Hamlet

Escena XVI

Hamlet

Escena XVI

LAERTES, CLAUDIO, GERTRUDIS, SOLDADOS y PUEBLO

Laertes

¿En dónde está el Rey? Vosotros, quedaos todos afuera.

Voces

No, entremos!

Laertes

Yo os pido que me dejéis.

Voces

Bien, bien está.

Laertes

Gracia, señores. Guardad las puertas... y tú, indigno Príncipe, dame a mi padre.

Gertrudis

Menos, menos ardor, querido Laertes.

Laertes

Si hubiese en mí una gota de sangre con menos ardor, me declararía por hijo espurio, infamaría de cornudo a mi padre e imprimiría sobre la frente limpia y casta de mi madre honestísima, la nota infame de prostituta.

Claudio

Pero, Laertes, ¿cuál es el motivo de tan atrevida rebelión? Déjale, Gertrudis, no le contengas... No temas nada contra mí. Existe una fuerza divina que defiende a los Reyes: la traición no puede, como quisiera, penetrar hasta ellos, y ve malogrados en la ejecución todos sus designios... Dime, Laertes, ¿por qué estás tan airado? Déjale Gertrudis... Habla tú.

Laertes

¿En dónde está mi padre?

Claudio

Murió.

Gertrudis

Pero no le ha muerto el Rey.

Claudio

Déjale preguntar cuanto quiera.

Laertes

¿Y cómo ha sido su muerte?.. ¡Eh!... No, a mí no se me engaña. Váyase al infierno la fidelidad, llévese el más atezado demonio los juramentos de vasallaje, sepúltense la conciencia, la esperanza de salvación, en el abismo más profundo... La condenación eterna no me horroriza, suceda lo que quiera, ni éste ni el otro mundo me importan nada... Sólo aspiro, y este es el punto en que insisto, sólo aspiro a dar completa venganza a mi difunto padre.

Claudio

¿Y quién te lo puede estorbar?

Laertes

Mi voluntad sola y no todo el universo, y en cuanto a los medios de que he de valerme, yo sabré economizarlos de suerte que un pequeño esfuerzo produzca efectos grandes.

Claudio

Buen Laertes, si deseas saber la verdad acerca de la muerte de tu amado padre ¿está escrito acaso en tu venganza, que hayas de atropellar sin distinción amigos y enemigos, culpados e inocentes?

Laertes

No, sólo a mis enemigos.

Claudio

¿Querrás, sin duda, conocerlos?

Laertes

¡Oh! A mis buenos amigos yo los recibiré con abiertos brazos, y semejante al pelícano amoroso, los alimentaré si necesario fuese con mi sangre misma.

Claudio

Ahora hablaste como buen hijo, y como caballero. Laertes, ni tengo culpa en la muerte de tu padre, ni alguno ha sentido como yo su desgracia. Esta verdad deberá ser tan clara a tu razón, como a tus ojos la luz del día.

Voces

Dejadla entrar.

Laertes

¿Qué novedad... qué ruido es este?

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