Metafísica

LIBRO SÉPTIMO (Z)

<LA ENTIDAD COMO SENTIDO FUNDAMENTAL DE «SER» Y COMO CATEGORÍA PRIMERA>[1]

La expresión «algo que es» se dice en muchos sentidos, según distinguimos 10ya con anterioridad en el tratado Acerca de cuántos sentidos <tienen ciertos términos>. De una parte, en efecto, significa el qué-es y algo determinado y, de otra parte, la cualidad, la cantidad o cualquier otra de las cosas que se predican de este modo. Pues bien, si «lo que es» se dice tal en todos estos sentidos, es evidente que lo que es primero de <todos> ellos, es el qué-es referido a la entidad (efectivamente, 15cuando queremos decir de qué cualidad es algo determinado, decimos que es bueno o malo, pero no que es de tres codos o un hombre; por el contrario, cuando queremos decir qué es, no <decimos> que es blanco o caliente o de tres codos, sino «hombre» o «dios»), mientras que las demás se denominan «cosas que son» porque son cantidades o cualidades o afecciones o alguna otra determinación de lo que es en el sentido señalado. Por eso cabe considerar la aporía de si «pasear», 20«sanar» y «estar sentado» son, respectivamente, algo que es o algo que no es,[2] y lo mismo acerca de cualesquiera otras cosas semejantes. Y es que ninguna de estas cosas es <existente> por sí ni capaz de existir separada de la entidad, sino que, con más razón y en todo caso, entre 25las cosas que son se contarán el que pasea, el que está sentado y el que sana. Estas determinaciones parecen cosas que son, más bien, porque tienen un sujeto determinado (o sea, la entidad individual), el cual se patentiza en tal forma de expresión;[3] en efecto, si se prescinde de él, no es posible hablar de «lo bueno» y «lo que está sentado». Es, pues, evidente que en virtud de aquélla es cada una de estas determinaciones, 30de modo que lo que primeramente es, lo que no es en algún aspecto, sino simplemente, será la entidad.

Pero «primero» se dice en muchos sentidos. Pues bien, en todos ellos es primera la entidad: en cuanto a la noción, en cuanto al conocimiento y en cuanto al tiempo. En efecto, ninguna de las otras cosas que se predican es capaz de existencia separada, sino solamente ella. 35Y también ella es primera en cuanto a la noción (ya que en la noción de cada una <de las demás> está incluida necesariamente la de entidad); y, en fin, pensamos que conocemos cada cosa, sobre todo, cuando sabemos qué es el hombre o el fuego, más que si sabemos la cualidad, la 1028bcantidad o el dónde; y es que, incluso, conocemos cada una de estas cosas cuando sabemos qué es la cantidad o la cualidad.

Conque la cuestión que se está indagando desde antiguo y ahora y siempre, y que siempre resulta aporética, qué es «lo que es», viene a identificarse con ésta: ¿qué es la entidad? Ésta, unos dicen que es una 5sola[4] y otros que más de una, y unos que son limitadas <en número>[5] y otros que infinitas.[6] Por ello, también nosotros hemos de estudiar, sobre todo, en primer lugar y —por así decirlo— exclusivamente, qué es «lo que es» en el sentido indicado.

CAPÍTULO SEGUNDO

<DISTINTAS OPINIONES ACERCA DE LA ENTIDAD. EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA DE REALIDADES SUPRASENSIBLES>[7]

Por otra parte, parece con total evidencia que el ser entidad corresponde a los cuerpos (por eso decimos que son entidades los animales y las plantas y sus partes, y los cuerpos naturales como el fuego, el agua, 10la tierra y los demás de este tipo, y cuantas cosas son o partes de ellos o compuestos de ellos, sea de algunos o de todos ellos, por ejemplo, el firmamento y sus partes, astros, luna y sol).

Ahora bien, hemos de examinar si son éstas las únicas entidades o hay también otras, o si lo son sólo algunas de ellas, o también <algunas> de las otras, o si ninguna 15de ellas, pero sí algunas otras.

Los hay[8] que opinan que son entidades los límites del cuerpo como la superficie, la línea, el punto y la unidad, y que lo son en mayor grado que el cuerpo y el sólido.

Además, unos no admiten que haya nada fuera de las cosas sensibles, mientras que otros <admiten> realidades eternas, que las hay en mayor número y que son en mayor grado: así, Platón <admite> las Ideas y las Realidades Matemáticas como dos tipos de entidades, y la tercera, la entidad 20de los cuerpos sensibles; Espeusipo, por su parte, partiendo de lo Uno, pone más entidades y principios de cada entidad: un principio de los números, otro de las magnitudes y a continuación, el del alma, y de este modo amplía <el número de> las entidades. Otros,[9] sin embargo, afirman que las Ideas y los Números poseen la misma naturaleza y que 25de ellos derivan las demás cosas, las líneas y las superficies, hasta llegar a la entidad del firmamento y a las cosas sensibles.

Tras exponer primero esquemáticamente qué es la entidad, habremos de examinar, acerca de estas doctrinas, qué afirmaciones son adecuadas o no adecuadas, y cuáles son las entidades, y si hay algunas fuera de las sensibles o no las hay, y cuál es el modo de ser de éstas, y si 30hay alguna entidad separada fuera de las sensibles, y por qué y cómo, o si no hay ninguna.[10]

CAPÍTULO TERCERO

<LA ENTIDAD ENTENDIDA COMO SUJETO O SUSTRATO>[11]

La entidad se dice, si no en más sentidos, al menos fundamentalmente en cuatro: en efecto, la entidad de cada cosa parecen ser la esencia, el 35universal, el género y, en cuarto lugar, el sujeto.

El sujeto, por su parte, es aquello de lo cual se dicen las demás cosas sin que ello mismo <se diga>, a su vez, de ninguna otra. Por eso debemos 1029ahacer, en primer lugar, las distinciones oportunas acerca de él: porque parece que entidad es, en sumo grado, el sujeto primero. Y se dice que es tal, en un sentido, la materia, en otro sentido la forma, y en un tercer sentido el compuesto de ambas (llamo materia, por ejemplo, al bronce, forma a la configuración, y compuesto de ambos a la estatua), de modo 5que si la forma específica es anterior a la materia y es en mayor grado que ella, por la misma razón será también anterior al compuesto.

Queda esquemáticamente dicho, por el momento, qué es la entidad: aquello que no <se dice> de un sujeto, pero de ello <se dicen> las demás cosas. No obstante, conviene no quedarse solamente en esto, puesto que es insuficiente. Y es que esto es, en sí mismo, oscuro y, además, la materia viene a ser entidad: en efecto, si ella no es entidad, 10se nos escapa qué otra cosa pueda serlo, ya que si se suprimen todas las demás cosas, no parece que quede ningún <otro> sustrato. Ciertamente, las demás cosas son acciones, afecciones y potencias de los cuerpos, y la longitud, la anchura y la profundidad son, por su parte, tipos de cantidad, pero no entidades (la cantidad no es, desde luego, entidad): 15entidad es, más bien, aquello en que primeramente se dan estas cosas. Ahora bien, si se abstraen la longitud, la anchura y la profundidad, no vemos que quede nada, excepto lo limitado por ellas, si es que es algo. De modo que a quienes adopten este punto de vista la materia les ha de parecer necesariamente la única entidad. Y llamo materia a la que, por sí misma, no cabe decir ni que es algo determinado, ni que es de 20cierta cantidad, ni ninguna otra de las determinaciones por la que se delimita lo que es. Se trata de algo de lo cual se predica cada una de éstas y cuyo ser es otro que el de cada una de las cosas que se predican (las demás, en efecto, se predican de la entidad y ésta, a su vez, de la materia), de modo que el <sujeto> último no es, por sí mismo, ni algo determinado ni de cierta cantidad ni ninguna otra cosa.

[12] Ni tampoco 25es las negaciones de éstas, puesto que las negaciones se dan también accidentalmente <en el sujeto>.

A quienes parten de estas consideraciones les sucede, ciertamente, que la materia es entidad. Pero esto es imposible. En efecto, el ser capaz de existencia separada y el ser algo determinado parecen pertenecer en grado sumo a la entidad; por lo cual la forma específica y el compuesto de ambas habría que considerarlos entidad en mayor grado que la materia.

30Dejemos a un lado la entidad compuesta de ambas, quiero decir, la compuesta de la materia y la forma, ya que es posterior y bien conocida. También la materia resulta, en algún modo, manifiesta.[13] Por el contrario, investiguemos acerca de la tercera, ya que es la más aporética.

Hay acuerdo general en que ciertas realidades sensibles son entidades. 1029bComencemos, pues, la investigación por éstas. Es, desde luego, provechoso avanzar hacia lo más cognoscible, ya que el aprendizaje se lleva a cabo, para todos, procediendo así: a través de las cosas menos cognoscibles por naturaleza hacia las que son cognoscibles en mayor grado. Y 5esto es lo que hay que hacer: al igual que, tratándose de las acciones, hay que conseguir que las cosas que son absolutamente buenas lleguen a ser buenas para cada uno a partir de las que son buenas para cada uno, así también habrá de conseguirse que las cosas cognoscibles por naturaleza lleguen a ser cognoscibles para el individuo a partir de las que son más cognoscibles para él. Por lo demás, las cosas que son cognoscibles y primeras para cada uno son, a menudo, escasamente cognoscibles <por naturaleza>, 10y poco o nada hay en ellas de «lo que es». No obstante, ha de intentarse llegar a conocer las cosas totalmente cognoscibles a partir de las que son escasamente cognoscibles, pero cognoscibles para uno, avanzando a través de éstas, como queda dicho.[14]

CAPÍTULO CUARTO

<LA ENTIDAD ENTENDIDA COMO ESENCIA. DE QUÉ COSAS HAY ESENCIA>[15]

Puesto que al comienzo hemos distinguido de cuántas maneras definimos la entidad, y una de ellas parecía ser la esencia, debemos tratar de ella.

Y, en primer lugar, digamos algunas cosas acerca de ella atendiendo a las expresiones:[16] que la esencia de cada cosa es lo que de cada cosa se dice <que es> por sí misma.

Desde luego, aquello en que consiste lo que tú eres no es aquello en que consiste «ser músico» ya que no eres, por ti mismo, músico. Así pues, <tu esencia es> lo que, por ti mismo, eres. 15Y tampoco todo esto <es esencia>. No lo es, en efecto, aquello que una cosa es por sí misma al modo en que la superficie es blanca, ya que aquello en que consiste ser-superficie no es aquello en que consiste ser-blanco.

Pero tampoco <es esencia de la superficie> el compuesto de lo uno y lo otro, el «ser-superficie-blanca», puesto que ella misma resulta añadida <en tal expresión>. Así pues, el enunciado de la esencia 20de cada cosa es aquel enunciado que expresa la cosa misma sin que ella misma esté incluida en él;[17] de modo que, si aquello en que consiste ser-superficie-blanca fuera aquello en que consiste ser-superficie-lisa, «ser blanco» y «ser liso» serían una y la misma cosa. Pero puesto que hay también compuestos según las restantes categorías (hay, desde luego, algo que hace de sujeto para cada una de ellas, por ejemplo, para la cantidad, para la cualidad, para el cuándo y el dónde, y para el 25movimiento), hemos de examinar si existe un enunciado de la esencia de cada uno de ellos, y si tales compuestos poseen esencia, por ejemplo, «hombre blanco».

Llamemos a éste, pues, «vestido»:[18] ¿en qué consiste «ser vestido»? Pero tampoco esto es ninguna de las cosas que se dicen por sí, a no ser que la expresión «no por sí» se utilice en dos 30sentidos, uno por adición y otro no:[19] en el primer sentido, cuando lo mismo que se define se enuncia añadiéndolo a otra cosa, por ejemplo, si al definir en qué consiste «ser blanco» se ofreciera el enunciado de «hombre blanco»; en el segundo sentido, cuando a ello mismo <hay añadida> otra cosa <y ésta se suprime luego en el enunciado>, por ejemplo, suponiendo que «vestido» significa «hombre blanco», si se definiera «vestido» como «blanco». Y es que «hombre blanco» es 1030ablanco, pero su esencia no es, ciertamente, aquello en que consiste ser-blanco. En cualquier caso, ¿ser-vestido constituye una esencia en sentido pleno? ¿O no? Desde luego, la esencia es precisamente algo <determinado>, y cuando algo se predica de otra cosa, no es algo en sí mismo determinado, por ejemplo, «hombre blanco» no es precisamente 5algo determinado, dado que el ser algo determinado pertenece exclusivamente a las entidades. Por consiguiente, hay esencia de todas aquellas cosas cuyo enunciado es definición.[20] Pero no hay definición simplemente porque un nombre signifique lo mismo que un enunciado (pues en tal caso todos los enunciados serían definiciones: cabría, en efecto, asignar un nombre a cualquier enunciado, con lo cual hasta 10la Ilíada sería una definición), sino cuando <el enunciado> lo es de algo primero. Y primeras son aquellas cosas que se expresan sin predicar algo de algo. Así pues, no habrá esencia de las cosas que no sean especies de un género, sino solamente de éstas (parece, en efecto, que éstas no se expresan ni por participación y afección, ni tampoco como algo accidental); no obstante, para todas las demás cosas, supuesto que tengan un nombre, habrá también un enunciado para expresar qué 15significa: que «tal cosa se da en tal cosa» o, incluso, un enunciado más preciso que este enunciado elemental. No habrá, sin embargo, definición ni esencia.

¿O acaso también la definición, así como el qué-es, se dicen en muchos sentidos? También, en efecto, el qué-es se refiere, en un sentido, a la entidad y a algo determinado, y en otro sentido a las demás categorías, cantidad, cualidad y todas las otras de este tipo. Y al igual que el 20«es» se da en todas las categorías, pero no del mismo modo, sino que en una se da de modo primario y en las demás de modo derivado, así también el «qué es» se da de modo absoluto en la entidad, y en las demás en cierta manera. Y es que cabe preguntamos qué es la cualidad y, por tanto, la cualidad es de las cosas a que corresponde el qué es, pero no absolutamente, sino en el sentido en que algunos dicen, conforme a los usos lingüísticos,[21] que «lo que no es, es»: no <que es> absolutamente, 25sino <que es> algo que no es; y del mismo modo la cualidad.

Ciertamente, es conveniente examinar cómo conviene utilizar las expresiones sobre cada cosa, pero no más que examinar cómo es la cosa misma. Por ello y puesto que lo dicho es evidente, señalaremos ahora que igualmente la esencia se da de modo primario y absoluto en 30la entidad, y posteriormente en las demás <categorías>, y lo mismo el qué-es: no se trata de la esencia en sentido absoluto, sino de la esencia de la cualidad o de la cantidad. De éstas hay que decir, en efecto, o bien que se trata de cosas que son solamente por homonimia, o bien <que son> según matices y reservas que añadiremos o suprimiremos, como también <decimos que> lo no-cognoscible es cognoscible. En efecto, lo correcto es que ni se dice por mera homonimia ni tampoco con el mismo sentido, sino como «médico»: porque guardan relación a 35una y la misma cosa, y no porque su significado sea uno y el mismo, a 1030bpesar de lo cual tampoco se trata de homonimia. En efecto, un cuerpo, una operación y un instrumento no se denominan «médicos» ni por homonimia ni según un único significado, sino por relación a una cosa única.[22]

Por lo demás, nada importa si alguien prefiere expresar estas cosas de cualquier otro modo. En todo caso, es evidente esto: que la definición, en sentido primario y absoluto, así como la esencia, es de 5las entidades; no obstante, también la hay, igualmente, de las demás <categorías>, si bien no en sentido primario; y, desde luego, aun cuando demos por sentado esto último, no es necesario que haya definición en el caso de <cualquier palabra> que signifique lo mismo que un enunciado, sino solamente en el caso de ciertos enunciados: tal es el caso cuando <el enunciado> lo es de algo que posee unidad, no de contigüidad como la Ilíada o las cosas que están concatenadas, sino en los 10sentidos en que lo uno se dice tal. Y «uno» se dice del mismo modo que «algo que es».[23]

Y «lo que es» significa, en un caso, algo determinado, en otro caso una cantidad, en otro caso una cualidad. Por ello, habrá también enunciado y definición de «hombre-blanco», pero de otro modo que de lo blanco y de la entidad.

CAPÍTULO QUINTO

<LA ESENCIA Y LA DEFINICIÓN EN EL CASO DE LOS COMPUESTOS>[24]

Si uno no admite que el enunciado compuesto por adición es definición, se plantea una aporía: entre las cosas que no son simples, sino compuestas por la unión de más de un término ¿de cuáles hay definición? 15Esto ha de aclararse, ciertamente, a partir de la adición. Quiero decir, por ejemplo, que hay nariz y concavidad, y además chatez, y ésta se enuncia a partir de aquellas dos en cuanto que la una se da en la otra, y ni la concavidad ni la chatez son afecciones de la nariz accidentalmente, sino por sí misma: no <se dan en ésta> como la blancura 20en Calias o en un hombre —porque es blanco Calias al cual sucede que es hombre—, sino como «macho» se da en el animal, «igual» en la cantidad, y todas aquellas cosas que se dice que se dan por sí mismas. Y son tales aquellas en las cuales está comprendido el enunciado o el nombre de aquello de lo cual tal cosa es afección, y ésta no puede expresarse independientemente: así, puede explicarse «blanco» sin <hacer referencia a> «hombre», pero no «hembra» sin <hacer referencia 25a> «animal».[25] Por consiguiente, o no hay esencia y definición de ninguna de estas cosas o, si la hay, será de modo distinto, como ya hemos dicho.[26]

Surge, además, otra aporía acerca de estas cosas. Y es que si «nariz chata» y «nariz cóncava» son lo mismo, serán lo mismo «chato» y «cóncavo». Y si no, puesto que es imposible explicar «chato» sin 30incluir aquello de lo cual es afección por sí mismo (ya que «chato» es concavidad en la nariz), o no es posible formular la expresión «nariz chata» o se habrá dicho dos veces lo mismo: «nariz nariz-cóncava» (puesto que la nariz chata sería nariz nariz cóncava). Por ello resulta absurdo que en tales cosas haya esencia. De lo contrario se cae en un 35proceso infinito, ya que en una «nariz nariz cóncava» se incluirá aún otra <nariz>.

Es, pues, evidente que hay definición de la entidad solamente. 1031aY, desde luego, si la hay también de las demás categorías, necesariamente será por adición, como de la cualidad y del impar. Éste, en efecto, no puede definirse sin incluir el número, ni tampoco la hembra sin incluir el animal (y hablo de compuesto «por adición» en aquellos casos, como éstos, en que ocurre que se dice dos veces lo mismo). Y si esto es verdad, tampoco habrá definición de los compuestos por unión 5de más de un término, por ejemplo, de «número par». Esto se nos pasa por alto, sin embargo, porque las expresiones no se formulan con rigor. Por lo demás, si también hay definiciones en estos casos, o bien lo son de otro modo, o bien, como se dijo,[27] habrá de afirmarse que la definición y la esencia se denominan tales en muchos sentidos y, por consiguiente, en un sentido ni habrá definición de nada ni esencia de 10nada, excepto de las entidades, y en otro sentido las habrá.

Así pues, es evidente que la definición es el enunciado de la esencia, y que la esencia pertenece a las entidades, bien exclusivamente, bien en grado sumo, de modo primario y en sentido absoluto.

CAPÍTULO SEXTO

<CADA ENTIDAD SINGULAR SE IDENTIFICA CON SU PROPIA ESENCIA>[28]

15Ha de investigarse si las cosas singulares y su esencia son lo mismo o algo distinto. Se trata, en efecto, de algo útil para la investigación acerca de la entidad. Desde luego, la cosa singular no parece ser algo distinto de su entidad, y la esencia se dice que es la entidad de cada cosa singular.[29]

En el caso de las cosas que se dicen accidentalmente, parecería 20que se trata de algo distinto, por ejemplo, que son distintos «hombre blanco» y aquello en que consiste ser-hombre-blanco. (Si fueran lo mismo, también sería lo mismo aquello en que consiste ser-hombre y aquello en que consiste ser-hombre-blanco; y es que, al decir de algunos, «hombre» y «hombre blanco» son lo mismo y, por consiguiente, también han de serlo aquello en que consiste ser-hombre y aquello en que consiste ser-hombre-blanco. Pero no se concluye necesariamente que sean lo mismo cuando se trata de cosas que se predican accidentalmente, 25ya que los términos extremos <del silogismo> no se identifican con el sujeto de la misma manera.[30] Podría, no obstante, parecer que, tratándose de accidentes, los términos extremos <del silogismo> —por ejemplo, aquello en que consisten ser-blanco y ser-músico— se identifican entre sí. Sin embargo, no parece que sea así.)

En el caso de las cosas que se dicen por sí ¿serán necesariamente lo mismo, por ejemplo, si existen ciertas entidades, anteriores a las cuales no hay otras entidades ni otras naturalezas, entidades de características 30como las que algunos atribuyen a las Ideas?[31] En efecto, si lo Bueno Mismo y aquello en que consiste ser-bueno fueran distintos, y si lo fueran el Animal y aquello en que consiste ser-animal, y lo fuera también «Lo que es» y aquello en que consiste ser-algo-que-es, habría 1031botras entidades y naturalezas e Ideas distintas de las indicadas, y aquéllas serían anteriores y entidades,[32] dado que la esencia es entidad. Y si unas y otras estuvieran separadas entre sí, de las unas no habría conocimiento y las otras no serían.[33] (Y digo que «están separadas» si a lo Bueno Mismo no le pertenece aquello en que consiste ser-bueno ni a 5esto le pertenece ser bueno.) En efecto, hay conocimiento de cada cosa cuando se conoce su esencia, y lo que pasa con lo Bueno <Mismo> pasa igualmente con las demás Ideas: conque si no es bueno aquello en que consiste ser-bueno, tampoco es aquello en que consiste ser algo-que-es, ni tampoco es uno aquello en que consiste ser-uno. Pues o se dan del mismo modo todas las esencias, o no se da ninguna, y por tanto, si aquello en que consiste ser-algo-que-es resulta que no es, tampoco será en absoluto ninguna de las demás.10

Además, una cosa no será buena si en ella no se da aquello en que consiste ser-bueno.[34] Ha de identificarse, pues, necesariamente lo Bueno <Mismo> y aquello en que consiste ser-bueno, y lo Bello <en sí> y aquello en que consiste ser-bello, y todas aquellas cosas que se dice que son algo, no según otra cosa, sino por sí y primariamente. Y, desde luego, esto se cumple suficientemente aun cuando no existan 15Formas, y seguramente con más razón si es que existen Formas. (Al mismo tiempo, se pone de manifiesto también que si existen las Ideas, tal como algunos las proponen, el sujeto no puede ser entidad. En efecto, aquéllas son necesariamente entidades y no se dicen de un sujeto. <Las realidades singulares> serán, por tanto, por participación.)

De estos argumentos se concluye que cada realidad singular y su esencia son una y la misma cosa, y no accidentalmente, y que conocer 20una realidad singular no es sino conocer su esencia, de modo que incluso por inducción <se muestra> que ambas son una misma cosa. (En cuanto a lo que se predica accidentalmente, por ejemplo, «músico» o «blanco», no es verdadero afirmar que la cosa singular y su esencia son lo mismo, puesto que «accidente» posee dos acepciones: «blanco», 25en efecto, se refiere al accidente y a aquello de que es accidente y, por tanto, la cosa y la esencia se identifican en un sentido, pero en el otro sentido no se identifican. La esencia de lo blanco no se identifica ni con el hombre ni con el hombre blanco, pero sí se identifica con el accidente.)

Y resultaría claramente absurdo si <separándolas de las cosas> uno pusiera un nombre a cada una de las esencias, pues habría otra más 30aparte de ella, por ejemplo, una esencia distinta de la esencia de caballo.[35] Ahora bien, ¿qué impide que ciertas realidades se identifiquen ya de modo inmediato con su esencia, dado que la esencia es entidad? Pero es que no solamente se identifican, sino que también su enunciado es el mismo, como resulta evidente por lo que se ha dicho. En 1032aefecto, lo Uno y aquello en que consiste ser-uno constituyen una unidad que no es accidental.

Además, si <la esencia> es distinta, se produce un proceso infinito. Por una parte estará la esencia de lo uno y por otra parte lo Uno y, por tanto, el mismo razonamiento valdrá para las esencias. Es, pues, 5evidente que en el caso de las realidades primeras y que se dicen por sí, aquello en que consiste el ser de cada cosa y la cosa son uno y lo mismo.

Por su parte, es evidente que los intentos sofísticos de refutar esta tesis se solucionan con la misma solución que el problema de si son lo mismo Sócrates y aquello en que consiste el ser de Sócrates. No hay diferencia alguna, en efecto, ni entre los presupuestos a partir de los cuales se objeta ni entre los principios a partir de los cuales puede darse con la solución.

10Así pues, queda dicho en qué modo cada cosa y su esencia son lo mismo y en qué modo no son lo mismo.

CAPÍTULO SÉPTIMO

<ANÁLISIS DEL CAMBIO Y DE SUS CONDICIONES GENERALES>[36]

De las cosas que se generan, unas se generan por naturaleza, otras por arte y otras espontáneamente, pero todas las cosas que se generan son generadas bajo la acción de algo, provienen de algo y llegan a ser algo. Este «algo» lo refiero a cada una de las categorías, ya que <llegarán a ser> o esto, o de cierta cantidad, o con cierta cualidad, o en algún lugar.[37]15

Las generaciones naturales son las de aquellas cosas cuya generación proviene de la naturaleza: aquello de lo que provienen es lo que llamamos materia, aquello bajo cuya acción se generan es alguna de las cosas que son por naturaleza, y aquello que llegan a ser es «hombre» o «planta» o alguna otra de las cosas de este tipo, las cuales decimos que son entidades en sumo grado. Por lo demás, todas las cosas que 20se generan, sea por naturaleza sea por arte, tienen materia: en efecto, cada una de ellas tiene potencialidad para ser y para no ser, y tal potencialidad es la materia en cada cosa. De modo general, digamos que aquello de que provienen es naturaleza, y naturaleza es aquello según lo cual <llegan a ser> (lo generado tiene, en efecto, naturaleza: es, por ejemplo, planta o animal), y aquello bajo cuya acción <se generan> es 25la naturaleza[38] entendida como forma de la misma especie (si bien ésta se da en otro): en efecto, un hombre engendra a un hombre.

Así, ciertamente, se generan las cosas que se generan mediante la naturaleza. Las otras generaciones se denominan, por su parte, «producciones». Ahora bien, todas las producciones provienen o de algún arte o de alguna facultad o del pensamiento. (Algunas de ellas se producen 30también espontáneamente y por azar, de modo muy parecido a como ocurre en las cosas que se generan de la naturaleza: también aquí, desde luego, en algunos casos se generan las mismas cosas tanto a partir de semilla como sin semilla. Éstas hemos de analizarlas, ciertamente, más tarde.) Del arte se generan todas aquellas cosas cuya 1032bforma está en el alma. (Y llamo forma a la esencia de cada cosa, es decir, a su entidad primera.) Y en cierto modo la forma de los contrarios es la misma, puesto que la entidad de la privación es la entidad opuesta, por ejemplo, de la enfermedad la salud, ya que la ausencia de ésta es 5la enfermedad, y la salud es, a su vez, la noción que está en el alma, es decir, el conocimiento. El estado de salud, por su parte, se produce tras razonar del siguiente modo: puesto que la salud consiste en tal cosa, para que sane ha de darse necesariamente tal cosa, por ejemplo, un determinado equilibrio, y para que éste se dé, ha de darse calor: y <el médico> continúa razonando de este modo hasta llegar a aquello que él mismo puede, finalmente, producir. Y se llama «producción» el movimiento <que tiene lugar> ya a partir de este momento, el movimiento 10encaminado a la obtención de la salud. Conque en cierto modo sucede que la salud se produce a partir de la salud, y la casa a partir de la casa, la que tiene materia a partir de la que es sin materia. Y es que el arte de curar y el arte de construir constituyen la forma específica, respectivamente, de la salud y de la casa. Por lo demás, a la esencia la denomino «entidad sin materia».

15El primer proceso de las generaciones y movimientos se denomina «pensamiento», y el segundo «producción»: pensamiento, <el proceso> a partir del principio, de la forma, y producción <el proceso> a partir de la conclusión del pensamiento. Y también cada una de las otras <generaciones> intermedias se produce del mismo modo. Quiero decir, por ejemplo, que si ha de sanar, deberá tener equilibrio. Y ¿qué es tener equilibrio? Tal cosa. Y tal cosa se dará, a su vez, si se calienta. Y esto ¿qué es? Tal otra cosa. Ahora bien, tal otra cosa se da potencialmente 20y depende ya de él.

Cuando procede del arte, la causa productora, es decir, aquello de donde se inicia el movimiento de curarse, lo constituye la forma que está en el alma; pero cuando se produce espontáneamente, <el proceso comienza> a partir de aquello que constituye el punto de partida de la producción para quien produce por arte: así, el proceso de curación se 25inicia seguramente al calentarse el cuerpo (esto lo produce <el médico> con friegas). Así pues, o el calor corporal es parte de la salud, o tras él viene —<directamente> o a través de más pasos— algo de naturaleza semejante que es parte de la salud. Y esto es últimamente la causa productora que, de esta manera, es parte de la salud —y también de la casa (así, las piedras), y de todas las demás cosas.[39]

De modo que, como se viene diciendo,[40] es imposible la generación 30si no se da algo preexistente. Es evidente que ha de preexistir necesariamente alguna parte, puesto que la materia es una parte (es, en efecto, inmanente y llega a ser algo en la generación).

Pero ¿es también <la materia> una de las partes de la definición? 1033aFormulamos, ciertamente, de dos maneras qué son los círculos de bronce: diciendo la materia, que se trata de bronce, y diciendo la forma específica, que se trata de tal figura, y ésta constituye el género en que se sitúa primeramente. Así pues, el «círculo de bronce» contiene en su enunciado la materia.[41]

Algunas cosas, tras ser generadas, se denominan por aquello de que 5proceden, por su materia, si bien no se denominan «tal» sino «de tal», por ejemplo, la estatua no <se dice que es> piedra sino de piedra;[42] por el contrario, el hombre cuando sana no se denomina por aquello de que viene. La causa está en que las cosas se generan a partir de la 10privación y del sustrato que llamamos materia (por ejemplo, sano se pone tanto el hombre como el enfermo), pero se dice mayormente que se generan a partir de la privación, por ejemplo, <se pasa>, más bien, de enfermo a sano que de hombre a sano y, por ello, al sano no se lo denomina enfermo, pero sí hombre, y al hombre, sano. Pero aquellas cosas cuya privación pasa inadvertida y carece de nombre —como la <privación> de cualquier figura en el bronce o la <privación> de casa en 15ladrillos y maderas— parece que se generan a partir de estos materiales, del mismo modo que el sano, en el otro caso, a partir del enfermo. Por ello, al igual que aquél no recibe el nombre de éste, tampoco en estos casos la estatua se denomina «madera» sino «de madera», y no «bronce» sino «de bronce», y no «piedra» sino «de piedra», y la casa se dice que es «de ladrillos» y no «ladrillos». Y es que, si se considera el asunto con atención, no podría decirse de modo absoluto que la estatua 20se genera a partir de la piedra, ni la casa a partir de los ladrillos, puesto que la materia de la cual derivan tiene que cambiar y no permanece como era. Por eso precisamente se usan estas expresiones.

CAPÍTULO OCTAVO

<QUE NO SE GENERAN NI LA MATERIA NI LA FORMA>[43]

Puesto que lo que se genera se genera por la acción de algo (llamo así a aquello de donde proviene el inicio de la generación), y proviene de 25algo (tómese como tal no la privación, sino la materia: que ya quedó definido en qué sentido lo decimos),[44] y llega a ser algo (y esto es una esfera, una circunferencia o cualquier otra cosa), al igual que <la causa productora> no produce el sustrato, el bronce, tampoco produce la esfera a no ser accidentalmente, es decir, en cuanto que es esfera la 30esfera-de-bronce, pero ésta sí que la produce. En efecto, producir algo determinado no es sino producir algo determinado a partir de lo que es sustrato en sentido absoluto (quiero decir que hacer redondo el bronce no es hacer ni la redondez ni la esfera, sino algo distinto, por ejemplo, tal forma en otra cosa. Y es que si hiciera <la forma>, la haría a partir 1033bde otra cosa (esto, en efecto, ya ha quedado establecido).[45] Hace, por ejemplo, una esfera de bronce, y esto del siguiente modo: porque de esto, que es bronce, hace esto que es esfera). Así pues, si la causa productora hiciera también ésta, es claro que la haría del mismo modo, y las generaciones irían a un proceso infinito.[46] Es evidente, pues, que 5ni se genera la forma —o comoquiera que haya de denominarse la configuración de lo sensible— ni hay generación de ella, y tampoco <se genera> la esencia (ésta es, en efecto, lo que es generado en otro por arte, por naturaleza o por alguna potencia). Lo que hace <la causa productora> es que haya una esfera de bronce. La hace, efectivamente, de bronce y de esfera, ya que hace la forma en tal cosa, y ésta es esfera-de-bronce. Por otra parte, si hubiera generación de aquello en 10que consiste ser-esfera en general, sería algo que procedería de algo. Desde luego, lo generado tiene que ser siempre divisible, y una parte será esto y otra parte esto otro, quiero decir, lo uno, materia y lo otro, forma. Y si esfera es la figura que es igual a partir del centro, una parte de ella será aquello en que está lo que <la causa productora> produce y la otra parte <será lo que produce> en aquello, y el todo será lo producido, como en el caso de la esfera de bronce. Así pues, 15es evidente por lo dicho que no se genera lo que se denomina forma o entidad, mientras que el compuesto que se denomina según ésta sí que se genera, y que en todo lo generado hay materia, y lo uno es esto, y lo otro es esto otro.

20Pero ¿existe acaso una esfera fuera de éstas o una casa fuera de las de ladrillos?[47] De ser así, ¿no ocurriría que no se generaría ningún objeto determinado? Más bien significan «que algo es de tal clase», pero no son algo determinado. ¿Y no ocurre, más bien, que a partir de esto se produce y llega a ser algo de tal clase y, una vez generado, es «esto de tal clase»? Y, por su parte, todo lo que es algo determinado, 25sea Calias o Sócrates, es como esta esfera determinada de bronce y, a su vez, el hombre y el animal son como la esfera de bronce en general. Así pues, es evidente que si existen realidades fuera de los individuos, tal como algunos acostumbran a hablar de las Formas, la causalidad de las Formas no tendrá utilidad ninguna para explicar las generaciones y las entidades. Y por lo mismo, tampoco serían entidades por sí 30mismas. En algunos casos es también evidente que el generante es tal cual el generado, si bien no son una y la misma cosa numéricamente, sino sólo específicamente: así ocurre en las generaciones naturales —en efecto, un hombre engendra a un hombre—, a no ser que algo se engendre extranaturalmente como, por ejemplo, el caballo engendra al mulo. (E incluso estos casos se producen de modo semejante. En efecto, no hay un nombre para lo que vendría a ser común al caballo 1034ay al asno, el género más próximo que seguramente sería lo uno y lo otro, algo así como el mulo.) Conque es evidente que no es necesario en absoluto establecer una Forma como paradigma (y, desde luego, uno las buscaría sobre todo para las realidades naturales, ya que éstas son las entidades por excelencia), sino que basta con que el generante 5actúe y sea causa de la forma específica en la materia. Y el todo <resultante> es tal forma específica en estas carnes y huesos, Calias y Sócrates, que se diversifican por la materia (pues es diversa), pero que son lo mismo por la forma específica (pues la forma específica es indivisible).[48]

CAPÍTULO NOVENO

<CONCLUSIÓN DEL ANÁLISIS DEL DEVENIR. LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA. LA PREEXISTENCIA DE LA FORMA>[49]

Cabría plantearse la aporía de por qué ciertas cosas —como la salud— se generan por arte y espontáneamente y, sin embargo, otras 10—como una casa— no. La causa de ello estriba en que en ciertos casos la materia que da principio a la generación, cuando se produce y se genera algo por arte y que contiene en sí una parte de la cosa generada, tal <materia> es, en unos casos, capaz de moverse por sí misma y en otros casos no; y en el primer supuesto, la hay capaz de moverse precisamente de tal manera, y la hay incapaz de ello. Muchas cosas, en efecto, son capaces de moverse por sí, pero no precisamente de tal 15manera, por ejemplo, de bailar. Pues bien, aquellas cosas —como las piedras— cuya materia es de este tipo es imposible que se muevan precisamente de tal manera, a no ser bajo la acción de otro, pero sí que pueden moverse de tal otra manera, y éste es el caso del fuego. Por ello, unas cosas no llegan a existir si no actúa el que posee el arte, mientras que otras cosas sí. En efecto, serán puestas en movimiento por agentes que no poseen el arte, pero que pueden ser movidos por otros que no 20poseen arte,[50] o bien <el movimiento se originará> desde una parte. Resulta igualmente claro, por lo dicho, que en cierto modo todas las cosas se generan a partir de algo homónimo,[51] como las cosas naturales, o a partir de una parte homónima (por ejemplo, la casa a partir de la casa en tanto que está en la mente, pues el arte es la forma), [a partir 25de una parte], o a partir de algo que contenga una parte, a no ser que la generación sea accidental. En efecto, la causa de la producción es una parte primera y por sí <de la cosa producida>. Y es que el calor que hay en el movimiento produce el calor en el cuerpo. Y este calor es, a su vez, o la salud o una parte <de ella>, o bien algo a lo que acompaña, ya una parte de la salud, ya la salud misma. Y por eso se 30dice que la produce, porque produce aquello a lo cual acompaña y con lo cual se da ésta. Por consiguiente, al igual que en los silogismos, el principio de todas las cosas es la entidad. Pues del qué-es proceden los silogismos, y de él también <proceden> las generaciones.[52]

Por su parte, las cosas naturales se comportan de manera semejante a éstas. En efecto, la semilla actúa como los <agentes> que actúan por arte (pues contiene potencialmente la forma específica, y aquello 1034bde lo cual procede la semilla es, en cierto modo, homónimo —si bien no debe pretenderse que en todos los casos se dé la misma homonimia que cuando de un hombre se engendra un hombre, pues también de un hombre se engendra una mujer—, a no ser que se trate de algo imperfecto: por eso de un mulo no se genera un mulo). Y las cosas que se generan espontáneamente se generan del mismo modo que aquéllas 5cuando su materia es capaz de darse a sí misma el movimiento que produce la semilla; cuando no, no pueden generarse de otro modo que a partir de ellos.

Que la forma no se genera,[53] por lo demás, lo pone de manifiesto el razonamiento, no sólo tratándose de la entidad, sino que el razonamiento vale igualmente en relación con las determinaciones primeras como cantidad, cualidad y las demás categorías. Así como se genera la 10esfera-de-bronce, pero no la esfera ni el bronce, y lo mismo es aplicable al bronce si es que se genera (siempre, en efecto, han de preexistir la materia y la forma), así también ocurre con el qué-es, con la cualidad, con la cantidad e igualmente con el resto de las categorías. Y es que no se genera la cualidad, sino un leño de tal cualidad, ni se genera la cantidad, sino un leño o un animal de tal cantidad. Estas indicaciones 15permiten, sin embargo, captar algo propio de la entidad: que es necesario que se dé previamente otra entidad plenamente actualizada que la produzca, por ejemplo, un animal si se genera un animal. Por el contrario, no es necesario que se den previamente la cualidad y la cantidad, a no ser sólo en potencia.

CAPÍTULO DÉCIMO

<LAS PARTES DEL COMPUESTO, LAS DE LA FORMA Y LAS DE LA DEFINICIÓN>[54]

Puesto que la definición es un enunciado, y todo enunciado tiene partes, 20y el enunciado es respecto de la cosa como las partes del enunciado son respecto de las partes de la cosa, surge inmediatamente la aporía de si el enunciado de las partes ha de incluirse en el enunciado del todo o no.

Desde luego, en algunos casos aparecen incluidos, pero 25en otros no. En efecto, el enunciado del círculo no contiene el de los segmentos, mientras que el de la sílaba sí que contiene el de las letras. Y, sin embargo, también el círculo se descompone en segmentos, del mismo modo que la sílaba en las letras. Además, si las partes son anteriores al todo, y el ángulo agudo es parte del recto y el dedo es parte del animal, el agudo será anterior al recto y el dedo al hombre. No 30obstante, parece que éstos son anteriores: aquéllos, en efecto, se enuncian en un enunciado construido a partir de éstos y, además, <éstos> son anteriores en cuanto que pueden existir sin aquéllos. O, tal vez, «parte» tiene muchos significados, uno de los cuales es el de «medida según la cantidad».[55] Pero dejemos esto a un lado. La cuestión que se ha de examinar es la de las partes de que se compone la entidad.

1035aAsí pues, si una cosa es la materia, otra la forma y otra el compuesto de éstas, y si la materia es entidad, y lo es la forma, y lo es el compuesto de éstas, en ciertos casos se dice que también la materia es una parte de algo y en ciertos casos no, sino que se dice que son <partes> aquéllas de que se compone el enunciado de la forma. Así, la carne no es una 5parte de la concavidad (pues aquélla es la materia en que ésta se produce), pero sí es una parte de la chatez. Y el bronce es una parte de la estatua como conjunto, pero no de la estatua enunciada como forma (pues se ha de enunciar la forma y cada cosa en tanto que tiene forma, mientras que lo material, por sí mismo, no ha de enunciarse en absoluto). Por ello, el enunciado del círculo no incluye el de los segmentos, 10mientras que el de la sílaba sí que incluye el de las letras, dado que las letras son partes del enunciado de la forma, y no materia, mientras que los segmentos son partes en tanto que materia en la cual se genera <el círculo>, si bien <los segmentos> se hallan más próximos a la forma que el bronce cuando la redondez se produce en el bronce.[56] Sin embargo, 15hay un sentido de acuerdo con el cual tampoco todos los elementos de la sílaba se incluyen en el enunciado, por ejemplo, no se incluyen estas letras particulares <grabadas> en la cera o las <que se difunden> por el aire. Ciertamente, también éstas son parte de la sílaba, pero en cuanto materia sensible. Y aunque al dividirse la línea se descomponga en las semilíneas, y el hombre se descomponga en huesos, nervios y carne, no por eso se componen de tales cosas como si 20éstas fueran partes de la entidad, sino como materia; y son partes del compuesto, pero no de la forma, ni de aquello de lo cual es el enunciado. Y por eso no se incluyen en los enunciados. Así pues, el enunciado de tales partes se incluirá en <el enunciado de> algunos, pero en <el de> otros no habrá de incluirse, <a saber>, cuando no se trate del compuesto. Por eso, en efecto, algunas cosas tienen como principios los elementos en que se descomponen, pero otras cosas no. Así pues, todas 25las cosas que son compuestas —como lo chato y el círculo de bronce— tienen materia y forma, y se descomponen en éstas, y la materia es una parte de ellas.

Por el contrario, todas las cosas que no se conciben con materia, sino sin materia, cuyos enunciados son solamente de la forma, o bien no se descomponen en absoluto, o bien no <se descomponen> del mismo modo. Por consiguiente, estos <componentes> son 30principios y partes de aquellos <compuestos>, pero no son partes ni elementos de la forma. Y de ahí que la estatua de barro se descomponga en barro, y la esfera <de bronce> en bronce, y Calias en carne y huesos, y el círculo, a su vez, en segmentos. Hay, en efecto, cierto círculo que se concibe como materia. Pues el círculo tomado absolutamente y los círculos 1035bparticulares se denominan, en ambos casos, por homonimia, al no haber un nombre exclusivamente para los círculos particulares.[57]

Dicha queda ya, ciertamente, la verdad. No obstante, la explicaremos con mayor claridad retomando la cuestión.

Las partes del 5enunciado, en las cuales el enunciado se divide, son anteriores todas o algunas de ellas. Pues bien, el enunciado del ángulo recto no se divide en el enunciado del agudo, sino el del agudo en el del recto, puesto que para definir el agudo se recurre al recto: en efecto, el ángulo 10agudo es «menor que un recto». Y lo mismo pasa con el círculo y el semicírculo, pues el semicírculo se define por el círculo, así como el dedo por el todo: en efecto, «tal parte del animal» es un dedo. Por consiguiente, las partes que lo son en cuanto materia y en las cuales, como en su materia, se descompone <el todo>, son posteriores. Por el contrario, las partes del enunciado, es decir, de la entidad según el enunciado, son anteriores todas o algunas de ellas. Y puesto 15que el alma de los animales (ella es, en efecto, entidad de lo animado) es la entidad según el enunciado, es decir, la forma específica y la esencia de tal tipo de cuerpo (ciertamente, si se trata de definir adecuadamente cada una de las partes <del animal>, no se definirá sin hacer referencia a su operación que, a su vez, no puede darse sin sensación), se concluye que las partes del alma son —todas o algunas de ellas— anteriores al compuesto animal, y lo mismo en el caso 20de los animales particulares.[58] Por el contrario, el cuerpo y sus partes son posteriores a tal entidad, y se descompone en ellas, como materia, no la entidad, sino el compuesto.

Estas <partes>, por tanto, son en cierto modo anteriores al compuesto y en cierto modo no (pues no pueden tampoco existir separadas y, desde luego, no es el dedo de un animal sea cual sea su estado: el <dedo> muerto lo es sólo 25por homonimia). Algunas <partes corporales> son, por lo demás, simultáneas <al compuesto>: las que son principales y en las que primeramente se da la forma y entidad,[59] como el corazón o el cerebro, si es que son tales, pues no hace al caso cuál de ellas es tal. Por lo demás, el hombre y el caballo, y cuantos universales abarcan de este modo a las cosas singulares, no son entidad, sino un compuesto de tal forma y de tal materia en general. En cuanto a las cosas singulares, Sócrates es ya compuesto de la materia última, y lo mismo ocurre 30con las demás.

Una parte puede, pues, serlo de la forma (y llamo forma a la esencia), o bien del compuesto de la forma y de la materia misma. Pero las partes del enunciado son solamente las de la forma y, a su vez, el enunciado es de lo universal: en efecto, lo mismo son el 1036acírculo y aquello en que consiste ser-círculo, el alma y aquello en que consiste ser-alma. Pero del compuesto, por ejemplo, de este círculo o de cualquier círculo particular, sea sensible o inteligible —llamo círculos inteligibles a los matemáticos, por ejemplo, y sensibles a los de bronce o madera—, de éstos no hay definición, 5sino que se captan mediante el pensamiento[60] o la percepción sensible, y cuando se alejan de la realización plena <de tal conocimiento>, no está claro si existen o no existen. Sin embargo, siempre cabe enunciarlos y conocerlos por medio de un enunciado universal. La materia, a su vez, es por sí misma incognoscible. Y hay la materia sensible y la inteligible: sensible, como el bronce, la madera y toda 10materia sometida a movimiento; inteligible, la que se da en las cosas sensibles, pero no en tanto que sensibles, por ejemplo, las realidades matemáticas.[61]

Ciertamente, queda explicado cómo son las cosas en lo tocante al todo y a la parte, y a lo anterior y lo posterior. Y en el supuesto de que alguien preguntara si el ángulo recto, el círculo y el animal son anteriores, o si lo son las partes en que se descomponen y de que constan, 15a esta pregunta ha de responderse necesariamente que no es posible una contestación sin matices. Y es que si el alma se identifica con el animal o el viviente, o si la de cada <viviente> particular <se identifica> con ese <viviente> particular, y si el círculo se identifica con aquello en que consiste ser-círculo, y si el ángulo recto se identifica con aquello en que consiste ser-ángulo-recto, es decir, con la entidad del ángulo recto, en tal caso ha de decirse que <el compuesto>, entendido en cierto 20modo, es posterior a la parte entendida en cierto modo: por ejemplo, a las <partes> del enunciado y a aquellas de que consta un ángulo recto particular <es posterior tal ángulo particular>, tanto si éste es material[62] —ángulo recto de bronce— como si es el compuesto de rectas particulares. Por su parte, el <ángulo recto> inmaterial es posterior a las partes del enunciado, si bien es anterior a las partes de que consta cada ángulo particular, pero no puede decirse que lo sea absolutamente. Y si el alma es otra cosa que no se identifica con el animal, ha de contestarse también de este modo, que unas partes son <anteriores> y otras no, como queda dicho.

CAPÍTULO UNDÉCIMO

<LAS PARTES DE LA FORMA Y LAS PARTES DEL COMPUESTO>[63]

25Surge, con razón, la aporía de cuáles son partes de la forma y cuáles no <lo son de ésta>, sino del compuesto. Desde luego, si esto no está claro, no será posible definir cada cosa, pues la definición es de lo universal y de la forma. Así pues, si no está claro qué partes lo son en tanto que materia y qué partes no, tampoco estará claro el enunciado 30de la cosa. Pues bien, aquellos casos en que observamos que algo se realiza en sustratos de distinta especie, por ejemplo, el círculo <se realiza> en bronce, en piedra y en madera, en tales casos parece estar claro que ni el bronce ni la piedra son, en absoluto, una parte de la entidad del círculo, dado que éste puede separarse de ellos.

Y nada impide que ocurra lo mismo con todas aquellas cosas que no vemos 35que se den separadas: supongamos, por ejemplo, que todos los círculos 1036bobservados fueron de bronce; no por ello el bronce sería, con mayor razón, una parte de la forma, a pesar de que sería difícil separarlo con el pensamiento. Así, la forma del hombre se manifiesta siempre en carnes, huesos y partes de este tipo.

¿Son éstas también, entonces, 5partes de la forma y del enunciado, o no, sino que son más bien materia, sólo que no somos capaces de separarlas de la forma porque ésta no se realiza en otras cosas? Ahora bien, puesto que tal <separación> parece posible, pero no está claro en qué casos, los hay que extienden la aporía al círculo y al triángulo <afirmando> que no procede definirlos por las líneas y por el continuo, sino que también estas cosas 10todas han de tratarse igual que las carnes y huesos del hombre, y como el bronce y la piedra de la estatua; y reducen todas las cosas a los Números,[64] y dicen que la definición de la línea es la del Dos. Y de los que afirman la existencia de las Ideas, unos dicen que la Díada se identifica con la Línea en sí y otros que con la Forma de la Línea, ya que en ciertos casos la Forma y aquello de que es la Forma son lo mismo (así, la Díada y la Forma de la Díada), pero no es así en 15el caso de la Línea. Con lo que sucede que hay una única Forma de una pluralidad de cosas cuya forma es manifiestamente distinta (esto les sucedió también a los Pitagóricos), y resulta posible establecer que la Forma de todas las cosas es una y la misma, y que las demás no son Formas. Desde luego, así todas las cosas serían una sola.20

Así pues, queda explicado cómo lo relativo a las definiciones resulta aporético, y por qué. Por ello, está fuera de lugar tanto el reducir todas las cosas de este modo como el prescindir de la materia. En efecto, algunas cosas son seguramente «esto en esto», o bien, «estas cosas determinadas de este modo». Y la comparación del animal, que solía proponer Sócrates el Joven, no resulta afortunada: y es que se aparta 25de la verdad al hacer suponer que el hombre puede existir sin sus partes, como el círculo sin el bronce.[65] Pero no es igual, ya que el animal es una realidad sensible y no puede definirse sin el movimiento y, por tanto, tampoco sin las partes constituidas de cierto modo. Y es que la 30mano no es una parte del hombre en todos los casos, sino solamente si puede llevar a cabo su operación, de modo que ha de estar viva, y si no está viva, no es una parte <de aquél>.

Por otra parte y respecto de las realidades matemáticas, ¿por qué los enunciados <de las partes> no forman parte de los enunciados, por ejemplo, los semicírculos del círculo? No se trata, desde luego, de realidades 35sensibles. ¿O esto no tiene importancia? Desde luego que ciertas 1037acosas, aun no siendo sensibles, tendrán materia. En efecto, tiene algún tipo de materia todo aquello que, en sí mismo y por sí mismo, no es esencia y forma, sino algo particular y determinado. Así pues y como se dijo anteriormente,[66] aquéllas no son partes del círculo universalmente considerado, pero sí de los círculos particulares. Hay, en efecto, materia que es sensible y materia que es inteligible.[67]

5Por otra parte, es evidente también que el alma es la entidad primera, el cuerpo es materia y el hombre o el animal es el compuesto de ambos universalmente tomado. En cuanto a Sócrates y Corisco, cabe entenderlos de dos maneras si el alma se identifica con Sócrates (unos lo entienden como alma, otros como el compuesto); pero si se 10entienden en un único sentido, según el cual ésta es el alma y esto es el cuerpo, entonces el caso del singular es como el del universal.

Más adelante[68] habrá de examinarse si existe otro tipo de materia aparte de la de esta clase de entidades, y si ha de buscarse alguna otra clase de entidad, por ejemplo, los Números o algo de este tipo. Con vistas a esto, en efecto, nos esforzamos en establecer distinciones precisas también acerca de las entidades sensibles,[69] puesto que el estudio de las entidades sensibles es tarea, en cierto modo, de la física y de la 15filosofía segunda. El físico, desde luego, ha de tener conocimientos no solamente acerca de la materia, sino también, y en mayor grado, acerca de la entidad entendida como forma.

Posteriormente[70] habrá de examinarse, en relación con las definiciones, en qué sentido son partes las del enunciado y por qué la definición constituye un enunciado unitario (es evidente que la cosa es una; pero ¿en virtud de qué la cosa es una si tiene partes?).20

Ya se ha dicho, en general y para todos los casos, qué es la esencia y en qué sentido es ella por sí misma, y también por qué en unos casos el enunciado de la esencia incluye las partes de lo definido, mientras que en otros casos no, y que en el enunciado de la entidad no se incluyen las que son partes en tanto que materia —pues éstas no son partes de aquella 25entidad, sino de la compuesta, y de ésta hay definición en cierto sentido y en cierto sentido no: en efecto, no la hay si se toma con la materia (ya que es algo indefinido), pero sí que la hay respecto de la entidad primera, por ejemplo, la del hombre es el enunciado del alma. Y es que la entidad es la forma inmanente de la cual, juntamente con la materia, resulta la que llamamos entidad compuesta, por ejemplo, la concavidad 30(de ella y de la nariz resulta la nariz chata y la chatez, pues en éstas se da dos veces la nariz);[71] en la entidad compuesta, por ejemplo, en la nariz chata y en Calias, está incluida también la materia, <y se ha dicho también> que la esencia y la cosa particular se identifican en algunos casos. Tal es el caso de las entidades primeras: se identifican, por ejemplo, 1037bla curvatura y aquello en que consiste ser curvatura, supuesto que sea una entidad primera. (Y llamo primera a la entidad que no se dice tal porque una cosa se dé en otra cosa, es decir, en un sustrato material). Por el contrario, en el caso de las cosas consideradas como materia o en unión con la materia, <la esencia y la cosa singular> no se identifican, 5aunque posean una unidad accidental como, por ejemplo, «Sócrates» y «músico». Éstos, en efecto, se identifican accidentalmente.

CAPÍTULO DUODÉCIMO

<LA UNIDAD DE LA DEFINICIÓN>[72]

Tratemos ahora, en primer lugar, todo aquello que no se dijo en los Analíticos acerca de la definición. En efecto, la aporía planteada en aquella obra[73] es de utilidad para el tratado acerca de la entidad. Y me refiero 10a la aporía siguiente: ¿por qué constituye una unidad aquello cuyo enunciado decimos que es definición, por ejemplo, «animal bípedo» del hombre? Sea éste su enunciado. Pues bien ¿por qué se trata de algo uno y no de una pluralidad: animal y bípedo? Pues en el caso de «hombre» y 15«blanco» son una pluralidad cuando lo uno no se da en lo otro, pero constituyen algo uno cuando se da, cuando el sustrato —el hombre— recibe una afección (en tal caso, en efecto, se produce algo uno, y es hombre-blanco). En el otro caso, sin embargo, lo uno no participa de lo otro,[74] ya que no parece que el género participe de las diferencias (pues la misma cosa participaría a la vez de los contrarios, ya que contrarias 20son las diferencias en que el género se diferencia). Además, si participara valdría el mismo argumento, dado que las diferencias son múltiples, por ejemplo, con pies, bípedo, sin alas. ¿Por qué, entonces, en estos casos hay unidad y no pluralidad? No, desde luego, porque se den dentro <del mismo género>, ya que, en tal caso, todas las cosas constituirían algo uno. Y, sin embargo, han de constituir una unidad cuantas cosas entran 25en la definición. La definición, en efecto, es un enunciado unitario y de la entidad y, por tanto, ha de ser enunciado de algo unitario, puesto que la entidad significa algo que es uno y determinado, como decimos.

En primer lugar, han de analizarse las definiciones por división, ya que en la definición no entra otra cosa que el género denominado primero y las diferencias.[75] Los demás <términos> son géneros, tanto 30el primero como las diferencias que se toman juntamente con él: así, «animal» es el <género> primero, después «animal-bípedo», y a continuación «animal-bípedo-sin alas». Y de igual modo si se enumeran con más <términos>. En general, nada importa que se expresen con 1038amuchos o pocos términos ni, por tanto, tampoco si se hace con pocos o con dos. De los dos, a su vez, el uno es diferencia y el otro género, por ejemplo, de «animal bípedo» el género es «animal» y la diferencia el otro. Así pues, si el género no existe de modo absoluto aparte de las 5especies del género, o si existe, pero existe como materia (pues la voz es género y materia, mientras que las diferencias producen las especies, es decir, las letras[76] a partir de aquélla), es evidente que la definición es el enunciado constituido a partir de las diferencias.

Pero es necesario que se divida la diferencia de la diferencia. Por ejemplo, «dotado de pies» es una diferencia de «animal». Y, a su vez, 10ha de considerarse la diferencia de «animal-dotado de pies», en tanto que dotado de pies: por tanto, si la enumeración es correcta, no ha de decirse que el dotado de pies se divide en «alado» y «carente de alas» (más bien se haría tal cosa por incapacidad),[77] sino en «con dedos» y «sin dedos». Éstas, en efecto, son las diferencias del pie, ya que tener 15dedos es una manera de ser de los pies. Y siempre se procurará seguir de este modo hasta llegar a las <especies> que ya no tienen diferencias, en cuyo caso habrá tantas especies de pies como diferencias, y los animales dotados de pies serán iguales en número a las diferencias. Ahora bien, si esto es así, es evidente que la diferencia última será la entidad y la definición de la cosa, puesto que no conviene repetir muchas veces 20las mismas cosas en las definiciones, ya que sería superfluo. Esto, por su parte, sucede así: cuando se dice «animal-dotado de pies-bípedo» no se ha dicho sino «animal-dotado de pies-dotado de dos pies»; y si esto último se divide, a su vez, con la división adecuada, se dirá lo mismo más veces, tantas veces cuantas sean las diferencias.

25Si, pues, hay diferencia de la diferencia, sólo la última será la forma y la entidad. Si, por el contrario, <se hace la división> según cualidades accidentales, por ejemplo, si se divide «dotado de pies» en «blanco» y «negro», habrá tantas cuantas sean las divisiones. Conque es evidente que la definición es el enunciado constituido a partir de 30las diferencias, y si es correcta, a partir de la última de ellas. Esto quedaría al descubierto si uno cambiara el orden de tales definiciones, por ejemplo, la de hombre diciendo «animal-bípedo-dotado de pies», pues resulta superfluo el término «dotado de pies» tras haber dicho «bípedo». Por lo demás, en la entidad no hay un orden <de los términos>:[78] pues ¿cómo pensar que lo uno es posterior y lo otro anterior?

35Así pues, acerca de las definiciones por división, y cuál es su naturaleza, baste con lo dicho en esta primera aproximación.

CAPÍTULO DÉCIMOTERCERO

<EL UNIVERSAL NO ES ENTIDAD>[79]

1038b Puesto que la investigación es acerca de la entidad, volvamos de nuevo <a ella>. También se dice que es entidad el universal, al igual que el sujeto, y la esencia, y el compuesto de ellos. Ya hemos hablado, ciertamente, acerca de estos dos[80] (tanto acerca de la esencia como acerca del sujeto, señalando que se es sujeto de dos maneras, bien siendo un 5algo determinado como el animal es sujeto de afecciones, bien como la materia lo es de la actualización plena). Por su parte, algunos opinan también que el universal es causa en grado sumo, y que el universal es principio. Vamos, por tanto, a ocuparnos de éste.

Parece imposible, desde luego, que sea entidad ninguna de las cosas que se predican universalmente. En primer lugar, la entidad de 10cada cosa es la propia de cada cosa que no se da en ninguna otra.[81] Sin embargo, el universal es común, ya que universal se denomina a aquello que por naturaleza pertenece a una pluralidad. Así pues, ¿de qué será esto entidad? Ciertamente, o de todos o de ninguno. Pero no es posible que lo sea de todos, y, por otra parte, si lo fuera de una sola cosa, las demás cosas se identificarían con ella, puesto que las cosas cuya entidad es una y cuya esencia es una son también ellas una.15

Además, se llama entidad aquello que no se dice de un sujeto,[82] mientras que el universal se dice siempre de un sujeto. ¿Será, acaso, que no puede <ser entidad> como lo es la esencia, pero, sin embargo, está contenido en ella[83] como, por ejemplo, «animal» está contenido en el hombre y en el caballo? Es claro, ciertamente, que de él habrá definición.[84] Aunque nada importa que no haya definición 20de todo lo contenido en la entidad, pues no por eso dejará de ser entidad de algo, como «hombre» lo es del hombre en que se da: por consiguiente, sucederá de nuevo lo mismo, ya que <el universal> —por ejemplo, «animal»— será entidad de aquello en lo cual se da como algo propio. Además,[85] es imposible y absurdo que algo que es determinado y entidad, si es compuesto, no sea compuesto de 25entidades ni de algo determinado, sino de cualidades: en tal caso, en efecto, lo que no es entidad, es decir, la cualidad, será algo anterior a la entidad y a la realidad determinada. Pero esto es imposible: en efecto, las afecciones no pueden ser anteriores a la entidad ni en cuanto al enunciado ni en cuanto al tiempo ni en cuanto a la generación, pues en tal caso serían separables <de ella>. Además,[86] en Sócrates se daría una entidad en una entidad y, por tanto, sería entidad de dos cosas.

30En general, si «hombre» y las cosas que se dicen de este modo son entidad, sucederá que ninguno de los componentes de la definición <de las especies> será entidad de nada, y no podrá darse separado de ellas ni en otra; quiero decir, por ejemplo, que fuera de cada una de ellas no hay animal alguno ni ningún otro de los componentes de la definición.

A quienes reflexionan a partir de estas consideraciones les resulta evidente que ninguna de las cosas que se dan universalmente es entidad, y que ninguno de los predicados comunes significa una realidad 35determinada, sino que es «de tal cualidad». De no ser así, se sucederán 1039aotras muchas dificultades, y también el «tercer hombre».[87]

Esto resulta evidente, además, del modo siguiente: es imposible que una entidad esté compuesta de entidades contenidas en ella de modo plenamente actual.[88] En efecto, dos cosas actualizadas plenamente 5de este modo no constituyen una unidad plenamente actual; más bien, constituirán una unidad si son dos en potencia (así, la línea doble se compone de dos semilíneas en potencia; es su actualización efectiva lo que las divide); por consiguiente, si la entidad es una, no se compondrá de entidades contenidas en ella de este modo, como dice con razón Demócrito. Dice, en efecto, que es imposible que de dos se produzca uno, y de uno dos, ya que pone como entidades las 10magnitudes indivisibles. Y es igualmente claro que lo mismo pasará en el caso del número si el número se compone de unidades, como dicen algunos. Desde luego, o la díada no es una, o la unidad no está efectivamente actualizada en ella.

Pero esta conclusión comporta un problema. Si no es posible que 15ninguna entidad esté constituida por universales, ya que éstos significan algo «de tal cualidad», pero no una realidad determinada, y si ninguna entidad puede ser tampoco un compuesto de entidades efectivamente actualizadas, toda entidad carecerá de composición y, por tanto, no habrá definición de entidad alguna. Sin embargo, todos opinan, y se dijo anteriormente, que hay definición, o solamente de la entidad, o muy principalmente de ella. Pero ahora resulta que ni 20siquiera de ella. No habrá, pues, definición de nada. O la habrá en cierto modo, pero en cierto modo no.[89]

Esto que decimos se aclarará mejor por lo que diremos después.

CAPÍTULO DÉCIMOCUARTO

<LAS IDEAS PLATÓNICAS NO SON ENTIDADES>[90]

De estas mismas consideraciones se deduce con claridad lo que sucede también a quienes afirman que las Ideas son entidades separadas y, a 25la vez, componen la forma a partir del género y de las diferencias. En efecto, si las Formas existen, si el Animal se da en el hombre y en el caballo, <aquél> será, o bien uno y el mismo numéricamente <en ambos>, o bien algo distinto. Es evidente, desde luego, que en su definición es uno ya que, al definirlo, se dará la misma definición en ambos casos. 30Y, ciertamente, si existe un Hombre que él mismo y por sí mismo es algo determinado y separado, también sus componentes —como «animal» y «bípedo»— significarán necesariamente algo determinado, y existirán separados y serán entidades. Por consiguiente, también el Animal.[91]

<1> Así pues, si <el Animal> que se da en el caballo y en el hombre son uno y el mismo, como lo eres tú respecto de ti mismo, <a> ¿cómo lo uno que se da en cosas separadas podrá ser uno, y por qué tal 1039bAnimal no va a estar separado también de sí mismo? <b> Además, si el Animal tiene que participar de «bípedo» y de «polípedo», resulta algo imposible, puesto que en la misma cosa, siendo una y siendo algo determinado, se darán a la vez los contrarios. Pero si no se dan, ¿en 5qué sentido podría decirse que el animal es bípedo o que es dotado de pies? ¿Se trata, tal vez, de yuxtaposición y contacto, o acaso de mezcla? Pero todo esto es absurdo.

<2> Si, por el contrario, <el Animal> es distinto en cada caso, <a> serán infinitas, por así decirlo, las cosas cuya entidad es el Animal: en efecto, «hombre» no proviene accidentalmente de «animal». <b>[92] Además, el Animal Mismo será una multiplicidad, ya que el animal que se da en cada una <de las especies> es <su> entidad. En efecto, <éstas> 10no se denominan según otra cosa. (Si así fuera, el hombre provendría de esa otra cosa, y esa otra cosa sería su género.) Y, además, serán Ideas todos los componentes del hombre. Y, desde luego, no cabe que sea Idea de una cosa y entidad de otra (pues esto es imposible). Por consiguiente, cada <especie> particular de animales será un Animal Mismo. <c> Además, ¿de qué derivará este animal (de cada especie), y cómo provendrá del Animal en sí? <d> O ¿cómo es posible que este 15animal exista separado del Animal Mismo, si su entidad consiste en esto mismo?

Todos estos <absurdos>, y aún otros más absurdos que éstos, se siguen también en el caso de las cosas sensibles. Ahora bien, si es imposible que las cosas sean así, es evidente que no existen Formas de las cosas sensibles tal como algunos afirman.

CAPÍTULO DECIMOQUINTO

<QUE NO HAY DEFINICIÓN DE LAS REALIDADES INDIVIDUALES Y, POR TANTO, TAMPOCO LA HAY DE LAS IDEAS>[93]

20Puesto que hay dos tipos de entidad, el compuesto y la forma[94] (y afirmo que aquél es entidad en cuanto que es la forma tomada conjuntamente con la materia, mientras que ésta es la forma en sentido pleno), las que denominamos entidades del primer modo están, todas ellas, sometidas a corrupción (y a generación), mientras que la forma no es de índole tal que pueda corromperse (ya que tampoco hay generación 25de ella: en efecto, no se genera aquello en que consiste ser-casa, sino aquello en que consiste ser-esta-casa-particular); más bien, <las formas> existen o no existen sin generación y corrupción. Ya quedó demostrado,[95] efectivamente, que nadie las genera o produce.

<1> Por eso tampoco hay demostración ni definición de las cosas sensibles individuales, porque tienen materia y la naturaleza de ésta 30comporta que puedan existir y no existir. Por eso, de ellas, todas las individuales son corruptibles. Así pues, si la demostración y la definición científica corresponden a las cosas necesarias, y si al igual que no es posible que la ciencia sea a veces ciencia y a veces ignorancia (algo así es, más bien, opinión), tampoco es posible que haya demostración y 1040adefinición —sino opinión— acerca de lo que puede ser de otro modo que como es, resulta evidente que no puede haber ni demostración ni definición de tales cosas. Las cosas corruptibles, en efecto, cuando desaparecen de la percepción sensible, resultan oscuras para quienes poseen la ciencia y no puede haber definición ni demostración de 5ellas, aun cuando sus nociones se conserven en el alma. Por eso, en lo relativo a la definición, cuando alguien trate de dar la definición de una realidad particular, no debe ignorar que es posible eliminarla. En efecto, no puede ser definida.

<2> Tampoco es posible definir Idea alguna ya que, como dicen, la Idea es una realidad individual y separada. Pues la definición consta necesariamente de nombres; ahora bien, el que define no inventa 10nombres (pues resultarían ininteligibles), y los <nombres> que están a disposición son comunes a todas las cosas[96] y, por tanto, se aplican también necesariamente a otras cosas: así, si alguien te definiera, diría que eres un animal enjuto, o blanco, o cualquier otra cosa que se da también en otro. Y si, no obstante, alguien replicara que nada impide que todos estos rasgos, por separado, se den en muchos, pero juntos se 15dan solamente en tal cosa, habrá de contestársele,[97] en primer lugar, que se dan en los dos <componentes de la definición>, por ejemplo, «animal bípedo» en «animal» y en «bípedo». (Y esto ocurre además, necesariamente, en el caso de las cosas eternas, ya que son anteriores al compuesto y partes suyas. Y, además, existen separadas, si es que «hombre» existe separado: en efecto, existen separados o ambos o ninguno. 20Si ninguno, no existirá el género fuera de las especies; si existe <aquél>, también existirán separadas las diferencias).[98] Ambos son, además, anteriores en su ser <al compuesto>, ya que no se destruyen al destruirse éste. En segundo lugar, <habrá de contestarse que> si las Ideas están compuestas de Ideas (pues aquellas de que se componen son más simples), aun así aquellas de que se compone la Idea habrán de predicarse de muchas más, por ejemplo, «Animal» y «Bípedo». Pues de no ser así, ¿cómo podría conocerse? Habría, en efecto, una 25Idea que no podría predicarse más que de una cosa. Pero eso no parece posible, sino que toda Idea parece ser participable.

Así pues y como queda dicho, esta imposibilidad de definir pasa inadvertida en el caso de las cosas eternas, sobre todo cuando son únicas, como el sol o la luna. Y es que se equivocan no solamente por añadirle ciertos rasgos que podrían suprimirse y <el sol> seguiría siendo 30sol, por ejemplo, «el que da vueltas alrededor de la tierra» o «que se oculta de noche» (como si por estar parado o verse de noche dejara de ser sol. Pero sería absurdo que dejara de serlo, ya que «el sol» significa una entidad). <Se equivocan> también al atribuirle rasgos que pueden darse en otro: por ejemplo, si se produjera otro de tales características, es evidente que sería un sol. La definición sería, por tanto, común. 1040bY, sin embargo, el sol es una realidad singular, como Cleón o Sócrates. Además, ¿por qué ninguno de ellos presenta la definición de una Idea? Si lo intentaran, se pondría de manifiesto la verdad de lo que venimos diciendo.

CAPÍTULO DECIMOSEXTO

<NI LAS PARTES DE LAS REALIDADES SENSIBLES NI LOS UNIVERSALES SON ENTIDADES>[99]

5Por otra parte, es evidente que incluso la mayoría de las que se consideran entidades son potencias, tanto las partes de los animales (pues ninguna de ellas se da separada y cuando se separan, todas existen como materia), como la tierra, el fuego y el aire: ninguna de estas cosas, en efecto, constituye una unidad, sino que, antes de madurar y de 10que surja algo uno a partir de ellas, son como un montón. Sobre todo podría pensarse que las partes de los vivientes y las correspondientes partes del alma existen de ambas maneras, en potencia y en estado de actualización, puesto que tienen principios del movimiento provinientes de algo presente en las articulaciones, y de ahí que algunos animales continúen viviendo aun estando partidos. Todas ellas, sin embargo, están por igual en potencia mientras constituyan algo uno y continuo por naturaleza, y no por violencia o adherencia (algo así es, 15en efecto, una formación no natural).

Y puesto que[100] «uno» se dice del mismo modo que «algo que es», y la entidad de lo que es uno es una, y las cosas cuya entidad es numéricamente una son algo numéricamente uno, es evidente que no pueden ser entidad de las cosas ni «uno» ni «algo que es», y por tanto tampoco <puede serlo> aquello en que consiste ser-elemento o ser-principio. No obstante, investigamos cuál es, en verdad, el 20principio, con el fin de reducirlo a algo más conocido. Ciertamente «algo que es» y «uno» deberían ser entidad de las cosas con más razón[101] que el principio, el elemento y la causa, pero ni siquiera lo son aquéllos, ya que nada común es entidad. En efecto, la entidad no se da en ninguna otra cosa que en sí misma, y en aquello que la tiene y de lo cual es entidad. Además, lo que es uno no puede estar a la vez en muchos sitios, mientras que lo común se da a la vez en 25muchos sitios.

Así pues, resulta evidente que ningún universal existe separado fuera de las cosas singulares. Sin embargo, los que afirman <que> las Formas <existen de este modo>, en cierto sentido tienen razón al separarlas, si es que son entidades, pero en cierto sentido no tienen razón, ya que denominan «Forma» a lo uno que abarca una multiplicidad. Y la causa está en que no son capaces de aclarar qué 30son tales entidades incorruptibles aparte de las singulares y sensibles. Desde luego, las hacen idénticas específicamente a las corruptibles (pues éstas las conocemos), Hombre Mismo y Caballo Mismo, limitándose a añadir a las sensibles la expresión «Mismo». Y sin embargo, según pienso, aun cuando no hubiéramos visto los astros, no por eso 1041adejarían de ser entidades eternas aparte de las que habríamos visto. Conque, aun cuando de hecho no sepamos de qué naturaleza son <las entidades eternas>, sin embargo es muy probable que las haya necesariamente.

Así pues, es claro que ninguna de las cosas que se dicen universalmente 5es entidad, y que ninguna entidad se compone de entidades.[102]

CAPÍTULO DECIMOSÉPTIMO

<LA ENTIDAD Y LA FORMA. LA FORMA COMO FIN>[103]

Tomando otro punto de partida digamos otra vez qué es lo que debe denominarse entidad y cuáles son sus características. Pues seguramente a partir de estas consideraciones se arrojará luz también acerca de aquella entidad que se da separada de las entidades sensibles. Y puesto que la entidad es cierto principio y causa, ha de comenzarse por aquí.

10El «porqué» se pregunta siempre de este modo: por qué una cosa se da en otra. En efecto, preguntar por qué el hombre músico es hombre músico, es preguntar, o bien lo dicho —por qué el hombre es músico—, o bien otra cosa.

Ciertamente, preguntar por qué una 15cosa es ella misma es no preguntar nada. (Efectivamente, el hecho y la existencia de la cosa han de estar claros,[104] quiero decir, por ejemplo, el hecho de que «la luna se eclipsa»; por otra parte, <responder> «porque una cosa es ella misma» constituye la única explicación y la única causa que cabe aducir ante todas las preguntas del tipo «¿por qué el hombre es hombre?» o «¿por qué el músico es músico?», a no ser que responda: «porque toda cosa es indivisible respecto de sí misma y en esto consiste ser-uno». Pero una respuesta tal es aplicable en general 20a todos los casos y peca de brevedad.) Por el contrario, cabe que se pregunte: ¿por qué el hombre es tal tipo de animal?, en cuyo caso queda claro que no se pregunta por qué es hombre el que es hombre: se pregunta, más bien, por qué algo se da en algo (y ha de estar claro el hecho de que se da, ya que, de no ser así, no se pregunta nada). Así, la pregunta «¿por qué truena?» significa: «¿por qué se produce estruendo en las nubes?». De este modo, en efecto, lo que se pregunta 25es algo respecto de otra cosa. Así también, «¿por qué estos materiales —por ejemplo, maderas y piedras— son una casa?».

Es, desde luego, evidente que se pregunta la causa y ésta, hablando lógicamente,[105] es la esencia. En algunos casos es el para-qué, por ejemplo, seguramente en el caso de una casa o de una cama, pero en otros casos es qué fue lo que inició el movimiento.[106] Desde luego, esto 30también es causa. Pues bien, este tipo de causa se pregunta en relación con la generación y corrupción de las cosas mientras que aquélla <se pregunta> también en relación con su ser. Lo preguntado pasa inadvertido, sobre todo, cuando los términos no se predican unos de otros, por ejemplo, cuando se pregunta «¿qué es el hombre?», porque se utiliza una expresión simple sin distinguir que «tales cosas son tal 1041bcosa». Pero debemos preguntar tras haber articulado la pregunta, ya que, de no ser así, viene a ser lo mismo preguntar algo que no preguntar nada. Y puesto que la existencia <de la cosa> debe conocerse y 5darse, es evidente que se pregunta acerca de la materia por qué es <tal cosa>. Por ejemplo, «¿por qué estos materiales son una casa?»: porque en ellos se da la esencia de casa. Y «esto —o bien, este cuerpo que tiene esto— es un hombre». Por consiguiente, se pregunta por la causa de la materia (que no es otra que la forma), causa por la que aquélla es algo. Y ésta es, por su parte, la entidad. Así pues, es evidente que, tratándose de las cosas simples, no cabe preguntar ni enseñar, sino que ha de ser otro el método de investigar acerca de ellas.[107]10

Puesto que lo que es compuesto de algo de tal modo que el todo constituye una unidad, no como un montón, sino como una sílaba, y la sílaba no es, sin más, las letras —«b» y «a» no es lo mismo que «ba»—, y tampoco la carne es, sin más, fuego y tierra (cuando se produce 15su descomposición hay algo que no permanece, en el ejemplo, la carne y la sílaba, pero las letras permanecen, así como el fuego y la tierra); la sílaba es, ciertamente, algo, no es sólo las letras, la vocal y la consonante, sino además algo distinto,[108] y la carne no es sólo fuego y tierra, o bien, lo caliente y lo frío, sino además algo distinto. Ahora bien, puesto que «ese algo distinto» ha de ser necesariamente o un elemento o algo compuesto de elementos, si es elemento, valdrá de 20nuevo el mismo razonamiento (en efecto, la carne estará compuesta de ese algo y de fuego y tierra, y, además, de otro algo, conque se cae en un proceso infinito): si, por el contrario, es compuesto de elementos, evidentemente no constará de uno solo (si así fuera se identificaría con él), sino de varios, de modo que acerca de él repetiremos el mismo 25razonamiento que acerca de la carne o la sílaba. Parecería, pues, que se trata de algo, y que no es un elemento, y que es la causa de que esto sea carne y esto sea una sílaba, y lo mismo en los demás casos. Pues bien, esto es la entidad de cada cosa (ya que esto es la causa primera de su ser). Y puesto que algunas cosas no son entidades y, por su parte, las 30que son entidades están constituidas según la naturaleza y por naturaleza, parecería que la entidad es esta naturaleza que no es elemento, sino principio. Elemento es, por su parte, aquello en que la cosa se descompone y que es inmanente en ella como materia, por ejemplo, de la sílaba, la «a» y la «b».

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