelio de Lucas, 6,20: «Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.»
Véase antes La sanguijuela, y Jubilado.
La «sombra» de Zaratustra ha aparecido ya en la segunda parte, De grandes acontecimientos.
Cita del Evangelio de Juan, 18, 36: «Mi reino no es de este mundo».
«Contigo he aspirado a todo lo prohibido»: la «sombra» de Zara tustra se aplica a sí misma la fórmula de Ovidio (3 Amores, 4,17): nitimur ni vetitum, que Nietzsche utiliza también en Más allá del bien y del mal y en La genealogía de la moral. En Ecce homo dice de ella: «Bajo este signo vencerá un día mi filosofía, pues hasta ahora lo único que se ha prohibido siempre, por principio, ha sido la verdad».
Véase la nota 104.
Véase el 180 de Más allá del bien y del mal: «Hay una inocencia en la mentira que es señal de que se cree con buena fe en una cosa».
Nietzsche juega en alemán con las palabreas suchen (buscar), Heim (hogar) y Heimsuchung (aflicción).
Reminiscencia del Evangelio de Lucas, 10, 42: «Sólo una cosa es ne cesaria.»
En la primera parte, De viejecillas y jovencillas, dice Zara tustra que la mujer piensa así «cuando obedece desde la plenitud del amor».
Alusión a Génesis, 2, 2-3, donde se dice que Dios descansó de la creación el séptimo día.
A que el alma de Zaratustra debe «cantar» se ha aludido ya antes en varias ocasiones; véase, en la tercera parte, El convaleciente, 2, Del gran anhelo, y Los siete sellos, 7.
Véase la nota 248.
Nietzsche alude aquí al episodio evangélico según el cual, tras la muerte de Jesús, veíanse por todas partes resucitados. Véase el Evangelio de Mateo, 27, 50-53: «Jesús dio otro fuerte grito y exha ló el espíritu. Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo, la tierra tembló, las piedras se rajaron, las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resuci taron; después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos».
Deutsch und deutlich: frase hecha alemana similar a la española «al pan pan, y al vino vino». Se base en que deutsch y deutlich tienen la misma raíz, diot, «pueblo». El rey de la izquierda replicará inme diatamente a Zaratustra que deutsch estaría mejor emparentado con derb, «tosco». Deutsch und derb, la expresión usada por el rey, podría traducirse por «a lo bestia».
Véase la nota 54.
Véase luego, El signo.
Véase luego, El signo.
Véase, en la segunda parte, De la redención, donde también Zaratustra interrumpe de repente el discurso que está pronun ciando.
El título de este apartado es una clara referencia a la «Ultima Cena» de Jesús, narrada por los Evangelios. La palabra alemana empleada, Abendmahl, subraya aún más que la castellana la cita da alusión.
Véase antes, A mediodía, la nota 507.
Esta alusión al «pan» y al «vino» vuelve a subrayar lo indicado en la nota 518, es decir, el intencionado paralelismo entre esta Cena y la narrada en los Evangelios.
Cita paródica del Evangelio de Mateo, 4, 4: «El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»
Sobre la procedencia de estos dos corderos véase, en la tercera parte, El convaleciente, 2.
Si se tiene en cuenta que Jesús es llamado también «el Cordero», se verá que el antagonismo entre esta Cena y la evangélica alcan za aquí su cumbre.
Véase, en la primera parte, Del nuevo ídolo.
Véase, en la primera parte, De los compasivos.
Nueva referencia al subtítulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.
Véase, en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3.
También en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3, aparece esta misma frase.
«El hombre tiene que mejorar y que empeorar» es enseñanza repetida a lo largo de toda esta obra; véase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres, y en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 2, y El convaleciente.
Alusión a Jesús. Véase el Evangelio de Mateo, 8,17: «El tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.»
Paráfrasis del Evangelio de Mateo, 19, 30: «Los primeros serán los últimos, y los últimos serán los primeros.»
Más tarde el concienzudo del espíritu aludirá a este «animal interior» mencionado aquí por Zaratustra. Véase De la ciencia. Nietzsche utiliza el mismo término: inwendig, empleado por Lutero en su traducción de Romanos, 7, 22. En ese pasaje Pablo alude a «el hombre interior» (der inwendige Mensch). Este «animal interior» (das inwendige Gethier) es, pues, clara antítesis del hombre paulino.
Irónica alusión realista a que san Antonio Abad, padre de los ere mitas y protector de los animales, suele ser representado en com pañía de un cerdo. El «cerdo» actúa aquí como metáfora de la «suciedad» en todos los sentidos.
Cita del Evangelio de Lucas, 6, 25: «¡Ay de los que reís ahora, por que vais a lamentaros y a llorar!»
Véase el Evangelio de Mateo, 8, 12: «Los hijos del reino serán echados a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Véase, en la tercera parte, Del espíritu de la pesadez, donde Zaratustra rebautiza a la tierra con el nombre de «La Ligera».
Cita del prefacio de la misa: Sursum corda (levantad los corazones).
Esta corona de rosas aparece como antítesis de la «corona de espi nas» de que hablan los Evangelios. Véase el Evangelio de Mateo, 27, 27-29: «Los soldados... trenzaron una corona de espinas y se la pusieron en la cabeza».
Wahrsager, Wahrlacher. Wahrsager significa, por su composición, el que dice (sagen) verdad (Wahr), y asimismo el adivino; Wahrla cher es palabra creada por Nietzsche por analogía con la anterior. El significado de este juego de palabras sería, pues: Zaratustra es el que vaticina (o dice verdad) tanto con sus palabras como con sus risas.
La palabra alemana utilizada aquí por Nietzsche (Widersacher) es el término empleado en la traducción de la Biblia de Lutero para designar al demonio.
Alusión al portal de Belén; véase el Evangelio de Lucas, 2, 12: «El ángel les dijo: “... os doy esta señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”».
Al igual que ocurre con la canción anterior (véase la nota 470), también este poema fue compuesto por Nietzsche en el otoño de 1884 y no estaba destinado originariamente a Así habló Zaratustra. Con algunas variantes, Nietzsche lo insertó entre los Ditirambos de Dioniso con el título de ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!
Véase antes, Del hombre superior, 13, y la nota 532.
Véase el Evangelio de Mateo, 5, 44: «Amad a vuestros enemigos.»
Remedo de las palabras que los discípulos dicen a Jesús tras la re surrección, durante la cena en Emaús. Véase el Evangelio de Lucas, 24, 19: «Quédate con nosotros, pues atardece y el día ya declinó.»
Más adelante, en El despertar, 1, repetirá Zaratustra que sus alimentos son «para hombres».
También este poema, compuesto en el otoño de 1884, se halla reco gido en los Ditirambos de Dioniso con el título de Entre hijas del de sierto. En realidad Nietzsche inserta en los Ditirambos todo este capítulo, incluida la parte inicial en prosa; en el poema introduce algunos ligeros cambios y. sobre todo, le añade unos versos finales.
Nietzsche toma la palabra Sela de los salmos bíblicos, en los que aparece con mucha frecuencia. Aunque el significado de esta pa labra es discutido, parece que era una indicación musical y mar caba una pausa.
La «docta alusión» se refiere, evidentemente, al episodio bíblico de Jonás, tragado por una ballena. Véase Jonás, 2, 1.
Estos dos nombres los tomó Nietzsche, sin duda, el primero del canto sexto del Don Juan de Byron, y el segundo del Diván orien tal-occidental, de Goethe.
Se traduce aquí literalmente esta palabra inventada por Nietz sche: umsphinxt, es decir, «rodeado de esfinges».
Expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 2, 2 (palabras de David, al mo rir, a su hijo Salomón): «Yo me voy por el camino de todos; esfuér zate, pues, y sé hombre.»
Expresión muy difundida en Alemania y que se atribuye a Lutero, quien la habría pronunciado el 18 de abril de 1521 en la Dieta de Worms. Con ella parece haber acabado su respuesta a la pregunta de si quería retractarse. Nietzsche la emplea varias veces; por ejemplo, en La genealogía de la moral, tratado tercero, «¿Qué sig nifican los ideales ascéticos?», 22.
Véase antes, Del hombre superior, 15, y 20.
Estos «gritos y risas» de los hombres superiores le parecen a Zara tustra una buena señal, al contrario que los «gritos y bailes» del pueblo, que enfurecen a Moisés hasta el punto de llevarlo a romper las tablas de la ley (véase Éxodo, 32, 15-20).
Véase antes, Entre hijos del desierto, 1.
Véase antes, La canción de la melancolía, 1, donde los ani males de Zaratustra adoptan la misma actitud que aquí.
Aunque «la fiesta del asno» es el título del capítulo que sigue a éste, la citada fiesta comienza propiamente ahora.
Todo este párrafo es cita literal, según la traducción de Lutero, de Apocalipsis, 7,12.
Véase la nota 359.
Zaratustra acumula en esta sola frase hasta cuatro citas literales de la Biblia, a saber: Salmo, 68, 20: «Dios lleva nuestra carga»; Filipen ses, 2, 7: «Dios tomó figura de siervo»; Números, 14, 18: «Dios es paciente y misericordioso»; y (cambiando el sentido) Hebreos, 12, 5: «El Señor, a quien ama, lo castiga». Por otra parte, como el re buzno del asno es siempre I-A (que en alemán significa también «sí»; véase la nota 359), Zaratustra puede afirmar que el Señor (=asno) no dice nunca no.
Paráfrasis de Génesis, 1, 31: «Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno».
Leibfarbe: literalmente, «color del cuerpo»; pero también, en el uso ordinario, «color favorito». El color «favorito» de los asnos suele ser el gris.
Véase Génesis, l, 26: «Dios creó el hombre a su imagen y semejanza».
Véase el Evangelio de Mateo, 19, 14: «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; pues de ellos es el reino de los cielos».
Véase Proverbios, 1, 10: «Hijo mío, si intentan engañarte los per vertidos, no cedas». Nietzsche utiliza la traducción luterana, que aquí dice bóse Buben («muchachos malvados»).
Un título anterior para este apartado era La vieja y la nueva fe. Este es el título de la obra de D.F. Strauss contra la cual publicó Nietzsche en 18731a primera de sus Consideraciones Intempesti vas. Como se ha señalado antes en la nota 558, «la fiesta del asno» se relata propiamente en el apartado anterior.
Véase la nota anterior.
Véase antes, Jubilado.
Véase la nota 60.
Es decir, creyente de la nueva fe.
En alemán, frase para indicar un gesto pensativo y de atención.
Afirmación constantemente repetida en la Biblia. Véase, por ejemplo, Éxodo, 15, 18. Y Salmo 43, 2: «Tú eres eterno.»
Expresión con que Zaratustra se había burlado anteriormente del concienzudo del espíritu; véase La sanguijuela. Ahora el concienzudo del espíritu se la aplica a Zaratustra.
Véase, en la primera parte, Del leer y el escribir.
Cita literal del Evangelio de Mateo, 18, 3.
Véase antes, El despertar, 1.
Remedo de 1 Corintios, 11, 24: «El Señor Jesús, la noche en que iban a entregarlo, cogió un pan, dio gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en me moria mía”. Después de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: “Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis, haced lo mismo en memoria mía”».
En todas las ediciones de Así habló Zaratustra posteriores a la realizada por Nietzsche mismo, este apartado ha llevado el título de La canción ebria. Tal cambio se basaba en que, en su ejemplar personal impreso, Nietzsche había escrito ese otro título sobre el título La canción del noctámbulo. Aquí se restituye el título original; es posible que Nietzsche hubiera modificado el título si él mismo hubiera hecho ulteriores ediciones. Pero eso no llegó a ocurrir.
Véase antes, El más feo de los hombres, la nota 487.
Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma.
Expresión bíblica (traducción luterana) tomada de Hechos, 2, 13: «Otros, burlándose, decían: Están llenos de dulce vino» (palabras de los gentiles al contemplar los efectos de Pentecostés sobre los apóstoles).
Las palabras entre comillas están tomadas del capítulo de la terce ra parte titulado Los siete sellos, 1. Zaratustra añade aquí la expresión «como está escrito», usada habitualmente en los evangelios para referirse a las profecías.
Véase la nota 432.
Véase, en la tercera parte, De la visión y enigma, 2, y la nota 284.
«No me toques». Palabras dichas por Jesús a María Magdalena tras la resurrección. Nietzsche emplea exactamente la traducción luterana de Evangelio de Juan, 20, 17: Rühre mich nicht an.
Véase, en la tercera parte, Del gran anhelo, la nota 428.
Variación de la frase de Fausto en la obra homónima de Goethe: «Y le diré al instante: ¡Detente, eres tan bello».
«Ceñirse los riñones» es expresión bíblica. Véase 1 Reyes, 18, 46: «Fue sobre Elías la mano de Yahvé, que ciñó sus riñones, yvino co rriendo a Jezrael delante de Ajab».
Zaratustra reproduce aquí la misma invocación al sol que pronun ció al comienzo de la obra; véase el Prólogo de Zaratustra, 1.
Como los discípulos de Jesús en el monte de los Olivos; véase el Evangelio de Mateo, 26,40: «Se acercó a sus discípulos y los encontró dormidos».
Zaratustra reclama aquí para sí «el oído obediente» (das gehor chende Ohr). Antes, sin embargo, ha dicho, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 7, que «quien obedece, no se oye a sí mismo» (wergehorcht, der hórt sich selbst nicht).
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 1, y en esta cuarta parte, El saludo.
Véase la nota 316.
Véase la nota 451.
Véase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, y en esta cuarta parte, El grito de socorro, El más feo de los hom bres, y El signo.
Son palabras que ya han aparecido en La ofrenda de la miel.