La teoría de la evolución

Parte II

PARTE II [13]

§§IV. V. SOBRE LAS PRUEBAS APORTADAS POR LA GEOLOGÍA

Parto de la premisa de que, de acuerdo con la opinión generalmente aceptada, los innumerables organismos que pueblan este mundo son el resultado de sendos actos de creación. Dado que no sabemos nada acerca de la… voluntad de un Creador, no vemos ninguna razón por la cual deba existir relación alguna entre los organismos creados de este modo; dicho de otra forma, podrían haber sido creados con arreglo a cualquier plan. Pero sería sorprendente que ese plan se correspondiera con el que resultaría de la descendencia de grupos de organismos a partir de unos mismos progenitores, de acuerdo con las circunstancias que acabamos de intentar desarrollar.

Con igual probabilidad decían los antiguos cosmogonistas que los fósiles fueron creados, tal como ahora los vemos, con una falsa semejanza con los seres vivos; ¿qué diría el astrónomo de la doctrina según la cual los planetas se mueven, no de acuerdo con la ley de la gravitación[14], sino por la voluntad infundida por el Creador en cada uno de ellos para que se desplacen siguiendo sus órbitas particulares? Creo que tal proposición (si suprimimos todos los prejuicios) sería tan legítima como admitir que ciertos grupos de organismos vivos y extintos, en su distribución, su estructura y sus relaciones entre ellos y con las condiciones externas, se ajustan a la teoría y revelan signos de ascendencia común, y sin embargo fueron creados en actos separados. Mientras se creyó imposible que los organismos variasen, o que alguno se adaptara a otros organismos de una forma compleja, y que sin embargo se mantuvieran separados de ellos por una infranqueable barrera de esterilidad, era justificable, incluso con alguna apariencia en favor de una ascendencia común, admitir una creación separada de acuerdo con la voluntad de un Creador Omnisciente; o, pues es la misma cosa, decir con Whewell que el principio de todas las cosas sobrepasa la comprensión del hombre. En las secciones anteriores he intentado demostrar que esa variación o especificación no es imposible, más aún, desde muchos puntos de vista es absolutamente probable. Entonces, ¿qué pruebas pueden aducirse en su favor y cuáles esgrimirse en su contra? Con nuestro imperfecto conocimiento de las edades pretéritas [sin duda habrá alguna] sería extraño que la imperfección no hubiera creado alguna evidencia desfavorable.

Esbozar el pasado; comenzar con los hechos que parecen hostiles a la luz del conocimiento actual; luego proceder con la geografía, la distribución; el orden de aparición; las afinidades; la morfología, etcétera.

Nuestra teoría requiere una introducción muy gradual de las formas nuevas, y la exterminación de las viejas (sobre lo que volveremos). La exterminación de las viejas a veces puede ser rápida, pero la introducción nunca. En los grupos que descienden de un progenitor común, nuestra teoría requiere una gradación perfecta de formas que no difieran más que las variedades de vacas, o de patatas o de coles. No quiero decir que tenga que haber existido una serie gradual de animales intermedios entre el caballo, el ratón, el tapir, el elefante [o las gallinas y el pavo real], sino que éstos deben tener un progenitor común, y entre el caballo y este progenitor, etcétera, pero el progenitor común podría haber diferido más de ambos de lo que los dos difieren entre sí en la actualidad. Ahora bien, ¿con qué pruebas contamos? Tan perfecta es la gradación en ciertos ámbitos, que algunos naturalistas creen que, en el caso de algunas grandes divisiones, si se pudieran recolectar todas las formas existentes se obtendría un aproximación muy cercana a una gradación perfecta. Pero la idea es absurda con respecto a todos, y obviamente con respecto a los mamíferos. Otros naturalistas han pensado que se podría encontrar una serie perfecta si se pudieran recolectar todos los especímenes enterrados en los estratos. Creo que no existe ninguna probabilidad de que eso ocurra; no obstante, es cierto que todas las numerosas formas fósiles caen, como señala Buckland, no dentro de clases, familias y géneros actuales, sino entre ellos; así ocurre con los nuevos descubrimientos de formas existentes. La mayoría de los fósiles antiguos, o sea, separados por un mayor lapso de tiempo, son más propensos a caer entre las clases (pero los organismos de las regiones más distantes también caen entre las clases; ¿Ornithorhynchus?). Por lo que respecta a los descubrimientos geológicos, tienden hacia tal gradación. Ilustrarlo con una red. Toxodon; tibia y peroné; perro y nutria; no obstante, es tan extremadamente improbable componer, por ejemplo en los paquidermos, una serie tan perfecta como en las vacas que si, como muchos geólogos parecen inferir, cada formación separada representase siquiera una aproximación a una historia consecutiva, mi teoría tendría que ser abandonada. Pero incluso en el caso de que fuera consecutiva, sólo recogería la serie de un distrito en el estado actual de nuestro conocimiento; además, ¿qué probabilidad hay de que una formación cualquiera durante el inmenso lapso transcurrido durante cada período presente generalmente una historia consecutiva? [Comparar el número de los que viven durante un período con el de los fósiles preservados; considerar enormes períodos de tiempo].

En cuanto a los animales marinos, que por razones obvias son los que tienen mayor probabilidad de quedar preservados, tienen que vivir donde un sedimento (de un tipo favorable a la preservación, no arena ni grava) se deposite con rapidez y en una superficie extensa y formando capas gruesas… depósitos litorales: pues de otro modo la denudación los destruiría; tienen que vivir en un espacio somero que el sedimento tienda a colmatar; como el movimiento está en marcha, si emergen pronto quedan sujetos a denudación; [si] como subsidencia es favorable, concuerda con lo observado en depósitos europeos, pero la subsidencia puede destruir los agentes que producen sedimento.

(Pensar[15] en las inmensas diferencias en la naturaleza de los depósitos europeos; sin interponer nuevas causas; pensar en el tiempo que requieren los lentos cambios actuales para causar, en la misma área, depósitos tan diversos, ¡arena ferruginosa, caliza, arena, coral, arcilla!).

Considero correcta la inferencia de que los grupos de fósiles marinos sólo son preservados para las edades futuras allí donde el sedimento se extiende amplia y continuamente, con deposición rápida pero no en exceso, en un área de subsidencia. ¿En qué pocos lugares de una región como Europa se darán estas contingencias? Por consiguiente, sólo se habrán preservado unas pocas [lagunas] páginas de épocas pasadas. La doctrina de Lyell llevada al extremo; entenderemos la dificultad si se pregunta: ¿qué probabilidad hay de una serie de gradación entre las vacas y… en la edad… remontándose al mioceno? Sabemos que entonces ya existían vacas. Comparar el número de las que viven; inmensa duración de cada período; escasez de fósiles.

Esto se refiere únicamente al carácter consecutivo de la historia de los organismos de cada formación.

El argumento anterior demuestra, en primer lugar, que las formaciones se nos presentan distintas sólo por la escasez de fósiles y, en segundo lugar, que todas las formaciones están repletas de lagunas; se ha propuesto como explicación de la escasez de organismos preservados en comparación con los que han vivido en el mundo. El mismo argumento explica por qué en las formaciones más antiguas da la impresión de que los organismos aparecen y desaparecen bruscamente; pero en el terciario no tan bruscamente, en el terciario tardío gradualmente, haciéndose raros hasta desaparecer; algunos han desaparecido desde la aparición del hombre. Es evidente que nuestra teoría requiere la introducción gradual y casi uniforme, la exterminación posiblemente más rápida; subsidencia del continente australiano, etcétera.

Nuestra teoría exige que las primeras formas que existieron de cada una de las grandes divisiones presentaran rasgos intermedios entre las existentes, pero inmensamente distintos. La mayoría de los geólogos cree que los fósiles del silúrico son los primeros que existieron en todo el mundo, no los que de manera fortuita han resultado ser los más antiguos de los que no han quedado destruidos, o los primeros que existieron en mares profundos en progreso de conversión de mar a tierra emergida: si son los primeros, abandonamos. No así Hutton o Lyell: si el primer reptil de las Areniscas Rojas fue realmente el primero que existió[16], si el paquidermo de París fue el primero que existió, si peces del devónico, si la libélula del Lias, no podemos suponerlos progenitores, pues concuerdan demasiado bien con las divisiones existentes. Pero los geólogos consideran Europa como un paso del mar a una isla y luego a un continente (excepto Wealden, véase Lyell). Por consiguiente, considero que estos animales son sólo introducciones desde continentes que se sumergieron hace mucho tiempo.

Por último, si las teorías de algunos geólogos resultaran ser ciertas, sería necesario abandonar mi propia teoría. [Las teorías de Lyell, hasta donde alcanzan, están a favor, pero es en tan pequeña medida y es tanto lo que se requiere que puede verse como una objeción]. Si la geología nos ofrece únicamente algunas páginas de algunos capítulos, hacia el final de una historia, resultado de arrancar fajos de hojas, y en la que cada página ilustra solamente una pequeña porción de los organismos de aquel tiempo, entonces los hechos concuerdan con mi teoría.

Exterminio. Hemos visto que en períodos posteriores los organismos han desaparecido de manera gradual y [quizá] probablemente de manera gradual en períodos anteriores, y ya he dicho que nuestra teoría requiere que así sea. Como al parecer muchos naturalistas consideran el exterminio una circunstancia misteriosa y recurren a agentes prodigiosos, conviene recordar lo que hemos mostrado acerca de la lucha en la naturaleza. En cada organismo hay en funcionamiento un agente exterminador; apenas lo percibimos; si los petirrojos aumentaran en millares en una década, qué severo sería el proceso. Qué imperceptible un pequeño aumento. Los fósiles se hacen raros. Posiblemente exterminio súbito en Australia, pero como los medios presentes son muy lentos y hay muchas maneras de escapar, dudo de los exterminios muy repentinos. ¿Quién puede explicar por qué algunas especies abundan más? ¿Por qué el carbonero palustre, el mirlo capiblanco, cambian poco en la actualidad? ¿Por qué en nuestras costas unas babosas de mar son raras y otras comunes? ¿Por qué una especie de rinoceronte más rara que otra? ¿Por qué es… el tigre de India tan raro? Fuentes de error curiosas y generales, el lugar de un organismo es ocupado al instante.

Sabemos que el estado de la Tierra ha cambiado; con los terremotos y las mareas, el estado tiene que cambiar. Muchos geólogos creen en un enfriamiento lento y gradual. Veamos a continuación, en concordancia con los principios de [variación] especificación explicados en §n, de qué modo es probable que sean introducidas las especies y de qué manera esos resultados se avienen con lo que sabemos.

El primero de los hechos que sostiene la geología es el inmenso número de formas extintas y de nuevas apariciones. Los estratos del terciario llevan a creer que las formas se tornan raras y desaparecen de manera gradual, y que también son gradualmente sustituidas por otras. Vemos en la actualidad cómo algunas formas se hacen raras y desaparecen, no conocemos la creación repentina: en períodos anteriores las formas dan la impresión de aparecer de forma repentina, como cambios de escena; pero incluso aquí el devónico, el pérmico, etcétera [continúan supliendo nuevos eslabones a la cadena]. Los géneros y las formas superiores aparecen y desaparecen, y del mismo modo dejan una especie en uno o dos estadios por debajo de aquél en que la forma abundaba.

§VI. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA

Consideremos el estado absoluto de la distribución de los organismos de la faz de la Tierra(18).

Refiriéndonos de manera especial pero no exclusiva (por la dificultad del transporte, la escasez y las distintivas características de los grupos) a los mamíferos; y considerando en primer lugar las tres o cuatro principales [regiones] divisiones; América del Norte, Europa, Asia, incluyendo la mayor parte del archipiélago de India Oriental y de África, íntimamente relacionadas. África la más diferente, especialmente las partes más meridionales. Y las regiones árticas, que unen América del Norte, Asia y Europa, separadas únicamente (si viajamos en un solo sentido por el estrecho de Bering) por un angosto estrecho, presentan una relación muy cercana, formando de hecho un grupo restringido. Viene a continuación América del Sur; luego Australia, Madagascar (y algunas pequeñas islas muy alejadas de los continentes). Atendiendo por separado a estas divisiones principales, los organismos varían de conformidad con cambios en las condiciones de diferentes partes. Pero aparte de esto, barreras de todo tipo parecen separar regiones en un mayor grado que proporcionalmente a las diferencias de clima entre los dos lados. Es el caso de las grandes cadenas montañosas, los espacios de mar entre islas y continentes, incluso los grandes ríos y los desiertos. De hecho, el grado de diferencia entre los organismos mantiene cierta relación, aunque no invariable, con la magnitud de las dificultades físicas que tienen que atravesar. (¿Atraería más la atención si tomáramos algún animal, por ejemplo los rinocerontes, y estudiáramos sus hábitats?)[17].

Hay algunas excepciones curiosas, a saber, la semejanza entre la fauna de las montañas de Europa y América del Norte y Laponia. En otros casos, justo al contrario; en montañas de América del Sur, Altai, sur de India; las cimas de las montañas de las islas suelen ser sumamente peculiares. Generalmente la fauna de algunas islas, incluso cuando son cercanas, es muy desemejante; en otras muy semejante[18]. [Esto me lleva a considerar uno o más centros de creación].

Cualquier geólogo puede explicar muchos de los casos de distribución presentados. Durante la subsidencia de un continente, si disponen de medios libres de dispersión las plantas se verían empujadas de las tierras bajas hacia las montañas, ahora convertidas en islas, y las plantas semialpinas ocuparían el lugar de las alpinas, y las alpinas serían aniquiladas, si las montañas no fueran originariamente de gran altitud. E igualmente podemos ver, durante los cambios graduales del clima en un continente, que la propagación de especies variaría y se adaptarían a pequeños cambios y se produciría un gran exterminio.

Discutir uno o más centros de creación[19]; aludir con insistencia a las posibilidades de dispersión y a la cantidad de cambio geológico; aludir a las cimas de las montañas a las que se hará referencia más adelante. La distribución varía, como todo el mundo sabe, de acuerdo con la adaptación; explicar cómo al ir del norte al sur encontramos nuevos grupos de especies en la misma región general, pero además de esto encontramos diferencias, según la magnitud de las barreras, en proporción mayor de la que puede explicarse por la adaptación.

Esto es muy marcado cuando pensamos en el ganado vacuno de las Pampas, las plantas, etcétera. Luego entrar en la discusión; esto se cumple en tres o cuatro de las principales divisiones así como en el sinfín de regiones menores dentro de cada una de aquellas cuatro grandes divisiones; en éstas, haré referencia sobre todo a los mamíferos, etcétera. Se ha insistido mucho menos en la semejanza de tipo, que no de especies, en el mismo continente que en la desemejanza en general entre grandes regiones; es más llamativa.

… Las islas Galápagos, Tristán da Cunha, islas volcánicas cubiertas de cráteres, sabemos que en tiempos recientes no han albergado ningún organismo. Qué distintas estas islas de las masas de tierra más cercanas. Estos hechos son más asombrosos quizá que ningún otro. [La geología puede afectar a la geografía, por lo que cabe esperar lo anterior]. Distribución geológico-geográfica. Al mirar al pasado encontramos a Australia igualmente distinta. América del Sur estaba diferenciada, pero con más formas en común. América del Norte, su vecino más cercano, más formas en común; en algunos aspectos más, en otros menos afín a Europa. A Europa la encontramos igualmente europea. Pues Europa es ahora parte de Asia aunque no… África, se desconoce; ejemplos: elefante, rinoceronte, hipopótamo, hiena. Como la geología destruye la geografía no debe sorprendernos si al remontarnos mucho más en el pasado encontramos marsupiales y edentados en Europa; pero la geología destruye la geografía.

Las montañas de Europa estuvieron cubiertas por hielo en tiempos recientes, y las tierras bajas probablemente compartían el clima y la fauna árticos. Luego al cambiar el clima, la fauna ártica ocuparía el lugar del hielo, y una inundación de plantas de distintas regiones templadas tomarían las tierras bajas, dejando islas de formas árticas. Pero si esto hubiese ocurrido en una isla, ¿de dónde hubieran llegado las nuevas formas? Aquí es donde el geólogo recurre a los creacionistas. Si se forma una isla, el geólogo puede sugerir que muchas de las formas podrían haber sido transportadas desde las tierras más cercanas, pero si son formas peculiares, entonces recurre al creacionista; y a medida que la isla aumenta en altitud, todavía más recurre a la creación. El creacionista le dice a uno, en un… lugar el espíritu americano de la creación hace Orpheus y Tyrannus y la tórtola americana, y lo hace de acuerdo con las formas pasadas y extintas, pero no hay relación persistente entre áreas y distribución, geológico-geográfica. Distribución.

Ahora veamos qué resultaría de acuerdo con la analogía con los animales domésticos. Tomemos el caso de un granjero en las Pampas, donde todo se acerca más a un estado natural. Trabaja con organismos con una fuerte tendencia a variar, y sabe que la única forma de obtener una raza diferenciada consiste en seleccionar y apartar. De nada serviría apartar los mejores toros y aparearlos con las mejores vacas si luego se permite que sus descendientes se mezclen y críen con el resto de los rebaños y la tendencia a la reversión no se compensa; por tanto, intentará llevar a sus vacas a unas islas y comenzar sólo entonces su trabajo de selección. Si varios granjeros de distintos rincones[20] se pusieran manos a la obra, especialmente si lo hicieran con fines distintos, pronto se producirían varias razas. Lo mismo pasaría con los horticultores y así lo demuestra la historia de todas las plantas; el número de variedades aumenta en proporción al cuidado puesto en su selección y, en los cruzamientos entre plantas, separación. (Nadie esperaría que en distintas regiones se produjeran unas mismas variedades, y de igual modo las especies diferentes[21]).

Pues bien, de acuerdo con esta analogía, el cambio de las condiciones externas y el aislamiento, bien porque por azar una forma llega a una isla, bien porque una subsidencia divide un continente, o una alta cadena de montañas; si el número de individuos no es numeroso se darán las mejores condiciones para la variación y la selección. El(19) progenitor de un organismo podemos suponerlo siempre en condición menos favorable que los descendiente seleccionados, y por tanto, por lo general, tendrá menor abundancia. (Esto no es corroborado por la horticultura, sólo es una hipótesis; pues un organismo en condiciones favorables podría, por selección, adaptarse a condiciones aún más favorables).

Las barreras actuarían además impidiendo que las especies formadas en una parte migraran a otra parte.

Sin duda también podría producirse el cambio en la misma región, sin que hubiera barrera alguna, mediante la selección continua en una especie; incluso en el caso de una planta que no fuera capaz de cruzar podría más fácilmente tomar posesión y ocupar solamente una isla. El(20) número de especies no está relacionado con la capacidad de una región; además, no siempre las mejor adaptadas, quizá explicado por los creacionistas por cambios y progreso.

Aunque, con la ayuda de la geología, el creacionista pueda explicar mucho, ¿cómo puede explicar la marcada relación entre el pasado y el presente en la misma área, la variable relación en otros casos entre pasado y presente, la relación entre distintas partes de una misma gran área? Si isla, con el continente adyacente; si bastante diferente, en cimas de montañas —⁠donde el número de individuos no está relacionado con capacidades, o cómo etcétera—; nuestra teoría, creo, puede arrojar mucha luz y todos los hechos encajan.

Podemos ver ahora de inmediato que si en dos partes aisladas de un continente se generan nuevas especies, tendrán una fuerte afinidad, como el vacuno en los condados de Inglaterra; si más tarde se destruye la barrera, una de las especies puede destruir a la otra o ambas pueden conservar su territorio. Si se forma una isla cerca de un continente, por muy diferentes que sean, este continente le aportará los habitantes, y las nuevas especies (como las antiguas) serán afines a ese continente. Una isla por lo general tendrá suelo y clima muy distintos, y el número y orden de los habitantes serán aportados por azar; no hay lugar más favorable para la generación de nuevas especies; especialmente las montañas, como en efecto ocurre. Si en una región llana se forman montañas aisladas (si tal cosa ocurriera), son islas. Al formarse otras islas, la viejas especies se dispersarían y extenderían y eventualmente la fauna de las islas distantes podría encontrarse y entre ellas podría formarse un continente. Nadie duda de que los continentes se han formado por repetidos levantamientos y hundimientos. Al mirar al pasado, pero no tan atrás que las fronteras geográficas desaparezcan, comprendemos de inmediato por qué las formas actuales están relacionadas con las extintas del mismo modo como lo están las extintas en alguna parte del continente actual. De manera casual podríamos incluso conseguir uno o dos fósiles de progenitores absolutos.

La detección de formas de transición sería más difícil en un terreno sujeto a levantamiento.

La distribución, por tanto, según los casos aquí enumerados, incluso los más triviales, que cualquier otra teoría ve como hechos últimos, se siguen todos de una manera sencilla de la teoría de la presencia de especies por… adaptadas por selección a… junto con su poder de dispersión y los constantes cambios geológico-geográficos que se producen en la actualidad y que sin duda se han producido en el pasado. Debo enunciar la opinión sobre la inmutabilidad de las especies y su creación mediante actos individuales de la voluntad del Creador[22].

Efecto del clima en una isla estacionaria y en un continente, pero el continente en otro tiempo fue isla. Además, repetidas oscilaciones, nueva difusión cuando no unidas, luego aislamiento, cuando sube de nuevo la inmigración queda impedida, se forman nuevos habitantes, nuevas especies, cuando está unida la inmigración se produce libremente, por tanto uniformidad de caracteres. Por consiguiente, más formas en la isla. Cimas de montañas. Por qué no verdaderas especies. Primero recordemos de la Parte I las condiciones de la variación: cambio de condiciones durante varias generaciones, y si con alteraciones frecuentes, mucho mejor [quizá exceso de alimento]. En segundo lugar, selección continua [mientras en estado salvaje]. En tercer lugar, aislamiento en todos o casi todos; hay que recordar también las ventajas.

[En un continente, si nos fijamos en los animales terrestres, el cambio puede proseguir de manera constante y continuada y causar sólo cambios en la abundancia numérica; si prosigue durante un tiempo suficiente, a la larga puede afectar a todos, aunque hay oportunidades de inmigración hacia casi todos los continentes. Algunas pocas del total de las especies deberán verse afectadas largo tiempo y de igual modo proseguiría la selección. Pero aquí el aislamiento no existe, sin barreras que corten tales… Podemos ver las ventajas del aislamiento. Pero tomemos el caso de una isla creada por un agente volcánico a cierta distancia; tendríamos visitantes ocasionales, en pequeño número y expuestos a nuevas condiciones y… más importante, una nueva agrupación de seres orgánicos, que abriría nuevas fuentes de subsistencia, o controlaría las antiguas. El número sería bajo, las antiguas pueden tener la mejor oportunidad. Además, a medida que la isla sigue cambiando, continúan los cambios lentos, ríos, pantanos, lagos, montañas, etcétera, nuevas razas formadas sucesivamente y algún que otro nuevo visitante ocasional.

Si una isla forma un continente, algunas especies emergen e inmigran. Todo el mundo admite los continentes. Podemos ver por qué difieren las Galápagos y C. Verde,] hundido y levantado. Podemos ver cómo por esta acción repetida y con el tiempo requerido por un continente, habrá muchas más formas que en Nueva Zelanda; sin mamíferos ni otras clases. Podemos ver de inmediato por qué cuando ha habido un antiguo canal de migración; cordilleras. Podemos ver por qué la flora indoasiática, [por qué las especies] de distribución amplia tienen mayor probabilidad de que algunas alcancen nuevos puntos y sean seleccionadas y adaptadas a nuevos fines. No hace falta que señale que no es necesario que se produzca cambio.

Por último, a medida que el continente (la mayor parte de la extinción, durante la formación del continente) se forma tras repetidos procesos de levantamiento y hundimiento, por el intercambio de especies podemos prever muchas extinciones, y que los supervivientes pertenecerán al mismo tipo que los extintos, del mismo modo que las distintas partes del mismo continente, separadas otrora por el espacio como ahora lo están por el tiempo.

Como todos los mamíferos han descendido de un mismo tronco, debemos esperar que cada continente haya estado en algún momento conectado, de ahí las discontinuidades de las actuales áreas de distribución. No quiero decir que los mamíferos fósiles hallados en América del Sur sean los ancestros lineales de las formas actuales de América del Sur, pues es altamente improbable que se encuentren más de uno o dos casos (quién puede decir cuántas razas a partir de los huesos de La Plata). Esto creo por el número de los que han existido, la simple probabilidad de la escasez. Además, en cada caso, por la sola existencia de géneros y especies sólo unos pocos de cada vez dejarán progenie, en forma de especies nuevas, hasta edades lejanas; cuanto más lejana la edad, menor el número de progenitores. Puede añadirse aquí una observación sobre la baja probabilidad de preservación en las islas en proceso de levantamiento, los viveros de nuevas especies, de acuerdo con nuestra experiencia. Esta observación puede extenderse en el sentido de que en todos los casos las tierras en proceso de subsidencia son, en los estados iniciales, las menos favorables a la formación de nuevas especies; pero las deja aisladas, y si entonces la tierra comienza a levantarse de nuevo, será muy favorable. Del mismo modo que la ocupación previa es una barrera a la difusión de especies, también lo será para una variedad seleccionada. Pero no lo sería si esa variedad fuese más apta para alguna estación todavía no plenamente ocupada[23]; así, el levantamiento o la formación de nuevas estaciones es el escenario para las nuevas especies. Pero el levantamiento no es favorable para la preservación de fósiles (excepto en las cavernas); la subsidencia en los estadios iniciales es muy favorable para la preservación de fósiles; cuando hay subsidencia, hay menos sedimento. Así pues, por regla general, nuestros estratos serán la tumba de especies viejas (que no están experimentando ningún cambio) en los procesos de levantamiento de las tierras, los viveros de especies. Pero si hubiera algún vestigio quedaría preservado hasta edades futuras; las especies nuevas no quedarán enterradas hasta que vuelva a producirse hundimiento. De este dilatado lapso no tendremos ningún registro; sería sorprendente que hallásemos formas de transición. No quiero decir todos y cada uno de los estadios, pues no cabe esperarlo, como ya se ha explicado, mientras los geólogos no puedan afirmar que, aun cuando en condiciones artificialmente favorables, pudiéramos reconstruir en el futuro la historia del vacuno de cuernas cortas y de Herefordshire.

§VII. AFINIDADES Y CLASIFICACION

Si nos fijamos ahora en las afinidades entre organismos, sin atender a su distribución y tomando todos, fósiles y recientes, vemos que los grados de relación son distintos y arbitrarios: subgéneros, géneros, subfamilias, familias, órdenes y clases, y reinos. El tipo de clasificación que todo el mundo considera el más correcto es el llamado sistema natural, aunque nadie puede definirlo. Si decimos con Whewell que poseemos un indefinido instinto de la importancia de los órganos[24], no tenemos manera de decir cuáles son los más importantes en el caso de los animales inferiores; no obstante, todo el mundo tiene la impresión de que hay un solo sistema que merece ser llamado natural. La verdadera relación entre organismos se hace patente cuando se consideran las relaciones de analogía, por ejemplo de un animal con aspecto de nutria con los mamíferos y de una nutria con los marsupiales. En tales casos, aunque el parecido externo, los hábitos de vida y el fin último de su organización entera serán muy fuertes, no hay relación. Los naturalistas no pueden evitar estos términos de relación y afinidad, pero los usan metafóricamente. Usado con rigor, el sistema natural debería ser genealógico, y nuestro conocimiento de los puntos que son afectados más fácilmente en la transmisión son los que menos valoramos al considerar el sistema natural, y en la práctica cuando encontramos que varían les concedemos menos valor. En la clasificación de las variedades se utiliza el mismo lenguaje y el mismo tipo de división; también aquí (caso de la piña tropical) hablamos de clasificación natural y restamos importancia a la semejanza entre los frutos si difiere toda la planta. El origen de los subgéneros, géneros, etcétera, no es difícil atendiendo a la idea de la sucesión genealógica, y se aviene con lo que sabemos de parecidas gradaciones de afinidad en organismos domesticados. En la misma región los seres orgánicos están… relacionados entre sí y las condiciones externas en muchos aspectos físicos son afines y sus diferencias del mismo tipo, y, por tanto, cuando una nueva especie haya sido seleccionada y haya obtenido un lugar en la economía de la naturaleza, podemos suponer que por lo general tenderá a ampliar su área de distribución durante los cambios geográficos, y de este modo, quedando aislada y expuesta a nuevas condiciones, se alterará ligeramente y, por selección, su estructura se modificará levemente, y así obtendremos especies de un subgénero y género, como las variedades de oveja merina o las variedades inglesa e indias de ganado vacuno. Seguirán formándose nuevas especies y otras se extinguirán (del mismo modo que no es verosímil que se propaguen todas las razas actuales de aves ornamentales o de vacuno, sino sólo las mejores) y todas podrían acabar por extinguirse, y tendríamos entonces un género extinto, un caso mencionado anteriormente del que la paleontología ofrece numerosos ejemplos. Pero más a menudo las mismas ventajas que hicieron que las nuevas especies se dispersaran y modificaran formando nuevas especies, favorecen la preservación de algunas de esas especies; y si dos de las especies, considerablemente distintas, hubiesen dado lugar cada una a un grupo de nuevas especies, tendríamos dos géneros; y así sucesivamente. Podemos examinar el caso desde otras perspectivas, mirando al futuro. Por simple azar cada una de las especies existentes puede generar otra, pero si una especie A obtiene al cambiar una ventaja y si esa ventaja (fuese la que fuese, inteligencia, etcétera; o alguna estructura particular o cambio de constitución) se heredase, A se convertiría en el progenitor de varios géneros o incluso familias en la dura lucha de la naturaleza. A seguirá ganando a otras formas y podría ser que A llegase a poblar la Tierra, pero podríamos no tener ahora ningún descendiente en el globo de la creación o las creaciones originales. Siendo las condiciones externas de aire, tierra y agua las mismas en el globo, y siendo imperfecta la comunicación, organismos con un linaje de ascendencia muy dispar podrían acabar adaptándose a los mismos fines y entonces tendríamos casos de analogía (el galgo y el caballo de carreras presentan analogía) [podrían incluso tender a ser numéricamente representativos]. Por el hecho de que esto se produzca con frecuencia, cada una de las divisiones de la Tierra tendría representantes sumamente adaptados a la tierra, el aire, el agua, y a éstos en… y entonces estas grandes divisiones presentarían relaciones numéricas con su clasificación.

§VIII. UNIDAD [O SEMEJANZA] DE TIPO EN LAS GRANDES CLASES

Nada hay más extraordinario en la historia natural que observar el inmenso número de organismos, recientes y fósiles, expuestos a las más diversas condiciones, viviendo en los climas más distantes y en los períodos más inmensamente remotos, adaptados a fines totalmente distintos, y, sin embargo, encontrar grandes grupos unidos por un tipo de estructura semejante. Cuando, por ejemplo, vemos el murciélago, el caballo, la aleta de la marsopa, la mano, construidos según la misma estructura (extender a las aves y a otras clases[25]), con huesos que reciben el mismo nombre (muchos de ellos simplemente representados[26]), comprendemos que existe un profundo vínculo o unión entre ellos; ilustrar esto es el fundamento y objeto de lo que se denomina Sistema Natural, y es el fundamento de la distinción entre los caracteres verdaderos y los adaptativos. Pues bien, este hecho portentoso de que la mano, la pezuña, el ala, la aleta y la zarpa sean lo mismo se explica de inmediato con el principio de que algunas formas progenitoras, que podrían haber sido o bien… o bien animales que caminaban, a través de un sinfín de pequeñas selecciones se hubiesen adaptado a diversas condiciones. Sabemos que la proporción, el tamaño, la forma de los huesos y de las partes blandas que los acompañan varían, y que por tanto una selección constante alteraría para casi cualquier propósito el armazón de un organismo, al tiempo que dejaría en él una semejanza general e incluso más cercana.

[Sabemos que el número de partes semejantes, como las vértebras y las costillas, puede variar, de modo que también esto cabe esperarlo]. Asimismo, si los cambios se llevan más allá de cierto punto, sin duda se perderá el tipo; éste es el caso de Plesiosaurus. Sin duda la unidad de tipo de ciertas grandes divisiones en las edades pasadas y presentes recibe de este modo la más simple de las explicaciones.

Hay otra clase de hechos afines y casi idénticos, admitidos por los fisiólogos más sensatos [a partir del estudio de cierto conjunto de órganos en un grupo de organismos]; es el que se refiere a una unidad de tipo de distintos órganos en el mismo individuo, que recibe la denominación de ciencia de la morfología. Se ha descubierto con la ayuda de series bellas y regulares, y en el caso de las plantas a partir de cambios monstruosos, que ciertos órganos de un individuo son otros órganos metamorfoseados. Así, todos los botánicos admiten que los pétalos, los nectarios, los estambres, los pistilos y el germen son hojas metamorfoseadas. Explican así, del modo más lúcido, la posición y número de todas las partes de la flor, y la curiosa conversión de una parte en otra en condiciones de cultivo. El complicado doble juego de mandíbulas y palpos de los crustáceos y de todos los insectos se consideran extremidades metamorfoseadas; basta con ver la serie para admitirlo. El cráneo de los vertebrados está sin duda compuesto por tres vértebras metamorfoseadas[27]; así podemos entender la extraña forma de los huesos individuales que componen la caja que contiene el cerebro en el hombre. Es evidente que cuando en cada especie concreta los órganos están metamorfoseados, se extiende una unidad de tipo. Estos hechos difieren sólo ligeramente de los presentados en la sección anterior; si en el ala, la aleta, la mano y la pezuña fuese visible alguna estructura común o si pudiese inferirse a partir de una serie de conversiones monstruosas ocasionales, y si pudiesen descubrirse trazas de que todos habían existido en el pasado como instrumentos para caminar o nadar, podría decirse de estos órganos que están metamorfoseados; pero sólo podemos decir que presentan un tipo común.

Esta distinción no la establecen los fisiólogos; sólo algunos la implican en su modo general de escribir. Estos hechos, aunque afectan a todos los seres orgánicos de la faz de la Tierra que existen o han existido, el creacionista sólo puede verlos como hechos últimos e inexplicables. Pero esta unidad de tipo en todos los individuos de un grupo y esta metamorfosis del mismo órgano en otros órganos, adaptados a usos diversos, se sigue necesariamente de la teoría de la ascendencia. A modo de ejemplo, tomemos el caso de los vertebrados, que sí descienden de un progenitor y por esta teoría todos los vertebrados han sido alterados mediante cambios lentos, tal como vemos en los animales domésticos. Sabemos que las proporciones se alteran, e incluso que de manera ocasional se modifica el número de vértebras, que algunas partes se sueldan, otras se pierden, como la cola y los dedos, pero sabemos que aquí podemos ver que posiblemente un órgano para caminar puede convertirse en uno para nadar o en uno para planear y así sucesivamente hasta un órgano para volar. Sin embargo, estos cambios graduales no alteran la unidad de tipo en sus descendientes, aun con partes perdidas y soldadas y vértebras. Pero podemos ver que si esto se lleva al extremo, se pierde la unidad; Plesiosaurus. Hemos visto que el mismo órgano se forma para distintos fines…; y si, en varios órdenes de vertebrados, pudiéramos rastrear el origen de las apófisis espinosas y las monstruosidades, etcétera, diríamos, en lugar de que existe una unidad de tipo, que es morfología, tal como hacemos cuando interpretamos la cabeza como una serie de vértebras metamorfoseadas. Nótese que los naturalistas, que utilizan términos de afinidad sin asignarles un significado real, se ven obligados también en este caso a usar metamorfosis sin el significado de que algún progenitor de un crustáceo fuese realmente un animal con tantas patas como mandíbulas tiene el crustáceo. La teoría de la ascendencia explica fácilmente todos estos hechos prodigiosos.

Ahora bien, pocos de los fisiólogos que utilizan este lenguaje suponen realmente que el progenitor del insecto con las mandíbulas metamorfoseadas fuese un insecto con el mismo número de patas, o que el progenitor de las plantas con flor al principio no tuviera estambres, pistilos o pétalos, sino algún otro medio de propagación; y así en otros casos. Pero de acuerdo con nuestra teoría, durante el infinito número de cambios podemos esperar que un órgano utilizado para un fin pueda ser usado por sus descendientes para otro fin, como debe haber ocurrido, según nuestra teoría, en el caso del murciélago, la marsopa, el caballo, etcétera, que descienden de un mismo progenitor. Y si por fortuna se retuvieran trazas del antiguo curso y estructura de la parte, lo que es manifiestamente posible, si no probable, entonces tendríamos los órganos en los que se fundamenta la morfología y que en lugar de ser metafóricos son directos, y en lugar de ser totalmente ininteligibles, son un hecho normal.

Esta unidad de tipo general en los grandes grupos de organismos (incluidos, por supuesto, estos casos morfológicos) se manifiesta de la manera más patente en los estadios por los que atraviesa el feto. En los estadios tempranos, el ala del murciélago, la pezuña, la mano y la aleta no pueden distinguirse. En un estadio todavía más temprano no hay diferencia entre el pez, el ave, etcétera, y el mamífero. No es que no puedan distinguirse, sino que las arterias… No es cierto que uno pase por la forma de un grupo inferior, aunque sin duda el pez está más estrechamente relacionado con el estado fetal. (Pasan por las mismas fases, pero algunos, los que de manera general se conocen como grupos superiores, están más metamorfoseados. La degradación y la complicación no son tendencia a la perfección. Justa argumentación contra Lamarck[28]).

Esta semejanza en los estadios más tempranos queda ilustrada admirablemente en el curso seguido por las arterias, que se alteran enormemente a medida que el feto avanza en la vida, hasta asumir el muy distinto curso y número que caracteriza a los peces y mamíferos adultos. Qué prodigioso es que en el huevo, en el agua o en el aire, o en el útero de la madre, las arterias hayan de seguir el mismo curso.

Nuestra teoría puede arrojar luz sobre esto. La estructura de cada organismo está principalmente adaptada para sustentar su propia vida de adulto, cuando tiene que buscarse el alimento y propagarse. La estructura de un cachorro está sólo en un grado secundario adaptada a sus hábitos, mientras sea alimentado por la leche y presas provistas por su madre. Por tanto, es la variación en la estructura de la especie adulta la que principalmente determina la preservación de una especie que haya pasado a estar mal adaptada a su hábitat o, mejor aún, para la que haya quedado disponible un lugar mejor en la economía de la naturaleza. Para nada importa al felino adulto que en su estado joven tenga un carácter más o menos marcadamente felino, siempre y cuando lo adquiera al llegar a adulto. No cabe duda de que la mayor parte de la variación (que no dependa de los hábitos de vida del individuo), depende de cambios tempranos en la vida y cabe sospechar que sea cual sea el tiempo de la vida en que se produzca la alteración del feto, tiende a aparecer en el mismo período. Muerte de hermanos en la vejez a causa de la misma enfermedad peculiar. Cuando vemos una tendencia a alguna enfermedad concreta en la vejez que es transmitida por el varón, sabemos que se produce algún efecto durante la concepción, en la sencilla célula del óvulo, que no producirá su efecto hasta medio siglo más tarde y ese efecto no es visible. De igual modo vemos en el galgo, el bulldog, en el caballo de carreras y el de tiro, seleccionados como han sido por la forma que adquieren al llegar a adultos, que hay muchas menos diferencias durante los primeros días después del nacimiento que cuando han crecido; e igualmente en el vacuno, lo vemos claramente en los casos de vacas que difieren marcadamente en la forma y longitud de las cuernas. Si el hombre pudiera seleccionar durante diez mil años animales mucho más diversos a partir del caballo y la vaca, sospecho que habría muchas menos diferencias en el estado fetal y en la edad más joven; y esto, creo, arroja luz sobre el portentoso hecho antes señalado. En las larvas, que tienen una larga vida para la selección, quizá ocurra mucho; en la pupa no tanto. No se gana nada con alterar la forma, etcétera, del feto (aparte de ciertas adaptaciones al útero de la madre) y por tanto la selección no actuará sobre él más que para conferir a sus cambiantes tejidos una tendencia a que ciertas partes más adelante asuman ciertas formas.

No hay poder alguno para cambiar el curso de las arterias, mientras nutran el feto; es la selección de pequeños cambios que sobrevienen en cualquier momento durante… de la vida.

Creo[29] que puede arrojarse luz sobre estos hechos. Basándose en el hecho de que las siguientes peculiaridades son hereditarias [sabemos que tienen lugar algunos cambios en la vesícula germinal que sólo se dejan ver años más tarde]: enfermedades, en el hombre el bocio, la gota, la calvicie, la obesidad, el tamaño [la longevidad… la época de la reproducción, la forma de las cuernas, el caso de los dos hermanos ancianos que mueren de la misma enfermedad], Y sabemos que la vesícula germinal debe haber sido afectada, aunque ningún efecto sea visible o pueda ser visible hasta años más tarde; no más visible que cuando estas peculiaridades aparecen por exposición del individuo adulto. Así que cuando vemos una variedad en el ganado vacuno, aun en el caso de que la variedad se deba a un acto de reproducción, no podemos conocer con seguridad en qué período se hizo visible ese cambio. Puede haberse producido durante la edad temprana de la vida libre o durante la existencia fetal, como demuestran los monstruos. Por los argumentos antes utilizados, y por cruzamientos, en general podemos sospechar que en el germen; pero repito que no se sigue de ello que el cambio haya de manifestarse hasta que la vida esté plenamente desarrollada, del mismo modo que no se sigue que la obesidad dependiente de la herencia haya de manifestarse durante la niñez, y aún menos durante la existencia fetal. En el caso de las cuernas del vacuno, que cuando se generan deben depender de la vesícula germinal, obviamente no se produce ningún efecto hasta que se alcanza la edad adulta. Parece que prácticamente en todos los casos las peculiaridades [hereditarias] que caracterizan a nuestras razas domésticas, y que por consiguiente resultan de la vesícula, no se manifiestan con sus caracteres plenos en los estadios muy tempranos; así, aunque dos razas de vaca tengan terneras distintas, no son tan distintas; caso del galgo y el bulldog. Y esto es lo que cabe esperar, pues el hombre es indiferente a los caracteres de los animales jóvenes y selecciona los animales adultos que posean las características que desea. Así pues, podemos esperar que sólo por azar algunos de los caracteres sean de tal modo que sólo se manifiesten plenamente en la vida madura. Además, podemos sospechar que sea una ley el hecho de que, sea cual sea el tiempo en que se manifiesta un nuevo carácter, ya sea por alteración de la vesícula o por efecto de condiciones externas, aparecerá en el tiempo correspondiente. Así, las enfermedades que aparecen en la vejez producen niños con la misma y a la misma edad; madurez temprana; longevidad, hermanos ancianos con la misma enfermedad, y en los niños lo mismo. Ya he dicho que el hombre no selecciona según la calidad de los jóvenes; caso de las terneras con grandes cuartos traseros. Gusanos de seda, peculiaridades que aparecen en el estadio de oruga o en el estadio de pupa se transmiten a los estadios correspondientes. El efecto de esto sería que si alguna peculiaridad apareciera en un animal joven, pero no fuera ejercitada, podría ser heredada en el animal joven; pero si se ejercitara esa parte de la estructura, aumentaría y sería heredada en el tiempo correspondiente de la vida después de tal entrenamiento.

Ya he dicho que el hombre selecciona en la edad madura, y lo mismo pasa en la naturaleza. En la lucha por la existencia, no importa nada a un felino si sus crías son marcadamente felinas, siempre y cuando sepan lactar. Por lo tanto, la selección natural actuará igualmente bien sobre el carácter que sólo esté plenamente desarrollado en la edad madura. La selección tenderá a no alterar ningún carácter en el feto (salvo la relación con la madre), alterará menos en los animales jóvenes (dejando de lado la condición de larva) pero alterará cualquier parte en la condición de adulto. Obsérvese un feto y sus padres, y de nuevo al cabo de mucho tiempo el feto y sus descendientes; el progenitor será más variable que el feto, y esto lo explica todo.

Las menores diferencias en el feto tienen un significado obvio en el marco de nuestra tesis; de otro modo, ¡qué extraño sería que un [mono] caballo, un hombre y un murciélago hubieran de tener en cierto momento de su vida arterias que discurren de un modo cuya utilidad sólo tiene sentido para el pez! Siendo el sistema natural, de acuerdo con esta teoría, genealógico, vemos de inmediato por qué el feto, que retiene trazas de su forma ancestral, es del mayor valor para la clasificación.

§IX. ÓRGANOS ABORTIVOS

Hay otro gran conjunto de hechos, los relacionados con los llamados órganos abortivos. Éstos son órganos que el mismo poder de razonamiento que nos muestra lo admirablemente adaptados que se encuentran los órganos en algunos casos, declara en otros casos que son absolutamente inútiles. Así los dientes en el rinoceronte, la ballena, el narval; el hueso de la tibia, músculos que no se mueven; pequeño hueso del ala de Apteryx; hueso que representa las extremidades en algunas serpientes; diminutas alas bajo los élitros soldados de algunos escarabajos; hombre y toro: mamas; y en las plantas, filamentos sin anteras, simples escamas en lugar de pétalos en otras, en el jacinto de penacho la flor entera. Casi infinitamente numerosos. Nadie puede reflexionar sobre ellos sin asombro; ¿acaso hay algo más claro que el hecho de que las alas son para volar y los dientes para morder?, y, sin embargo, encontramos estos órganos perfectos en cada detalle en situaciones en las que de ningún modo pueden tener su uso habitual. (Órganos abortivos sumamente útiles para la clasificación.[30] Estado embrionario de los órganos. Rudimentos de órganos).

El término órganos abortivos se ha aplicado a las estructuras mencionadas (tan invariables como cualquier otra parte) por su absoluto parecido con los casos monstruosos, en los que por accidente ciertos órganos no se desarrollan; como en los niños sin brazos o sin dedos, o con simples muñones en su lugar; dientes representados por simples puntos de osificación; niños sin cabeza, apenas representada por un bulto; vísceras representadas por pequeñas masas amorfas, etcétera, la cola, por un simple muñón; cuernos sólidos por unos pequeños que cuelgan. En todos estos casos, cuando se conserva la vida, se da una tendencia a que tales estructuras se vuelvan hereditarias. Lo vemos en los perros y gatos sin cola. Entre las plantas se manifiesta de manera muy llamativa, por ejemplo en el tomillo, en Linum flavum, en los estambres de Geranium pyrenaicum. Los nectarios abortan en pétalos en la aguileña (Aquilegia), producidos por algún accidente y vueltos luego hereditarios, en algunos casos sólo cuando se propaga por yemas, en otros casos también por semillas. Estos casos se produjeron súbitamente, por accidente durante las primeras fases del crecimiento, pero es parte de la ley del crecimiento que cuando un órgano no se usa, tiende a disminuir (¿ala del pato?), músculos de las orejas en perros y conejos, los músculos se debilitan, las arterias crecen. Cuando el ojo es defectuoso de nacimiento, el nervio óptico se atrofia (tuco-tuco). Como cualquier parte, sea útil o no (enfermedades, flores dobles), tiende a transmitirse a la descendencia, el origen de los órganos abortivos, tanto si son producidos de nacimiento como si se adquieren lentamente, es fácil de entender en las razas domésticas de organismos. [Lucha entre la atrofia y el carácter hereditario. Órganos abortivos en razas domésticas]. Siempre habrá una lucha entre la atrofia de un órgano vuelto de este modo inútil y su carácter hereditario[31]. Sólo porque podamos entender el origen de los órganos abortivos en ciertos casos, sería erróneo concluir de manera contundente que todos hayan de tener el mismo origen, pero la fuerte analogía apoya esta conclusión. Y nuestra teoría también la apoya, pues nos lleva a prever que al cabo de infinitos cambios algunos órganos se tornen inútiles. Podemos explicar fácilmente el caso, tan prodigioso bajo cualquier otra perspectiva, de que a menudo se forman órganos posiblemente inútiles con el mismo cuidado exquisito que cuando su importancia es vital.

Cabe señalar que nuestra teoría permite que un órgano sea abortivo respecto a su uso primario pero se convierta a algún otro propósito (como las yemas de una coliflor), así que no vemos ninguna dificultad en que los huesos de los machos de marsupiales sirvan de fulcro de músculos, o el estilo en la caléndula; o incluso, según un punto de vista, la cabeza de los animales [vertebrados] puede interpretarse como vértebras abortivas convertidas a otro uso; patas de algunos crustáceos, mandíbulas abortivas, etcétera. Analogía debida a De Candolle de una mesa cubierta de platos. Si[32] los órganos abortivos son una traza, preservada por una tendencia hereditaria, de un órgano usado por los ancestros, vemos enseguida por qué son importantes para la clasificación, y también por qué son menos marcados en los individuos jóvenes, pues, como en la sección anterior, la selección ha alterado más al animal maduro. Repito que estos hechos prodigiosos de partes creadas sin ningún uso en tiempos pasados o en el presente, pueden recibir de mi teoría una explicación simple; o, en caso contrario, no reciben ninguna y hemos de contentarnos con alguna metáfora vacía como la debida a De Candolle, quien compara la creación con una mesa bien provista y dice que los órganos abortivos pueden compararse con los platos (algunos vacíos) ¡colocados por simetría!

Degradación y complicación, véase Lamarck; no hay tendencia a la perfección; si hay espacio, [incluso] un organismo superior tendría mayor poder para vencer a uno inferior que se considere seleccionado para un fin degradado.

§X. RECAPITULACIÓN Y CONCLUSIÓN

Recapitulemos estas últimas secciones considerando el caso de las tres especies de Rhinoceros que viven en Java, Sumatra y en las regiones continentales de Malaca o India. Encontramos que estos tres vecinos cercanos, que ocupan regiones diferenciadas pero vecinas, conforman un grupo de aspecto distinto al de los rinocerontes de África, aun cuando algunos de éstos habitan en lugares de condiciones muy parecidas, por bien que otros lo hagan en estaciones muy distintas. Hallamos que están íntimamente relacionados [con diferencias apenas mayores que las existentes entre razas de vacuno] por la estructura con los rinocerontes que durante períodos inmensos han habitado, de las tres grandes divisiones zoológicas del mundo, en ésta. Sin embargo, algunos de estos antiguos animales eran aptos para estaciones muy distintas; encontramos que las tres… del carácter genérico de los rinocerontes, que forman un [fragmento de la red] conjunto de vínculos en la discontinua cadena que representa a los paquidermos, del mismo modo que esa cadena forma parte a su vez de otras cadenas más largas. Vemos esto a la perfección cuando disecamos la robusta pata de las tres especies y encontramos los mismos huesos que en las alas del murciélago o en la mano del hombre, pero vemos en la sólida tibia la clara marca de la fusión en ella del peroné. En las tres especies encontramos que el cráneo está compuesto por tres vértebras alteradas, y el cuello breve, pero con los mismos huesos que en la jirafa. En la mandíbula superior de las tres encontramos dientes pequeños como en el conejo. Si los disecamos en estado fetal encontramos que, en un estadio no muy temprano, se forman exactamente igual en los animales más distintos, incluso con arterias que discurren como en un pez; y esta semejanza se mantiene tanto si el joven se produce en el interior del útero como en una charca, un huevo o una freza. Estas tres especies indiscutibles apenas difieren más que las razas de vaca y probablemente se hallen sujetas a las mismas enfermedades contagiosas; si se las domesticara, estas formas variarían, y es posible que pudieran criar juntas y fusionarse formando algo diferente de las formas originales[33]; podrían ser seleccionadas para distintos fines.

Pues bien, el creacionista cree que estos tres rinocerontes fueron creados (a partir del polvo de Java, Sumatra, y éstos afines en tiempos presentes y pasados y… con el sello de la inutilidad en algunos de sus órganos y con la conversión de otros) con la apariencia engañosa de una relación verdadera, no igual habría de creerse entonces que los planetas no giran en sus órbitas siguiendo una ley de gravitación sino en cada caso particular por volición del Creador.

Si se admite que las especies reales, estériles entre sí, adaptadas de forma distinta, que habitan en la actualidad en lugares distintos y que tienen distintas estructuras e instintos, comparten una línea de ascendencia común, sólo podemos llegar legítimamente hasta donde lleguen los hechos. Fijémonos en lo lejos que nos llevan en algunos casos las cadenas de especies. Acaso no podríamos saltar (considerando cuánto exterminio, cuán imperfecto es el registro geológico) de un subgénero a otro subgénero. Pueden acaso frenarnos los géneros; muchos de los mismos argumentos que nos hicieron abandonar las especies, exigen inexorablemente que caigan también los géneros y las familias y los órdenes, que se tambaleen las clases. Sólo debemos pararnos cuando deje de haber unidad de tipo, con independencia del uso y la adaptación.

Recuérdese que ningún naturalista pretende poner a prueba las especies a partir de caracteres externos; en muchos géneros la distinción es bastante arbitraria. Las especies varían de acuerdo con las mismas leyes generales que las variedades; se cruzan de acuerdo con las mismas leyes. Pero queda otra forma de comparar las especies con las razas, a saber, comparando los efectos de su cruzamiento. ¿No sería asombroso que en la unión de dos organismos producidos por dos actos individuales de creación se mezclaran sus caracteres por el cruzamiento de acuerdo con las mismas reglas que se aplican a dos razas que, sin lugar a dudas, han descendido del mismo tronco progenitor? Pero puede demostrarse que así ocurre. Pues la esterilidad, aunque usual, no es un carácter concomitante invariable, sino que varía mucho en grado y se ha revelado que probablemente dependa de causas muy cercanas a las que hacen estériles a los organismos domesticados. Con independencia de la esterilidad, no hay diferencia entre híbridos y mestizos, como puede mostrarse mediante una larga serie de hechos. Se aprecia muy marcadamente en los casos de instintos, cuando la mente de las dos especies o razas se mezclan. En ambos casos, si el producto del cruzamiento se cruza a su vez con cualquiera de los progenitores durante varias generaciones, se pierde toda traza de una de las formas (como Kölreuter en dos especies de tabaco casi estériles entre sí), de modo que el creacionista ¡se vería obligado a creer que un acto de creación ha sido absorbido por otro!

CONCLUSIÓN

Éstas son mis razones para creer que las formas específicas no son inmutables. La afinidad entre diferentes grupos, la unidad de tipos de estructura, las formas representativas por las que atraviesa el feto, las metamorfosis de órganos, el aborto de otros dejan de ser expresiones metafóricas para convertirse en hechos inteligibles. Ya no miramos los animales del mismo modo que un salvaje mira un barco, o cualquier otra gran obra del ingenio, como algo totalmente fuera de nuestra comprensión, sino que sentimos un interés mucho mayor en examinarlo. Qué interesante es cualquier instinto cuando especulamos sobre su origen en un hábito hereditario o congénito o producto de la selección de individuos que difieren ligeramente de sus progenitores. Debemos mirar todo complejo mecanismo o instinto como el resumen de una larga historia de invenciones, igual que una obra del ingenio. Qué interesante se torna la distribución de todos los animales al arrojar luz sobre la antigua geografía. [Vemos comunicaciones por encima de algunos mares]. La geología pierde gloria por la imperfección de sus archivos, pero cuánta gana por la inmensidad de sus períodos de formación y de las discontinuidades que separan estas formaciones. Hay mucha grandeza en mirar los animales existentes o bien como los descendientes lineales de formas enterradas bajo mil pies de materia, o como los coherederos de algún ancestro todavía más antiguo. Se aviene con lo que sabemos de las leyes fijadas por el Creador en la materia que la producción y la extinción de formas sea, como en el caso del nacimiento y la muerte de individuos, un [ley] medio secundario(21). Constituye un desprecio pensar que el Creador de incontables sistemas de mundos hubiera de crear la multitud de parásitos reptadores y [viscosos] gusanos que han pululado por la tierra y el agua cada día de la vida de [este] un planeta. Deja de asombrarnos, por mucho que lo deploremos, que se creara directamente un grupo de animales para poner sus huevos en las entrañas o la carne de otros, que algunos organismos se deleiten en la crueldad, que los animales se dejen arrastrar por falsos instintos, que cada año haya de producirse un incalculable derroche de polen y huevos. De este modo, el fin más elevado que podamos concebir, la creación de los animales superiores, resulta directamente de la muerte, el hambre, la rapiña y la oculta lucha por la existencia. No cabe duda de que, en un principio, concebir leyes capaces de crear organismos individuales, cada uno caracterizado por la más excelente factura y amplias adaptaciones, trasciende a nuestra humilde capacidad. Se aviene mejor con [nuestra modestia] nuestras pobres facultades el suponer que cada uno de ellos requirió el mandato de un creador, pero en la misma medida la existencia de tales leyes debe exaltar nuestra noción del poder del Creador omnisciente. El supuesto espíritu creador no crea número ni clase que por analogía estén adaptados a un lugar (caso de Nueva Zelanda); no mantiene a todos permanentemente adaptados a una región; trabaja en sitios concretos, en áreas de creación; no es persistente durante largos períodos; crea formas de los mismos grupos en las mismas regiones, sin parecido físico; crea, en islas o en cimas de montañas, especies afines a las vecinas, y no afines a la naturaleza alpina tal como se manifiesta en otras cimas de montaña; diferentes incluso en las distintas islas de un archipiélago de constitución parecida, no creadas en dos puntos; nunca mamíferos creados en islas pequeñas y aisladas; ni el número de organismos adaptado a la localidad; su poder parece estar influido o relacionado con la distribución de otras especies totalmente distintas del mismo género; no afecta de igual manera, en la magnitud de la diferencia, a todos los grupos de la misma clase.

Hay una grandeza simple en la concepción de que la vida, con sus fuerzas de crecimiento, asimilación y reproducción, ha sido alentada originariamente en la materia bajo una o unas pocas formas, y que mientras este nuestro planeta ha ido orbitando según leyes constantes, y el agua y la tierra, en un ciclo de cambios, han ido reemplazándose la una a la otra, a partir de un origen tan sencillo, mediante el proceso de selección gradual de cambios infinitesimales, han evolucionado infinidad de formas, las más bellas y maravillosas.

Descargar Newt

Lleva La teoría de la evolución contigo