Acerca del cielo - Meteorológicos

LIBRO III

LIBRO III

1 Los tormentas (continuación)

Hablemos de los restantes efectos de 370besa evaporación[405], tratándolos del modo ya empleado anteriormente.

En efecto, ese viento, desprendido[406] 5en pequeña cantidad de manera muy dispersa, cuando surge y sopla muy seguido y está formado por partículas muy tenues, produce truenos y relámpagos; en cambio, si se desprende concentrado y más denso, y <en partículas> menos sutiles, se convierte en viento huracanado: por eso es violento (en efecto, la velocidad con que se desprende produce su fuerza).10

Así, pues, cuando sobreviene una evaporación abundante y continua, ello se produce del mismo modo que cuando desemboca de nuevo en el <estado> contrario: pues entonces se produce gran cantidad de lluvia y agua. Ambas cosas, pues, se dan en potencia en la materia; y cuando surge el principio de cualquiera de las dos potencias[407], ocurre que 15se condensa a partir de la materia aquello de lo que hay mayor cantidad y se produce, en un caso, lluvia y, en el de la otra exhalación, un huracán.

Cuando el viento despedido por la nube choca con otro, <ocurre> como cuando el viento se ve forzado a pasar de un 20<espacio> ancho a otro estrecho en las puertas o calles (pues sucede muchas veces en tales casos que, al ser rechazada la primera parte de la corriente de viento porque cede debido a la estrechez <del paso> o al flujo en sentido contrario, se forma un círculo y un torbellino de viento: en efecto, el de delante impide avanzar, mientras que el de atrás empuja, de modo que se ve forzado a moverse de lado, por donde no se 25ve impedido, y así también el que sigue, hasta que forma una unidad, esto es, un círculo; pues la figura cuyo desplazamiento es único ha de ser también forzosamente única). Por esto, pues, se forman los torbellinos sobre la tierra, y de manera semejante tienen su comienzo en las nubes, salvo que, así como cuando se origina un huracán se desprende 30siempre de las nubes y se convierte en un viento continuo, así también allí[408] se da una sucesión continua de nubes; pero al no poder desprenderse el viento de la nube debido a la densidad <de ésta>, gira al principio en círculo por la causa mencionada, y se mueve hacia abajo porque las nubes siempre 371ase condensan por donde pierden el calor. Este fenómeno, si es incoloro, se llama tifón, que es como un huracán abortado. Con vientos del norte no se forman tifones, ni huracanes 5cuando hay nevadas, porque todos ellos son viento y el viento es exhalación seca y caliente. Por consiguiente, el hielo y el frío, por ser dominantes, la extinguen[409] desde el principio así que se genera. Que dominan es obvio: pues <en caso contrario> no habría nevadas ni <vendrían> lluvias del norte; en efecto, éstas sobrevienen cuando domina la frialdad. Así, pues, se forma un tifón cuando, al nacer un 10huracán, no puede desprenderse de la nube; y existe debido a la resistencia del torbellino, cuando la espiral se desplaza hacia la tierra llevando consigo la nube, <de la que> no puede liberarse. Allá donde sopla directamente lo mueve <todo> con su soplo y, con su movimiento circular, vuelca y levanta 15por la fuerza <aquello> sobre lo que se abate.

Cuando al tirar hacia abajo se inflama (esto se da si el viento se hace más tenue), se llama tormenta[410]: pues enciende el aire coloreándolo con la ignición.

Si en la propia nube se desprende mucho viento y muy tenue, se convierte en rayo, <ahora bien,> si es demasiado 20tenue y no quema debido a su sutileza, <es> el que los poetas llaman resplandeciente, y si lo es menos y quema, <es> el que llaman humeante; pues el primero, gracias a su sutileza, se desplaza <rápidamente> y, gracias a su rapidez, atraviesa <las cosas> antes de incendiarlas y ennegrecerlas por estar tiempo en contacto; el más lento, en cambio, tizna pero no quema, sino que <pasa> antes <de hacerlo>. Por eso las cosas 25que ofrecen resistencia sufren algo <con su impacto>, las que no, nada, v. g.: ya <ha ocurrido que> el bronce de una lanza se fundiera sin que a la madera le pasara nada: pues, debido a su esponjosidad, el soplo[411] lo ha atravesado antes <de afectarlo>; de manera semejante, al pasar a través de vestidos, no los ha quemado, sino que ha hecho como una raspadura.

Está claro, por consiguiente, a partir de este tipo <de fenómenos>, 30que todas estas cosas son viento. Incluso es posible a veces contemplarlo con los ojos, como pudimos ver recientemente cuando ardió el templo de Éfeso[412]: en efecto, unas llamas, separándose del resto, se extendieron por todas partes. En cuanto a que el humo es viento y que el 371bhumo quema, es evidente y se ha expuesto anteriormente en otro lugar[413]; y cuando se propaga concentrado, resulta patente que es viento. Así, pues, lo que se manifiesta en las pequeñas fogatas se produjo entonces[414] con mucha más fuerza, al quemarse mucho material. Al reventar los maderos 5en los que se originaba el viento, se propagaba <éste> muy concentrado y se elevaba inflamado. De modo que se veían las llamas moverse y precipitarse sobre las casas. En efecto, hay que suponer que a los rayos les sigue y les precede 10siempre un viento: pero no se ve por ser incoloro. Por eso <las cosas> que <el rayo> está a punto de golpear se mueven antes de recibir el impacto, al caer previamente sobre ellas las primeras <ráfagas> del viento[415]. También los truenos parten <cosas>, no por el ruido, sino porque al mismo tiempo se desprende el viento que produce el impacto y el ruido: aquello a lo que golpea lo parte, pero no lo quema.

15Se ha tratado, pues, acerca del trueno, del relámpago y del huracán, así como de las tormentas, los tifones y los rayos, y <se ha dicho> que todos ellos son lo mismo y cuál es la diferencia entre todos ellos.

2 Meteoros ópticos

Tratemos ahora del halo y el <arco> iris, de qué es cada uno y por qué causa se produce, y también de los parhelios y las rayas: en efecto, todos estos <fenómenos> 20se producen por las mismas causas.

Acerca de cada uno de ellos hay que considerar primeramente sus propiedades y sus circunstancias.

Pues bien, muchas veces aparece el círculo completo del halo[416] y se forma alrededor del sol, de la luna o de las estrellas 25brillantes, y <con frecuencia> no menor de noche que de día, a mediodía o a la tarde; menos frecuentemente al alba y en el ocaso.

Del <arco> iris, en cambio, nunca se forma un círculo ni una sección mayor que un semicírculo; y cuando más pequeño es el círculo y más grande el sector <visible> es al ponerse o al salir <el sol>, mientras que, cuando <el sol> está más alto, el círculo es mayor y el sector, más pequeño; y 30después del equinoccio de otoño, durante los días más cortos, ocurre a cualquier hora del día, mientras que en los <días> de estío no se produce en torno al mediodía. Tampoco se forman más de dos <arcos> iris a la vez. Cada uno de éstos 372aes tricolor, y los colores son en ambos los mismos e iguales en número, pero más apagados en el <arco> exterior y colocados en orden contrario: pues el <arco> interior tiene la primera circunferencia, la mayor, escarlata, mientras que 5el exterior tiene <de ese color> la menor y más próxima a aquélla, y las demás en análoga <disposición>. Esos colores son casi los únicos que los pintores no pueden producir: pues obtienen algunos por mezcla, pero el escarlata[417], el verde y el cárdeno[418] no se obtienen por mezcla; el <arco> 10iris, sin embargo, tiene esos colores. Aunque muchas veces, entre el escarlata y el verde, aparece el rubio[419].

Los parhelios[420] y las rayas se forman siempre al lado <del sol> y no encima ni hacia tierra ni enfrente <del sol>, y tampoco de noche, sino siempre en torno al sol, bien al levantarse, bien al ponerse; pero la mayoría, hacia el ocaso; raramente se ha producido, si es <que lo ha hecho>, estando <el sol> en medio del cielo, como ocurrió una vez en el Bósforo: 15en efecto, habiéndose levantado dos parhelios, se mantuvieron todo el día hasta la puesta <del sol>.

Éstas son, pues, las circunstancias de cada uno de esos <fenómenos>; y la causa de todos ellos es la misma: pues todos ellos son reflejos. Difieren por el modo y el <lugar> 20donde <se reflejan>, y según que el reflejo se produzca respecto al sol o respecto a algún otro <astro> brillante[421].

El <arco> iris se forma de día, y los antiguos creían que no se produce de noche y originado por la luna; esto les ocurrió a causa de la rareza <del fenómeno>: pues les pasó inadvertido; se 25produce, pero pocas veces. La causa es que los colores quedan ocultos por la oscuridad y es preciso que concurran muchas otras <circunstancias>, y todas ellas en un único día del mes: en efecto, es forzoso que, si ha de darse, sea en el plenilunio, y precisamente al salir o ponerse <la luna>; por eso hemos encontrado <ese fenómeno> sólo dos veces en más de cincuenta años.

Así, pues, de que nuestra visión se refleja[422], igual que en 30el agua, en el aire y en todas las cosas que tienen una superficie lisa, es preciso adquirir la convicción a partir de lo demostrado acerca de la visión, y porque en algunos espejos aparecen las figuras[423], en otros, en cambio, sólo los colores; tales 372bson todos los espejos pequeños y que no tienen ninguna división perceptible: pues en éstos es imposible que aparezca la figura (en efecto, <en tal caso> parecerá que es divisible: pues toda figura parece a la vez ser tal y tener divisiones), y puesto 5que es necesario que aparezca algo, pero aquello es imposible[424], sólo queda que aparezca el color. Ahora bien, el color de las cosas brillantes parece a veces brillante, pero otras veces, bien por estar empañado el espejo, bien por la debilidad de la vista, produce la apariencia de otro color.

Considérese que hemos estudiado ya estas cosas en las conclusiones relativas a los sentidos; hablemos, por consiguiente, 10de algunas y sirvámonos <como fundamento> de las ya establecidas.

3 Los halos

Hablemos primero de la figura del halo, de por qué forma un círculo y surge en torno al sol o la luna, así como alrededor de alguno de los demás astros: pues 15el mismo razonamiento será válido en todos los casos.

Pues bien, el rebote de la vista se produce al condensarse el aire y el vapor en <forma de> nube, si por azar se condensa uniformemente y en pequeñas partículas. Por eso esta condensación es signo de agua[425], las <condensaciones> fragmentarias y mortecinas[426], en cambio, <son signo>, éstas últimas, 20de buen tiempo, las fragmentarias, de viento. En efecto, si no está apagado ni fragmentado, sino que le es permitido adquirir plenamente su naturaleza[427], es probable que sea signo de agua: pues muestra que se está produciendo tal condensación, a partir de la cual, si adquiere cada vez <más> densidad, es 25forzoso que venga agua; por eso estos <halos> resultan los más oscuros de todos en cuanto al color. En cambio, cuando queda fragmentado, es signo de viento: pues la división se ha producido por <efecto de> un viento que ya existe pero todavía no está presente. Un signo de ello es que el viento surge de 30allá donde se forma la ruptura principal. Si es mortecino, en cambio, <es signo> de buen tiempo: pues si el aire no está <en una condición> como para dominar el calor encerrado <en él> ni pasar a una condensación acuosa, es obvio que todavía no se ha desprendido el vapor de la exhalación seca e ígnea: y ésta es causa de buen tiempo.

Queda dicho, pues, en qué estado del aire se forma la 373areflexión. La vista rebota en el celaje concentrado en torno al sol o a la luna: por eso no aparece en el <extremo> contrario, como el <arco> iris. Y al reflejarse de manera semejante por todas partes, <la imagen> es forzosamente un círculo o una porción de círculo: pues las <líneas> iguales <trazadas> 5desde un mismo punto hasta un mismo punto se quebrarán siempre sobre la línea de un círculo[428]. Sea, en efecto, AΓB la quebrada desde el punto A hasta el punto B, y también AZB y AΔB: son iguales entre sí AΓ, AZ y AΔ, y también las <trazadas> hasta B, a saber, ΓB, ZB y ΔB; únase AEB de modo que los triángulos[429] sean iguales: en efecto, están sobre 10idéntica <base> AEB. Trácense perpendiculares sobre AEB desde los ángulos[430], ΓE desde Γ, ZE desde Z, ΔE desde Δ. Éstas, entonces, son iguales: pues <están> todas en triángulos iguales y en un mismo plano; en efecto, todas van <en ángulo> 15recto a AEB y convergen en un mismo punto E. Por consiguiente, la <figura> trazada será un círculo, y su centro, E. Pues bien, B es el sol, A es la vista, y la circunferencia <que pasa> por ΓZΔ, la nube en la que rebota la vista hacia el sol.

Las <partículas> reflectantes hay que considerarlas continuas; pero, debido a su pequeñez, cada una de ellas es invisible, 20mientras que a partir de todas ellas, por estar juntas, parece existir una unidad. El sol se manifiesta resplandeciente en un círculo continuo, apareciendo en cada uno de los <puntos> reflectantes y sin ninguna división perceptible, más bien hacia la tierra, por estar allí <el aire> más en calma: 25pues si hay viento, evidentemente no habrá estabilidad[431]. En cambio, el anillo inmediatamente siguiente a dicho <círculo> es negro, pues parece serlo debido al resplandor de aquél[432].

Los halos se forman más a menudo en torno a la luna, debido a que el sol, al ser más caliente, disuelve más rápidamente las condensaciones de aire. También se forman alrededor 30de las estrellas por las mismas causas, aunque no son tan indicativos <del tiempo>, ya que denotan condensaciones muy pequeñas y aún incapaces de generar <cambios>.

4 El arco iris

Que el <arco> iris es un reflejo se ha dicho ya antes; digamos ahora qué tipo de reflejo, y cómo y por qué causa se da cada una de las circunstancias que lo rodean. 35Pues bien, es patente que la vista se refleja en todas las 373b<superficies> lisas, y el aire y el agua están entre ellas. Se produce <la reflexión> en el aire cuando coincide que está condensado; pero, debido a la debilidad de la vista, muchas veces produce la reflexión aun sin condensación, como le ocurría a cierto <individuo> que veía débilmente y sin agudeza: 5en efecto, creía que, al caminar, le precedía siempre una imagen que le miraba de frente; eso le ocurría porque su visión rebotaba hacia él: pues era tan débil y absolutamente tenue, por su <estado de> agotamiento, que se convertía en espejo <para él> incluso el aire más inmediato y no podía 10apartarlo, como el más lejano y denso; por eso las cumbres parecen alzarse sobre el mar y parecen mayores los volúmenes de todas las cosas cuando soplan los euros[433], y también <lo parecen> las cosas en penumbra, como el sol y las estrellas al levantarse y ponerse, más que en su cénit.

Pero se refleja mucho más en el agua, y en agua que empieza a formarse, que en el aire: pues cada una de las partículas 15de las que se forma por condensación una gota ha de ser por fuerza más reflectante que la niebla. Y puesto que está claro, y ya se ha dicho antes[434], que en tales espejos aparece sólo el color, mientras que la figura resulta invisible, cuando está punto de llover y el aire <que hay> en las 20nubes se condensa ya en <forma de> gotas, pero aún no llueve, si en el <lado> contrario está el sol o cualquier otro <astro> tan brillante que la nube se convierte en espejo y se produce la reflexión desde el <lado> contrario[435] hasta el <astro> brillante, es forzoso que suija la manifestación del color, no de la figura. Al ser cada uno de los espejos pequeño 25e invisible, pero verse, en cambio, gracias a su magnitud continua, el conjunto de todos ellos, necesariamente aparece una magnitud continua del mismo color: pues cada uno de los espejos devuelve el mismo color que el contiguo. Por consiguiente, dado que es factible que esto ocurra, cuando 30el sol y la nube están situados de ese modo y nosotros en medio de ellos, aparecerá una imagen debido a la reflexión. Ahora bien, parece que es entonces, y no en otras circunstancias, cuando se forma el <arco> iris.

Es evidente, pues, que el <arco> iris es un rebote[436] de la vista: por eso se forma siempre en el <lado> opuesto al sol; 35374ael halo, en cambio, en torno a él. Sin embargo, ambos son reflejos: pero es diferente la variedad de los colores; pues aquel reflejo[437] se produce a partir de agua oscura y desde lejos, el otro, en cambio, desde cerca y a partir de aire, más claro por naturaleza.

Lo claro a través de lo oscuro, o bien en lo oscuro 5(pues no hay ninguna diferencia), aparece escarlata (en efecto, es posible ver cómo el fuego de leños verdes tiene la llama roja, debido a que el fuego, que es brillante y claro, está mezclado con mucho humo); y a través de niebla y humo, el sol parece escarlata. Por eso el primer reflejo del 10<arco> iris[438] parece tener ese color (pues el reflejo tiene lugar sobre pequeñas gotitas), y el halo, en cambio, no. De los demás colores hablaremos más tarde. Además, alrededor del sol mismo no es duradera esa clase de condensación, sino que da lluvia o se disipa. Pero en el proceso de formación del agua a partir de los <extremos> contrarios[439] 15transcurre un tiempo; si no ocurriera eso, los halos serían de colores como el <arco> iris. Pero de hecho no se forman <figuras> enteras que tengan esa apariencia, ni siquiera en <forma de> círculo, sino pequeñas y fragmentarias, las llamadas 20rayas, puesto que, si se condensara una niebla como la que surge del agua o de cualquier otra <cosa> oscura, tal como decimos, aparecería el <arco> iris entero, como alrededor de las lámparas. En efecto, alrededor de éstas se forma un <arco> iris en invierno, casi siempre mientras hay vientos del sur, y se hacen patentes sobre todo a los que tienen los ojos humedecidos. En efecto, la vista de éstos rebota enseguida a causa de su debilidad[440]. Se forma[441] a partir de la humedad del aire y del hollín que se desprende de la llama y que está mezclado <con ella>: entonces, en efecto, se 25forma un espejo, también debido a la oscuridad[442]: pues el hollín es <propio> del humo; y la luz de la lámpara no parece blanca, sino purpúrea, en <forma de> círculo e irisada, pero no 30escarlata: pues la visión reflejada es escasa, y el espejo, oscuro. El iris <reflejado> por los remos que se levantan del mar se forma, en cuanto a la posición, del mismo modo que el del cielo, pero en cuanto al color es más parecido al <que se forma> en torno a las lámparas: pues no parece tener color escarlata, 35sino púrpura. El reflejo se forma a partir de minúsculas gotitas contiguas; éstas son agua ya totalmente separada[443]. Se forma 374btambién si alguien rocía con finas gotas un espacio situado de tal manera que esté orientado hacia el sol y que por un lado entre el sol y por el otro esté en la sombra: pues en un <lugar> semejante, si se rocía su interior, para el que está fuera aparece un <arco> iris allá donde se interrumpen los rayos y forman la sombra. El modo <como se forma> y el color son semejantes y 5la causa la misma que para el <formado> por los remos: pues el que rocía se sirve de la mano <como de> un remo.

A partir de lo que sigue quedará claro que el color <del arco iris> es de esa clase, así como lo relativo a los demás colores de su imagen. Pues debemos tener presente, como se ha dicho, y admitir, en primer lugar, que lo claro en lo oscuro, o 10a través de lo oscuro, forma el color escarlata; en segundo lugar, que la vista, al extenderse, se vuelve cada vez más débil y escasa; en tercer lugar, que lo oscuro es como una negación[444]: pues al fallar la vista parece oscuro: por eso todas las 15cosas lejanas aparecen más oscuras, porque no llega <a ellas> la vista[445]. Estúdiese, pues, esto a partir de lo que ocurre con los sentidos: en efecto, las concepciones relativas a éstos son apropiadas para aquello <otro>. Pero tratemos ahora de ello <sólo> en tanto cuanto sea necesario.

Así, pues, las cosas lejanas parecen, por esta causa, más 20oscuras, menores y más lisas, y <así> también las <reflejadas> en los espejos, y las nubes les parecen más oscuras a los que las miran <reflejadas> en el agua o en las propias nubes. Y esto es absolutamente claro: pues debido a la reflexión se contemplan con poca visión. Y no hay ninguna diferencia entre que cambie lo visto o cambie la vista: pues en ambos casos 25será lo mismo. Además de eso, no hay que olvidar tampoco esto <otro>: en efecto, cuando hay una nube cerca del sol ocurre que al que mira hacia él no le parece en absoluto coloreado, sino blanco, mientras que, para el que contempla eso mismo <reflejado> a partir del agua, tiene algún color del iris. Está claro, desde luego, que la vista, así como al rebotar hace, por 30su debilidad, que lo oscuro parezca aún más oscuro, también hace que lo claro parezca menos claro y se acerque a lo oscuro. Una vista lo bastante vigorosa cambia el color a escarlata; la que le sigue[446], a verde; la más débil aún, a cárdeno. Ya no aparece en más <colores>, sino <sólo> en esos tres: como la mayoría de los otros <fenómenos>, también éstos tienen un límite, y el cambio en otros <colores> es imperceptible. Por 375aeso el <arco> iris aparece tricolor y, si <hay> dos, <tienen los colores> en orden contrario. En efecto, el primero[447] tiene la <banda> exterior escarlata: pues la mayor parte de la visión incide sobre el sol desde la circunferencia mayor, y ésta es la exterior; la siguiente y la tercera, análogamente. De modo 5que, si se ha tratado correctamente la apariencia de los colores, <el arco iris> ha de ser por fuerza tricolor y estar teñido únicamente de estos colores. En cuanto al rubio, parece que es debido al contraste entre las apariencias <de los otros>. En efecto, el escarlata, al lado del verde, parece claro. <He 10aquí> una prueba de esto: cuanto más oscura es la nube, más débil se hace el iris, y entonces ocurre que el escarlata parece más rubio. En el iris, el rubio es un color intermedio entre el escarlata y el verde. Así, pues, debido a la oscuridad de la nube circundante, todo su <color> escarlata parece claro: pues en relación con eso es claro. Y de nuevo <aparece el color rubio> 15al desvanecerse el <arco> iris, cuando se disipa el escarlata: pues por ser la nube clara, al correrse hacia el verde, <el escarlata> cambia a rubio. La mayor prueba de esto es el iris de la luna: en efecto, parece totalmente blanco. Esto ocurre porque 20aparece en medio de una nube tenebrosa y de noche. Al modo, pues, como el fuego <se añade> al fuego[448], lo oscuro con lo oscuro hace que lo tenuemente claro aparezca totalmente claro: y eso[449] es lo escarlata. Este fenómeno se hace patente también en los tintes: pues en los tejidos y en los bordados se 25da una indescriptible diferencia de aspecto entre las diferentes combinaciones de colores, por ejemplo, los púrpuras sobre lana blanca o sobre lana negra, y también <varían> con tal o cual iluminación. Por eso también dicen los bordadores que se equivocan a menudo de tonalidad cuando trabajan a <la luz de> una lámpara, tomando unas por otras.

Por eso, pues, se ha dicho que el <arco> iris aparece tricolor 30y sólo de los mencionados colores. Por la misma causa <el arco> doble es de colores más apagados <en el caso del> envolvente y tiene los colores dispuestos en posiciones contrarias: pues la vista, extendida a mayor distancia, ve del mismo modo lo de aquí que lo más alejado. La reflexión, pues, sobre el <arco> exterior resulta más débil por producirse 375bel rebote más lejos, de modo que al incidir <con fuerza> menor hace que los colores aparezcan más apagados. Y <los colores están> en orden inverso porque la mayor <fuerza visual> incide sobre el sol desde el <arco> menor y desde la 5circunferencia interior: pues al estar más cerca de <nuestra> vista, rebota en la circunferencia más cercana del primer <arco> iris. Ahora bien, la más cercana en el <arco> iris exterior es la <circunferencia más corta, de modo que ésta tendrá color escarlata: y análogamente la siguiente y la tercera.

10Sea B el <arco> iris exterior; el interior, el primero, A; en cuanto a los colores, sea Γ el escarlata, Δ el verde y E el cárdeno; el rubio aparece en Z[450].

Tres o más <arcos> iris no se forman nunca, porque ya el segundo resulta más apagado, de modo que la tercera reflexión resultaría extremadamente débil y no podría llegar al 15sol.

5 Forma y dimensiones del arco iris

A partir del diagrama[451] será obvio para los que lo estudien que no es posible que el iris forme un círculo ni tampoco una sección mayor que un semicírculo, así como lo relativo a las demás circunstancias que lo rodean.

En efecto, siendo A un hemisferio <levantado> sobre el círculo del horizonte, K su centro, y H otro punto cualquiera 20de salida <del sol>, si unas líneas <trazadas> desde K que caen en forma de cono hacen como un eje de la <línea> HK[452], y si <éstas>, trazadas desde K hasta M, se reflejan desde el hemisferio hasta H sobre el ángulo mayor[453], las <trazadas> desde K caerán sobre la circunferencia de un círculo; y si la reflexión 25se produce a la salida o a la puesta del astro, lo recortado por el horizonte sobre la tierra será la mitad del círculo[454], mientras que si <la reflexión> se produce <cuando el astro se halla> más alto, el semicírculo será cada vez más pequeño; y será mínimo cuando el astro se halle en su mediodía.

30Sea primero, en efecto, a la salida <del astro>, a saber, H[455], y <supóngase> que KM se refleja sobre H y que se traza el plano en el que está A[456] <formado> por el triángulo HKM. La sección <así formada> será el círculo máximo de la esfera[457]. 376aSea éste A[458]: en efecto, no habrá ninguna diferencia sea cual sea el plano trazado sobre HK y determinado por el triángulo KMH. Pues bien, las líneas que vayan de H y de K a cualquier otro punto del semicírculo A no guardarán entre sí 5la misma relación[459]; en efecto, comoquiera que se han determinado los puntos K y H y la <línea> HK, se habrá determinado también la <línea> MH y, en consecuencia, la relación entre MH y MK. Entonces M tocará una circunferencia determinada. Sea ésta la <designada> como NM: de modo que ha quedado determinada la intersección entre las <dos>circunferencias[460]. En cambio, entre los mismos puntos del mismo plano y otra circunferencia distinta de MN no se mantendrá la misma relación.

Entonces, <supóngase> tendida una línea ΔB[461] y córtese 10Δ respecto a B como MH respecto a MK. Es mayor MH que KM, puesto que la reflexión del cono <se da> sobre un ángulo mayor[462]: en efecto, <MH> subtiende al ángulo mayor del triángulo KMH. Luego también Δ es mayor que B. Añádase 15entonces una prolongación de B, <llamada> Z, de modo que lo que es Δ con respecto a B lo sea a su vez BZ con respecto a Δ. A continuación, lo que es Z respecto a KH, hágase que sea B respecto a otra <línea>, KΠ[463], y trácese de Π a M la <línea> MΠ. Así, pues, Π será el polo[464] del círculo sobre el que inciden las líneas <trazadas> desde K[465]: en efecto, lo que es 20Z respecto a KH y B respecto a KΠ lo será también Δ respecto a ΠM. Pues <supóngase> que no lo es, sino con respecto a <una línea> menor o mayor que ΠM <pues no habrá ninguna diferencia <entre lo uno y lo otro>. Sea con respecto a ΠP. En tal caso, HK y KΠ y ΠP tendrán entre sí la misma relación 25que Z, B y Δ.[25] Ahora bien, Z, B y Δ estaban en una relación <tal> que Δ era a B lo que ZB a Δ: de modo que lo que ΠH es a ΠP lo será también ΠP a ΠK. Si, pues, se trazan desde K y H hasta P las <líneas> HP y KP, éstas tendrán <entre sí> 30la misma relación que HΠ respecto a ΠP: pues las del triángulo HΠP y las del KPΠ <son> homologas en torno al ángulo Π[466]. De modo que ΠP tendrá respecto a KP la misma relación que HΠ respecto a ΠP. Ahora bien, también MH tiene 376brespecto a KM esa misma relación: pues unas y otras <tienen> la misma que Δ respecto a B. De modo que desde los puntos H y K no sólo se habrán trazado hasta la circunferencia MN <líneas> que tienen entre sí la misma relación, sino también hasta otros <puntos>: lo cual es imposible. Así, pues, dado 5que Δ no <puede estar en esa relación> ni respecto a <una línea> menor ni respecto a una mayor que MΠ (en efecto, igual se demostrará <lo uno que lo otro>), es obvio que estará <en esa relación> con respecto a la propia MΠ. De modo que ΠH respecto a MΠ y, por último, MΠ respecto a MK serán lo mismo que MΠ respecto a ΠK.

Si sirviéndose, pues, de Π como polo y de la distancia 10MΠ <como radio>, se dibuja un círculo, <éste> tocará todos los ángulos que forman al rebotar las <líneas procedentes> de H y de K. Si no, se demostrará, igual <que antes>, que tienen la misma relación las trazadas a diversos otros puntos del semicírculo, lo cual <vimos que> era imposible. Pues si se hace girar el semicírculo <designado> como A en torno al diámetro 15HKΠ, las líneas reflejadas desde H y K hasta M en todos los planos estarán en la misma <relación>, y harán igual[467] el ángulo KMH; también el ángulo que formen HΠ y MΠ sobre HΠ será siempre igual. Así, pues, los triángulos sobre HΠ y KΠ se mantienen iguales a HMΠ y KMΠ. Las perpendiculares de éstos[468] caerán sobre el mismo punto de HΠ y serán iguales[469]. Háganse caer en O. En tal caso, O <será> el centro del 20círculo, y quedará cortado por el horizonte un semicírculo en torno a <los puntos> MN.

Pues <queda claro> que el sol no domina los <elementos> superiores[470], pero sí los que se afincan en las inmediaciones de la tierra, y dispersa el aire; y por eso el iris no completa 25el círculo. Se produce también, en contadas ocasiones, de noche, por <efecto de> la luna: en efecto, tampoco <ésta> es siempre plena, <al ser> por naturaleza demasiado débil como para dominar el aire; de hecho, el <arco> iris se mantiene más firme donde más domina el sol: pues en él permanece la mayor cantidad de humedad[471].

Y aún, sea AKΓ el horizonte[472], elévese <sobre él> el 30<punto> H y sea ahora el eje HΠ. Todo lo demás se mostrará 377aigual que antes, pero el polo del círculo, Π, estará por debajo del horizonte AΓ, al haber sido elevado el punto H. <Hállanse> sobre la misma <línea> el polo y el centro del círculo[473] y el centro del <círculo> que delimita[474] ahora el orto: 5pues éste es el <designado> por HΠ. Ahora bien, comoquiera que KH está por encima del diámetro AΓ, el centro[475] estará por debajo del anterior horizonte, <designado> por AΓ, sobre la línea KΠ, <centro designado> por O. De modo que la sección superior del semicírculo, ΨY, será menor: en efecto, el semicírculo era ψYΩ, pero ahora queda cortado por el horizonte AΓ. Por tanto, su <segmento> YΩ. quedará invisible al 10haberse elevado el sol; y será mínimo cuando <el sol esté> en el mediodía: pues cuanto más alto el sol, más bajo será el polo y el centro del círculo[476].

En cuanto al <hecho de> que, en los días más cortos subsiguientes al equinoccio de otoño, pueda producirse siempre el <arco> iris, mientras que en los más largos <comprendidos> 15entre el otro equinoccio y el primero no se forme el <arco> iris a mediodía, la causa <de ello> es que todas las secciones del semicírculo[477] <situadas> hacia la Osa[478] son mayores que un semicírculo y cada vez lo son más, mientras que la <sección> invisible es pequeña, y que, de las secciones <situadas> a mediodía del ecuador, la sección superior[479] es pequeña, mientras que la <que pasa> bajo la tierra es grande, y cada vez mayores las más alejadas[480]; de modo que en 20los días <próximos> a los giros de verano, debido a la magnitud de la sección, antes de que H[481] llegue al <punto> medio de la sección, es decir, al mediodía, P estará ya definitivamente por debajo[482], por estar el mediodía muy distante de la tierra debido a la magnitud de la sección. En cambio, en 25los días <próximos> a los giros de invierno, debido a que las secciones de los círculos no están muy por encima de la tierra, forzosamente sobrevendrá lo contrario: pues el sol alcanza el mediodía estando muy poco elevado H[483].

6 Parhelios y rayas

En relación con los parhelios y las rayas hay que suponer también las mismas 30causas ya dichas.

En efecto, el parhelio se produce al rebotar nuestra vista hacia el sol, y las rayas[484], por <el hecho de> incidir la vista <en el sol> cuando ésta se halla en la condición que dijimos[485] que se da siempre que, habiendo nubes cerca del sol, <la vista> rebota de alguna <superficie> líquida a las nubes: en efecto, las propias nubes parecen incoloras a los que las miran directamente, 377bmientras que en el agua la nube <aparece> repleta de rayas; salvo que entonces parece que el color de la nube está en el agua, mientras que <el color que hay> en las rayas <parece 5estar> en la propia nube. Esto se produce cuando la constitución de la nube es irregular y en un lado es más densa y en el otro está rarificada, y en una parte es más acuosa y en otra, menos: pues al rebotar la vista hacia el sol, no se ve la figura de éste por la pequeñez de las <partículas> reflectantes, pero sí el color; y por aparecer en <un espejo> irregular, 10del sol, brillante y claro, hacia el cual rebota la vista, una parte parece escarlata, otra, verde o rubia. En efecto, no hay ninguna diferencia entre ver a través de tal clase <de medios> o por reflexión en ellos: pues en ambos casos parece similar el color, de modo que, si en aquel caso era escarlata, también en éste.

Así, pues, las rayas se forman por la irregularidad de la 15<superficie> reflectante, no en cuanto a la figura, sino en cuanto al color; el parhelio, en cambio, se forma cuando el aire es más regular y, asimismo, más denso: por eso parece blanco. En efecto, la regularidad del espejo hace que aparezca un solo color; y la reflexión de la vista concentrada, debido a que incide toda a la vez en el sol desde una niebla 20densa que, sin ser todavía agua, está cerca de serlo, hace que aparezca el color realmente existente en el sol, como si se reflejara, gracias a su densidad, en un bronce liso. De modo que, puesto que el color del sol es claro, también el parhelio aparece claro. Por eso mismo el parhelio es más 25signo de lluvia que las rayas: pues ocurre que el aire se encuentra en buena disposición para la producción de agua. Y el parhelio <formado> hacia el sur es más <signo de lluvia> que el <formado> hacia el norte, porque el aire del sur se transforma más fácilmente en agua que el <situado> hacia la Osa.

Como dijimos[486], tanto las rayas como los parhelios se 30forman en torno a los ocasos y a los ortos, y ni por encima ni por debajo, sino a los lados <del sol>; y tampoco demasiado cerca ni extremadamente lejos del sol: pues la condensación que está cerca el sol la disuelve y, si está lejos, la vista no se reflejará <en ella>; en efecto, si está muy alejada de un pequeño espejo, se debilita; por eso también los halos no se forman en el lado contrario al sol. Así pues, si se forman 378apor encima y cerca del sol, éste los deshará; y si se forman lejos, la vista, al ser menos <fuerte de lo necesario> para producir la reflexión, no alcanzará. En cambio, al lado del sol el espejo puede hallarse a una distancia tal que el sol no lo deshaga y la vista llegue concentrada, porque al desplazarse 5por las inmediaciones de la tierra no se dispersa, como al desplazarse por la inmensidad. Y por debajo del sol no se forman porque cerca de la tierra serían disueltos por el sol, mientras que en lo alto, en medio del cielo, la vista se dispersaría. Y en general tampoco se forma a un lado <del sol> pero hacia el cénit: pues <en tal caso> nuestra vista no se desplaza por las inmediaciones de la tierra, de modo que llega 10escasamente al espejo y la que se refleja <en él> queda extremadamente débil.

Todos éstos y de este tipo son, pues, los efectos que llega a producir la evaporación en las regiones <situadas> por encima de la tierra. De todos los que produce en la propia 15tierra, al quedar encerrada entre porciones de ésta, hay que hablar <todavía>.

En efecto, produce dos <tipos> diferentes de cuerpos, por ser ella de por sí doble, tal como <lo es> también en las alturas: pues, como decimos, son dos las exhalaciones, la vaporosa y la humeante; y dos también son las clases de <cuerpos> generados en la tierra, los que pueden obtenerse excavando y los que pueden obtenerse en minas[487]. La exhalación seca, pues, es la que produce por ignición todos los <cuerpos> excavables, como, por ejemplo, los tipos de piedras no susceptibles de fusión, <a saber,> el rejalgar, el ocre, 25el almagre, el azufre y todos los de ese tipo[488]. La mayor parte de los <cuerpos> excavables son polvo de color o piedra formada a partir de una constitución similar, como el cinabrio. <Por efecto> de la exhalación vaporosa <se generan> todos los que se obtienen en minas, y son fusibles o estirables, como, por ejemplo, el hierro, el oro, el cobre. Todos 30éstos los produce la exhalación vaporosa, confinada sobre todo entre piedras, al quedar comprimida y solidificada por la sequedad en una <masa> única, como el rocío o la escarcha después de haberse separado. En ese momento, antes de separarse, se generan dichos <metales>. Por eso aquellos cuerpos son en cierto modo agua y, en cierto modo, no: 378bpues existía en potencia la materia del agua, pero ya no; y no se generan a partir del agua mediante alguna transformación, como los sabores: pues no se generan tampoco así el cobre y el oro, sino que cada uno de esos cuerpos se forma al solidificarse la exhalación. Por eso todos se inflaman y contienen tierra: pues contienen la exhalación seca; y sólo el oro no se inflama.

5Así, pues, se ha hablado en general acerca de todas estas cosas, pero hemos de investigarlas por separado ocupándonos de cada tipo concreto.

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