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La última obra de Darwin «La Expresion de las emociones en el hombre y
en los animales,» no es, en cierto modo, más que el complemento de su
trabajo sobre la descendencia del hombre. Tal vez habrian ganado ambas
publicaciones publicándose juntas, ya que lo verdaderamente importante y
original de la más reciente es que viene á ratificar con nuevos
argumentos la teoría transformista en su aplicacion á nuestra especie.
Estos últimos estudios han permitido al naturalista inglés determinar
con más exactitud muchas fases de la evolucion humana: ha recopilado,
por ejemplo, un número considerable de observaciones para probar que los
principales modos de expresion son comunes á todas las razas de nuestra
especie, y de este hecho deduce consecuencias favorables á la hipótesis
de la unidad de orígen. El tronco único del que han descendido todos
los tipos actualmente vivos, debia ser, segun los argumentos deducidos
del análisis y la comparacion de las expresiones, ya completamente
humano, bajo el punto de vista morfológico, en la época en que empezaron
á divergir unas de otras las diferentes razas humanas. Además, la
expresion de ciertos sentimientos, tales como la cólera ó la
desconfianza, hace suponer que el hombre procede de animales
acostumbrados á defenderse y luchar con los dientes. Este es el único
medio de explicar el por qué, en la cólera, los labios se encogen y
dejan descubiertos los dientes, como para morder y desgarrar una presa;
el por qué, en la desconfianza, el labio superior se contrae á un lado
dejando ver uno de los caninos. Tales actos son evidentemente, en el
hombre, restos de costumbres hereditarias que han sobrevivido á las
causas que las produjeron, y que pueden considerarse, del mismo modo que
los órganos rudimentarios, como últimos vestigios de antiguos órganos
que, gradualmente, han llegado á sernos inútiles.
Algunos naturalistas y filósofos hablan fijado ya su atencion en
estos hechos, y tratado de explicarlos, más ó ménos satisfactoriamente.
Darwin no se ha limitado á aprovecharse de las observaciones de sus
predecesores, sino que por sí mismo ha practicado numerosas cuanto
detalladas investigaciones; ha observado los fenómenos de expresion en
muchas especies de animales, y sus vastísimos conocimientos en ciencias
naturales le han permitido recoger inapreciables datos sobre las
especies restantes. Ha llegado á someter sus propios hijos á sus
numerosos experimentos. Trabando relaciones con habitantes de las
regiones en que aun viven tribus salvajes, ha logrado comparar los
movimientos fisiognómicos de las diferentes ramas de la humanidad,
cerciorándose de su identidad ó semejanza. Se ha informado
detalladamente de los fenómenos de expresion más notables de los locos,
estudio curiosísimo bajo este punto de vista, ya que casi siempre
obedecen ciegamente á los impulsos de una pasion predominante.
Finalmente, más de una vez ha recurrido á la expresion de los
sentimientos en las obras maestras del arte y en las descripciones de
poetas y novelistas. No ha desechado ni olvidado ninguna de las fuentes
en que podia encontrar datos para hacer su obra más sólida y más
completa.
Su teoría consiste en reducir á tres principios generales la
explicacion de todos los fenómenos de expresion. Es el primero el de la
asociacion de hábitos útiles al individuo; da al segundo el nombre de principio de antitesis;
el tercero es el de las acciones que, independientes de la voluntad y
casi hasta de las costumbres, se refieren esencialmente á la
constitucion del sistema nervioso.