Prefacio de la primera edición
Prefacio de la primera edición
La autora (la escritora más bien) siente la necesidad de excusarse de lo mucho que ha tardado en aparecer esta obra. La causa ha sido el mal estado de su salud y la magnitud de la empresa. Aún los dos volúmenes dados a luz no completan el plan, ni siquiera agotan los asuntos de que tratan. Gran cantidad de materiales han sido ya preparados, referente a la historia del Ocultismo según se halla contenida en las vidas de los grandes Adeptos de la Raza aria, y mostrando la influencia de la Filosofía Oculta en la dirección de la vida, tal como es y tal como debe ser. Si los presentes volúmenes son recibidos de un modo favorable, no se perdonará esfuerzo alguno para completar la obra.
Cuando por primera vez se anunció la preparación de la obra, no era el plan actual el que se tenía a la vista. Como se anunció en un principio, se pensó que La Doctrina Secreta fuese una versión ampliada y corregida de Isis sin Velo. Pero pronto se vio que las explicaciones que podían añadirse a las ya dadas al mundo en la última obra citada, y en otras que también se ocupan de la Ciencia Esotérica, eran de una naturaleza tal que exigían un método diferente de exposición; y por lo tanto, los volúmenes actuales no contienen, en total, ni veinte páginas extractadas de Isis sin Velo.
La autora no considera necesario pedir indulgencia a sus lectores y críticos por los muchos defectos en cuestión de estilo, y por la imperfección del inglés que pueda observarse en estas páginas. Es una extranjera y adquirió el conocimiento de este idioma en edad algo avanzada. Emplease la lengua inglesa por ofrecer el medio más extensamente difundido para servir de vehículo a las verdades que debe poner de manifiesto ante el mundo.
No son estas verdades presentadas en manera alguna como una revelación, ni pretende la autora tomar la posición de un revelador de conocimientos místicos, dados a luz ahora por vez primera en la historia. Porque lo que se halla contenido en esta obra, puede encontrarse esparcido en millares de volúmenes que encierran las Escrituras de las grandes religiones asiáticas, y primitivas europeas, oculto bajo jeroglíficos y símbolos, y hasta la fecha inadvertido a causa de este velo. Lo que ahora se pretende, es reunir las más antiguas doctrinas, y constituir con ellas un conjunto armónico y continuo. La única ventaja que tengo sobre mis predecesores, es la de no tener que recurrir a especulaciones o teorías personales. Porque esta obra no es más que una exposición parcial de lo que me han enseñado estudiantes más adelantados, con solo el aditamento, en cuanto a algunos detalles, de los resultados de mi propio estudio y observación. La publicación de muchos de los hechos que se citan, ha sido necesaria por razón de las extrañas y fantásticas especulaciones a que se han entregado muchos teósofos y estudiantes de misticismo durante estos últimos años, en su afán de construir un sistema completo deducido de los pocos hechos que les habían sido comunicados.
Es innecesario decir que esta obra no es La Doctrina Secreta en su totalidad; es tan solo un número escogido de fragmentos de sus doctrinas fundamentales; concediéndose especial atención a algunos hechos de que se han apoderado diversos escritores, desfigurándolos hasta quitarles toda semejanza con la verdad.
Pero quizás sea de desear la declaración inequívoca de que las enseñanzas contenidas en estos volúmenes, por incompletas y fragmentarias que sean, no pertenecen de modo exclusivo, ni a la religión Hindú, ni a la de Zoroastro, ni a la Caldea, ni a la Egipcia; ni al Buddhismo, ni al Islamismo, ni al Judaísmo, ni al Cristianismo. La Doctrina Secreta es la esencia de todas ellas. Habiendo salido de ella los distintos sistemas religiosos al nacer, los retrotraemos a su elemento original, del cual todos los misterios y dogmas se han desarrollado, para venir a materializarse.
Es más que probable que una gran parte del público considerará la obra como una novela de las más extravagantes, porque ¿quién es el que ha oído hablar alguna vez del Libro de Dzyan?
La escritora, sin embargo, está dispuesta por completo a asumir la responsabilidad de cuanto se halla contenido en este libro, y aun a hacer frente al cargo de haberlo inventado todo. Que tiene muchas deficiencias, lo sabe ella perfectamente; pero lo único que pretende y pide en favor de la obra, es que, por romántica que a muchos pueda parecerles, su engranaje lógico y su coherencia den títulos a este nuevo Génesis, para ponerse al nivel, por lo menos, de las «hipótesis fecundas», tan libremente aceptadas por la ciencia moderna. Es digna de consideración, además, no porque apele a ninguna autoridad dogmática, sino porque se mantiene íntimamente unida a la Naturaleza, y sigue las leyes de la uniformidad y analogía. La aspiración de esta obra puede expresarse del modo siguiente: demostrar que la Naturaleza no es «una aglomeración fortuita de átomos», y asignar al hombre el lugar que de derecho le corresponde en el plan del Universo; rescatar de la degradación las verdades arcaicas que constituyen la base de todas las religiones; descubrir hasta cierto punto la unidad fundamental de que todas ellas han salido, y demostrar finalmente que jamás se ha aproximado la Ciencia de la civilización moderna, al lado Oculto de la Naturaleza. Si esto se consigue de alguna manera, quedaré satisfecha. Se ha escrito en servicio de la Humanidad, y la Humanidad y las generaciones futuras tienen que juzgarla. No reconozco tribunal de apelación inferior a éste. Estoy acostumbrada a las injurias, me hallo en relación diaria con la calumnia, y ante la maledicencia me sonrío con silencioso desdén.
De minimis non curat lex
H.P.B.
Londres, Octubre 1888.