2. En medio de la batalla
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En medio de la batalla

C
CUANDO
estés en medio de la batalla, incluso aunque estés ganando, continuar mucho tiempo en ella desanimará a tus tropas y embotará tu espada; si estás asediando una ciudadela, agotarás tus fuerzas. Si mantienes a tu ejército durante mucho tiempo en campaña, tus suministros serán insuficientes.
Las armas son instrumentos de mala suerte; emplearlas durante un largo periodo de tiempo producirá calamidades. Como se dice normalmente: «Los que disfrutan luchando y agotando sus fuerzas militares morirán inevitablemente».
Cuando tus tropas están desanimadas, tu espada embotada, agotadas tus fuerzas y tus suministros son escasos, los demás se aprovecharán de tu debilidad para sublevarse. Entonces, aunque tengas consejeros sabios, al final no podrás hacer que las cosas salgan bien.
Por esta causa, he oído hablar de operaciones militares que han sido torpes y repentinas, pero nunca he visto a ningún experto en el arte de la guerra que mantuviese la campaña por mucho tiempo. Nunca es beneficioso para una nación dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo.
Como se dice comúnmente, sé rápido como el trueno que retumba antes de que hayas podido taparte los oídos, veloz como el relámpago que relumbra antes de haber podido pestañear.
Por lo tanto, los que no son totalmente conscientes de las desventajas de servirse de las armas no pueden ser totalmente conscientes de las ventajas de utilizarlas.
Los que utilizan los medios militares con pericia no hacen leva de tropas dos veces, ni proporcionan alimentos en tres ocasiones.
Esto quiere decir que no se debe llamar al servicio militar más de una vez y que, inmediatamente después de alcanzar la victoria, no se debe regresar al propio país para evitar una segunda leva de tropas. Al principio esto significa proporcionar alimentos [para las propias tropas]
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, pero después se quitan los alimentos al enemigo.
Si tomas los suministros de armas de tu propio país, pero quitas los alimentos al enemigo, puedes estar bien abastecido de armamento y de provisiones.
Cuando un país se empobrece a causa de las operaciones militares, se debe al transporte de provisiones desde un lugar distante. Si las transportas desde un lugar distante, el pueblo se empobrecerá.
Los que habitan cerca de donde está el ejército pueden vender sus cosechas a precios elevados, pero se acaba de este modo el bienestar de la mayoría de la población.
Cuando se transportan las provisiones muy lejos, la gente se arruina a causa del gasto. En los mercados cercanos al ejército, los precios de las mercancías se disparan. Por lo tanto, las largas campañas militares constituyen una plaga para el país.
Cuando se agotan los recursos, los impuestos se recaudan bajo presión. Cuando el poder y los recursos se han agotado, se arruina el propio país. Se priva al pueblo llano del 70 por 100 de su presupuesto, mientras que los gastos del gobierno para equipamiento se elevan al 60 por 100 del suyo.
Los habitantes constituyen la base de un país, los alimentos son la felicidad del pueblo. Los gobernantes deben respetar este hecho y ser sobrios.
En consecuencia, un general inteligente lucha por desproveer al enemigo de sus alimentos. Cada kilo de alimentos tomados al enemigo equivale a veinte kilos que te suministras a ti mismo.
Transportar un kilo de alimentos a una gran distancia equivale al gasto de comprar veinte kilos.
Así pues, lo que arrasa al enemigo es la cólera, y la motivación para saquearlo es la esperanza del botín.
Cuando recompensas a tus hombres con el botín obtenido del enemigo los harás luchar por propia iniciativa, y así podrás tomar los bienes del adversario. Por esto es por lo que se dice que donde hay grandes recompensas hay hombres valientes.
Por consiguiente, en una batalla de carros, recompensa primero al que tome al menos diez carros.
Si recompensas a todo el mundo, no habrá suficiente para todos, así pues, ofrece una recompensa a un soldado para animar a todos los demás.
Cambia sus colores [de los soldados enemigos hechos prisioneros], utilízalos mezclados con los tuyos. Trata bien a los soldados y préstales atención.
Los soldados prisioneros deben ser bien tratados, para conseguir que luchen para ti.
A esto se llama vencer al adversario e incrementar por añadidura tus propias fuerzas.
Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas.
Así pues, lo importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia.
La persistencia no es beneficiosa. Un ejército es como el fuego: si no lo apagas, se consumirá por sí mismo.
Por lo tanto, sabemos que el que está a la cabeza del ejército está a cargo de las vidas de los habitantes y de la seguridad de la nación.