CAPÍTULO XV El sueño
CAPÍTULO XVEl sueño
La fuerza vital se renueva en el sueño. Todo ser viviente duerme; los hombres, los animales, los reptiles, los peces y los insectos duermen, y hasta las plantas tienen períodos regulares de sueño. Y esto se debe a que es en el sueño donde entramos en tal contacto con el Principio de la Vida en la naturaleza que nuestra propia vida puede ser renovada. Es en el sueño que el cerebro del hombre se recarga de energía vital, y el Principio de la Salud dentro de él recibe nuevas fuerzas. Es, pues, de primera importancia que durmamos de manera natural, normal y perfectamente sana.
Estudiando el sueño, observamos que la respiración es mucho más profunda, y más forzada y rítmica que en el estado de vigilia. Se inspira mucho más aire cuando se duerme que cuando se está despierto, y esto nos dice que el Principio de Salud requiere grandes cantidades de algún elemento en la atmósfera para el proceso de renovación. Si quieres rodear el sueño de condiciones naturales, entonces, el primer paso es ver que tienes un suministro ilimitado de aire fresco y puro para respirar. Los médicos han descubierto que dormir en el aire puro del exterior es muy eficaz en el tratamiento de los problemas pulmonares; y, en conexión con la forma de vivir y pensar prescrita en este libro, encontraréis que es igual de eficaz para curar cualquier otro tipo de problema. No toméis ninguna medida a medias en este asunto de asegurar el aire puro mientras dormís. Ventilad bien vuestro dormitorio; tan bien que será prácticamente lo mismo que dormir al aire libre. Tenga una puerta o ventana abierta de par en par; tenga una abierta en cada lado de la habitación, si es posible. Si no puede tener una buena corriente de aire a través de la habitación, acerque la cabecera de su cama a la ventana abierta, para que el aire del exterior pueda llegar completamente a su cara. Por muy frío o desagradable que sea el tiempo, ten una ventana abierta, y abierta de par en par; e intenta que circule aire puro por la habitación. Amontona la ropa de cama, si es necesario, para mantenerte caliente; pero ten un suministro ilimitado de aire fresco del exterior. Este es el primer gran requisito para un sueño saludable.
El cerebro y los centros nerviosos no pueden vitalizarse completamente si dormís en aire "muerto" o estancado; debéis tener la atmósfera viva, vital con el Principio de Vida de la naturaleza. Repito, no hagáis ningún compromiso en este asunto; ventilad completamente vuestro cuarto de dormir, y procurad que haya una circulación de aire exterior a través de él mientras dormís. No estáis durmiendo de una manera perfectamente saludable si cerráis las puertas y las ventanas de vuestra habitación para dormir, ya sea en invierno o en verano. Ten aire fresco. Si estás donde no hay aire fresco, múdate. Si su dormitorio no puede ser ventilado, vaya a otra casa.
Lo siguiente en importancia es la actitud mental con la que te vas a dormir. Es bueno dormir con inteligencia, con propósito, sabiendo para qué lo haces. Acuéstate pensando que el sueño es un vitalizador infalible, y duérmete con una fe confiada en que tus fuerzas serán renovadas; que te despertarás lleno de vitalidad y salud. Poned propósito en vuestro sueño como lo hacéis en vuestra alimentación; prestad al asunto vuestra atención durante unos minutos, mientras vais a descansar. No busques tu sillón con un sentimiento de desánimo o depresión; ve allí con alegría, para que te hagan completo. No olvides el ejercicio de la gratitud al irte a dormir; antes de cerrar los ojos, da gracias a Dios por haberte mostrado el camino hacia la salud perfecta, y vete a dormir con este pensamiento agradecido en tu mente. Una oración de agradecimiento a la hora de acostarse es algo muy bueno; pone al Principio de Salud dentro de ti en comunicación con su fuente, de la cual debe recibir nuevo poder mientras estás en el silencio de la inconsciencia.
Puedes ver que los requisitos para un sueño perfectamente saludable no son difíciles. En primer lugar, procurar respirar aire puro del exterior mientras se duerme; y, en segundo lugar, poner el Interior en contacto con la Sustancia Viva mediante unos minutos de meditación agradecida al acostarse. Observa estos requisitos, vete a dormir con un estado de ánimo agradecido y confiado, y todo irá bien. Si tienes insomnio, no dejes que te preocupe. Mientras estáis despiertos, formad vuestra concepción de la salud; meditad con agradecimiento en la vida abundante que es la vuestra, respirad, y sentíos perfectamente seguros de que dormiréis a su debido tiempo; y lo haréis. El insomnio, como cualquier otra dolencia, debe ceder ante el Principio de Salud despertado a la plena actividad constructiva por el curso de pensamiento y acción aquí descrito.
El lector comprenderá ahora que no es en absoluto pesado o desagradable realizar las funciones voluntarias de la vida de una manera perfectamente sana. La manera perfectamente sana es la más fácil, la más simple, la más natural y la más agradable. El cultivo de la salud no es una obra de arte, dificultad o trabajo extenuante. Sólo hay que dejar de lado las observancias artificiales de todo tipo, y comer, beber, respirar y dormir de la manera más natural y deliciosa; y si se hace esto, pensando en la salud y sólo en la salud, se estará ciertamente bien.