Visiones e ideales
Visiones e ideales
Los soñadores son los salvadores del mundo. Así como el mundo visible es sostenido por lo invisible, así los hombres, a través de todas sus pruebas y pecados y sórdidas vocaciones, son alimentados por las hermosas visiones de sus soñadores solitarios. La humanidad no puede olvidar a sus soñadores; no puede dejar que sus ideales se desvanezcan y mueran; vive en ellos; los conoce como las realidades que un día verá y conocerá.
El compositor, el escultor, el pintor, el poeta, el profeta, el sabio, son los artífices del otro mundo, los arquitectos del cielo. El mundo es bello porque ellos han vivido; sin ellos, la humanidad trabajadora perecería.
Quien abriga una visión hermosa, un ideal elevado en su corazón, un día lo realizará. Colón abrigó la visión de otro mundo, y lo descubrió; Copérnico fomentó la visión de una multiplicidad de mundos y un universo más amplio, y lo reveló; Buda contempló la visión de un mundo espiritual de belleza inmaculada y paz perfecta, y entró en él.
Aprecia tus visiones; aprecia tus ideales; aprecia la música que se agita en tu corazón, la belleza que se forma en tu mente, el encanto que envuelve tus pensamientos más puros, porque de ellos crecerán todas las condiciones deliciosas, todo el ambiente celestial; de ellos, si te mantienes fiel a ellos, se construirá finalmente tu mundo.
Desear es obtener; aspirar es lograr. ¿Deben los deseos más bajos del hombre recibir la más completa gratificación, y sus aspiraciones más puras morir de hambre por falta de sustento? Tal no es la Ley: tal condición de las cosas no puede obtener nunca: "Pedid y recibid".
Sueña con sueños elevados, y como sueñas, así te convertirás. Tu Visión es la promesa de lo que un día serás; tu Ideal es la profecía de lo que al final desvelarás.
El mayor logro fue al principio y durante un tiempo un sueño. El roble duerme en la bellota; el pájaro espera en el huevo; y en la visión más elevada del alma se agita un ángel despierto. Los sueños son las semillas de las realidades.
Tus circunstancias pueden ser incómodas, pero no lo serán por mucho tiempo si percibes un ideal y te esfuerzas por alcanzarlo. No puedes viajar dentro y quedarte quieto fuera. He aquí un joven presionado por la pobreza y el trabajo; confinado largas horas en un taller insalubre; sin estudios, y carente de todas las artes del refinamiento. Pero sueña con cosas mejores; piensa en inteligencia, en refinamiento, en gracia y belleza. Concibe, construye mentalmente, una condición de vida ideal; la visión de una libertad más amplia y de un mayor alcance se apodera de él; la inquietud le impulsa a la acción, y utiliza todo su tiempo libre y sus medios, por pequeños que sean, para el desarrollo de sus poderes y recursos latentes. Muy pronto su mente está tan alterada que el taller ya no puede retenerlo. Ha llegado a estar tan fuera de armonía con su mentalidad que se desprende de su vida como se desecha una prenda de vestir, y, con el crecimiento de las oportunidades que se ajustan al alcance de sus poderes en expansión, se aleja de él para siempre. Años más tarde vemos a este joven como un hombre adulto. Lo encontramos dueño de ciertas fuerzas de la mente que maneja con una influencia mundial y un poder casi inigualable. En sus manos tiene las cuerdas de gigantescas responsabilidades; habla, y he aquí que las vidas cambian; hombres y mujeres se aferran a sus palabras y remodelan sus caracteres, y, como el sol, se convierte en el centro fijo y luminoso alrededor del cual giran innumerables destinos. Ha realizado la visión de su juventud. Se ha convertido en uno con su Ideal.
Y tú también, joven lector, realizarás la Visión (no el ocioso deseo) de tu corazón, ya sea baja o bella, o una mezcla de ambas, pues siempre gravitarás hacia aquello que, secretamente, más amas. En tus manos se pondrán los resultados exactos de tus propios pensamientos; recibirás lo que te ganes; ni más ni menos. Sea cual sea tu entorno actual, caerás, permanecerás o te elevarás con tus pensamientos, tu Visión, tu Ideal. Llegarás a ser tan pequeño como tu deseo dominante; tan grande como tu aspiración dominante: en las hermosas palabras de Stanton Kirkham Davis, "Puedes estar llevando las cuentas, y en un momento dado saldrás por la puerta que durante tanto tiempo te ha parecido la barrera de tus ideales, y te encontrarás ante un público -la pluma todavía detrás de tu oreja, las manchas de tinta en tus dedos- y entonces y allí derramarás el torrente de tu inspiración. Puede que estés conduciendo ovejas, y que deambules por la ciudad -bucólica y con la boca abierta-; vagarás bajo la intrépida guía del espíritu hasta el estudio del maestro, y al cabo de un tiempo éste te dirá: "No tengo nada más que enseñarte". Y ahora te has convertido en el maestro, que hace poco soñaba con grandes cosas mientras conducía ovejas. Dejarás la sierra y el avión para tomar sobre ti la regeneración del mundo".
Los irreflexivos, los ignorantes y los indolentes, viendo sólo los efectos aparentes de las cosas y no las cosas mismas, hablan de suerte, de fortuna y de azar. Al ver que un hombre se hace rico, dicen: "¡Qué suerte tiene!". Observando a otro convertirse en intelectual, exclaman: "¡Qué favorecido es!". Y observando el carácter santo y la amplia influencia de otro, comentan: "¡Cómo le ayuda el azar en todo momento!". No ven las pruebas, los fracasos y las luchas que estos hombres han afrontado voluntariamente para adquirir su experiencia; no tienen conocimiento de los sacrificios que han hecho, de los esfuerzos impertérritos que han realizado, de la fe que han ejercido, para poder superar lo aparentemente insuperable, y realizar la Visión de su corazón. No conocen la oscuridad y los sinsabores; sólo ven la luz y la alegría, y lo llaman "suerte"; no ven el largo y arduo viaje, sino que sólo contemplan la agradable meta, y lo llaman "buena fortuna"; no comprenden el proceso, sino que sólo perciben el resultado, y lo llaman "azar".
En todos los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la fuerza del esfuerzo es la medida del resultado. La casualidad no lo es. Los "dones", los poderes, las posesiones materiales, intelectuales y espirituales son los frutos del esfuerzo; son pensamientos completados, objetos logrados, visiones realizadas.
La Visión que glorificas en tu mente, el Ideal que entronizas en tu corazón -esto es lo que construirás en tu vida, esto es en lo que te convertirás.