LIBRO IV
LIBRO IV
1 Generalidades sobre la gravedad y la levedad
Hay que investigar, acerca de lo grave y lo leve, qué es cada una de estas cosas, cuál es su naturaleza y por qué causa tienen esas potencias. Pues su consideración 30es propia de los tratados sobre el movimiento: llamamos, en efecto, <a algo> grave o leve por su capacidad[360] de moverse naturalmente de algún modo. (Para sus realizaciones, en cambio, no hay nombres, salvo que uno considere como tal el <vocablo> impulso.)
Puesto que el estudio de la naturaleza versa sobre el 308amovimiento y éstos[361] tienen en sí mismos algo así como chispas de movimiento, todos se sirven de sus potencias, aunque, excepto unos pocos, no los han definido <bien>.
Tras ver, pues, en primer lugar, lo dicho por los demás y haber planteado todas las dificultades que es necesario resolver 5de cara a esta investigación, expongamos de este modo lo que nos parece claro acerca de ello.
Se dice, entonces, <de algo que es> grave o leve sin más o <que lo es> respecto a otra cosa; en efecto, de las cosas que tienen peso decimos que una es más ligera y otra más pesada, v. g.: en comparación con la madera, el bronce. Pues bien, acerca de las cosas que se llaman <leves o graves> sin 10más, nada se ha dicho por los predecesores, sino <sólo> acerca de las que lo son respecto a otra; pues no dicen qué es lo pesado y qué lo ligero, sino qué es lo más pesado y lo más ligero entre las cosas que tienen peso. Lo que decimos quedará más claro del siguiente modo. En efecto, hay cosas que se desplazan por naturaleza <alejándose> del centro y 15otras que van siempre hacia el centro. De éstas, lo que se desplaza <alejándose> del centro digo que se desplaza hacia arriba, y lo <que va> al centro, hacia abajo.
Pues es absurdo creer que no existe en el cielo el «arriba» y el «abajo», tal como estiman algunos; dicen, en efecto, que no existe el «arriba» y el «abajo», dado que <el universo> 20es igual por todas partes y que todo el que lo recorra, partiendo de un punto cualquiera, acabará en sus antípodas[362]. Nosotros, en cambio, llamamos «arriba» a la extremidad del universo, que está arriba por su posición y es primera por naturaleza; y puesto que existe una extremidad y un centro del cielo[363], está claro que habrá también un 25«arriba» y un «abajo», como dice también la mayoría, aunque sin la suficiente precisión. Y la causa de esto[364] es que creen que el cielo no es igual por todas partes, sino que el único hemisferio es el que está sobre nosotros, ya que si reconocieran que tal <hemisferio se prolonga> en un círculo completo y que el centro se relaciona por igual con todo el conjunto, dirían que aquél es el «arriba» y éste, el «abajo».
Así, pues, llamamos «leve» sin más a lo que se desplaza hacia arriba y hacia la extremidad, «grave» sin más, a lo que 30<se desplaza> hacia abajo y hacia el centro; en cambio, <hablamos de> «ligero respecto a algo» y «más ligero» cuando, de dos cosas que tienen peso e igual volumen, una de las dos se desplaza más aprisa hacia abajo por naturaleza.
2 Crítica de las teorías anteriores
De los que se han dedicado anteriormente a la investigación sobre estas cosas, la mayoría ha hablado casi exclusivamente 35de los graves y leves en este sentido, a saber, de aquellos de los que, teniendo ambos peso, uno es más ligero; y habiendo procedido 308basí, creen haber definido también lo leve y lo grave sin más; pero su definición no se ajusta a estos últimos. La cosa quedará clara para los que sigan adelante <en esta investigación>.
Unos, en efecto, hablan de lo más ligero y lo más pesado tal como está escrito en el Timeo[365], a saber, que más pesado 5es lo que consta de mayor número de partes idénticas, y más ligero, lo que consta de un número menor, de la misma manera que un lingote mayor de plomo es más pesado que otro lingote de plomo, y uno de bronce, más que otro de bronce. Y de manera semejante cada uno de los <cuerpos> de una misma clase: pues toda cosa más pesada <que otra> lo es por la mayor abundancia de partes iguales. De la misma manera dicen también que el plomo <es más pesado> que la 10madera: pues <sostienen> que todos los cuerpos <están compuestos> de ciertas <partes> idénticas y de una única materia, pero no parece <que sea así>.
Al definir así las cosas, no se ha hablado de lo leve y lo grave sin más: pues, en realidad, el fuego es siempre ligero y se desplaza hacia arriba, y la tierra y todas las cosas terrosas[366], 15hacia abajo, hacia el centro. De modo que el fuego tiende por naturaleza a desplazarse hacia arriba, no por el pequeño número de los triángulos de los que, según dicen, está compuesto cada uno de los mencionados <cuerpos>: pues en tal caso <una cantidad> mayor se desplazaría menos y sería más pesada, al constar de más triángulos. Pero en realidad se hace patente lo contrario: en efecto, cuanto más abundante es <el fuego>, más ligero es y más rápido sube. Y 20por otro lado, una pequeña cantidad de fuego se desplazará más rápidamente de arriba abajo, y una grande, más despacio.
Además de esto, como dicen que lo que tiene menos <partes> homogéneas es más ligero, y lo que tiene más, más pesado, y que el aire, el agua y el fuego constan de los mismos triángulos[367] pero difieren por el pequeño o el gran número <de éstos>, razón por la cual uno de aquellos <cuerpos> 25es más leve y otro más grave, habrá alguna cantidad de aire que será más pesada que el agua[368]. Pero ocurre todo lo contrario: pues siempre la cantidad mayor de aire sube más y, en general, cualquier parte de aire se desplaza hacia arriba <alejándose> del agua.
De este modo, pues, han definido unos lo leve y lo grave; a otros, en cambio, no les pareció adecuado explicarlo así y, a pesar de pertenecer a una época más antigua, tuvieron 30ideas más modernas sobre las cosas de las que aquí se trata. En efecto, parece que algunos de los cuerpos son menores en volumen pese a ser más pesados. Es claro, pues, que no basta declarar que los <cuerpos> del mismo peso constan de igual número de <partes> primeras: pues entonces serían iguales en volumen. Por lo que respecta a quienes dicen 35que son superficies las partes primeras e indivisibles de los cuerpos dotados de peso, su afirmación es absurda; en 309acambio, a los que <afirman que son> sólidos les es más permisible decir que el mayor entre ellos es más pesado. En cuanto a los compuestos, dado que no parece que cada uno de ellos se ajuste a esta pauta, sino que vemos que muchos de ellos son más pesados aun siendo menores en volumen, como, por ejemplo, el bronce respecto a la lana, algunos 5creen y sostienen que la causa es otra; en efecto, dicen que el vacío encerrado en los cuerpos los aligera y hace que a veces los mayores sean más leves: pues contienen más vacío. Que por eso, en efecto, son también mayores en volumen <cuerpos> compuestos muchas veces de igual o incluso menor número de sólidos. Y, en general, que la causa de todo 10cuerpo que sea más ligero es que hay en él más vacío.
De este modo, pues, exponen <su teoría>, pero los que así lo explican deberían forzosamente añadir, no sólo que <el cuerpo>, si es más leve, tiene más vacío, sino también que tiene menos sólido; pues si tuviera exceso en este tipo 15de proporción[369], no sería más leve. Por eso, en efecto, dicen también que el fuego es el <cuerpo> más ligero, porque tiene la mayor cantidad de vacío. Resultará, pues, que una gran cantidad de oro que contenga más vacío que una pequeña cantidad de fuego será más ligera, a no ser que tenga también una cantidad muchas veces mayor de sólido; de modo que hay que decir <también> esto.
Así, pues, algunos de los que niegan que exista el vacío 20no han dado definición alguna de lo leve y lo grave, como es el caso, por ejemplo, de Anaxágoras y Empédocles; los que sí los han definido, pero han negado que exista el vacío, nada han dicho de por qué unos cuerpos son ligeros y otros pesados sin más, y por qué unos siempre se desplazan hacia arriba y otros hacia abajo, ni han hecho mención de que algunos cuerpos mayores en volumen son más leves que los 25menores que ellos, ni está claro cómo a partir de lo expuesto les resultará posible decir cosas que concuerden con las apariencias.
En cuanto a los que dan como causa de la levedad del fuego el que tenga mucho vacío se han de ver por fuerza en dificultades casi idénticas. En efecto, tendrá menos <parte> 30sólida que los demás cuerpos, y más vacío; sin embargo, habrá una cierta cantidad de fuego en que lo sólido y lleno supere a las partes <sólidas> contenidas en una pequeña cantidad de tierra. Y si dicen que también el vacío[370], ¿cómo caracterizarán lo grave sin más? En efecto, <lo caracterizarán> por tener más <parte> sólida o por tener menos vacío. Así, pues, si dicen eso, habrá una cantidad de tierra tan pequeña 309b<que> el sólido que haya en ella sea menor que el <existente> en una gran cantidad de fuego. De manera semejante, si lo caracterizan por el vacío, habrá algo más leve que lo leve sin más que se desplaza siempre hacia arriba[371], aunque aquello se desplace siempre hacia abajo. Pero eso es imposible: pues lo ligero sin más siempre será más ligero 5que las cosas que tienen peso y se desplazan hacia abajo, mientras que lo más ligero no siempre será ligero, dado que también entre las cosas que tienen peso se dice que una es más ligera que otra, v. g.: el agua <más> que la tierra.
Pero tampoco bastará con <decir> que el vacío guarda una proporción con lo lleno para resolver la dificultad recién mencionada. En efecto, a los que hablan de este modo 10se les impondrá también una conclusión igualmente imposible. Pues tanto en la cantidad mayor de fuego como en la menor, lo sólido guardará siempre la misma relación con el vacío. Y desde luego que la cantidad mayor de fuego asciende más aprisa que la menor, e igualmente <desciende> más aprisa la cantidad mayor de oro y de plomo: de manera 15semejante cada uno de los demás cuerpos dotados de peso. Pero no tendría por qué ocurrir así si lo grave y lo leve se definieran realmente de ese modo[372].
También es absurdo que <los cuerpos ligeros> se desplacen hacia arriba por el vacío <que contienen> y el vacío mismo, en cambio, no. Ahora bien, si el vacío tiene por natural desplazarse hacia arriba y lo lleno hacia abajo, y por eso son para las demás cosas causa de cada una de las dos 20traslaciones, no hacía ninguna falta investigar acerca de los cuerpos compuestos por qué unos son leves y otros graves, sino decir acerca de ellos mismos[373] por qué uno es ligero y el otro tiene peso, amén de cuál es la causa de que lo lleno y el vacío no se separen.
También es ilógico hacerle espacio al vacío, como si él 25mismo no fuera ya un espacio; por otro lado, si el vacío realmente se mueve, por fuerza habrá de tener un lugar a partir del cual y hacia el cual cambie.
Además de esto, ¿cuál será la causa del movimiento? En efecto, no será precisamente el vacío: pues no sólo él se mueve, sino también lo sólido.
Igualmente resulta <esa dificultad> aunque uno defina la 30cosa de otro modo, haciendo unas cosas más pesadas o más ligeras que otras en virtud de la magnitud y la pequeñez, o disponiéndolas de cualquier otro modo, pero atribuyéndoles a todas una sola y misma materia o un único par de <materias> opuestas.
En efecto, si <la materia> es única, no existirán lo grave ni lo leve sin más, como <ocurre> con los que constituyen las cosas a base de triángulos; y <si son> contrarias, como <dicen> 310alos que <proponen> el vacío y lo lleno, no será posible <decir> por qué causa los intermedios entre los <cuerpos> pesados o ligeros sin más[374] son más pesados o ligeros uno que otro y con respecto a los que <lo son> sin más.
En cuanto a definirlos en función de la magnitud y la pequeñez, eso se parece aún más a una ficción que los <modos 5de definición> anteriores, aunque por <el hecho de> permitir establecer en cada caso las diferencias entre los cuatro elementos ofrece más seguridad frente a las dificultades anteriores.
Pero por <el hecho de> establecer una única naturaleza para los <elementos> diferenciados por la magnitud, ocurre necesariamente lo mismo que con los que establecen una única materia, que ni hay nada ligero sin más ni nada que se desplace hacia arriba, sino que <lo leve es>, bien lo que se 10queda atrás, bien lo expulsado[375], y muchas pequeñas <partículas> son más pesadas que pocas grandes. Si ello es así, resultará que una gran cantidad de aire y de fuego serán más pesadas que una pequeña cantidad de agua y de tierra. Pero eso es imposible.
Éstas son, pues, las <opiniones> expuestas por los demás y de este modo se exponen.15
3 Movimiento de leves y graves:
Nosotros, por nuestra parte, expongámoslo precisando aquello en lo que más han tropezado algunos, <a saber,> por qué siempre, por naturaleza, irnos cuerpos se desplazan hacia arriba y otros hacia abajo, y después de esto, <definamos> lo grave y lo leve y sus propiedades concomitantes, y por qué causa surge cada 20una.
Pues bien, acerca del <hecho de> que cada <cuerpo> se traslade a su lugar propio hay que tener la misma concepción que acerca de las demás generaciones y cambios. En efecto, dado que los movimientos son tres (según la magnitud, 25según la especie y según el lugar)[376], vemos que en cada uno de ellos el cambio se produce, a partir de los contrarios, hacia los contrarios y los intermedios, y que el cambio no se da en cualquier cosa hacia cualquier cosa; de manera semejante, tampoco cualquier cosa es motriz de cualquier otra; por el contrario, así como lo alterable y lo aumentable son distintos, así también lo que altera y lo que aumenta. 30Del mismo modo hay que concebir, por tanto, que lo que mueve y lo móvil según el lugar no son cualquier cosa respecto de cualquier cosa.
Así, pues, si lo que mueve hacia arriba y lo que mueve hacia abajo son lo que hace grave y lo que aligera, si lo móvil es lo pesado y lo ligero en potencia, si el desplazarse cada <cuerpo> hacia su lugar propio es ir hacia su propia 310bforma específica[377] (así puede uno comprender mejor lo que decían los antiguos: que lo semejante va hacia lo semejante; esto, en efecto, no ocurre en todos los casos: pues si uno cambiara de sitio la tierra <poniéndola> donde ahora está la luna, no se desplazaría cada una de sus partes hacia ella[378], 5sino a donde se halla ahora[379]; en general, pues, es forzoso que esto ocurra con las cosas semejantes e indiferenciadas por efecto del mismo movimiento, de modo que allá donde es natural que se traslade una parte cualquiera, allí también <se encuentre> el todo; y puesto que el lugar es el límite del <cuerpo> continente, puesto que a todas las cosas que se mueven hacia arriba y hacia abajo las contienen <respectivamente> la extremidad y el centro, 10y que esto se convierte en cierto modo en la forma específica del <cuerpo> contenido, trasladarse hacia el lugar propio es trasladarse hacia lo semejante: pues las cosas contiguas son semejantes entre sí, v. g.: el agua al aire y el aire al fuego[380]; para los cuerpos medios es posible expresarlo al revés, para los extremos, no, <diciendo,> por ejemplo, que el aire <es semejante> al agua y el agua a la tierra: pues el <cuerpo> superior se relaciona recíprocamente con el <situado> debajo como la forma específica 15con la materia); investigar, entonces, por qué el fuego asciende y la tierra desciende es lo mismo que <investigar> por qué lo sanable, si se mueve y cambia en cuanto sanable, va hacia la salud y no hacia la blancura. De manera semejante <por lo que hace> a todas las demás cosas alterables. Por otra parte, lo aumentable, cuando cambia en cuanto aumentable, 20no va hacia la salud, sino hacia el aumento de magnitud. Cada uno de éstos cambia de manera semejante: uno, en lo cual, otro en lo cuanto, y en cuanto al lugar, los <cuerpos> leves <van> hacia arriba, los graves hacia abajo.
Sólo que algunas cosas parecen tener en sí mismas el principio del cambio (digo, por ejemplo, lo grave y lo leve), y otras no, sino que <lo toman> de fuera, como lo sanable y 25lo aumentable. A veces, sin embargo, también éstas cambian por sí mismas y, producido un pequeño movimiento en el exterior, una va hacia la salud y la otra hacia el aumento; y como lo sanable es lo mismo que lo receptivo de la enfermedad, si se mueve en cuanto sanable, va hacia la salud, 30si en cuanto capaz de enfermar, hacia la enfermedad.
Ahora bien, lo grave y lo leve parecen tener en sí mismos, más que éstos[381], el principio <del cambio>, debido a que su materia es la que está más cerca de la entidad[382]; un indicio <de ello es> que la traslación es <propia> de <cuerpos> independizados y que, en <el orden de> la generación, es el 311aúltimo de los movimientos, de modo que, con arreglo a la entidad, es seguramente éste el primer movimiento[383]. Así, pues, siempre que se genera aire a partir de agua y <algo> leve a partir de <algo> grave, <lo resultante> va hacia arriba. A un mismo tiempo es ligero y ya no se genera, sino que existe <aquí o> allí. Es evidente, entonces, que hallándose 5en potencia, al ir hacia la consumación[384], llega a tal lugar[385] y a tanto[386] y a tal[387] donde, cuanto y cual <le permite> su estado actual[388]. Esa misma es la causa de que la tierra y el fuego, ya formados y existentes <como tales>, se muevan hacia sus lugares <propios> si nada lo impide. También el alimento, en efecto, cuando no hay obstáculo, y lo sanable, cuando no hay impedimento, se mueven directamente <a su objetivo>. Ahora bien, mueve lo que actuó 10desde el principio y lo que removió <el obstáculo> o aquello en lo que rebotó <el movimiento inicial>, tal como queda dicho en los tratados anteriores, en los que determinamos que ninguna de estas cosas se mueve a sí misma[389].
Queda, pues, dicho por qué razón se desplaza cada una de las cosas que se trasladan y qué es trasladarse al lugar propio de uno.
4 Diferentes propiedades y comportamientos de graves y leves
Enunciemos ahora las diferencias y 15las características de éstos. Definamos, pues, primero, como a todo el mundo le parece <razonable>, lo grave sin más <como> aquello que queda por debajo de todo lo demás, y lo leve <sin más como> aquello que se superpone a todo lo demás. Digo «sin más» atendiendo al género y <aplicándolo> a todas aquellas cosas en las que no se dan ambas <maneras de ser>; parece, por ejemplo, que cualquier cantidad de fuego asciende, siempre que no haya alguna 20otra cosa que lo impida, y que <cualquier cantidad> de tierra desciende: de igual modo, cuanto mayor es la cantidad, más deprisa.
Llamamos en otro <sentido> graves y leves a aquellos en los que se dan ambas cosas: en efecto, se superponen a algunas y subyacen a otras, tal como el aire y el agua; ninguno de estos dos, en efecto, es leve o grave sin más: pues 25ambos son más ligeros que la tierra (en efecto, cualquier partícula de esos <cuerpos> se superpone a ésta) y más pesados que el fuego (en efecto, cualquier partícula de ellos, del tamaño que sea, subyace <a éste>), entre sí, en cambio, el uno es grave y el otro leve sin más: pues el aire, en cualquier cantidad, se superpone al agua, y el agua, en cualquier cantidad, subyace al aire.
30Y puesto que de los demás <cuerpos> unos tienen peso y otros ligereza, está claro que la causa de todo ello es la diferencia <que hay> en los <cuerpos> no compuestos: en efecto, según que les corresponda más de éste o menos de aquél[390], serán unos cuerpos[391] leves y otros, graves. De modo que hay que hablar de aquéllos[392]; pues los demás siguen a los 35primeros, exactamente como dijimos[393] que debían hacer 311btambién los que explican lo grave mediante lo lleno y lo leve mediante el vacío.
Resulta, entonces, por la diferencia <existente> entre los <cuerpos> primeros, que las mismas cosas, al parecer, no son pesadas o ligeras en todas partes; quiero decir, por ejemplo, que en el aire será más pesado un leño de un talento que una mina de plomo, mientras que en el agua será más ligero; la 5causa <de ello> es que todos <los cuerpos> tienen gravedad excepto el fuego y todos tienen levedad excepto la tierra. Es, pues, necesario que la tierra y todas las cosas que contienen, sobre todo, tierra tengan en todas partes peso, el agua, en cambio, en todas partes menos en la tierra, el aire, <en todas partes> menos en el agua y en la tierra: en efecto, en su región propia, todos <los cuerpos> tienen peso excepto el fuego, también el aire. Prueba <de ello> es que un odre 10inflado tira[394] más que uno vacío[395]. De modo que, si algún <cuerpo> contiene más aire que tierra o agua, cabe que en el agua sea más ligero que otro, pero en el aire, más pesado: en efecto, no sobrenada en el aire, pero sobrenada en el agua.
Que existe algún <cuerpo> ligero sin más y <alguno> pesado sin más queda de manifiesto a partir de lo que sigue. Llamo ligero sin más a lo que es natural que se desplace 15siempre hacia arriba, y pesado sin más a lo que es natural que se desplace siempre hacia abajo, si nada lo impide; tales son, en efecto, <sólo> algunos <cuerpos> y no <es>, como algunos creen, que todos tengan peso; pues también algunos otros opinan que existe lo grave y que siempre se desplaza hacia el centro. Existe también, de manera semejante, lo leve. Pues vemos, tal como se ha dicho anteriormente, que los 20<cuerpos> terrosos subyacen a todos <los demás> y se trasladan hacia el centro. Ahora bien, el centro está bien determinado. Si, pues, existe algo que se superpone a todo, tal como parece que <hace> el fuego, ascendiendo incluso en <el seno del> propio aire, pese a que el aire permanece en reposo, está claro que aquél se traslada hacia la extremidad. De modo que no es posible que tenga peso ninguno: pues en tal caso subyacería a otro; y si fuera así, habría algún otro que 25se trasladaría hasta la extremidad, el cual se superpondría a todos los <cuerpos> que se desplazan. Pero de hecho no parece haber nada <así>. El fuego, por tanto, no tiene ningún peso, ni la tierra ligereza ninguna, puesto que subyace a todos <los demás> y lo que subyace se desplaza hacia el centro.
Ahora bien, que existe un centro hacia el que <se produce> 30la traslación de los <cuerpos> que tienen peso y del que <se aleja la de> los leves, es patente desde muchos puntos de vista.
Primeramente, por no ser factible que nada se desplace hasta el infinito. Pues de la misma manera que no existe nada imposible, tampoco se genera <nada imposible>: y la traslación es una generación desde algún sitio hacia algún sitio.
Además, resulta evidente que <siguen> ángulos semejantes 35el fuego al ascender y la tierra, y todo lo que tiene gravedad, al descender[396]. De modo que necesariamente se 312adesplazarán hacia el centro. (En cuanto a si este <desplazamiento> tiene lugar hacia el centro de la tierra o hacia el del universo, puesto que es el mismo para ambos, se trata ya de otra cuestión[397].) Puesto que el <cuerpo> que subyace a todos se desplaza hacia el centro, el que se superpone a todos se desplazará necesariamente hacia la extremidad del 5espacio en que <los cuerpos> efectúan su movimiento: pues el centro es contrario al extremo y lo que subyace es siempre contrario a lo que se superpone. Por ello también es lógico que lo grave y lo leve sean dos cosas <distintas>: pues también son dos los lugares, a saber, el centro y el extremo.
Pero existe también algún cuerpo en medio de éstos, que con relación a cada uno de ellos recibe el nombre del otro: en efecto, lo intermedio es como el extremo y el centro de 10cada uno de los <otros> dos; por ello existe también algún otro <cuerpo> grave y leve, v. g.: el agua y el aire[398].
Decimos, por otro lado, que lo que contiene pertenece al ámbito de la forma, y lo contenido, al de la materia[399]. Esta distinción se da en todos los géneros[400]: en lo «cual» y en lo 15«cuanto», en efecto, tal cosa es más bien como su forma, y tal otra, como su materia. Y en lo tocante al lugar, igualmente, el «arriba» pertenece al ámbito de lo determinado, y el «abajo», al de la materia. De modo que también en la materia de lo <que es a la vez> grave y leve <ocurre que>, en cuanto potencialmente tal, es materia de lo grave, y en cuanto tal otra, de lo leve; y <ella> es la misma, pero el ser[401] no es el mismo, como <en el caso de> lo enfermable y lo sanable. En 20efecto, el ser <de ambos> no es el mismo: por ello no es lo mismo el ser propio de lo enfermo que el de lo sano[402].
5 Diferentes propiedades y comportamientos de graves y leves (continuación)
Así, pues, lo que posee tal tipo de materia es leve y <va> siempre hacia arriba, mientras que lo que posee la materia contraria es grave y <va> siempre hacia abajo; en cuanto a los <cuerpos que poseen> materias distintas de éstas, que se comportan recíprocamente como aquéllas lo hacen sin más[403], 25<éstos> se desplazan tanto hacia arriba como hacia abajo[404]: por eso el aire y el agua tienen, tanto el uno como el otro, levedad y peso, y el agua subyace a todos (los cuerpos) excepto a la tierra, mientras que el aire se superpone a todos menos al fuego.
Y puesto que hay uno solo que se superpone a todos y uno que a todos subyace, necesariamente habrá otros dos 30que subyazgan a alguno y se superpongan a uno.
De modo que las materias serán necesariamente tantas como estos <cuerpos>, a saber, cuatro (pero cuatro en el sentido de que <hay> una común a todas, sobre todo habida cuenta de que se generan recíprocamente, pero que el ser <de cada una> es diferente)[405]. Nada impide, en efecto, que lo intermedio entre los contrarios sea uno o varios, como en los colores: pues lo intermedio y el medio[406] se dicen de 312bmuchas maneras.
Así, pues, cada uno de los cuerpos que poseen gravedad o levedad tiene peso en su región propia (la tierra, en todas); levedad, en cambio, no posee, salvo en <aquellas regiones> a las que se superpone[407].5
Por eso, cuando se retiran los <cuerpos> que los soportan, se desplaza <cada uno> hacia la <región> inmediatamente inferior, <v. g.:> el aire, a la región del agua, el agua, a la de la tierra. En cambio, al quitar el fuego, el aire no ascenderá a la del fuego, a no ser por la fuerza, al modo como es arrastrada el agua cuando su superficie se hace una[408] y alguien 10tira de ella hacia arriba más aprisa que la traslación con la que el agua se desplaza hacia abajo. Tampoco el agua <asciende> a la <región> del aire, salvo como se acaba de exponer. La tierra, en cambio, no admite esto, porque su superficie no es una. Por ello el agua es aspirada hacia el recipiente en que se ha producido una combustión, la tierra, 15en cambio, no. Y así como la tierra no va hacia arriba, tampoco el fuego va hacia abajo al quitarle el aire de debajo: pues no tiene peso ninguno, ni siquiera en su región propia, así como tampoco la tierra tiene levedad. En cambio, los dos <intermedios> se desplazan hacia abajo al retirar los <cuerpos que hacen> de soporte, porque mientras el <cuerpo> que subyace a todos tiene peso sin más, el que es pesado en relación con algo[409] <va> hacia su región propia o la de aquellos a los que se superpone, por la semejanza de materia[410].
20Está claro que hay que establecer un número de diferencias igual al de aquellos <elementos>. En efecto, si es una la materia de todos, como, por ejemplo, el vacío o lo lleno o la magnitud o los triángulos, se desplazarán todos <los cuerpos> hacia arriba o todos hacia abajo y ya no existirá la otra traslación[411]; de modo que no habrá ningún leve sin más si 25todas <las cosas que> pesan más <que otras lo hacen> por constar de cuerpos[412] mayores o más numerosos o por ser llenas (pero observamos, y ha quedado demostrado, que igual <hay cosas que> se desplazan siempre y en todas partes hacia abajo que <cosas que> se desplazan hacia arriba); y si es el vacío o algo por el estilo lo que se desplaza siempre hacia arriba, no existirá lo que se desplaza siempre hacia abajo. Y de los <cuerpos> intermedios habrá algunos <que irán> abajo más aprisa que la tierra: pues en una gran cantidad de aire serán más numerosos los triángulos o los sólidos o las partículas[413]. Pero parece que ni una sola partícula de 30aire se desplaza hacia abajo. De manera semejante también en el caso de lo leve, si alguien pretende que excede <a otros cuerpos> por la materia[414].
Ahora bien, si son dos <las materias>, ¿cómo podrán los <cuerpos> intermedios hacer lo que hacen el aire y el agua? (Como en el caso, por ejemplo, de que alguien diga que <esas materias> son el vacío y lo lleno: en tal caso el fuego 313asería vacío, por eso ascendería, mientras que la tierra sería lleno, por eso descendería; el aire, por su parte, tendría mayor <proporción> de fuego, el agua, en cambio, de tierra). Podrá haber, en efecto, alguna <porción de> agua que tenga más fuego que una pequeña <porción de> aire, y una gran <porción de> aire que tenga más tierra que un poco de agua, de modo que cierta cantidad de aire habrá de descender más 5rápidamente que una pequeña <cantidad de> agua. Ahora bien, esto no parece <darse> nunca en ninguna parte.
Necesariamente, pues, así como el fuego asciende porque tiene tal <materia> concreta —v. g.: vacío— y los demás <cuerpos> no, y la tierra desciende porque tiene lo lleno, así también el aire <va> hacia su <lugar> propio y superior al del 10agua porque tiene tal <materia> concreta, y el agua desciende porque tiene tal otra.
En cambio, si ambos <elementos> fueran una sola cosa, o bien dos, pero ambas <se dieran> en cada uno de ellos, podría haber de cada uno una cantidad tal que el agua rebasara, subiendo, a una pequeña <porción de> aire, y el aire, bajando, a una pequeña <porción de> agua, tal como se ha dicho ya muchas veces.
6 Figuras y movimientos de los cuerpos
Las figuras no son causas del trasladarse sin más hacia abajo o hacia arriba, sino de <hacerlo> más rápida o más len15tamente. Las causas por las que <es así> no es difícil verlas: en efecto, se plantea ahora la dificultad de por qué los <objetos> planos de hierro y el plomo <plano> flotan sobre el agua y, en cambio, otros más pequeños y menos pesados, si son redondeados o alargados como, por ejemplo, una aguja, se van abajo, así como 20<el hecho de> que algunos flotan por su pequeñez, como, por ejemplo, las limaduras y otras <partículas> terrosas o pulverulentas <que flotan> en el aire.
Acerca de todas estas cosas no es acertado creer que su causa sea como <afirma> Demócrito. Pues éste dice que las <partículas> calientes que se desprenden del agua retienen los <objetos> planos que poseen peso, mientras que los estrechos se hunden: 313ben efecto, las <partículas> que les resisten son pocas.
Pero sería preciso que eso ocurriera más aún en el aire, como objeta él mismo[415]. Aunque una vez hecha la objeción la resuelve con <argumentos> muy flojos: pues dice que el empuje[416] no tiende hacia un único <punto>, llamando empuje 5al movimiento de los cuerpos que se desplazan hacia arriba.
Puesto que algunos de los continuos son fáciles de dividir y otros, menos, y que, por tanto y de idéntico modo, las cosas causantes de división lo son unas más y otras menos, hay que pensar que ésas son las causas[417]. Así, pues, es fácil de dividir lo fácilmente delimitable[418], más <divisible> cuanto más <delimitable>; ahora bien, el aire lo es más que el agua, y el agua, más que la tierra. Y en cada género <de 10cosas> lo más pequeño es más fácil de dividir y se escinde más fácilmente. Las cosas, pues, que tienen gran anchura se sostienen[419] porque abarcan mucho y la cantidad mayor[420] no se escinde fácilmente; en cambio, las que tienen figuras contrarias a éstas se van abajo porque abarcan poco y dividen fácilmente[421]. Y en el aire, mucho más, tanto cuanto 15más fácil de dividir es que el agua.
Por otro lado, como el peso posee una fuerza conforme a la cual se desplaza hacia abajo, y como los continuos <tienden> a no escindirse, estas <dos fuerzas> han de confrontarse; en efecto, si la fuerza del peso supera a la <resistencia> 20del continuo a la escisión y la división, <aquélla> forzará <al cuerpo> hacia abajo más rápidamente[422], mientras que, si es más débil, <el cuerpo> flotará.
Demos, pues, de este modo por dilucidado lo referente a lo grave y lo leve, así como a sus características.