Estancia III El despertar del Kosmos
Estancia III El despertar del Kosmos
1. …LA ULTIMA VIBRACIÓN DE LA SÉPTIMA ETERNIDAD PALPITA A TRAVÉS DEL INFINITO (a). LA MADRE SE HINCHA Y SE ENSANCHA DE DENTRO AFUERA COMO EL BOTÓN DEL LOTO (b).
(a). El uso en apariencia paradójico de la expresión «Séptima Eternidad», dividiendo así a lo indivisible, está sancionado en la filosofía esotérica. Esta última divide la duración sin límites, en Tiempo incondicionalmente eterno y universal (Kâla), y en tiempo condicionado (Khandakâla). El uno es la abstracción o nóumeno del Tiempo infinito, el otro es fenómeno, apareciendo periódicamente como el efecto de Mahat, la Inteligencia Universal, limitada por la duración Manvantárica. Según algunas escuelas, Mahat es el primogénito de Pradhâna (Substancia no diferenciada, o sea el aspecto periódico de Mûlaprakriti, la Raíz de la Naturaleza), la cual (Pradhâna) es llamada Mâyâ, la Ilusión. Desde este punto de vista, creo, las enseñanzas esotéricas difieren de las doctrinas vedantinas, tanto de la escuela Advaita como de la Visishthadvaita. Pues dicen que Mûlaprakriti, el nóumeno es existente por sí mismo y sin origen alguno; es, en una palabra, sin padres, Anupâdaka, como uno con Brahman; Prakriti, su fenómeno, es periódico, y no más que un fantasma o proyección del primero; del mismo modo, Mahat, el primogénito de Jñâna (o Gnôsis), Conocimiento, Sabiduría del Logos, es un fantasma reflejado del Absoluto Nirguna (Parabrahman), la Realidad Única, «desprovista de atributos y de cualidades»; al paso que, para algunos vedantinos, Mahat es una manifestación de Prakriti o Materia.
(b). Por lo tanto, la «última Vibración de la Séptima Eternidad» estaba «preordenada», no por ningún Dios en particular, sino que tuvo lugar en virtud de la Ley eterna e inmutable de los grandes períodos de Actividad y de Reposo, llamados de un modo tan gráfico, y al mismo tiempo tan poético, los «Días y Noches de Brahmâ». La expansión «de dentro afuera» de la Madre, llamada por otra parte las «Aguas del Espacio», la «Matriz Universal», etc., no se refiere a la expansión de un pequeño centro o foco, sino que significa el desenvolvimiento de la subjetividad sin límites hacia una objetividad asimismo ilimitada, sin referencia a magnitud, limitación o área. «La Substancia, siempre invisible e inmaterial [para nosotros] presente en la Eternidad, proyectó su Sombra periódica desde su propio plano en el Regazo de Mâyâ». Esto implica que, no siendo tal expansión un aumento en magnitud, porque la extensión infinita no admite ningún agrandamiento, era un cambio de condición. Se extendió «a manera del capullo del Loto»; porque la planta Loto no solamente existe como un embrión en miniatura en su semilla (cualidad característica física), sino que su prototipo se halla presente en una forma ideal en la Luz Astral, desde la «Aurora» hasta la «Noche», durante el período manvantárico, lo mismo que de hecho todas las demás cosas en este Universo objetivo, desde el hombre hasta el animálculo, desde los árboles gigantescos hasta las hojas de hierba más diminutas.
Todo esto, según enseña la Ciencia Oculta, es tan solo la reflexión temporal la sombra del ideal eterno y prototípico en el Pensamiento Divino; la palabra «Eternidad», téngase también presente que solo figura aquí en el sentido de «evo», como durando al través del ciclo de actividad al parecer interminable, pero, sin embargo todavía limitado, que llamamos un Manvantara. Pues, ¿cuál es la verdadera significación esotérica de Manvantara, o más bien de un Manu-antara? Significa literalmente «entre dos Manus», de los cuales hay catorce en cada Día de Brahmâ, consistiendo tal Día de 1000 agregaciones de cuatro Edades, 1000 «Grandes Edades» o Mahâyugas. Analicemos ahora la palabra o nombre Manu. Nos dicen los orientalistas en sus diccionarios que el término «Manu» procede de la raíz Man «pensar»; de donde «el hombre[196] pensador». Pero, esotéricamente, cada Manu, como un patrón antropomorfizado de su ciclo especial (o Ronda), es tan solo la idea personificada del «Pensamiento Divino» (como el Pymander hermético) siendo por lo tanto cada uno de los Manus, el dios especial, el creador y formador de todo cuanto aparece durante su propio cielo respectivo de existencia o Manvantara. Fohat conduce velozmente los mensajes de los Manus (o Dhyân Chohans), y hace que los prototipos ideales se extiendan de dentro afuera —esto es, pasen de modo gradual, en una escala descendente, por todos los planos, desde el noumenal hasta el fenomenal más inferior, para florecer por último en plena objetividad—, el colmo dé la Ilusión o la materia en su estado más grosero.
2. CUNDE LA VIBRACIÓN, Y SUS VELOCES ALAS TOCAN[197] AL UNIVERSO ENTERO, Y AL GERMEN QUE ESTA LATENTE EN LAS TINIEBLAS; TINIEBLAS QUE ALIENTAN[198] SOBRE LAS DORMIDAS AGUAS DE LA VIDA.
De la Mónada Pitagórica se dice también que permanece en la soledad y en «Tinieblas», a manera del «Germen». La idea del Hálito de las Tinieblas, moviéndose sobre las Aguas durmientes de la Vida, que es la Materia Primordial con el Espíritu latente en ella, recuerda el primer capítulo del Génesis. Su original es el Nârâyana brahmánico (el Movedor de las Aguas), el cual es la personificación del Eterno Aliento del Todo inconsciente (o Parabrahman) de los ocultistas orientales. Las Aguas de la Vida, o el Caos —el principio femenino en el simbolismo— son el vacuum (para nuestra visión mental), en el cual yacen el Espíritu latente y la Materia. Esto fue lo que hizo asegurar a Demócrito, según su preceptor Leucipo, que los principios o elementos primordiales de todo eran átomos y un «vacuum», en el sentido del espacio; pero no un espacio vacío, pues la «Naturaleza aborrece el vacío», según los principios peripatéticos y todos los antiguos filósofos.
En todas las Cosmogonías «el Agua» desempeña el mismo papel importante. Es la base y origen de la existencia material. Los sabios, confundiendo la palabra con la cosa, han entendido por agua la combinación química definida del oxígeno y del hidrógeno, dando así una significación específica a una palabra empleada por los ocultistas en un sentido genérico, y que se usa en la Cosmogonía en sentido metafísico y místico. El hielo no es agua, ni es vapor, a pesar de que los tres poseen precisamente la misma composición química.
3. LAS TINIEBLAS IRRADIAN LA LUZ, Y LA LUZ EMITE UN RAYO SOLITARIO EN LAS AGUAS, DENTRO DEL ABISMO DE LA MADRE. EL RAYO TRASPASA EL HUEVO VIRGEN; EL RAYO HACE ESTREMECER AL HUEVO ETERNO, Y DESPRENDE EL GERMEN NO ETERNO[199] QUE SE CONDENSA EN EL HUEVO DEL MUNDO.
El «Rayo solitario», emitido en el «Abismo de la Madre», puede tomarse en el sentido del Pensamiento Divino o la Inteligencia, impregnando al Caos. Esto, sin embargo, tiene lugar en el plano de la abstracción metafísica, o más bien en el plano donde lo que llamamos abstracción metafísica es una realidad. El «Huevo Virginal», siendo en un sentido lo abstracto de toda ova, o el poder de desenvolverse por medio de la fecundación, es eterno, y por siempre el mismo. Y justamente, así como la fecundación de un huevo tiene lugar antes que sea puesto, del mismo modo el Germen periódico no eterno, que se convierte, por último, simbólicamente, en el Huevo del Mundo, contiene en sí, cuando emerge de este símbolo, «la promesa y la potencia» del Universo entero. Aunque la idea per se es, por supuesto, una abstracción, una manera simbólica de expresarse, es un símbolo verdadero, puesto que sugiere la idea del infinito como un círculo ilimitado. Presenta ante la imaginación la pintura del Kosmos surgiendo en el espacio sin límites, un Universo sin orillas en magnitud, si bien no sin límites en su manifestación objetiva. El símil de un huevo también expresa el hecho enseñado en Ocultismo, de que la forma primordial de cada cosa manifestada, desde el átomo al globo, desde el hombre al ángel, es esferoidal; habiendo sido la esfera entre todas las naciones el emblema de la eternidad y del infinito, una serpiente mordiéndose su cola. Para comprender, sin embargo, su significación, debe uno representarse la esfera tal como se la ve desde su centro. El campo de visión o de pensamiento es a manera de una esfera cuyos radios han procedido de uno mismo en todas direcciones, y que se extiende hacia el espacio descubriendo en todo el derredor nuestro panorama sin límites. Es el círculo simbólico de Pascal y de los kabalistas, «cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna»; concepto que entra en la idea compuesta de este emblema.
El «Huevo del Mundo» es, quizás, uno de los símbolos más universalmente adoptados, siendo en alto grado sugestivo, tanto en el sentido espiritual como en el fisiológico y en el cósmico. Por lo tanto, se le encuentra en todas las teogonías del mundo asociado con el símbolo de la serpiente, siendo esta última en todas partes, tanto en filosofía como en simbolismo religioso, un emblema de la eternidad, del infinito, de regeneración, de renovación y de rejuvenecimiento, así como de la sabiduría. El misterio de la autogeneración y evolución aparentes, por medio de su propio poder creador, repitiendo en miniatura en el huevo el proceso de la evolución cósmica, siendo ambas debidas al calor y a la humedad bajo los efluvios del espíritu invisible y creador, justifica plenamente la elección de este símbolo gráfico. El «Huevo Virginal» es el símbolo microcósmico del prototipo macrocósmico, la «Virgen Madre», el Caos o el Abismo Primitivo. El Creador masculino (llámesele como se quiera) emana de la virgen femenina, la Raíz Inmaculada fecundada por el Rayo. ¿Quién habrá, versado en astronomía y en ciencias naturales, que pueda desconocer la oportunidad de tales símbolos? El Kosmos, como naturaleza receptora, es un huevo fecundado que, sin embargo, permanece inmaculado; pues desde el momento en que se le considera como sin límites, no puede tener más representación que la esférica. El Huevo Áureo se hallaba rodeado por siete elementos naturales, «cuatro manifiestos (éter, fuego, aire, agua), tres secretos». Esto se halla citado en el Vishnu Purâna, en donde a los elementos se les traduce como «Envolturas», y se añade uno secreto: Ahamkâra[200]. En el texto original no figura Ahamkâra; menciona siete Elementos sin especificar los tres últimos.
4. LOS TRES[201] CAEN EN LOS CUATRO[202]. LA RADIANTE ESENCIA VIENE A SER SIETE INTERIORMENTE, SIETE EXTERIORMENTE (a). EL LUMINOSO HUEVO[203], QUE ES TRES EN SÍ MISMO[204], CUAJA Y SE ESPARCE EN COÁGULOS BLANCOS COMO LA LECHE, POR TODA LA EXTENSIÓN DE LAS PROFUNDIDADES DE LA MADRE, LA RAÍZ QUE CRECE EN LOS ABISMOS DEL OCÉANO DE LA VIDA (b).
(a). Debemos explicar el uso de las figuras geométricas y las alusiones frecuentes a figuras en todas las escrituras antiguas, como en los Purânas, el Libro de los Muertos egipcio, y aun la Biblia. En el Libro de Dzyan, como en la Kabalah, existen dos clases de numeración que hay que estudiar: las figuras, que son con frecuencia puramente velos, y los Números Sagrados, cuyos valores son todos conocidos por los ocultistas, a través de la Iniciación. Las primeras son tan solo jeroglíficos convencionales; los segundos constituyen el símbolo fundamental de todo. Lo cual equivale a decir que las unas son puramente físicas, y puramente metafísicos los otros; estando relacionados unas y otros como la materia al espíritu, los polos extremos de la Substancia Una.
Balzac, el ocultista inconsciente de la literatura francesa, dice en alguna parte que el Número es a la Mente lo mismo que es con respecto a la materia: «un agente incomprensible». Quizás sea así respecto del profano, pero nunca para el Iniciado. El número es, como el gran escritor lo supuso, una Entidad, y al mismo tiempo un Soplo que emana de lo que él llama Dios, y que nosotros llamamos el TODO, el Soplo único que puede organizar el Cosmos físico, «en donde nada obtiene su forma más que por medio de la Deidad, la cual es un efecto del Número». Conviene citar, para instrucción del lector, las palabras de Balzac acerca de este asunto:
¿No se distinguen las creaciones más diminutas, lo mismo que las más colosales, por sus cantidades, por sus cualidades, por sus dimensiones y sus fuerzas y atributos, todo engendrado por el Número? Lo infinito de los números, es un hecho demostrado a nuestra mente, pero acerca del cual no puede darse ninguna prueba física. El matemático nos dirá que lo infinito de los números existe, pero que no es demostrable. Dios es un Número dotado de movimiento, el cual se siente pero no se demuestra… Como Unidad, encabeza los Números, con los cuales nada posee en común… La existencia del Número depende la Unidad, la cual, sin un solo Número, los engendra a todos… ¡Qué!, incapaz tanto para medir la abstracción primera que a ti la Deidad te ha concedido, como para hacerla tuya, ¿esperas todavía sujetar a tus medidas el misterio de las Ciencias Secretas que emana de aquella Deidad?… ¿Y qué es lo que, sentirías tú si yo te sumiera en los abismos del Movimiento, la Fuerza que organiza los Números? ¿Qué pensaríais si te añadiera que el Movimiento y el Número[205] son engendrados por el Verbo, la Razón Suprema de los Videntes y de los Profetas, que en la antigüedad sentían el Hálito potente de Dios, del cual es un testigo el Apocalipsis?
(b). «La Radiante Esencia se coagula y difunde al través de los Abismos del Espacio». Desde un punto de vista astronómico, es esto de fácil explicación: es la Vía Láctea, el material de los mundos, o la Materia Primordial en su forma primitiva. Es más difícil, empero, explicarlo en pocas palabras o aun líneas, desde el punto de vista de la Ciencia Oculta y del Simbolismo; pues es el más complicado de los emblemas. En él hállanse contenidos más de una docena de símbolos. Para empezar contiene el panteón completo de las cosas misteriosas[206], cada una de las cuales posee alguna significación oculta definida, extraída de la alegoría hindú del «Mazar del Océano» por los Dioses. Además, Amrita, el agua de la vida o de la inmortalidad, Surabhi, la «vaca de la abundancia», llamada «la Fuente de la leche y de los coágulos», fue extraída de este «Mar de Leche». De aquí la adoración universal de la vaca y del toro; la una, el poder productor, y el otro, el poder generador en la Naturaleza: símbolos relacionados con las deidades Solares y Cósmicas. Como las propiedades específicas para propósitos ocultos, de las «catorce cosas preciosas», son explicadas únicamente en la Cuarta Iniciación, no pueden ser mencionadas aquí; pero puede observarse lo siguiente: En el Shatapatha Brâhmana se establece que el Mazar del Océano de Leche tuvo lugar en el Satya Yuga, la primera época que siguió inmediatamente al «Diluvio». Sin embargo, como ni el Rig-Veda ni Manu —ambos anteriores al «Diluvio» de Vaivasvata, o sea el sufrido por la mayoría de la Cuarta Raza— hacen mención de este diluvio, es evidente que no es ni el Gran Diluvio, ni el que causó la desaparición de los Atlantes, ni siquiera el diluvio de Noé, el que allí se menciona. Este «Mazar» se refiere a un período anterior a la formación de la tierra, y se halla en relación directa con otra leyenda universal, cuyas varias y contradictorias versiones culminaron en el dogma cristiano de la «Guerra en los Cielos», y la «Caída de los Ángeles». Los Brâhmanas, criticados con frecuencia por los orientalistas, con sus versiones sobre los mismos asuntos, a menudo contradictorias, son, ante todo, obras preeminentemente ocultas; y de aquí que se usen intencionalmente como velos. Se permitió sobreviviesen para propiedad y uso públicos, precisamente por ser absolutamente ininteligibles para el vulgo. De otra manera habrían desaparecido de la circulación, desde los mismos días de Akbar.
5. LA RAÍZ PERMANECE, LA LUZ PERMANECE, LOS COÁGULOS PERMANECEN Y SIN EMBARGO OEAOHOO ES UNO.
«Oeaohoo» en los Comentarios se traduce por «Padre-Madre de los Dioses», o el «Seis en Uno», o la Raíz Septenaria, de que todo procede. Todo depende del acento que se da a estás siete vocales que pueden pronunciarse como una, tres o hasta siete sílabas, añadiendo una e después de la o final. Este nombre místico se publica, porque sin un dominio completo de la triple pronunciación, no produce efecto alguno.
«Es Uno» se refiere a la no separatividad de todo cuanto vive y posee su existencia, ya en el estado activo, ya en el pasivo. En un sentido, Oeaohoo es la Raíz Sin Raíz de Todo; de aquí que sea uno con Parabrahman; en otro sentido, es un nombre para la Vida Una manifestada, la Unidad Eterna viviente. La «Raíz» significa, como ya se ha explicado, el Conocimiento Puro (Sattva)[207], la eterna (nitya) Realidad incondicionada, o Sat (Satya), ya le demos el nombre de Parabrahman o el de Mûlaprakriti, pues estos son solo los dos símbolos del Uno. La «Luz» es el mismo Rayo Omnipresente y Espiritual, que ha penetrado y fecundado ahora al Huevo Divino, y convoca a la materia cósmica para que empiece su larga serie de diferenciaciones. Los «Coágulos» son la primera diferenciación: y probablemente se refieren también a aquella materia cósmica que se supone sea el origen de la Vía Láctea (la materia que conocemos). Esta «materia» que, según la revelación recibida de los Primitivos Dhyâni-Buddhas, es, durante el sueño periódico del Universo, de la tenuidad suma que puede concebir la vista del Bodhisattva perfecto; esta materia radiante y fría, se esparce por el Espacio en cuanto se inicia el despertar del movimiento cósmico, apareciendo, cuando vista desde la tierra, en forma de racimos y masas, a manera de coágulos de leche clara. Son las semillas de mundos futuros, el «material para estrellas».
6. LA RAÍZ DE LA VIDA ESTABA EN CADA GOTA DEL OCÉANO DE INMORTALIDAD[208], Y EL OCÉANO ERA LUZ RADIANTE, LA CUAL ERA FUEGO Y CALOR Y MOVIMIENTO. LAS TINIEBLAS SE DESVANECIERON Y NO FUERON MÁS; DESAPARECIERON EN SU ESENCIA: MISMA, EL CUERPO DE FUEGO Y AGUA, DEL PADRE Y LA MADRE.
Siendo la Esencia de las Tinieblas la Luz Absoluta, tómase a las Tinieblas como representación apropiada y alegórica de la condición del Universo durante el Pralaya, o sea el reposo absoluto o no ser, tal como ello aparece a nuestra razón finita. El «Fuego, el Calor y el Movimiento» de que se habla aquí, no son, por de contado, ni el fuego, ni el calor, ni el movimiento de la ciencia física, sino las abstracciones que existen bajo los mismos, los nóumenos, o el alma de la esencia de estas manifestaciones materiales; las «cosas en sí mismas», que, como confiesa la ciencia moderna, eluden por completo los medios de investigación con instrumentos de laboratorio; y que no podemos tampoco comprender con la mente, aun cuando no pueda prescindirse de admitir tales esencias en el fondo de las cosas. «Fuego y Agua, o Padre y Madre, —pueden entenderse aquí como significando el Rayo divino y el Caos—. El Caos, obteniendo sentido por esta unión con el Espíritu, resplandece de placer; y así fue producido el Protogonos [La Luz primogénita]» —dice un fragmento de Hermas—. Damascio le llama Dis, «el que dispone de todas las cosas»[209].
Según las doctrinas de los rosacruces tal como se han entendido y explicado por los profanos, y esta vez correctamente, aunque tan solo en parte, «la Luz y las Tinieblas son idénticas en sí mismas, siendo únicamente divisibles en la mente humana»; y según Roberto Fludd, «la obscuridad adoptó la iluminación con objeto de hacerse visible»[210]. Según los principios del Ocultismo oriental, las Tinieblas son la única realidad verdadera, la base y la raíz de la Luz, sin la cual esta última jamás podrá manifestarse ni siquiera existir. La Luz es Materia, las Tinieblas Espíritu puro. Las Tinieblas, en su base radical y metafísica, son luz subjetiva y absoluta; al paso que la Luz, con todo su esplendor y gloria aparentes, es tan solo una mera masa de sombras; pues nunca podrá ser eterna, y es sencillamente una ilusión o Mâyâ.
Aun en el Génesis[211], que confunde a la razón y fatiga a la ciencia, la luz es creada de las tinieblas —«y las tinieblas permanecen sobre la faz del abismo— —y no viceversa—. En él [en las tinieblas] existía la vida; y la vida era la luz de los hombres»[212]. Puede llegar un día en que los ojos humanos se abran, y entonces comprenderán mejor el versículo del Evangelio de Juan, que dice: «Y la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron». Verán entonces que la palabra «tinieblas» no se aplica a la visión espiritual del hombre, sino verdaderamente a Tinieblas, lo Absoluto, que no comprende (no puede conocer) la luz transitoria, por trascendente que sea para los ojos humanos. Demon est Deus inversus. Al diablo le llama ahora la Iglesia «tinieblas», mientras que en la Biblia, en el Libro de Job, se le da el nombre de «Hijo de Dios», la estrella resplandeciente de la mañana, Lucifer. Existe un completo sistema filosófico de artificio dogmático, en la razón por la que el primer Arcángel que brotó de las profundidades del Caos, fue llamado Lux (Lucifer), el «Hijo Luminoso de la Mañana» o Aurora Manvantárica. Fue transformado por la Iglesia en Lucifer o Satán, porque era más antiguo y de rango más elevado que Jehovah, y tenía que ser sacrificado al nuevo dogma.
7. HE AQUÍ, ¡OH LANÚ[213], AL RADIANTE HIJO DE LOS DOS, LA GLORIA, REFULGENTE SIN PAR —EL ESPACIO LUMINOSO, HIJO DEL NEGRO ESPACIO, QUE SURGE DE LAS PROFUNDIDADES DE LAS GRANDES AGUAS OBSCURAS. ÉL ES OEAOHOO, EL MÁS JOVEN, EL ***[214] (a). ÉL BRILLA COMO EL SOL, ES EL RESPLANDECIENTE DRAGÓN DIVINO DE LA SABIDURÍA. EL UNO ES CUATRO, Y CUATRO TOMA PARA SI TRES, Y LA UNIÓN PRODUCE EL SAPTA, EN QUIEN ESTÁN LOS SIETE QUE VIENEN A SER LOS TRIDASHA[215], LAS HUESTES Y LAS MULTITUDES (b). CONTÉMPLALE LEVANTANDO EL VELO Y DESPLEGÁNDOLO DE ORIENTE A OCCIDENTE. OCULTA LO DE ARRIBA Y DEJA VER LO DE ABAJO, COMO LA GRAN ILUSIÓN. SEÑALA LOS SITIOS PARA LOS RESPLANDECIENTES[216], Y CONVIERTE LO SUPERIOR[217] EN UN MAR DE FUEGO (c) SIN ORILLAS, Y EL UNO MANIFESTADO[218] EN LAS GRANDES AGUAS.
(a). «El Espacio Luminoso, Hijo del Negro Espacio, corresponde al Rayo emitido en la vibración primera de la nueva Aurora, en las grandes Profundidades Cósmicas, de donde surge diferenciado como Oeaohoo, el más joven» (la «Nueva Vida»), para convertirse al final del Ciclo de Vida en el Germen de todas las cosas. Él es «el Hombre Incorpóreo que contiene en sí mismo la Idea Divina», el generador de la Luz y de la Vida, empleando una expresión de Filón el Judío. A él se le llama el «Resplandeciente Dragón de Sabiduría», porque, en primer lugar, es lo que los filósofos griegos llamaban el Logos, el Verbo del Pensamiento Divino; y en segundo, porque en la Filosofía Esotérica, siendo esta primera manifestación la síntesis o la agregación de la Sabiduría Universal, Oeaohoo, «El Hijo del Sol», contiene en sí mismo las Siete Huestes Creadoras (los Sephiroth), y es así la esencia de la Sabiduría manifestada. «El que se baña en la Luz de Oeaohoo, jamás será engañado por el Velo de Mâyâ».
«Kwan-Shai-Yin» es idéntico y equivalente al Avalokiteshvara sánscrito, y como tal es una deidad andrógina, como el Tetragrammaton y todos los Logos de la antigüedad. Solo por algunas sectas en China se le antropomorfiza y se le representa con atributos femeninos; bajo este aspecto, se convierte en Kwari— Yin, la Diosa de Misericordia, llamada la «Voz Divina»[219]. Esta última es la deidad protectora del Tíbet y de la isla de Puto en China, en donde ambas deidades poseen cierto número de monasterios[220].
Los dioses superiores de la antigüedad son todos «Hijos de la Madre» antes de convertirse en «Hijos del Padre». Los Logos, como Júpiter o Zeus, Hijo de Cronos— Saturno, «el Tiempo Infinito» (Kâla), eran representados en su origen como masculino-femeninos. De Zeus se dice que es la «Virgen bella», y a Venus se la representa con barba. Apolo era en —su origen bisexual; lo mismo lo es Brahmâ-Vâch en Manu, y en los Purânas. Osiris se equipara con Isis, y Horus es de ambos sexos. Finalmente, en la visión de San Juan en la Revelación, el Logos, que ahora se relaciona con Jesús, es hermafrodita, puesto que se le describe como teniendo pechos de mujer. Lo mismo le pasa al Tetragrammaton o Jehovah. Pero existen dos Avalokiteshvaras en Esoterismo: el Primero y el Segundo Logos.
Ningún símbolo religioso se exime de la profanación y aun de la burla en nuestros días de política y de ciencia. En la India Meridional ha visto la autora a un natural convertido haciendo puja con ofrendas ante una estatua de Jesús vestido de mujer y con un anillo en la nariz. Al preguntar el significado de la mascarada, se nos contestó que era Jesús y María en una pieza, y que se había hecho con el permiso del Padre; pues el celoso converso no tenía dinero para comprar dos estatuas o «ídolos», como fueron llamados con mucha razón por un testigo, el cual era otro hindú no convertido. Esto parecerá una blasfemia al cristiano dogmático; pero el teósofo y el ocultista deben conceder la palma de la lógica al hindú converso. El Christos esotérico en la Gnosis carece, por supuesto, de sexo; pero en la teología exotérica es andrógino.
(b). El «Dragón de Sabiduría» es el Uno, el «Eka»[221] o Saka. Es curioso que el nombre de Jehovah en hebreo sea también Uno, Achad. «Su nombre es Achad» dicen los Rabinos. Decidan los filólogos cuál de los dos es derivado del otro lingüística y simbólicamente hablando; con toda seguridad no será el sánscrito. El «Uno» y el «Dragón» son expresiones usadas por los antiguos, en conexión con sus Logos respectivos. Jehovah —esotéricamente Elohim— es también la Serpiente o Dragón que tentó a Eva; y el Dragón es un antiguo emblema de la Luz Astral (el Principio Primordial), «que es la Sabiduría del Caos». No reconoce la filosofía arcaica al Bien ni al Mal como poder fundamental o independiente, sino que partiendo del Todo Absoluto (eterna Perfección Universal), deriva a los dos, siguiendo el curso de la evolución natural, de la Luz pura, condensándose gradualmente en la forma, y de aquí convirtiéndose en la Materia o el Mal. A los primeros e ignorantes padres Cristianos, cupo el degradar la idea filosófica y altamente científica de este emblema, en la superstición absurda llamada el «Diablo». La tomaron de los zoroastrianos del último período, que veían diablos o el Mal en los Devas indos; y la palabra Evil (Mal) convirtióse así, por una doble transmutación, en D'Evil (Diablos, Diable, Diavolo, Teufel). Pero los paganos han dado siempre muestras de discernimiento filosófico en lo referente a sus símbolos. El símbolo primitivo de la serpiente ha representado siempre la Sabiduría divina y la perfección, y siempre se le ha mirado como equivalente a Regeneración psíquica y a Inmortalidad. De aquí que Hermes haya llamado a la serpiente el más espiritual de todos los seres; Moisés, iniciado en la sabiduría de Hermes, ha seguido el mismo camino en el Génesis; siendo la serpiente de los gnósticos con las siete vocales sobre su cabeza, el emblema de las siete jerarquías de los Creadores Septenarios o Planetarios. De ahí también la serpiente inda Shesha o Ananta, el Infinito, un nombre de Vishnu, y su primer Vâhana, o vehículo, sobre las Aguas Primordiales. Sin embargo, lo mismo que los Logoi y las Jerarquías de Poderes, esas serpientes han de distinguirse unas de otras. Shesha o Ananta, el «Lecho de Vishnu», es una abstracción alegórica simbolizando al Tiempo infinito en el Espacio, que contiene el Germen y lanza periódicamente la floración de este Germen, el Universo manifestado; al paso que el Ophis gnóstico contiene el mismo triple simbolismo en sus siete vocales, como el Oeaohoo de una, y de tres y de siete sílabas de la doctrina arcaica, a saber: el Primer Logos Inmanifestado, el Segundo Manifestado, el Triángulo concretándose en el Cuaternario o Tetragrammaton, y los Rayos de éste en el plano material.
Sin embargo, todos ellos establecen una diferencia entre la Serpiente Buena y la mala (la luz Astral de los cabalistas); la primera, la encarnación de la Sabiduría divina en la región de lo Espiritual; y la segunda, el Mal, en el plano de la Materia. Pues la Luz Astral, o el Éter de los antiguos paganos (el nombre de Luz Astral es completamente moderno), es el Espíritu-Materia. Comenzando en el plano puro espiritual, se hace más grosera a medida que desciende, hasta que se convierte en Mâyâ, o la serpiente tentadora y engañosa en nuestro plano. Jesús aceptó la serpiente como un sinónimo de Sabiduría, y esto formó parte de sus enseñanzas «Sed sagaces como la serpiente, —dice—. En el principio, antes de que la Madre se convirtiera en Padre-Madre, el Dragón de Fuego se movía solo en los infinitos»[222]. El Aitareya Brâhmana llama a la Tierra Sarparâjni, la «Reina Serpiente» y la «Madre de todo cuanto se mueve. —Antes que nuestro globo asumiera la forma de huevo (y también el Universo)—, un largo rastro de polvo Cósmico (o niebla ígnea) se movía y retorcía como una serpiente en el Espacio». El «Espíritu de Dios moviéndose en el caos» fue simbolizado por todas las naciones bajo la forma de una serpiente de fuego, exhalando fuego y luz sobre las aguas primordiales, hasta haber incubado la materia cósmica y hacerla asumir la forma anular de una serpiente con la cola en su boca; la cual simboliza, no solamente la Eternidad y el infinito, sino también la forma globular de todos los cuerpos formados en el Universo, de aquella niebla de fuego. El Universo, lo mismo que la Tierra y que el Hombre, arrojan periódicamente, a manera de las serpientes, sus antiguas pieles, para revestir otras nuevas después de un período de reposo. Seguramente no es esta imagen de la serpiente menos graciosa o más prosaica que la oruga y la crisálida, de la cual brota la mariposa, el emblema griego de Psyche, el alma humana. También era el Dragón el símbolo del Logos entre los egipcios, sucediendo lo mismo entre los gnósticos. En el Libro de Hermes, Pymander, el más antiguo y el más espiritual de los Logos del Continente occidental, se representa a Hermes bajo la forma de un Dragón ígneo de «Luz, Fuego y Llama». Pymander, el «Pensamiento Divino» personificado, dice:
La luz soy yo; yo soy en Nous [la Mente o Manu]; yo soy tu Dios, soy mucho más antiguo que el principio humano que escapa de la sombra [Tinieblas, o la Deidad oculta]. Yo soy el germen del pensamiento, el Verbo resplandeciente, el Hijo de Dios. Todo cuanto así ves y oyes en ti, es el Verbum del Maestro, es el Pensamiento [Mahat], el cual es Dios, el Padre[223]. El Océano celestial, el Æther… es el aliento del Padre, el principio que da la vida, la Madre, el Espíritu Santo…, pues éstos no están separados, y su unión es la Vida.
Encontramos aquí el eco inequívoco de la Doctrina Secreta arcaica, tal como se expone en la actualidad. Solo que esta última no coloca a la cabeza de la Evolución de la Vida al «Padre» que viene el tercero y es el «Hijo de la Madre», sino al «Eterno e Incesante Hálito del TODO. Mahat (el Entendimiento, la Mente Universal, el Pensamiento, etc.), antes de manifestarse como Brahmâ o Shiva, aparece como Vishnu, dice Sânkhya Sâra[224]. De aquí que tenga varios aspectos, lo mismo que los tiene el Logos. Mahat es llamado el Señor en la Creación Primaria, y en este sentido es el Conocimiento Universal o el Pensamiento Divino; pero “aquel Mahat que fue producido primero, —es llamado (después) Egoísmo, cuando nace como (el sentimiento mismo del—) Yo”, que se dice ser, la “Segunda Creación”»[225]. Y el traductor (un hábil y sabio brahmán, no un orientalista europeo) dice en una nota al pie: «o sea cuando Mahat se desenvuelve en el sentimiento de la Propia-Conciencia —Yo—, entonces asume el nombre de Egoísmo», lo que traducido a nuestra fraseología esotérica significa que cuando Mahat se transforma en el Manas humano (o aun en el de los dioses finitos), se convierte en Aham-ismo[226]. La razón de por qué es llamado el Mahat de la creación Segunda (o la Novena, el Kaumâra en el Vishnu Purâna) se explicará más adelante.
(c). «El Mar de Fuego» es, pues, la Luz Super-Astral (o sea Noumenal), la radiación primera de la Raíz Mûlaprakriti, la Substancia Cósmica no diferenciada que se convierte en Materia Astral. También es llamada la «Serpiente de Fuego», tal como se ha descrito antes. Si se tiene presente que tan solo existe Un Elemento Universal infinito, innato e inmortal, y que todo el resto —como en el mundo de los fenómenos— son tan solo múltiples aspectos y transformaciones diferenciadas (correlaciones las llaman hoy) de esa Unidad, desde los efectos macrocósmicos a los efectos microcósmicos; desde los seres sobrehumanos hasta los humanos y subhumanos, la totalidad, en resumen, de la existencia objetiva, desaparecerá entonces la dificultad primera y principal, y la Cosmología Oculta podrá ser dominada. Tanto en la Teogonía egipcia como en la india, ha existido una Deidad Oculta, el UNO, y un dios creador andrógino; siendo Shoo el dios de la creación, y Osiris, en su forma primaria y original, el dios «cuyo nombre es desconocido»[227].
Todos los kabalistas y ocultistas, orientales y occidentales, reconocen: (a), la identidad del «Padre-Madre» con el Æther Primordial o Âkâsha (Luz Astral); y (b), su homogeneidad antes de la evolución del «Hijo, —Fohat cósmicamente, pues es la Electricidad Cósmica—. Fohat endurece y dispersa a los Siete Hermanos»[228], lo cual significa que la Entidad Eléctrica Primordial —pues los ocultistas orientales insisten en que la Electricidad es una Entidad— electriza, comunicándole la vida, y separa en átomos al material primordial o materia pregenética, siendo estos átomos el origen de toda vida y conciencia. «Existe un agente único universal de toda forma y de toda vida, el cual es llamado Od, Ob y Aour[229], activo y pasivo, positivo y negativo, como el día y la noche: es la primera luz en la Creación» (Eliphas Lévi) —la «luz primera» del Elohim primordial, el Adam «andrógino», o (científicamente) la Electricidad y la Vida.
Los antiguos lo han representado por una serpiente, porque «Fohat silba cuando se desliza de un punto a otro» en zigzag. La Kabalah lo representa con la letra Hebrea Teth, cuyo símbolo es la serpiente, que ha desempeñado un papel tan principal en los Misterios. Su valor universal es nueve, porque es la novena letra del alfabeto, y la novena puerta de los cincuenta portales o pórticos que conducen a los misterios ocultos del ser. Es el agente mágico por excelencia, y en la filosofía Hermética designa «la Vida infundida en la Materia Primordial», la esencia que constituye todas las cosas, y el espíritu que determina sus formas. Pero existen dos operaciones herméticas secretas, una espiritual y otra material, correlativas y por siempre unidas. Como dice Hermes:
Tú separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo sólido…, lo que asciende de la tierra a los cielos y desciende de nuevo de los cielos a la tierra… Ella [la luz sutil] es la potencia de cada fuerza, puesto que domina todas las cosas sutiles y penetra en todo lo sólido. Así fue formado el mundo.
No fue Zenón, el fundador del sistema de los estoicos, el único que enseñó que el Universo se desenvuelve, y su Substancia primera se transforma del estado de fuego en el de aire, después en el de agua, etc. Heráclito de Éfeso sostenía que el único principio existente bajo todos los fenómenos de la Naturaleza es el fuego. La inteligencia que mueve al Universo es el fuego, y el fuego es inteligencia. Y mientras Anaxímenes dice lo mismo respecto del aire, y Thales de Mileto, (600 años antes de Cristo) lo dice acerca del agua, la Doctrina Esotérica reconcilia a todos estos filósofos demostrando que a pesar de estar en lo justo cada cual en su respectivo sistema, ninguno de éstos, sin embargo, era completo.
8. ¿DÓNDE ESTABA EL GERMEN Y DONDE ESTABAN ENTONCES LAS TINIEBLAS? ¿EN DÓNDE ESTÁ EL ESPÍRITU DE LA LLAMA QUE ARDE EN TU LÁMPARA, ¡OH, LANÚ!? EL GERMEN ES AQUELLO, Y AQUELLO ES LA LUZ; EL BLANCO HIJO RESPLANDECIENTE DEL OBSCURO PADRE OCULTO.
La contestación a la primera pregunta, sugerida por la segunda, que es la réplica del maestro al discípulo, contiene, en una sola frase, una de las verdades más esenciales de la filosofía oculta. Indica la existencia de cosas imperceptibles a nuestros sentidos físicos, y que son de mucha mayor importancia, más reales y más permanentes que las perceptibles. Antes que el Lanú pueda comprender el problema trascendentalmente metafísico contenido en la pregunta primera, debe ser capaz de contestar a la segunda, en la cual se halla precisamente la clave para responder correctamente a la anterior.
En el Comentario sánscrito a esta Estancia, son muchos los términos que se usan para el principio oculto y no revelado. En los manuscritos más primitivos de la literatura hindú, esta Deidad Abstracta no revelada no tiene nombre. Se la llama generalmente «Aquello» (Tad, en sánscrito), y significa todo lo que es, era o será, o que puede ser concebido así por la mente humana.
Entre tales denominaciones empleadas —por supuesto, tan solo en la Filosofía Esotérica— como las «Tinieblas insondables», el «Torbellino», etc., también se la llama «Lo del Kâlahansa», el «Kâlaham-sa» y hasta el «Kâli Hamsa» (el Cisne Negro). Aquí la m y la n son permutables, y ambas suenan como la nasal francesa an o am. Lo mismo que en el hebreo, muchas palabras misteriosas y sagradas en sánscrito, no dicen más al oído profano que cualquier palabra ordinaria, puesto que se hallan ocultas a modo de anagramas o de otra manera. Esta palabra Hansa o Hamsa es precisamente un caso de éstos. Hamsa equivale a «A-hamsa», tres palabras que significan «Yo soy Él»; al paso que dividida de otra manera se leerá «So-ham» «Él [es] Yo». En esta sola palabra se halla contenido el misterio universal, la doctrina de la identidad de la esencia del hombre con la esencia divina, para aquel que comprende el lenguaje de la sabiduría. De aquí el emblema y la alegoría acerca de Kâlahansa (o Hamsa), y el nombre dado a Brahman (neutro) y posteriormente al Brahmâ masculino, de Hansa-Vâhara, «el que usa al Hamsa como su vehículo». La misma palabra puede ser leída «Kâlaham-sa» o «yo soy yo; en la eternidad del Tiempo», respondiendo al bíblico o más bien al zoroastriano «yo soy lo que soy». La misma doctrina se encuentra en la Kabalah, como lo demuestra el siguiente extracto de un manuscrito inédito, por Mr. S. Liddell McGregor Mathers, el sabio kabalista:
Los tres pronombres avh hta yba Hua, Atch, Ani —Él, tú, Yo— se usan para simbolizar las ideas del Macroprosopus y Microprosopus en la Kabalah hebrea. Hua, «El», se aplica al Macroprosopus escondido y oculto; Ateh, «Tú», al Microprosopus, y Ani «Yo», al último, cuando se le representa como hablando. (Véase Lesser Holy Assembly, 204 y sig)… Es digno de observarse que cada uno de estos nombres consta de tres letras, de las cuales la letra Alleph a A, forma la conclusión de la primera palabra Hua y el principio de las de Atah y Ani, como si fuera el lazo de conexión entre ellas. Pero a es el símbolo de la Unidad, y por consiguiente, de la idea invariable de lo Divino operando por medio de todas ellas. Pero tras de la a en el nombre Hua están las letras v y h, los símbolos de los números Seis y Cinco, el Macho y la Hembra, el Exagrama y el Pentagrama. Y los números de estas tres palabras. Hua, Ateh, Ani, son 12, 405 y 61, los cuales hállanse reasumidos en los números clave 3, 10 y 7, por la Kabalah de las Nueve Cámaras que es una forma de la regla exegética de Temura.
Inútil es intentar la explicación completa del misterio. Los materialistas y los modernos hombres de ciencia jamás lo comprenderán, desde el momento en que, para obtener una percepción clara de ello, ha de admitirse ante todo el postulado de una Deidad universalmente difundida, omnipresente y eterna en la Naturaleza; en segundo lugar, ha de profundizarse el misterio de la electricidad en su verdadera esencia; y en tercer término, conceder que el hombre es el símbolo septenario, en el plano terrestre, de la Gran Unidad Una, el Logos, que es el signo de Siete vocales, el Aliento cristalizado en el Verbo[230]. Quien crea en todo esto, ha de creer también en las combinaciones múltiples de los siete planetas del Ocultismo y de la Kabalah, con los doce signos zodiacales; y tiene que atribuir, como hacemos nosotros, a cada planeta y a cada constelación, una influencia que, según las palabras de Mr. Ely Star (astrólogo francés), «le es propia, benéfica o maléfica, según el Espíritu planetario que le rige, el cual, a su vez, es capaz de influir sobre los hombres y las cosas que se hallan en armonía con él y que le son afines». Por estas razones, y creyendo pocos en lo anterior, todo lo que podemos decir ahora es que en ambos casos el símbolo de Hamsa (ya sea Yo, Él, Oca o Cisne) es un símbolo importante que representa, entre otras cosas, la Sabiduría Divina, la Sabiduría en las Tinieblas fuera del alcance de los hombres. En lo exotérico, Hamsa, como sabe todo indo, es un ave fabulosa a la que, cuando se le da leche mezclada con agua (en la alegoría), las separa, bebiéndose la leche y dejando el agua, mostrando así sabiduría propia; pues la leche representa simbólicamente al espíritu, y el agua a la materia.
La antigüedad remotísima de esta alegoría se demuestra con la mención en el Bhâgavata Purâna, de cierta casta llamada Hamsa o Hansa, que era la «casta única» por excelencia, cuando en épocas muy lejanas, entre las brumas de un pasado olvidado, no existía entre los indos más que «Un Veda, Una Deidad y Una Casta». También existe una cordillera en los Himalayas, descrita en los antiguos libros como situada al Norte del Monte Meru, llamada Hamsa, y relacionada con episodios pertenecientes a la historia de los misterios religiosos y de las iniciaciones. En cuanto a Kâlahansa, el supuesto vehículo de Brahmâ-Prajâpati en los textos exotéricos y en las traducciones de los orientalistas, es del todo erróneo; Brahman, el neutro, es llamado por ellos Kâlahansa; y Brahmâ, el masculino, Hansa-vâhana, porque ciertamente, «su vehículo es un cisne o ganso»[231]. Esto es una glosa puramente exotérica. Esotérica y lógicamente, si Brahman, el infinito, es todo cuanto describen los orientalistas, y si en armonía con los textos vedantinos es una deidad abstracta, en manera alguna caracterizada con atributos humanos; y si a la vez se sostiene que es llamada Kâlahansa, ¿cómo puede entonces convertirse en el Vâhan de Brahmâ, el dios finito manifestado? Es completamente lo contrario. El «Cisne o Ganso» (Hansa) es el símbolo de la deidad masculina o temporal, Brahmâ, la emanación del Rayo primordial, al que se hace servir como Vâhan o Vehículo para el Rayo Divino, que de otro modo no podría manifestarse en el Universo, puesto que él mismo es una emanación de las Tinieblas (para nuestra inteligencia humana, en todo evento). Así, pues, Brahmâ es Kâlahansa, y el Rayo, Hansa-vâhana.
También es igualmente significativo el extraño símbolo elegido; siendo la verdadera significación mística la idea de una matriz universal, figurada por las Aguas Primordiales del Abismo o la abertura para la recepción, y subsiguientemente para la salida, de aquel Rayo Uno (el Logos), que contiene en sí los otros Siete Rayos Procreadores o Poderes (los Logoi o Constructores). De aquí que los rosacruces eligieran el ave acuática, sea cisne o pelícano[232], con siete pequeños, por símbolo, modificado y adaptado a la religión de cada país. Ain-Suph es llamado en el Libro de los Números[233] el «Alma de fuego del Pelícano». Aparece con cada Manvantara como Nârâyana o Svâyambhuva, el Existente por Sí, y penetrando en el Huevo del Mundo, surge del mismo al final de la divina incubación, como Brahmâ o Prajâpati, el progenitor del Universo futuro, en el cual se extiende. Él es Purusha (el Espíritu), pero también es Prakriti (la Materia). Por lo tanto únicamente después de haberse dividido él mismo en dos mitades, Brahmâ Vâch (la hembra), y Brahmâ-Virâj (el macho), es cuando el Prajâpati se convierte en el Brahmâ masculino.
9. LA LUZ ES LLAMA FRÍA, Y LA LLAMA ES FUEGO Y EL FUEGO PRODUCE CALOR QUE DA LUGAR AL AGUA —EL AGUA DE VIDA EN LA GRAN MADRE[234].
Debe tenerse presente que las palabras «Luz», «Llama» y «Fuego» han sido adoptadas por los traductores del vocabulario de los antiguos «Filósofos del Fuego»[235] con objeto de expresar mejor la significación de los términos y símbolos arcaicos empleados en el original. De otra manera, hubieran permanecido por completo ininteligibles para el lector europeo. Sin embargo, para un estudiante Ocultista, los términos mencionados serán bastante claros.
Todos éstos —«la Luz», «la Llama», «el Frío», «el Fuego», «el Calor», «el agua» y «el agua de Vida»— son en nuestro plano el linaje, o como diría un físico moderno, las correlaciones de la Electricidad. ¡Poderosa palabra y símbolo todavía más potente! Generador sagrado de una sucesión no menos sagrada; del Fuego, el creador, el conservador y el destructor; de la Luz, la esencia de nuestros divinos antecesores; de la Llama, el Alma de las cosas. La Electricidad es la Vida Una en el peldaño superior, del Ser, y el Fluido Astral, el Athanor de los alquimistas, en el inferior; Dios y Diablo, el Bien y el Mal.
Ahora bien: ¿por qué se llama a la Luz «Llama Fría»? Porque en el orden de la Evolución Cósmica (según enseña el Ocultismo), la energía que obra sobre la materia después de su primera formación en átomos, es generada en nuestro plano por el Calor Cósmico; y porque el Cosmos, en el sentido de materia disgregada, no existía antes de aquel período. La primera Materia Primordial, eterna y coeva con el Espacio, «la cual no tiene ni principio ni fin, ni [es] caliente ni fría, sino que es de su propia naturaleza especial», dice el Comentario. El calor y el frío son cualidades relativas y pertenecen a los reinos de los mundos manifestados, todos procedentes del Hyle manifestado, al cual, en su aspecto en absoluto latente, se hace referencia como a la «Virgen Fría», y cuando ya despierto a la vida, como a la «Madre». Los antiguos mitos cosmogónicos occidentales declaran que al principio tan solo existía niebla fría (el Padre), y el limo prolífico (la Madre, Ilus o Hyle), de donde salió deslizándose la Serpiente del Mundo (la Materia)[236]. La Materia Primordial, pues, antes de surgir del plano de lo que jamás se manifiesta, y de despertar al estremecimiento de la acción bajo el impulso de Fohat, es tan solo «una radiación fría, incolora, sin forma, insípida y desprovista de toda cualidad y aspecto». Así es también su Primogenitura, los «Cuatro Hijos», que «son Uno y se convierten en Siete»; las Entidades por cuyas calificaciones y nombres los antiguos ocultistas orientales han llamado a los cuatro de los siete «Centros de Fuerza» primarios, o Átomos, que se desarrollan últimamente en los grandes «Elementos» Cósmicos, ahora divididos en los setenta subelementos conocidos por la Ciencia. Las cuatro «Naturalezas Primarias» de los primeros Dhyân Chohans son llamadas (a falta de mejores términos) Âkâshica, Etérea, Acuosa e Ígnea. Corresponden, en la terminología del Ocultismo práctico, a las definiciones científicas de los gases, y pueden definirse, para dar una idea clara tanto a los ocultistas como a los profanos, como parahidrogénica[237], paraoxigénica, oxhidrogénica y ozónica, o quizás nitroozónica; siendo estas últimas fuerzas o gases (en Ocultismo, substancias suprasensibles, aunque atómicas) las de mayor efecto y las más activas cuando imprimen su energía en el plano de la materia más groseramente diferenciada. Estos elementos son a la vez electropositivos y electronegativos. Éstos y otros muchos son probablemente los eslabones que a la química le faltan. En la alquimia son conocidos por otros nombres, así como por los ocultistas que ponen en práctica poderes fenomenales. Combinando y recombinando o disociando en cierto modo los «Elementos», por medio del Fuego Astral, es como se producen los mayores fenómenos.
10. EL PADRE-MADRE TEJE UNA TELA, CUYO EXTREMO SUPERIOR ESTÁ UNIDO AL ESPÍRITU[238], LUZ DE LA OBSCURIDAD ÚNICA. Y EL INFERIOR A LA MATERIA, SU EXTREMIDAD DE SOMBRAS[239]. ESTA TELA ES EL UNIVERSO, TEJIDO CON LAS DOS SUBSTANCIAS HECHAS EN UNO, QUE ES SVABHÂVAT.
En el Mândukaya Upanishad[240] se dice: «Así como una araña extiende y recoge su tela; así como brotan las hierbas en el terreno… del mismo modo es el Universo derivado de aquel que no decae», Brahmâ, pues el «Germen de las Tinieblas desconocidas» es el material del cual todo se desenvuelve y desarrolla «como la tela de la araña, como la espuma del agua», etc. Esto es tan solo gráfico y real cuando el término Brahmâ, el «Creador» es derivado de la raíz brih, aumentar o extenderse. Brahmâ «se extiende» y se convierte en el Universo tejido de su propia substancia.
La misma idea ha sido hermosamente expresada por Goethe, que dice:
Así al crujiente telar del Tiempo me someto
Y tejo para Dios la vestidura con que has de verle.
11. SE ENSANCHA[241], CUANDO EL SOPLO DE FUEGO[242] SE EXTIENDE SOBRE ELLA; Y SE CONTRAE CUANDO EL ALIENTO DE LA MADRE[243] LA TOCA. LOS HIJOS[244] SE DISGREGAN ENTONCES Y SE ESPARCEN, PARA VOLVER AL SENO DE SU MADRE AL FINAL DEL GRAN DÍA, Y SER DE NUEVO UNOS CON ELLA. CUANDO LA TELA SE ENFRÍA, SE HACE RADIANTE. SUS HIJOS SE DILATAN Y CONTRAEN DENTRO DE SÍ MISMOS Y EN SUS CORAZONES; ELLOS ABARCAN LO INFINITO.
La expansión del Universo bajo la acción del «Soplo de Fuego» es muy sugestiva a la luz del período de la niebla de fuego, de que tanto habla la ciencia moderna, sabiendo en realidad tan poco.
El calor intenso quebranta los elementos compuestos, y resuelve los cuerpos celestes en su Elemento Uno primordial, según explica el Comentario.
«Una vez desintegrado en su constituyente primitivo, por entrar en el radio de atracción y de alcance de un foco o centro de calor [energía], de los cuales muchos son llevados de un lado a otro en el espacio, un cuerpo, ya sea vivo o muerto, será vaporizado y se mantendrá en el Seno de la Madre, hasta que recogiendo Fohat unos cuantos agregados de Materia Cósmica [nebulosas], lo ponga de nuevo en movimiento dándoles un impulso, desarrolle el calor requerido, y entonces le abandone para que siga su propio nuevo desarrollo».
La expansión y contracción de la «Tela», esto es, el material de mundos, o átomos, expresa aquí el movimiento de pulsación; porque es la contracción y expansión regular del Océano infinito y sin orillas, de lo que podemos llamar el nóumeno de la Materia, emanado por Svabhâvat, causa de la vibración universal de los átomos. Pero también sugiere algo más. Prueba que los antiguos conocían lo que en la actualidad es un enigma para muchos sabios y en especial para los astrónomos: la causa de la ignición primera de la materia, o del material de los mundos, la paradoja del calor producido por la contracción refrigerante y otros enigmas cósmicos semejantes; pues indica de una manera inequívoca que los antiguos poseían conocimiento de esos fenómenos, «Existe calor interno y calor externo en cada átomo, el Hálito del Padre [Espíritu], y el Hálito [o calor] de la Madre [Materia]»; dicen los Comentarios manuscritos a los que la escritora ha tenido acceso; y figuran en ellos explicaciones que demuestran ser errónea la teoría moderna de la extinción de los fuegos solares, por pérdida de calor debida a la radiación. La hipótesis es falsa, y hasta los mismos sabios lo admiten; pues como el profesor Newcomb indica[245], «al perder calor un cuerpo gaseoso se contrae, y el calor producido por la contracción excede al que tiene que perder para contraerse». Esta paradoja de que un cuerpo se caliente cada vez más a medida que es mayor la disminución de volumen producida por el enfriamiento, ha dado lugar a largas polémicas. El calor sobrante se ha dicho que se perdía por radiación; y suponer que la temperatura no desciende pari passu con una disminución de volumen, bajo una presión constante, es no tener para nada en cuenta la ley de Charles. La contracción desarrolla calor, es cierto; pero la contracción (por enfriamiento) es incapaz de desarrollar la totalidad de calor que en cualquier tiempo exista en la masa, o de mantener un cuerpo a una temperatura constante, etc. El profesor Winchell trata de reconciliar la paradoja —en realidad tan solo aparente— como lo ha probado J. Homer Lane[246], suponiendo «algo además del calor». «¿No puede ser acaso —pregunta— una simple repulsión entre las moléculas, que varíe según alguna ley de distancia?»[247]. Pero aun esto se verá que es irreconciliable, a menos que este «algo además del calor» sea denominado «Calor Sin Causa», el «Hálito de Fuego», la Fuerza omnicreadora, más la Inteligencia Absoluta, lo cual no es probable acepte la ciencia física. Sea como fuere, la lectura de esta Estancia demuestra que, no obstante su fraseología arcaica, es más científica que la misma ciencia moderna.
12. ENTONCES SVABHÂVAT ENVÍA A FOHAT PARA ENDURECER LOS ÁTOMOS. CADA UNO[248] ES UNA PARTE DE LA TELA[249]. REFLEJANDO AL «SEÑOR QUE EXISTE POR SÍ MISMO»[250], COMO UN ESPEJO, CADA CUAL A SU VEZ VIENE A SER UN MUNDO[251].
Fohat endurece los Átomos; o sea, infundiéndoles energía, esparce los «Átomos» o la Materia Primordial. «Él se disemina mientras esparce la materia en forma de Átomos».
Por medio de Fohat, se imprimen en la Materia las ideas de la Mente Universal. Puede lograrse alguna ligera noción referente a la naturaleza de Fohat, por la denominación de «Electricidad Cósmica», que algunas veces se le aplica; pero en este caso, a las propiedades conocidas de la Electricidad en general, deben añadirse otras, incluyendo la inteligencia. Es interesante hacer observar que la ciencia moderna ha llegado a la conclusión de que toda cerebración y actividad del cerebro son acompañadas por fenómenos eléctricos.