Metafísica

LIBRO UNDÉCIMO (K)

<BREVE DISCUSIÓN DE LAS APORÍAS DEL LIBRO III>[1]

Que la sabiduría es una ciencia de los principios se deduce con evidencia de las consideraciones iniciales[2] en que se desarrollaban las aporías concernientes a lo dicho por los demás acerca de los principios.

<1> Cabe plantearse la aporía[3] de si se ha de considerar que la 20sabiduría es una ciencia o muchas: pues si es una solamente, es cierto que de los contrarios se ocupa siempre una sola ciencia, pero los principios[4] no son contrarios; y si no es una solamente, ¿cuáles hay que decir que son éstas?

<2> Además,[5] el estudiar los principios de la demostración ¿corresponde a una <ciencia> o a más de una? Si a una sola, ¿por qué a ésta 25más bien que a cualquier otra? Si a más de una, ¿cuáles hay que decir que son éstas?

<3> Además,[6] ¿se ocupa de todas las entidades o no? Si de todas no, resulta difícil justificar de cuáles; pero si una sola <ciencia> se ocupa de todas, no se ve cómo la misma ciencia puede ocuparse de más de un tipo <de entidades>.

<4> Además,[7] ¿es [demostración] relativa solamente a las entidades, 30o también a los accidentes? Y es que si bien hay demostración sobre los accidentes, no la hay sobre la entidad. Pero si se trata de otra <ciencia>, ¿cuál es cada una de ellas, y cuál es la sabiduría? Pues en tanto que demostrativa, será sabiduría la que versa sobre los accidentes; pero en tanto que se ocupa de las realidades primeras, lo será la que versa sobre la entidad.

Pero tampoco cabe decir que la ciencia que andamos buscando se 35ocupa de las causas expuestas en la Física.

[8] Pues, desde luego, no se ocupa de aquello para lo cual (tal es, en efecto, el bien, pero éste tiene lugar en lo relativo a la acción y en las cosas que están en movimiento; y mueve primeramente, pues tal es el fin, pero «lo que primeramente mueve» no existe para las cosas inmóviles).

1059b<5> En general, está la aporía[9] de si la ciencia que ahora buscamos se ocupa de las entidades sensibles o no, sino de algunas otras. En efecto, si se ocupa de otras, será o de las Formas o de las Realidades Matemáticas. Ahora bien, es obvio que las Formas no existen[10] (y aun si se afirma que existen, está igualmente el problema de por qué 5lo que ocurre con las Realidades Matemáticas no ocurre también del mismo modo con las demás cosas de que hay Formas. Quiero decir que ponen las Realidades Matemáticas entre las Formas y las cosas sensibles como un tercer tipo de realidad, además de las Formas y de las de aquí, mientras que no hay tercer Hombre o Caballo, además del 10<Caballo> Mismo y de los individuales.[11]

Pero si no es como dicen, ¿de qué tipo de cosas se dirá que se ocupa el matemático? No, desde luego, de las cosas de aquí, pues ninguna de ellas es como lo que investigan las ciencias matemáticas). Ciertamente, la ciencia que ahora andamos buscando no se ocupa de las Realidades Matemáticas, pues ninguna de éstas existe separada. Pero tampoco de las entidades sensibles, puesto que son corruptibles.

<6> En general, cabe plantearse la aporía de a qué ciencia corresponde el enfrentarse al problema concerniente a la materia de las realidades 15matemáticas.[12] Pues ni corresponde a la física, ya que toda la actividad del físico se centra en las cosas que tienen en sí mismas un principio del movimiento y del reposo, ni tampoco a la ciencia que investiga acerca de la demostración y de la ciencia, ya que ésta lleva a cabo su investigación acerca de este mismo género. Sólo queda, entonces, que la filosofía que nos proponemos sea la que lleva a cabo la 20investigación acerca de tales cosas.

<7> Por otra parte, cabría plantearse la aporía[13] de si ha de afirmarse que la ciencia que andamos buscando se ocupa de los principios, los que algunos denominan elementos y que todos consideran inmanentes en los compuestos. Más bien parecería, sin embargo, que la ciencia 25que andamos buscando tiene que ser de los universales. En efecto, toda definición y toda ciencia versa sobre los universales y no sobre las realidades últimas,[14] de modo que se ocuparía más bien, así, de los géneros primeros. Éstos, por su parte, serían «lo que es» y lo «uno», puesto que habría que aceptar que incluyen máximamente a todas las cosas que son, y que se parecen máximamente a los principios, al ser primeros por naturaleza. En efecto, si éstos se suprimen, se eliminan 30también con ellos las demás cosas, ya que todo es «algo que es» y «algo uno».

Pero, por otra parte, no parece que hayan de ponerse como géneros ni principios, en la medida en que, si se ponen como géneros, las diferencias participarán necesariamente de ellos, siendo así que ninguna diferencia participa del género. Además, si lo más simple es principio con más razón que lo que es menos simple, y si las especies 35últimas que derivan del género son más simples que los géneros (puesto que son indivisibles, mientras que los géneros se dividen en múltiples especies diferenciadas), las especies parecerán ser principios con más razón que los géneros. Pero, por otra parte, en cuanto que las especies se eliminan si se suprimen los géneros, los géneros parecen poseer, con más razón, el carácter de principios, ya que principio es aquello cuya eliminación comporta la de otro.

1060aÉstos son, pues, los puntos aporéticos, y aún hay otros del mismo tipo.

CAPÍTULO SEGUNDO

<SE CONTINÚA Y CONCLUYE LA BREVE DISCUSIÓN DE LAS APORÍAS DEL LIBRO III>[15]

<8> Además, ¿ha de ponerse algo aparte de los individuos o no, sino que la ciencia que andamos buscando se ocupa de éstos?[16] Pero éstos 5son infinitos. Desde luego, aparte de los individuos, lo que queda son los géneros y las especies, pero la ciencia que andamos buscando no se ocupa ni de los unos ni de las otras. Por qué no es posible que se ocupe de ellos, ya se ha dicho.[17] Y, en general, se plantea el problema de si ha de aceptarse que existe alguna entidad separada, fuera de las entidades sensibles de acá, o no, sino que éstas constituyen las cosas que son, y 10sobre ellas recae la sabiduría. Pues está claro que buscamos alguna otra, y ésta es la tarea que nos proponemos, quiero decir, el ver si existe por sí mismo algo separado y que no se da en ninguna de las cosas sensibles.

Además, si hay alguna otra entidad fuera de las cosas sensibles, ¿fuera de qué entidades sensibles ha de afirmarse que las hay? ¿Por qué ponerla fuera de los hombres o los caballos, y no fuera de los 15vivientes, e incluso fuera de las cosas inanimadas en su totalidad?[18] Ciertamente, el establecer otras eternas, iguales en número a las entidades sensibles y corruptibles, parecería caer fuera de lo razonable. Pero si el principio que andamos ahora buscando no existe separado 20de los cuerpos, ¿qué otro podría ponerse con más razón que la materia? Ciertamente, ésta no existe en acto, sino que existe en potencia. Y con más razón, por consiguiente, parecería ser principio la forma y la configuración. Ahora bien, ésta es corruptible, de modo que no existe absolutamente ninguna entidad eterna separada y por sí misma. Pero esto es absurdo. En efecto, parece <que la hay>, y es investigada 25por los más inteligentes, como que aceptan que existe un principio y entidad tal. Y es que ¿cómo habría orden si no existiera algo eterno, separado y permanente?

<9> Pero, además,[19] si existe alguna entidad y principio que por naturaleza sea tal como el que ahora buscamos, y este principio es uno para todas las cosas, el mismo para las eternas y para las corruptibles, se plantea el problema de por qué, tratándose del mismo principio, algunas de 30las cosas que dependen del principio son eternas y otras, sin embargo, no son eternas (esto resulta, desde luego, absurdo). Si, por el contrario, uno es el principio de las cosas corruptibles y otro distinto el de las eternas, si el de las corruptibles es eterno, tendremos un problema similar (¿por qué, si el principio es eterno, no son también eternas las cosas que dependen del principio?). Pero si es corruptible, tendrá, a su vez, otro principio, y éste otro, y así caeremos en un proceso infinito.35

<10> Por otra parte,[20] si se ponen «lo que es» y el «uno», considerados principios inmóviles en grado sumo, por lo pronto, ¿cómo podrán existir separados y por sí mismos, si ninguno de ellos significa un esto[21] 1060by una entidad? Desde luego, los principios eternos y primeros los buscamos con estas características. Y si ambos expresan un esto y una entidad, en tal caso serán entidades todas las cosas que son. En efecto, «lo que es» se predica de todas las cosas (y de algunas cosas también el «uno») y, sin 5embargo, es falso que sean entidades todas las cosas que son.

Además, ¿cómo es posible que sea verdad lo que dicen quienes afirman que el Uno es principio primero y que es entidad, y a partir del Uno y de la materia generan seguidamente el número, y dicen que éste es entidad? ¿De qué modo ha de pensarse que es una la Díada, y 10cada uno de los demás números compuestos? Nada dicen sobre esto, y tampoco es fácil decirlo. Pues si se establecen como principios las líneas y lo que viene a continuación (me refiero a las superficies primeras), está el hecho de que no son entidades separadas, sino secciones y divisiones: aquéllas, de las superficies, y éstas, de los cuerpos (y los 15puntos, de las líneas) y son, además, límites de estas mismas cosas. Todas ellas se dan en otras cosas, y ninguna de ellas existe separada. Además, ¿cómo aceptar que hay una entidad del punto y del Uno? Pues de toda entidad hay generación, pero del punto no la hay. El punto, en efecto, es una división.

<11> Plantea también una aporía[22] el hecho de que toda ciencia se 20ocupa de los universales y de lo que es de tal cualidad, mientras que la entidad no es universal, sino más bien un esto y algo separado: por consiguiente, si la ciencia se ocupa de los principios, ¿cómo aceptar que el principio es entidad?

<12> Además, ¿existe algo fuera del compuesto, o no?[23] (Me refiero al de la materia y lo que se da en ella.) Si no, está el hecho de que todas 25las cosas que se dan en la materia son corruptibles. Si, por el contrario, existe algo, esto será la forma y la configuración. Ciertamente, resulta difícil precisar en qué casos existe separada de la materia y en qué casos no. En algunos casos, desde luego, es obvio que la forma no existe separada, por ejemplo, la de una casa.

<13> Además,[24] ¿los principios son los mismos específicamente, o 30numéricamente? Desde luego, si son uno numéricamente, todas las cosas serán la misma cosa.

CAPÍTULO TERCERO

<POSIBILIDAD Y OBJETO DE LA FILOSOFÍA>[25]

Puesto que la ciencia del filósofo se ocupa de lo que es, en tanto que algo que es, universalmente y no parcialmente, y puesto que, por otra parte, «lo que es» se dice tal en muchos sentidos y no según un sentido único, ciertamente, si se trata de un caso de homonimia y nada hay común a todos esos sentidos, no caerán bajo una única ciencia (al no haber un género único que los incluya); sin embargo, si hubiera 35algo común <a todos ellos>, caerían bajo una única ciencia. Ahora bien, parece que se dice del modo que acabamos de indicar, como «médico» y «sano». En efecto, también estos dos se dicen en muchos sentidos, pero uno y otro se dicen del siguiente modo: lo uno, en 1061acuanto que se refiere, de la manera que sea, a la ciencia médica, y lo otro a la salud, y otros términos por relación a otra cosa, pero cada uno de ellos por relación a la misma cosa. Y es que se denomina médica una explicación, y médico un aparato, porque la una proviene de la ciencia médica y el otro le es útil a ésta. Y de modo semejante 5ocurre también con lo sano: esto se denomina tal porque es síntoma de salud, aquello porque la produce. Y del mismo modo también en los demás casos. Del mismo modo se dice también todo lo que es: en efecto, por el hecho de ser una afección, un hábito, una disposición, un movimiento, o cualquier otra determinación de lo que es, en tanto que algo que es,[26] de cada una de estas cosas se dice que son «algo que es».

Puesto que se produce la referencia de todo lo que es a algo uno 10y común, también cada una de las oposiciones quedará referida a las diferencias y oposiciones primeras de lo que es, tanto si las diferencias primeras de «lo que es» son la Unidad y la Pluralidad, o Semejanza y Desemejanza, como si son otras. Éstas, desde luego, ya las tenemos 15estudiadas.[27] Nada importa, por lo demás, que la referencia de lo que es se haga a «lo que es» o a «lo uno». Pues, aunque no sean lo mismo, sino distintos, ambos términos son intercambiables: en efecto, lo uno es, a su manera, algo que es, y «lo que es» es algo uno.

Y puesto que a una y la misma ciencia corresponde estudiar todos los contrarios, y puesto que cada uno de ellos, en cada caso, se dice por privación, ciertamente, uno se encontraría con el problema de en 20qué modo se dice por privación lo contrario en aquellos casos que admiten grados intermedios, como «justo» e «injusto»; pues bien, en todos estos casos ha de tomarse, no como privación, en su totalidad, de lo expresado en la definición, sino como privación de su forma más perfecta: por ejemplo, si el justo es aquel que se somete a las leyes por 25tener tal disposición, el «injusto» no ha de estar, en todo caso, privado totalmente de lo expresado por esta definición, sino que en la medida en que deja de obedecer a las leyes, en esa medida se da en él la privación. Y del mismo modo también en los demás casos.

Al igual que el matemático estudia nociones obtenidas por abstracción (en efecto, estudia suprimiendo todos los aspectos sensibles, 30como el peso y la ligereza, la dureza y lo contrario de ésta, y también el calor y el frío, y las demás contrariedades sensibles, mientras que deja solamente lo cuantitativo y lo continuo, sea en una o en dos o en tres dimensiones, así como las propiedades que poseen en tanto 35que son cantidades y magnitudes continuas, y no las estudia bajo ningún otro aspecto, y en unos casos estudia las posiciones recíprocas y las propiedades que les corresponden, y en otros casos estudia las 1061bconmensurabilidades y las inconmensurabilidades, y en otros las proporciones, y, no obstante, afirmamos igualmente que de todas estas cosas se ocupa una y la misma ciencia, la geometría), del mismo modo ocurre también con «lo que es»: en efecto, no a otra ciencia que a la filosofía corresponde estudiar sus accidentes en la medida en que es 5algo que es, así como las contrariedades que le pertenecen en tanto que algo que es. Pues a la física habría que adjudicarle las cosas, no en tanto que cosas que son, sino en tanto que participan del movimiento. Y, ciertamente, la Dialéctica y la Sofística se ocupan de los accidentes de las cosas que son, pero no en tanto que cosas que son, ni tampoco estudian 10lo que es, en tanto que algo que es. Sólo queda, por consiguiente, que sea el filósofo el que estudie las cosas que decimos, en la medida que son «cosas que son». Y puesto que «lo que es», aunque se diga en muchos sentidos, en todos los casos se dice según algo único y común, y lo mismo los contrarios (en efecto, son referidos a las oposiciones y diferencias primeras), y puesto que es posible que las cosas de tales características caigan bajo una única ciencia, quedaría resuelta la aporía 15enunciada al principio,[28] me refiero al problema de cómo una ciencia única puede ocuparse de muchas cosas que son diferentes en cuanto al género.

CAPÍTULO CUARTO

<FÍSICA, MATEMÁTICAS, FILOSOFÍA>[29]

Puesto que también el matemático utiliza los axiomas comunes, pero en su ámbito particular, a la filosofía primera corresponderá estudiar también sus principios.

Pues «si se sustraen cantidades iguales de cantidades 20iguales, los restos son iguales» es un axioma común a todo tipo de cantidades, pero las matemáticas investigan aplicándolo a alguna parte de la materia que les es propia, por ejemplo, a líneas, ángulos, números o alguno de los otros tipos de cantidad, pero no en tanto que cosas que son, sino en tanto que cada una de estas cosas es continua en una, dos o tres dimensiones. La filosofía, por el contrario, no investiga acerca de 25realidades particulares, en tanto que a cada una de ellas le ocurre tener alguna propiedad, sino acerca de lo que es, en tanto que cada una de ellas es algo que es. Y lo mismo que con las matemáticas ocurre también con la ciencia física. En efecto, la física estudia los accidentes y los principios de las cosas que son, en tanto que son movidas, y no en tanto que cosas que son (mientras que hemos dicho que la ciencia primera se 30ocupa de éstas, en la medida en que las cosas que estudia son cosas que son, y no en tanto que son alguna otra cosa). Por eso ha de afirmarse que ésta[30] y la ciencia matemática son partes de la sabiduría.

CAPÍTULO QUINTO

<REFUTACIÓN DE LOS QUE NIEGAN EL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN>[31]

Hay un principio, en las cosas que son, acerca del cual no es posible caer en error, sino que siempre se hace necesariamente lo contrario, o sea, estar en la verdad: que «no es posible que lo mismo sea y no sea 351062aa un mismo tiempo», e igualmente en el caso de los otros predicados que se oponen entre sí de este modo.

De tales principios no hay demostración en sentido absoluto, pero sí que la hay como refutación ad hominem.

En efecto, no es posible deducirlos silogísticamente a partir de un principio más cierto, lo cual debería hacerse, sin embargo, si se tratara de una demostración en 5sentido absoluto. Ahora bien, contra quien afirme las proposiciones opuestas, si uno quiere demostrar su falsedad, ha de proponer algo que sea idéntico al axioma de que «no es posible que lo mismo sea y no sea a un mismo tiempo», pero que no parezca que es idéntico a él.[32] 10Y es que solamente de este modo cabe demostración contra quien dice que las proposiciones opuestas pueden ser verdaderas acerca del mismo sujeto.

Pues bien, los que pretenden participar conjuntamente en una discusión tienen que estar de acuerdo en algo. En efecto, si esto no se produce, ¿cómo les será posible participar conjuntamente en una discusión? Cada palabra, por tanto, ha de ser comprensible y ha de 15tener un significado, no muchos, sino uno solo. Y en caso de que tenga más de un significado, ha de aclararse a cuál de ellos se refiere la palabra. Ahora bien, el que dice que «es y no es esto», niega aquello que afirma y, por consiguiente, dice que la palabra[33] no significa aquello que significa. Pero tal cosa es imposible. Por consiguiente, si algo significa «ser esto», es imposible que el enunciado contradictorio sea verdadero.

Además, si la palabra tiene algún significado y éste es verdadero, 20tiene que serlo necesariamente.[34] Pues lo que es necesariamente, no puede en ningún caso no ser. Por consiguiente, no es posible que las afirmaciones y las negaciones opuestas sean verdaderas acerca del mismo sujeto.

Además, si la afirmación no es en absoluto más verdadera que la negación, el que dice <de un individuo> que es un hombre, no dirá más verdad en absoluto que el que dice que no es un hombre. Ahora bien, cabe pensar que el que dice que un hombre no es un caballo 25enuncia algo más verdadero, o no menos verdadero, que el que dice que no es un hombre; luego también dirá la verdad si dice que es un caballo (pues se había quedado en que los enunciados opuestos son verdaderos por igual). Sucede, entonces, que el mismo sujeto es hombre y caballo, o cualquier otro animal.

No hay, pues, en sentido absoluto, demostración alguna de estos 30principios, pero sí demostración contra quien afirme tales cosas. Y, seguramente, alguien que preguntara de este modo habría obligado al mismo Heráclito a reconocer enseguida que es absolutamente imposible que los enunciados opuestos sean verdaderos del mismo sujeto. Pero él abrazó esta opinión sin caer en la cuenta de 35lo que decía. En cualquier caso, sin embargo, si lo afirmado por él es verdadero, ni siquiera su afirmación sería verdadera, a saber, 1062bque lo mismo puede ser y no ser al mismo tiempo. Pues así como, por separado, la afirmación no es, en absoluto, más verdadera que la negación, del mismo modo, si la unión y conjunción de ambas 5se toma como una única afirmación, tampoco su negación será más verdadera en absoluto que la proposición entera tomada como afirmación.

Además, si no es posible afirmar nada con verdad, incluso ésta misma sería falsa, la de que no hay ninguna afirmación verdadera. Ahora bien, si hay alguna, queda refutado lo afirmado por quienes 10plantean tales dificultades y destruyen totalmente el diálogo.

CAPÍTULO SEXTO

<REFUTACIÓN DE LOS ARGUMENTOS EN QUE SE APOYAN LOS NEGADORES DEL PRINCIPIO DE NO-CONTRADICCIÓN>[35]

Próximo a las opiniones expuestas está también el dicho de Protágoras. Pues éste dijo también que el hombre es medida de todas las cosas, con lo que no quería decir sino que lo que a cada cual le parece, 15eso también es firmemente. Pero si esto es así, sucede que la misma cosa es y no es, es mala y buena, y los demás predicados que corresponden a expresiones opuestas, por aquello de que esta cosa les parece ser bella a unos y a otros lo contrario, y que la medida es lo que a cada 20cual le parece. Ahora bien, esta aporía puede resolverse si se considera de dónde procede el origen de tal opinión. Parece, en efecto, que a algunos les ha venido a partir de la doctrina de los filósofos de la naturaleza, y a otros a partir del hecho de que no todos tienen el mismo conocimiento de las mismas cosas, sino que a unos esta cosa les parece dulce y a otros lo contrario.

25En efecto, que nada se genera a partir de lo que no es, sino todo a partir de lo que es, constituye una doctrina común a casi todos los filósofos de la naturaleza. Desde luego, puesto que nada deviene blanco si se trata de algo totalmente blanco y que no tiene parte alguna que sea no-blanca, lo que deviene blanco provendrá de lo que no es blanco: por consiguiente, según ellos, provendrá de lo que no es, a menos que la misma cosa sea 30blanca y no-blanca. No es difícil, sin embargo, resolver esta aporía: ya se dijo, en efecto, en la Física[36] en qué sentido las cosas generadas se generan a partir de lo que no es, y en qué sentido a partir de lo que es.

Por otra parte, sería ingenuo asentir por igual a las opiniones y fantasías 35de los que están en desacuerdo, pues es obvio que necesariamente algunos se equivocan. Y esto resulta evidente por lo que sucede con la percepción sensible. En efecto, la misma cosa no parece, en absoluto, 1063adulce a unos y a otros lo contrario, a no ser que una parte de ellos tengan destruido o dañado el órgano que siente y distingue los mencionados sabores. Y siendo esto así, habrá de aceptarse que los unos son medida, y habrá de aceptarse que los otros no. Y afirmo esto también, 5por igual, respecto de bueno y malo, hermoso y feo, y las demás características de este tipo. Aceptar tal cosa es lo mismo que dar por bueno lo que parece a aquellos que se aprietan con un dedo debajo del ojo y hacen que una cosa se vea doble: que tienen que ser dos, puesto que así aparecen, pero a la vez tiene que ser una, ya que lo que es una cosa les 10parece una a quienes no presionan el ojo.

En general, es absurdo hacerse un juicio acerca de la verdad a partir del hecho de que las cosas de aquí parecen estar cambiando y no permanecer nunca en las mismas condiciones. Pues la verdad ha de perseguirse a partir de las cosas que se hallan siempre en las mismas condiciones y que no son afectadas por cambio alguno, y de este tipo son los cuerpos celestes. En efecto, éstos no aparecen a veces con tales 15características, y de nuevo con tales otras, sino siempre idénticas y sin participar de cambio alguno.

Además, si hay movimiento, hay algo que se mueve, y todo se mueve a partir de algo y hacia algo. Por consiguiente, lo que se mueve tiene que estar en aquello a partir de lo cual se mueve y no estar en eso mismo, y moverse hacia esto y llegar a encontrarse en esto, sin que 20las proposiciones contradictorias tengan que ser verdaderas a la vez, como ellos creen.[37]

Y aun suponiendo que las cosas de aquí cambian y se mueven continuamente en cuanto a la cantidad (si alguien afirmara esto, aun no siendo verdad),[38] ¿por qué no iban a permanecer en cuanto a la cualidad? En efecto, parece que atribuyen a la misma cosa los predicados 25contradictorios porque suponen que la cantidad no permanece idéntica en los cuerpos y que, por ello, la misma cosa es y no es de cuatro codos. Pero la entidad pertenece al ámbito de lo cualitativo.[39] Y ésta es de naturaleza determinada, mientras que la cantidad es de naturaleza indeterminada.

Además, cuando el médico prescribe tomar tal alimento, ¿por qué 30lo toman? ¿Por qué esto es pan más bien que no lo es? Nada separaría, por consiguiente, el comer del no comer. No obstante, se toman el alimento, como que están en la verdad al respecto y como que tal alimento es el que les ha sido prescrito. Y, sin embargo, no deberían hacerlo, ya que en las cosas sensibles ninguna naturaleza permanece firmemente, sino que todas ellas están siempre moviéndose y cambiando.

35Además, si sufrimos continuamente alteraciones y no permanecemos nunca siendo los mismos, ¿qué tiene de extraño si las cosas no nos parecen nunca las mismas, como ocurre con los enfermos? (A éstos, en efecto, por no encontrarse en un estado semejante a cuando estaban 1063bsanos, las cosas sensibles no les parecen del mismo modo; y no por ello las cosas sensibles participan de cambio alguno, si bien producen en los enfermos impresiones distintas y que no son las mismas. Y, seguramente, las cosas ocurren necesariamente del mismo modo en el caso 5del cambio que hemos mencionado.) Pero, si no cambiamos, sino que continuamos siendo los mismos, habrá algo que permanece.

Respecto de aquellos que plantean los problemas indicados a partir de meros argumentos verbales, no es fácil refutarlos, puesto que no afirman cosa alguna ni piden razón de ella. Éste es, en efecto, el modo 10en que se lleva a cabo todo razonamiento y toda demostración. Ellos, sin embargo, al no afirmar nada, suprimen el diálogo y toda forma de razonamiento. Frente a éstos, por consiguiente, no hay razonamiento. Por el contrario, a los que se hallan perplejos a causa de los problemas tradicionales es fácil contestarles y resolver aquellos puntos que les 15plantean problema. Es evidente por cuanto se ha dicho.[40]

Resulta, por tanto, evidente por todas estas razones que no es posible que los enunciados opuestos sean verdaderos a la vez del mismo sujeto, y tampoco los contrarios, ya que toda contrariedad se dice por privación, lo cual resulta evidente si las nociones de los contrarios se reducen a su principio. Del mismo modo, ninguno de los términos intermedios puede predicarse de uno y el mismo sujeto.

Pues si el sujeto 20es blanco, diremos algo falso al afirmar que no es «ni negro ni blanco». Y es que en tal caso ocurriría que es blanco y no es blanco, ya que respecto del mismo sujeto resultará verdadero uno de los predicados que componen la expresión, y tal predicado es contradictorio de blanco.

Tampoco pueden estar en la verdad ni quienes siguen a Heráclito ni quienes siguen a Anaxágoras en sus explicaciones. Pues, si no, 25ocurrirá que los contrarios se predican del mismo sujeto. Y es que cuando dice que en todo hay de todo, viene a decir que nada es dulce más bien que amargo, o que cualquiera de los demás pares de contrarios, si es que en todo hay de todo no solamente en potencia, sino también actualmente y de modo diferenciado. De la misma manera, 30tampoco es posible que todos los enunciados sean falsos, ni que todos sean verdaderos, tanto a causa de las muchas dificultades que acarrea esta tesis, como por lo siguiente: si todos los enunciados son falsos, tampoco quien lo dice dice la verdad; si, por el contrario, todos son verdaderos, el que dice que todos son falsos no dice algo falso.

CAPÍTULO SÉPTIMO

<FÍSICA, MATEMÁTICAS, TEOLOGÍA>[41]

Toda ciencia investiga ciertos principios y causas concernientes a todas 35las cosas cuyo conocimiento le corresponde, por ejemplo, la medicina, la gimnástica, y todas las demás, las productivas y las matemáticas. Cada 1064auna de ellas, en efecto, tras circunscribir un género para sí, se ocupa de éste como algo que se da y que es, pero no en tanto que es, sino que ésta es una ciencia distinta, aparte de aquellas ciencias. A su vez, cada una de las ciencias señaladas, tras captar de algún modo el qué-es en cada género, se esfuerzan en demostrar lo demás con mayor laxitud o con 5mayor rigor. Y captan el qué-es las unas por medio de la sensación, las otras por hipótesis. Por eso, también resulta evidente a partir de esta inducción que no hay demostración de la entidad, del qué-es.

10Por otra parte, puesto que hay una ciencia de la naturaleza, es evidente que será distinta tanto de la <ciencia> práctica como de la productiva. En cuanto a la productiva, el principio del movimiento se halla en el que produce, y no en lo producido, sea aquél algún arte, sea cualquier otra potencia. Y del mismo modo, en cuanto a la <ciencia> práctica, el movimiento no tiene lugar en lo que ha de hacerse, sino 15más bien en los agentes. La del físico, por su parte, se ocupa de las cosas que tienen en ellas mismas un principio del movimiento. Por ello resulta evidente que la ciencia física, necesariamente, no es ni práctica ni productiva, sino teorética (ya que ha de caer en alguno de estos géneros). Ahora bien, puesto que, necesariamente, cada una de las 20ciencias ha de conocer de algún modo el qué-es, y ha de servirse de él como principio, conviene no pasar por alto de qué modo ha de definir el físico, y de qué modo ha de tomar la definición de la entidad, si como lo chato o, más bien, como lo cóncavo. De éstos, en efecto, la definición de lo chato se enuncia conjuntamente con la materia de la 25cosa, y la de lo cóncavo sin la materia. Y es que la chatez tiene lugar en la nariz, y por eso la definición de aquélla se considera juntamente con ésta: efectivamente, «chato» es «nariz cóncava». Es claro, por tanto, que la definición de carne, y de ojo, y de las demás partes, ha de darse siempre juntamente con la materia.

30Por otra parte, puesto que hay una ciencia de lo que es, en tanto que es y en tanto que es separado,[42] ha de mirarse si ésta se identifica, acaso, con la física, o si, más bien, es distinta. Ciertamente, la física trata de las cosas que tienen en ellas mismas un principio del movimiento, mientras que la matemática, a su vez, es <ciencia> teorética acerca de cosas que tienen permanencia, pero no existencia separada. Por tanto, alguna distinta de estas dos ciencias se ocupa de lo que es separado e inmóvil, si es que hay alguna entidad tal, quiero decir, separada 35e inmóvil, algo que tratamos de demostrar. Y si, entre las cosas que son, existe una naturaleza tal, allí estará también seguramente lo divino, y ella será principio primero y supremo. Es, pues, evidente 1064bque hay tres géneros de ciencias teoréticas: Física, Matemáticas, Teología. Ahora bien, el mejor género <de ciencia> es el de las teoréticas, y de éstas lo es la última citada, ya que se ocupa de la más excelsa de las cosas que son, y cada una <de las ciencias> es mejor o peor según sea lo 5que es propio de su conocimiento.

Cabría plantearse el problema de si la ciencia de lo que es, en tanto que algo que es, ha de considerarse universal o no. En efecto, cada una de las ciencias matemáticas se ocupa de un género determinado, mientras que la <matemática> universal, común, se ocupa de todos ellos. Así pues, si las entidades físicas son las primeras de las cosas que 10son, también la física sería la primera de las ciencias. Si, por el contrario, existe otro tipo de naturaleza y entidad, separada e inmóvil, la ciencia de ésta será también necesariamente otra, y anterior a la física, y universal por ser primera.

CAPÍTULO OCTAVO

<SER ACCIDENTALMENTE Y SER VERDADERO>[43]

Puesto que «lo que es», sin más precisiones, se dice de muchos modos, 15de los cuales uno es el que se dice que es accidentalmente, ha de investigarse primero acerca de lo que es de este modo. Ciertamente, que ninguna de las ciencias tradicionales se ocupa de lo accidental, es evidente (en efecto, ni el arte de construir tiene en cuenta lo que accidentalmente ocurrirá con los usuarios de la casa, por ejemplo, si la habitarán con disgusto o lo contrario, ni tampoco el de tejer, ni el de 20curtir, ni el de cocinar, sino que cada ciencia tiene en cuenta solamente lo que, por sí misma, le concierne, es decir, su fin propio; ni tampoco <consideran las relaciones entre> músico y gramático, ni <argumentos como el siguiente:> que el que es músico, porque se hizo gramático, será a la vez ambas cosas, sin serlo antes; ahora bien, como lo que es, si 25no es siempre, ha llegado a ser, resulta que llegó a la vez a ser músico y gramático; pero de esto no se interesa ninguna de las consideradas comúnmente ciencias, excepto la Sofística.

Efectivamente, sólo ésta se ocupa de lo accidental, por lo que Platón no se expresó mal al decir que 30el sofista discute acerca de lo que no es.[44] Pues bien, que no es posible que haya ciencia del accidente, resultará evidente a quienes traten de captar qué es lo accidental. Decimos que todo es, o bien siempre y por necesidad (no la necesidad en el sentido de «violencia», sino aquella 35de que hacemos uso en lo referente a las demostraciones),[45] o bien la mayoría de las veces, o bien ni la mayoría de las veces ni siempre y por necesidad, sino de modo fortuito: por ejemplo, si en la canícula hace frío, pero esto no sucede siempre y por necesidad, ni tampoco la mayoría 1065ade las veces, sino que en alguna ocasión puede suceder. Así pues, el accidente es lo que se produce, si bien no siempre ni por necesidad, ni la mayoría de las veces.

Por tanto, queda dicho qué es el accidente. Por su parte, es evidente 5que no hay ciencia de algo tal. En efecto, toda ciencia se ocupa de lo que es siempre o la mayoría de las veces, pero el accidente no cae ni en lo uno ni en lo otro. Y es, a su vez, evidente que de lo accidental no hay causas y principios como los de lo que es por sí, pues <si los hubiera>, todas las cosas sucederían por necesidad. Y es que, si esto existe cuando existe eso, y eso cuando existe aquello, y aquello no 10sucedió casualmente, sino por necesidad, existirá también por necesidad eso de lo que aquello era causa, hasta llegar a lo que se considera lo último efectuado (y esto era lo supuestamente accidental), con lo que todas las cosas serán por necesidad, y el que algo suceda fortuitamente de las dos maneras, así como la posibilidad de generarse o no, quedan totalmente eliminados de entre las cosas que se generan. 15Y aunque se suponga que la causa no existe <siempre>, sino que se genera, las consecuencias serán las mismas, pues todo se generará por necesidad. En efecto, el eclipse de mañana se producirá si se produce esto, y esto si se produce esto otro, y esto otro si se produce alguna otra cosa: y de este modo, restando tiempo del tiempo limitado que va de ahora a mañana, se llegará alguna vez a lo que existe y, por 20tanto, si esto existe, a continuación de esto se producirán por necesidad todas las cosas, de modo que todas las cosas se producirán por necesidad.

En cuanto a lo que es en el sentido de «es verdadero» y a lo que «es accidentalmente», el uno se da en una combinación del pensamiento y es una afección de éste (y por eso no se buscan los principios concernientes a lo que es en este sentido, sino los concernientes a lo que es fuera y separado),[46] y el otro, a su vez, no es necesario, sino indeterminado, quiero decir, lo accidental. Y sus causas son desordenadas e 25infinitas.

Por su parte,[47] el para algo se da en las cosas que se generan, sea naturalmente sea por el pensamiento, y el azar tiene lugar cuando alguna de estas cosas se genera accidentalmente. Y es que la causa, lo mismo que lo que es, existe o por sí o accidentalmente. El azar es la 30causa accidental en el ámbito de lo que se produce por elección de las cosas que son para algo, y por ello el azar y el pensamiento recaen sobre las mismas cosas, ya que la elección no tiene lugar sin pensamiento. E infinitas son las causas por las cuales pueden generarse las cosas que se generan por azar, y de ahí que éste permanezca incognoscible para el razonamiento humano, y es causa en sentido accidental, pero no lo es de nada en sentido absoluto. Y el azar es bueno o malo según 35resulte un bien o un mal, y <se considera> «buena fortuna» y «mala 1065bfortuna» cuando éstos son importantes.

Puesto que nada accidental es anterior a las cosas que son por sí, tampoco lo es la causa <accidental>. Y aun cuando el azar y la espontaneidad[48] fueran causa del Universo, antes serían el entendimiento y la naturaleza.

CAPÍTULO NOVENO

<POTENCIA, ACTUALIZACIÓN Y MOVIMIENTO>[49]

5Unas cosas están solamente en acto, otras en potencia, y otras en potencia y en acto, trátese de lo que es, o de la cantidad, o de alguna de las restantes categorías. Por otra parte, no existe movimiento alguno fuera de las cosas, ya que el cambio tiene lugar siempre según las categorías de lo que es, y nada hay común a todas ellas, nada que no se dé en una categoría. Ahora bien, en todas las cosas, cada una de las 10categorías se da de dos maneras: el esto es, por ejemplo, bien la forma de la cosa, bien su privación; y según la cualidad, lo blanco y lo negro; y según la cantidad, lo completo y lo incompleto; y según la traslación, el arriba y el abajo, o bien, ligero y pesado. Así pues, hay tantas especies de movimiento y de cambio cuantas especies hay de lo que es.[50] 15Y puesto que lo que está en potencia y lo que está plenamente realizado se dividen conforme a cada uno de los géneros, afirmo que el movimiento es la actualización de lo que está en potencia, en tanto que tal.

Que es verdad lo que decimos se manifiesta por lo siguiente. Y es que, cuando lo edificable —en tanto que decimos que es tal— está actualizándose, se está edificando, y esto es la edificación. Y de modo semejante el proceso de aprender, curar, pasear, saltar, envejecer, madurar. Y el movimiento ocurre cuando se da la realización misma, ni 20antes ni después. Y el movimiento es <la actualización> de lo que está en potencia, cuando se actualiza al realizarse, pero no en tanto que es ello mismo, sino en tanto que es móvil. El «en tanto que» lo entiendo del modo siguiente.[51] Ciertamente, el bronce es en potencia una estatua. Sin embargo, el estado de realización del bronce, en tanto que 25bronce, no es movimiento. Y es que no es lo mismo ser bronce que ser cierta potencia, pues si fueran simplemente lo mismo conforme a su definición, el estado de realización del bronce sería un movimiento. Pero no son lo mismo. (Y es evidente en el caso de los contrarios: poder sanar y poder enfermar no son lo mismo, pues en tal caso sanar y 30enfermar serían lo mismo, mientras que el sujeto que sana y enferma, sea un humor, sea la sangre, es uno y el mismo.) Y puesto que no son lo mismo, como tampoco son lo mismo el color y lo visible, movimiento es la realización de lo potencial en tanto que potencial. Que es ésta, y que el movimiento ocurre cuando se da la realización misma, y no 35antes ni después, es obvio. (Pues cada cosa puede actualizarse a veces 1066ay a veces no, por ejemplo, lo edificable en tanto que edificable. Y la actualización de lo edificable, en tanto que edificable, es la edificación. Y es que la actualización es, o bien la edificación de la casa, o bien la casa. Pero cuando ya está la casa, ya no se trata de algo edificable, sino que se edifica lo edificable. Necesariamente, pues, la actualización es 5edificación, y la edificación es cierto movimiento. Y la misma explicación vale para los otros movimientos.)

Que la explicación es adecuada resulta evidente por las cosas que los demás dicen acerca del movimiento, y también porque no resulta fácil definirlo de otro modo. En efecto, uno no podría situarlo en 10otro género. Y es evidente por las cosas que dicen. Algunos lo definen como diversidad, como desigualdad y como «algo que no es»: ahora bien, a nada de esto le corresponde necesariamente moverse; pero es que tampoco el cambio tiene lugar ni hacia estas cosas ni a partir de ellas con más razón que a partir de sus opuestos. Y la razón de que lo reduzcan a estas cosas está en que el movimiento parece ser algo 15indeterminado, y los principios de la segunda columna parecen ser indeterminados por ser privaciones.[52] En efecto, ninguno de ellos es ni esto, ni tal cualidad, ni ninguna de las otras categorías. Y la causa de que el movimiento aparezca como indeterminado es que no resulta posible reducirlo ni a la potencia ni al acto de las cosas que son. Pues no 20se mueve, necesariamente, ni lo que es potencialmente de tal cantidad ni lo que es actualmente de tal cantidad, y ciertamente, el movimiento parece ser cierto tipo de actualización, pero incompleta. Y la causa de ello estriba en que lo potencial, de lo cual es actualización, está incompleto. Y por eso resulta difícil comprender qué es. Pues habría que reducirlo, necesariamente, bien a la privación, bien a la potencia, bien a la actualidad sin más, y, sin embargo, nada de esto parece posible, 25con lo cual solamente queda que sea lo dicho, acto y no acto, tal como ha quedado explicado:[53] difícil de ver, pero posible que sea.

Es, además, evidente que el movimiento se da en la cosa movida, ya que es la realización de ésta bajo la acción de lo que es capaz de mover. Y la actualización de lo que es capaz de mover no es distinta de la actualización[54] de lo movido, ya que tiene que ser la realización de 30ambos. En efecto, puede mover en cuanto que tiene la potencia de actuar, y mueve en tanto que está actuando; ahora bien, es actualizador de la cosa movida, luego el acto de ambos es uno, al igual que el intervalo de uno a dos y de dos a uno es el mismo, y la distancia monte arriba y monte abajo, si bien su ser no es uno. Pues igual en el caso de lo que mueve y lo que es movido.

CAPÍTULO DÉCIMO

<EL INFINITO NO TIENE EXISTENCIA ACTUAL>[55]

Lo infinito es, o bien lo que no puede recorrerse porque su naturaleza 35excluye que se recorra, como la voz es invisible, o bien lo que comporta un recorrido sin fin, o bien lo que se recorre con dificultad, o bien lo que no tiene recorrido o límite, aun correspondiéndole por naturaleza tenerlo. Además, está el infinito por adición, por sustracción y por ambas cosas.1066b

<1> Ciertamente, no es posible que sea algo que existe separado. Pues si no es una magnitud ni un número, sino que lo infinito es, ello mismo, entidad y no accidente, será indivisible (ya que lo divisible es o magnitud o número). Ahora bien, si es indivisible, no puede ser infinito, a no ser como la voz es invisible. Pero no se refieren al infinito 5en este sentido, sino en el sentido de imposible de recorrer.

Además, ¿cómo puede existir por sí el infinito, si no existen por sí también el número y la magnitud, de los cuales es afección el infinito?

Además, si existe como accidente, no podrá, en tanto que infinito, ser elemento de las cosas que son, como tampoco lo invisible es elemento del lenguaje, por más que la voz sea invisible.10

Y que lo infinito no puede existir en acto, es evidente. Pues, en tal caso, cualquier parte que se tomara de él sería infinita (ya que, si fuera una entidad y no se predicara de un sujeto, lo infinito y ser-infinito serían lo mismo)[56] y, por consiguiente, sería, o bien indivisible, o bien 15divisible en partes infinitas, si tuviera partes. Pero es imposible que la misma cosa conste de muchos infinitos (pues así como la parte del aire es aire, así la parte del infinito sería infinita, si fuera entidad y principio). Luego es sin partes e indivisible. Ahora bien, es imposible que lo infinito plenamente actualizado sea tal[57] (ya que necesariamente ha de ser cantidad), luego se da en otro como accidente. Pero si es así, ya 20se ha dicho que no puede ser principio: lo será, más bien, aquello en que se da como accidente, el Aire o lo Par.[58]

<2> Hasta ahora hemos desarrollado la cuestión de un modo general. Ahora bien, que el infinito no existe en las cosas sensibles, es obvio por lo siguiente. Pues si la definición de cuerpo es «lo limitado por superficies», no podrá haber cuerpo infinito alguno, ni sensible ni inteligible, 25ni tampoco un número separado e infinito: pues el número, o lo que tiene número, es mensurable.

Por otra parte, atendiendo a su naturaleza,[59] es evidente por lo siguiente: es imposible, en efecto, que sea ni compuesto ni simple. Desde luego, no será un cuerpo compuesto, si sus elementos son limitados en número (pues los contrarios han de estar igualados y ninguno de 30ellos ser infinito. Y es que si la potencia de los cuerpos es en alguna medida inferior, el que es limitado será destruido por el que es infinito. Pero tampoco es posible que cada uno de ellos sea infinito, pues cuerpo es lo que tiene extensión en todas las direcciones, e infinito lo que se extiende sin límite, y, por consiguiente, si un cuerpo es infinito, es infinito en todas las direcciones). Pero el infinito no puede ser tampoco un cuerpo uno y simple ni, como algunos dicen,[60] algo que 35existe aparte de los elementos y de lo cual hacen que éstos se generen (y es que no existe un cuerpo tal aparte de los elementos. Todo, en efecto, se descompone en aquello de lo cual consta, y no parece que haya tal aparte de los cuerpos simples), ni tampoco el fuego o algún 1067aotro de los elementos. Pues independientemente de que <es imposible que> alguno de éstos sea infinito, es imposible que el Todo, aun siendo limitado, sea o se convierta en uno de ellos, como pretende Heráclito que todas las cosas se convierten en fuego en algún momento. Y lo mismo cabe decir acerca del Uno que los físicos ponen fuera de los 5elementos. Y es que todo cambia a partir de un contrario, por ejemplo, a partir de caliente a frío.

Además, el cuerpo sensible se halla en algún sitio, y es el mismo el lugar del todo y el de la parte, por ejemplo, el de la tierra, y por tanto, si el cuerpo es homogéneo, o bien será inmóvil, o bien estará siempre en movimiento. Pero esto es imposible. (¿Por qué, en efecto, 10<va a moverse o reposar> abajo más bien que arriba, o en cualquier otra dirección? Por ejemplo, si fuera un terrón, ¿dónde se movería o se quedaría parado? Pues el lugar del cuerpo de su mismo género es infinito. ¿Ocupará, entonces, en lugar en su totalidad? ¿Y cómo? ¿Cuál será, entonces, su reposo y su movimiento? O bien permanecerá quieto por todas partes, con lo cual no se moverá, o bien se moverá 15por todas partes, con lo cual no estará quieto.) Si, por el contrario, el Todo es de partes heterogéneas, también los lugares de éstas serán heterogéneos y, por lo pronto, el cuerpo del Todo no tendrá unidad, excepto por contacto de sus partes, y además, éstas serán o limitadas o infinitas en cuanto a sus especies. Ahora bien, limitadas no pueden ser (en efecto, si el Todo es infinito, aunque unas partes no lo sean, otras serán infinitas, por ejemplo, el fuego o el agua; pero un elemento tal comportaría la destrucción de los contrarios). Si, por el contrario, son 20infinitas y simples, también los lugares respectivos serán infinitos, e infinitos serán los elementos. Ahora bien, si esto es imposible y los lugares son limitados, el Todo será también necesariamente limitado.

En general, es imposible que sea infinito un cuerpo, y que lo sea el lugar de los cuerpos, si todo cuerpo sensible posee peso o ligereza. Pues se moverá o hacia el centro o hacia arriba;[61] pero es imposible que el infinito, 25ya sea todo ello, ya su mitad, sea afectado de ninguna de estas maneras. Pues ¿cómo dividirlo? O ¿cómo lo infinito podría tener un arriba y un abajo, o un extremo y un centro? Además, todo cuerpo sensible está en un lugar, y hay seis especies de lugar,[62] y es imposible que éstas existan 30para un cuerpo infinito. Y, en general, si es imposible que haya un lugar infinito, también es imposible que haya un cuerpo infinito, ya que estar en un lugar <es tener un dónde, y esto> significa arriba o abajo, o cualquiera de los otros lugares, y cada uno de ellos comporta un límite.

<3> Por otra parte, no es lo mismo lo infinito en cuanto a la magnitud, en cuanto al movimiento y en cuanto al tiempo, como si se tratara de una única naturaleza, sino que lo que es posterior se caracteriza en 35función de lo que es anterior: así, el movimiento se caracteriza por la magnitud del recorrido, del cambio o del aumento, y, a su vez, el tiempo por el movimiento.

CAPÍTULO UNDÉCIMO

<TIPOS DE CAMBIO Y MOVIMIENTO>[63]

1067bLo que cambia, en unos casos cambia accidentalmente: así, el músico anda; en otros casos, se dice que cambia, sin más precisiones, porque cambia algo en ello: así, las cosas que cambian en sus partes 5(pues el cuerpo sana porque sana el ojo); además, está lo que de por sí es movido primeramente, esto es, lo que de por sí es móvil. Y del mismo modo ocurre también con lo que mueve: en efecto, mueve ya accidentalmente, ya según alguna de sus partes, ya de por sí.

Hay, pues, algo que mueve primeramente. Hay, por otra parte, algo que es lo movido y, además, el tiempo durante el cual, aquello desde lo cual y aquello hacia lo cual se mueve. A su vez, son inmóviles 10las formas, las afecciones y el lugar hacia los cuales se mueve lo movido, por ejemplo, la ciencia o el calor. Pues no es movimiento el calor, sino el proceso de calentarse. Y el cambio no accidental lo hay, no en todas las cosas, sino en el caso de los términos contrarios y sus intermedios, y en el de los contradictorios.

Esto podemos probarlo por inducción. En efecto, lo que cambia, cambia bien de sujeto a sujeto, bien de no-sujeto a no-sujeto, bien de 15sujeto a no-sujeto, bien de no-sujeto a sujeto. (Y llamo «sujeto» a lo que se denomina mediante una expresión positiva.)[64] Por consiguiente, tres son necesariamente los tipos de cambio, puesto que no hay cambio que vaya de no-sujeto a no-sujeto, al no tratarse de términos 20ni contrarios ni contradictorios, pues entre ellos no hay oposición. Así pues, el cambio que va de no-sujeto a sujeto, dándose entre ellos contradicción, es generación: absoluta si el cambio es absoluto, y parcial si el cambio es parcial. Por su parte, el que va de sujeto a no-sujeto es destrucción: absoluta si el cambio es absoluto, y parcial si el cambio es parcial.[65] Y puesto que «lo que no es» se dice tal en muchos sentidos, y tomado en el sentido de la afirmación y la negación no es susceptible 25de movimiento, ni tampoco si «lo que no es» se entiende como potencia opuesta a lo que es en sentido absoluto[66] (sin duda, lo no-blanco o no bueno pueden moverse accidentalmente, por ejemplo, en el caso de que lo no-blanco sea un hombre; pero en modo alguno lo que no es esto en sentido absoluto), es imposible que lo que no es se mueva (y si 30esto es así, es imposible también que la generación sea un movimiento, puesto que se genera lo que no es; pues aun en el caso extremo de que sea generación accidental, seguirá siendo verdadera la afirmación de que lo que no es llega a existir en aquello que se genera de modo absoluto). Y lo mismo ocurre también con el reposo, el cual tropieza 35también con estas dificultades, y la de que todo lo que se mueve está en un lugar, mientras que lo que no es no está en lugar alguno, ya que tendría un dónde. Tampoco la destrucción es movimiento, puesto que lo contrario de un movimiento es otro movimiento, o el reposo, mientras que lo contrario de la generación es la destrucción.

1068aPues bien, puesto que todo movimiento constituye algún tipo de cambio, y los tipos de cambio son los tres establecidos, y puesto que, de éstos, los cambios según la generación y la destrucción no son movimientos, y tales cambios son los que tienen lugar entre términos contradictorios, necesariamente sólo es movimiento el que va de sujeto a sujeto. 5Tales sujetos son o los contrarios o sus intermedios (y póngase también la privación como contrario), y se denominan mediante una expresión positiva, por ejemplo, «en cueros», «gimnodonto» y «negro».[67]

CAPÍTULO DUODÉCIMO

<QUE NO HAY CAMBIO DEL CAMBIO>[68]

Puesto que las categorías se dividen en entidad, cualidad, lugar, hacer o padecer, relación y cantidad, necesariamente hay tres clases de movimiento: 10de cualidad, de cantidad y de lugar. No lo hay, sin embargo, en cuanto a la entidad (pues la entidad no tiene contrario), ni lo hay tampoco de la relación (pues si cambia uno de los términos, es posible que resulte falso el otro, aun sin cambiar, de modo que su movimiento es accidental), ni tampoco del agente y del paciente, o del que mueve y del que es movido, ya que no hay movimiento del movimiento, ni generación de la generación, ni, en general, cambio del cambio.15

De dos maneras, en efecto, podría haber movimiento del movimiento:[69] o bien siendo el movimiento sujeto (por ejemplo, el hombre se mueve al pasar de blanco a negro; luego también, de esta manera, el movimiento se calienta o se enfría, o cambia de lugar, o aumenta; pero esto es imposible, ya que el cambio no es un sujeto), o bien porque otro 20sujeto cambie de un movimiento a otra forma <de movimiento>, por ejemplo, al cambiar el hombre de enfermar a recobrar la salud. Pero tampoco esto es posible, a no ser accidentalmente. Y es que todo movimiento es cambio de una cosa a otra, y lo mismo la generación y la destrucción, sólo que éstas cambian hacia términos opuestos de tal modo y 25aquél, el movimiento, <hacia términos opuestos> de tal otro modo.[70] Sea, pues, que cambia, al mismo tiempo, de la salud a la enfermedad y de este movimiento al otro. Es evidente, pues, que cuando ha caído enfermo habrá sufrido un cambio hacia un cambio cualquiera (puede, desde luego, permanecer sin cambiar), y además, hacia un cambio que no es siempre fortuito, y tal cambio será también de una cosa a otra. Tendrá 30lugar, por consiguiente, el cambio opuesto, la recuperación de la salud, pero porque coincide accidentalmente así, como se cambia, por ejemplo, del recuerdo al olvido porque el sujeto en que éstos se dan cambia hacia el conocimiento en unos casos, y en otros casos hacia la ignorancia.

Además, se produciría un proceso infinito si hubiera cambio del cambio y generación de la generación, pues si la última se genera, necesariamente también se generará la primera. En efecto, si la generación 35propiamente dicha se generó en algún momento, también se generó su generarse y, por consiguiente, no existiría <en tal momento> la 1068bcosa que se generó propiamente, sino el generarse de algo que se está generando, que, a su vez, se generó en algún momento, con lo cual no existiría la cosa que en aquel momento se generó propiamente. Y puesto que las series infinitas no tienen un primer término, no existirá lo 5primero, y, por tanto, tampoco lo siguiente. Con lo cual nada podrá generarse, ni moverse, ni cambiar.

Además, al mismo sujeto corresponden <un movimiento> y el movimiento contrario (y el reposo), y la generación y la destrucción, de modo que lo que se genera se destruye en el mismo momento en que su generarse se ha generado, ni ya en el momento de generarse ni después.[71] En efecto, lo que se destruye debe existir.

10Además, necesariamente ha de haber una materia como sustrato de lo que se genera y cambia. ¿Y cuál será éste, al modo en que lo son el cuerpo que se altera y el alma? ¿Qué es lo que, de este modo, deviene movimiento o generación? Más aún, ¿qué será aquello hacia lo que se mueven? Ha de ser, en efecto, el movimiento o la generación de alguna cosa, a partir de alguna cosa hacia alguna cosa. ¿Cómo, pues? Es obvio que no puede haber aprendizaje del aprendizaje y, por tanto, tampoco generación de la generación.

15Y puesto que no hay movimiento de la entidad, ni de la relación, ni del hacer y el padecer, queda que lo haya según la cualidad, la cantidad y el lugar (pues en cada una de estas <categorías> hay contrariedad), pero me refiero a la cualidad, no a la que se da en la entidad (pues la diferencia es cualidad),[72] sino a la que es afección, según la cual se dice que algo es afectado o es impasible.

20Por su parte, se denomina inmóvil lo que es totalmente imposible que se mueva, y también lo que se mueve con dificultad empleando mucho tiempo, o bien se pone en movimiento con lentitud, y también lo que correspondiéndole por naturaleza moverse y siendo capaz de ello, <no se mueve> cuando, donde y como naturalmente le corresponde. De las cosas inmóviles, solamente a este estado lo denomino «reposo», pues el reposo es contrario al movimiento y, por tanto, es una privación de aquel sujeto que es susceptible <de movimiento>.25

Juntas según el lugar están cuantas cosas se encuentran en un solo lugar inmediatamente, y separadas están todas las que están en otro. Están en contacto aquellas cuyos extremos están juntos. A su vez, intermedio es el término al cual lo que cambia ha de llegar naturalmente antes de llegar al final de su cambio, cuando cambia naturalmente de 30modo continuo. Y contrario según el lugar es lo más alejado en línea recta. Y consecutivo se dice de algo cuando viene tras un término incial y su situación está definida según la posición, la especie o de cualquier otro modo, sin que entre él y el anterior se interponga ninguna cosa del mismo género como se interponen, por ejemplo, las líneas delante de una línea, las mónadas delante de una mónada,[73] una casa delante de una casa (nada impide, por lo demás, que entremedias haya algo 35de otro género). Lo consecutivo, en efecto, viene a continuación de algo y es posterior a ello: desde luego, el uno no es consecutivo del dos, ni el 1069aprimer día del novilunio lo es del segundo. A su vez, contiguo es lo que, siendo consecutivo, está en contacto <con lo que le antecede>. Ahora bien, puesto que todo cambio tiene lugar en los opuestos, y los opuestos a que me refiero son los contrarios y la contradicción, y la contradicción no tiene término intermedio, es evidente que lo intermedio tiene lugar en los contrarios. A su vez, lo continuo es algo propiamente contiguo, y hablo de «contiguo» cuando es uno y el mismo 5el límite de dos cosas que están en contacto y se continúan, de modo que, evidentemente, hay contigüidad en aquellas cosas de las cuales naturalmente puede resultar una sola por el contacto. Es, pues, evidente que «ser consecutivo» es primero (pues ser consecutivo no supone contacto, mientras que éste comporta ser consecutivo; y si hay continuidad hay contacto, mientras que si hay contacto, no <por ello> 10hay continuidad; y las cosas que no tienen contacto, tampoco podrán tener unidad orgánica). Por consiguiente, un punto y una mónada no son lo mismo, ya que en aquéllos hay contacto, mientras que en éstas no, aunque sí que hay sucesión, y entre aquéllos hay intermedios, mientras entre éstas no.

Descargar Newt

Lleva Metafísica contigo