Capítulo 45
La época
Intentos decolonizaciónLos Estados Unidos crecieron a partir de un grupo de colonias inglesas, establecidas a lo largo de la costa este de Norteamérica en el siglo y a principios del .
Ya en 1584, la reina Isabel I de Inglaterra había designado la franja costera entre el río San Lorenzo, en el Norte, y Florida, en el Sur, es decir, entre las fundaciones francesas y las españolas, como territorio de colonización inglesa. Walter Raleigh, su cortesano favorito, fue elegido para dirigir sucesivos intentos, que acabaron en un rotundo fracaso. Todos los colonos de la última expedición, incluida la primera niña nacida en América de padres ingleses, Virginia Dare, desaparecieron misteriosamente.
Sin embargo, seguía habiendo mucha gente dispuesta a emigrar. Muchos granjeros habían perdido sus empleos a causa del hundimiento del viejo sistema feudal, y el Nuevo Mundo se les ofrecía como un lugar ideal para emprender una nueva vida. Otros, enfrentados al anglicanismo oficial, imaginaban que en Norteamérica tendrían libertad de culto. Existía, además, una clase media lo suficientemente adinerada como para invertir en ultramar parte de sus beneficios.
Las compañíascomercialesEn 1606, el rey Jaime I confirió a las compañías comerciales de Londres y de Plymouth cartas de privilegio para colonizar territorios. La compañía de Londres envió tres barcos pequeños que arribaron a la bahía de Chesapeake, en Virginia, donde se fundó Jamestown, primera ciudad inglesa en tierra americana. La mayoría de los colonizadores murieron durante los seis primeros meses. Los demás sobrevivieron gracias a la ayuda de los indios, que los acogieron con amistosa curiosidad, les dieron comida y les enseñaron a cultivar el tabaco, que pronto se convertiría en la principal fuente de ingresos de la colonia. Como gesto de buena voluntad, Wahunsonacock, gran jefe indio de la confederación Powhatan, que agrupaba doscientas aldeas, ofreció a su hija Pocahontas en matrimonio a John Rolfe, uno de los hombres más eminentes de la colonia.
Pero las necesidades de los colonos seguían creciendo, y a la generosidad india respondieron con rapacidad, saqueando e incendiando los poblados indios en busca de provisiones. Se sucedieron los abusos y las vejaciones, se asesinó a mujeres y niños. Como los indios varones se resistían a trabajar para ellos, los colonos recurrieron a los negros. En 1619 llegó el primer cargamento de esclavos negros a la colonia, y así se fomentó una institución que siglos más tarde dividiría al país y lo sumiría en una guerra civil.
Los primeroscombatesEn 1622, los indios de la confederación Powhatan se movilizaron, pasaron a la ofensiva y mataron a trescientos cincuenta ingleses. Los blancos, que ya eran millares y estaban bien armados, decidieron eliminar a los indios por todos los medios: les daban alcohol envenenado, los atacaban por sorpresa cuando acudían a parlamentar. En 1646, la diezmada confederación Powhatan firmaba un tratado por el que cedía la mayor parte de su territorio.
Un proceso semejante se repetiría en otras colonias. Los puritanos ingleses eran una minoría religiosa rigorista de la secta presbiteriana, perseguida por los Estuardos, que en 1620 fundó el primer asentamiento en Nueva Inglaterra. Estaban convencidos de ser un pueblo elegido y habían sobrevivido gracias a los nativos, pero los despreciaban. Al principio firmaron un tratado de alianza con ellos. Luego, ávidos de extender sus dominios, eliminaron sucesivamente, en una serie de sangrientas expediciones punitivas, a los massachusetts, a los pequots, a los narragansetts.
Los indios wampanoags desencadenaron la revuelta más importante contra los puritanos, que llamaron en su ayuda a los mohicanos y a los mohawks, enemigos tradicionales de los primeros. Empezaba la política de divisiones y alianzas, que tan nefasta habría de resultar para los nativos. Tras varios meses de lucha, los wampanoags sucumbieron.
Las guerrasiroquesasLos franceses se habían instalado en Canadá y Luisiana, y los holandeses en Nueva Ámsterdam, hoy Nueva York. Deseosa de controlar el mercado de pieles y de obligar a los franceses a comerciar con ella, la poderosa confederación iroquesa obtuvo armas de fuego de los ingleses y de los holandeses, y se ensañó con los hurones, a los que casi exterminó, y con los eries.
Viendo que las colonias francesas corrían peligro, Luis XIV envió a un millar de soldados con sus cañones. Desde su llegada, los militares penetraron en territorio iroqués, quemando poblados y cosechas y capturando a mujeres, niños y ancianos. Tras dos años de luchas, el conjunto de las tribus iroquesas firmó en 1667 un tratado de paz con los franceses. Había bastado medio siglo para desarticular el mundo indio del Nordeste. Grupos enteros habían desaparecido a causa de la guerra y de las epidemias de viruela, rubeola y cólera, a las que los nativos eran muy vulnerables.
El gobierno delas coloniasinglesasMientras, las colonias inglesas habían crecido en importancia y número. Unas, como Virginia y Massachusetts, habían sido creadas por las compañías comerciales y estaban administradas por gobernadores que representaban a dichas compañías. Otras se habían constituido por la cesión a Inglaterra de las posesiones holandesas, como Nueva York, Delaware y Nueva Jersey. Las dos Carolinas, Pennsylvania y Georgia habían sido concedidas a propietarios particulares. Y algunas, finalmente, habían surgido al separarse de Massachusetts.
EL gobierno de las colonias se ejercía mediante una solución de compromiso entre el gobernador, asistido por un consejo que representaba al rey, y la asamblea elegida por los colonos, que aprobaba el presupuesto y ratificaba los proyectos de ley elaborados por el consejo. Según predominase uno u otro de estos poderes, la asamblea era más o menos representativa.
La rivalidadanglofrancesaLa rivalidad entre ingleses y franceses aumentó con el desarrollo de las colonias de una y otra metrópoli. Los franceses tampoco cesaban de ampliar sus posesiones, y sus misioneros y tramperos recorrían los Grandes Lagos, el Mississippi, las costas de la bahía de Hudson. Se alzaban fuertes de trecho en trecho y se celebraban con los indios alianzas coyunturales, que los ingleses contemplaban con recelo.
Los colonos recién llegados se impacientaban al pensar que las mejores tierras seguían en manos de los nativos. En 1748, los ingleses propiciaron las hostilidades al intentar instalarse en el valle del Ohio. Dirigidos por exploradores y por oficiales franceses, los indios abenakis, los Illinois y los miamis atacaron casas aisladas y mataron a sus ocupantes. Los puestos avanzados ingleses sufrieron asaltos, y la frontera, nombre que recibía la linea más avanzada de la civilización europea, se convirtió en una zona de gran peligro.
La guerrafrancoindiaEn 1756, las repetidas escaramuzas se transformaron en guerra total. La guerra de los Siete años, como se la conoció en Europa, o la guerra francoindia, como se la llamó en América, ensangrentó todo el Este. Cincuenta mil soldados británicos se unieron a los colonos ingleses y a los iroqueses, mientras los franceses movilizaban a todos sus aliados indios. Ese fue el marco de la novela , de Fenimore Cooper. Ambos bandos se entregaron a una guerra sin cuartel, y el gobernador y el Consejo de Pennsylvania llegaron a poner precio a los cueros cabelludos de los nativos: 130 dólares por el de un varón de más de doce años y 50 dólares por el de una mujer.
Las hostilidades terminaron con la derrota del marqués de Montcalm en los llanos de Abraham y con la caída de Quebec. Por el tratado de París, firmado en 1763, Luis XV entregó a la corona británica todos los territorios al este del Mississippi. A partir de entonces, los indios se vieron abandonados por los franceses.
Consciente de la amenaza que representaban las colonias británicas victoriosas, Pontiac, el gran jefe ottawa, encabezó una revuelta y tomó varios fuertes, antes de ser vencido por la viruela y por las tropas del coronel Henry Bouquet. Pese al resultado, el gobierno inglés se sentía incapaz de garantizar la seguridad de los colonos, y decidió limitar su avance más allá de los Apalaches, decretando que los territorios del Oeste pertenecían a los aborígenes. En vano: una a una, antes y después de la guerra de la independencia norteamericana, las naciones indias continuarían siendo expulsadas de sus tierras.
La diversidadde lascoloniasinglesasLa geografía y las distintas formas de sociedad y de gobierno permiten diferenciar, desde el siglo , tres grupos de colonias inglesas. Al Norte, en Nueva Inglaterra (New Hampshire, Massachusetts, Rhode Island), se gestó una sociedad burguesa y capitalista, de un puritanismo riguroso. La población se dedicaba a actividades muy variadas: ganadería y policultivos en pequeñas propiedades, explotaciones forestales a lo largo de los ríos, construcciones navales, contrabando de madera, ron y melaza con las Antillas francesas. Había grandes ciudades y universidades.
El Sur (Maryland, Virginia, las dos Carolinas, Georgia) contaba con un alto porcentaje de esclavos, que eran renovados constantemente y trabajaban en los cultivos de las grandes propiedades. Había pocas ciudades y puertos, y escasa actividad industrial. La aristocracia rica y culta de los propietarios monopolizaba las funciones públicas.
Las colonias del centro (Nueva York, Nueva Jersey, Delaware y Pennsylvania) tenían características intermedias entre el Norte y el Sur. Contaban con grandes ciudades como Filadelfia, y con una población de origen plural, en la que abundaban franceses, alemanes y suecos.
Divergenciascon lametrópoliNo existía una comunidad real entre las colonias, y para ir de una a otra era necesario emprender una navegación de cabotaje casi tan molesta como la travesía del Atlántico. Pero lo que la diversidad histórica y las condiciones naturales negaba a los ingleses de América lo impuso el rigor del gobierno de Londres.
Jorge III deseaba rentabilizar su victoria de 1763 a costa de unos territorios cuya ayuda militar y financiera había sido decisiva para el triunfo, y para conseguirlo adoptó varias medidas impopulares: una represión cada vez más rigurosa del contrabando (, 1765); la creación de un nuevo impuesto interior (instituido por la , también de 1765); el mantenimiento obligatorio, por parte de las colonias, de una tropa de diez mil hombres, y el pago, también por parte de las colonias, de los honorarios a los gobernadores. Desde Boston a Charleston, los colonos replicaron a esas medidas con la afirmación de sus derechos en las asambleas, con el boicot a los productos británicos, con la quema de actas notariales y con el envío de peticiones al rey.
El conflicto se precipitó a causa de unas leyes que favorecían a la compañía londinense de las Indias Orientales, en detrimento de los navieros americanos. Tres cargamentos de té importados por dicha compañía fueron arrojados al mar, en el puerto de Boston, por una banda de contrabandistas disfrazados de indios.
La guerra de laindependenciaEn 1774 se reunió en Filadelfia el congreso continental, órgano representativo cuyos miembros habían sido elegidos por las trece colonias, que redactó una declaración de los derechos del contribuyente norteamericano y asumió la tarea de organizar el enfrentamiento con la metrópoli. Se formaron milicias armadas, pero la lucha no comenzó hasta el año siguiente, con la matanza de la columna inglesa del general Gage en Lexington.
Incluso durante el fragor de la batalla, eran muchos los colonos que no habían perdido la esperanza de que el rey les concediera autonomía en el seno del imperio. Al hacerse evidente que Jorge III estaba dispuesto a que sus casacas rojas combatieran contra sus súbditos de ultramar, la decisión de las colonias de ser independientes se reafirmó. También cambiaron los modos de pensar, y a ello contribuyó el panfleto , publicado por Thomas Paine en 1776, donde se defendía que «en los países libres, la ley debe ser rey, y no debe haber más rey que la ley». El 4 de julio de 1776, el congreso continental promulgó la declaración de independencia, que confería a la guerra un objetivo preciso.
Triunfo de laConfederaciónGeorge Washington (1732-1799), que había participado en las guerras contra los franceses, fue nombrado general en jefe y sitió Boston, que acabó rindiéndose. Pese a todo, al principio la correlación de fuerzas era desfavorable a los norteamericanos. En Francia se alistaron voluntarios, entre ellos el general Lafayette. Los británicos tomaron Nueva York y Filadelfia, y fueron obligados a rendirse en Saratoga en 1777. Ese mismo año, Francia y España declararon oficialmente la guerra a la Gran Bretaña, y sus barcos bloquearon a las fuerzas británicas en territorio americano.
Los insurgentes lograron pasar a la ofensiva gracias al esfuerzo de Washington. Sorprendido en la península de Yorktown, en Virginia, el ejército del general Cornwallis capituló. Finalmente, los norteamericanos negociaron con Gran Bretaña. En 1783 se firmó la paz en Versalles, y las trece colonias dejaron de ser inglesas y constituyeron una confederación de estados independientes y soberanos.
La ConstituciónnorteamericanaYa en plena guerra se había iniciado un ensayo de gobierno confederal mediante un acuerdo llamado Artículos de la Confederación, aprobado en 1777. Pero el congreso no disponía de medio alguno para hacer efectivas sus prerrogativas trente a los diversos estados. Seguramente era preciso establecer un gobierno central fuerte para ganarse el respeto y la seguridad en el mundo, pero ¿no acabaría ese gobierno con las libertades que debía proteger?
Durante algún tiempo existió el peligro de que los estados se separaran. Pero en la primavera de 1787 cincuenta y cinco hombres, en su mayoría jóvenes con experiencia en política pragmática, se reunieron en Filadelfia con objeto de revisar y mejorar los Artículos de la Confederación. Lo que idearon fue una serie de compromisos, plasmados en el texto de la Constitución, mediante los que se dividía el poder entre los diferentes estados y un gobierno central fuerte. Este poder sería controlado por una división equitativa de la autoridad entre los estamentos ejecutivo, legislativo y judicial. De todos modos, los antifederalistas opinaron que el documento otorgaba al gobierno un poder excesivo.
En 1789, George Washington accedió a la presidencia. Ese mismo año, el primer congreso de los Estados Unidos celebró su primera sesión y elaboró diez enmiendas a la Constitución, cuyo conjunto recibió el nombre de Carta de Derechos, que limitaba el poder del gobierno.
Tras Washington ostentarían el cargo de presidente John Adams, Thomas Jefferson, James Madison, James Monroe, John Quincy Adams, Andrew Jackson, Martin van Burén, William H. Harrison, John Tyler, James K. Polk y Zachary Taylor. En 1851, año de la muerte de James Fenimore Cooper, el presidente de los Estados Unidos era Millard Fillmore.
La era dela expansiónEn 1812, la Gran Bretaña y los Estados Unidos entraron de nuevo en guerra. Los ingleses llegaron a ocupar e incendiar la capital, Washington, pero la victoria final, consagrada por el tratado de Gante (1814), correspondió a los norteamericanos. El resultado contribuyó a reforzar el orgullo nacional, que en 1823 fue expresado en la declaración del presidente Monroe: «América para los americanos».
Durante este período, el país dedicó sus mayores energías a la expansión hacia el Oeste, que empezó por la compra de Luisiana a Napoleón Bonaparte. Para no entrar en guerra, Fernando VII, rey de España, cedió Florida y renunció a Oregón. A partir de entonces, los Estados Unidos prosiguieron su expansión territorial a costa de México, que cedió sucesivamente Texas, Nuevo México y California. Al mismo tiempo, los Estados Unidos consiguieron delimitar sus fronteras con Canadá.
La Unión, que en su origen se componía de trece estados, contaba veinticuatro en 1829, y su población había pasado de menos de cuatro millones a casi trece. Nueva York contaba 200 000 habitantes, y Filadelfia 160 000.
La literaturade la épocaLa Revolución americana y el establecimiento de una república independiente habían proporcionado a la literatura norteamericana sus temas dominantes: América y la condición de ser americanos. En sus (1782), John de Crèvecouer había hecho, por boca de un próspero granjero que trabajaba su propia tierra, una descripción del americano como quien, «libre de toda dependencia servil, de toda penuria y de todo trabajo inútil», abandona los «prejuicios y costumbres» del Viejo Mundo y empieza a «albergar nuevas ideas» y a actuar «sobre la base de nuevos principios».
Hacia el año 1800, muchos americanos estaban ansiosos y preocupados por su propia producción literaria. La ausencia de grandes escritores nativos, que debían cantar la gloria de la joven república, originó un largo y complicado debate, que tenía como fondo la contradicción entre el compromiso en pro de la libertad y el gusto artificioso heredado del pasado.
La influenciarománticaNo fue hasta el final de la guerra de 1812 cuando críticos y lectores empezaron a reclamar una sensibilidad romántica ante la naturaleza, y una mayor atención al pasado de la joven nación, en especial al siglo de conflictos que habían enfrentado a Gran Bretaña y Francia por la posesión del Nuevo Mundo. La novela (1801), de François René de Chateaubriand (1768-1848), que narra la triste historia amorosa de dos indios norteamericanos, no había pasado desapercibida, y algunos escritores en ciernes, como James Fenimore Cooper, advirtieron las posibilidades literarias del trágico destino que aguardaba a los indios.
Dada la importancia editorial de Nueva York, no es de extrañar que numerosos escritores, como William Cullen Bryant, Fitzgreene Halleck, Nathaniel Parker Willis, Washington Irving y el propio Fenimore Cooper acudieran a la gran ciudad. A todos ellos se los conoció por el nombre de la escuela o el grupo de los Knickerbocker, por haber colaborado en el . Mención especial merece Washington Irving (1783-1859), autor de y los celebérrimos , a quien muchos consideran el inventor del relato corto.
Otra figura esencial de la literatura norteamericana que cabe relacionar con las corrientes románticas es Edgar Allan Poe (1809-1849), quien desde 1829 hasta su muerte escribió unas setenta narraciones breves, en su mayoría fantásticas, y muchos poemas, entre los que destaca . Poe es el autor de una novela extraordinaria. . Narraciones como y le acreditan como uno de los creadores del género policíaco.
Otros autoresnorteamericanosHacia los últimos años de la primera mitad del siglo surgió en Nueva Inglaterra un grupo de escritores norteamericanos que se caracterizaba por su idealismo ético y filosófico y por su sólida formación intelectual. Su representante más destacado e influyente fue Ralph Waldo Emerson (1803-1882), conocido sobre todo por sus y sus series de ensayos. A su lado hay que situar a su amigo Henry Thoreau (1817-1862), cuyo , libro donde narraba su experiencia durante dos años en plena naturaleza, es todavía muy leído por los jóvenes norteamericanos. Cabe mencionar también a Longfellow (1807-1882), autor del célebre poema , inspirado en los indios, y a Nathaniel Hawthorne (1804-1864), cuyas novelas, entre las que sobresale , muestran una visión pesimista y un amargo escepticismo respecto a todo intento de reforma moral. En 1819 nacieron dos escritores de dimensiones épicas: Herman Melville (1819-1891), autor de la novela monumental , y Walt Whitman (1819-1892), a menudo llamado «el poeta de América», escritor de un solo libro, , que fue engrosando en ediciones sucesivas, desde 1855 hasta 1882.
El autor
AntecedentesJames Fenimore Cooper nació el 15 de septiembre de 1789 en Burlington, Nueva Jersey. Fue el penúltimo de una familia de trece niños, de los cuales solo cinco niños y dos niñas llegarían a la edad adulta. Su madre, Elizabeth Fenimore, procedía de Nueva Jersey y pertenecía a una familia de cuáqueros, movimiento cristiano de seglares muy extendido en los Estados Unidos, que se apoya en la iluminación que cada uno cree recibir de Dios. Su padre, William, también cuáquero, fundaría poco después un asentamiento fronterizo, Otsego Hall, junto al lago Otsego.
Cuenta la tradición que en 1839 y en esa misma población, hoy conocida como Cooperstown, Abner Doubleday —más tarde el general Doubleday, un héroe de la batalla de Gettysburg— inventó el béisbol. El juez William Cooper era miembro del partido federalista, el primero que existió en los Estados Unidos, y serviría como congresista durante las presidencias de George Washington (1789-1797) y de John Adams (1797-1800).
La fronteraJames tenía un año cuando su familia se trasladó al asentamiento de Otsego, que crecía lentamente y donde viviría una infancia extravertida e idílica. Las tierras que van desde el río Hudson, al Este, hasta los lagos Champlain y George, en el Oeste, estaban cubiertas de extensos bosques, ya explorados pero todavía en estado salvaje y poblados de osos, alces, cienos y muchos otros animales. No quedaban indios, pero la región tenía el carácter de avanzadilla de la colonización propio de la frontera, y conservaba el estilo de vida de cazadores y tramperos.
EstudiosEl joven Cooper se impregnó de aquel ambiente y de su rica tradición oral.
Deseosa de proporcionarle la educación adecuada a un caballero, su familia le inscribió en la escuela pública de Cooperstown, en una escuela privada de Albany, donde aprendió latín y memorizó largos pasajes de Virgilio, y en la Universidad de Yale, donde ingresó a los trece años, circunstancia que cabe atribuir tanto a su precocidad como a unos requisitos mucho más flexibles que los actuales. En cualquier caso, era el más joven de su clase y sobresalía en el estudio del latín y en su gusto por las travesuras. Se cuenta, por ejemplo, que ató un burro a la silla de un profesor, y que obstruyó el agujero de la cerradura de la habitación de otro estudiante con un trapo impregnado de pólvora, al que puso fuego. A los quince años fue expulsado de Yale y prosiguió su educación con ayuda de un tutor, el reverendo William Neill, que lo consideraba rebelde e indisciplinado, y que reprobaba su afición a las novelas.
CarreranavalA fin de prepararse para una carrera naval en la que esperaba satisfacer su necesidad de acción, sirvió como grumete en el navío mercante británico Stirling. En octubre de 1806 se embarcó rumbo a la isla de Wight y Londres, y visitó España antes de volver a Londres y a los Estados Unidos en septiembre de 1807. Al año siguiente se convirtió en guardiamarina. Sirvió en el queche Vesuvius, atracado en el lago Ontario, cuya misión consistía en impedir que los contrabandistas burlasen el embargo de 1808. En noviembre de 1809 pidió el traslado a la balandra Wasp 18, anclada en Nueva York, y se le asignaron tareas de reclutamiento. Aburrido, constató que no había hecho sino sustituir la disciplina académica por la naval.
En diciembre de ese mismo año murió su padre, al parecer a causa de una pulmonía contraída tras haber sido golpeado a traición por un adversario político, en un incidente confuso del que apenas nos han llegado datos. James se hizo económicamente independiente, al heredar 50 000 dólares a título individual y una participación en el legado de 750 000 dólares que debía compartir con sus hermanos. En 1810 conoció a Susan Augusta De Lancey, a la sazón de 18 años, miembro de una vieja familia del condado de Westchester que había apoyado la causa realista durante la guerra de independencia.
Matrimonioy vidafamiliarCooper se apresuró a abandonar la exigua marina estadounidense. Tardó un año en resolver los trámites de su herencia, se casó con Susan y compró una granja a la que llamó Fenimore, en la orilla occidental del lago Otsego, cerca de Cooperstown. Se instalaron en una pequeña casa mientras construían la mansión señorial de piedra donde, imaginaban, residirían el resto de sus vidas.
Durante la primera década de su vida en común con Susan, Cooper llevó una existencia activa pero improductiva, interesándose por la política, la milicia local, la Sociedad de Agricultura del Condado y la Sociedad Americana de la Biblia. En 1811 nació su primera hija, Elizabeth, que solo viviría dos años, y en 1813 la segunda, Susan Augusta, a las que siguieron Caroline Martha en 1815, Anne Charlotte en 1817 y Maria Frances en 1819. En 1818 falleció la madre de James, que continuaba residiendo en Otsego Hall.
CrisiseconómicaLa recesión ocasionada por la guerra de 1812 contra Inglaterra, las reclamaciones al Estado, las deudas personales y la mala administración que sus cuatro hermanos mayores, todos los cuales murieron prematuramente antes de 1820, habían llevado a cabo de los bienes heredados de William Cooper, hicieron que James se viera sumido en crecientes dificultades económicas.
La familia se trasladó al condado de Westchester y se asentó en las tierras de los De Lancey. James hizo numerosos intentos por recuperar su maltrecha fortuna, uno de los cuales consistió en la adquisición de un barco ballenero, en el que navegaba a menudo. Pese a que le correspondían dos tercios de los beneficios, el negocio fracasó. Cooper, que ahora era responsable de las deudas de toda la familia y del bienestar económico de las viudas que habían dejado sus hermanos, se vio obligado a vender y a hipotecar propiedades, tanto en Cooperstown como en Westchester.
IniciosliterariosAunque desde edad muy temprana había demostrado su habilidad para inventar historias y había leído mucho, su trayectoria hasta entonces no indicaba que fuera a convertirse en escritor. Pero un día de 1820, o al menos eso cuenta la tradición, dejó a un lado, impaciente, una novela que le estaba leyendo en voz alta a su mujer, y alardeó de que él mismo podía escribir mucho mejor. Susan le desafió a intentarlo, y James, con el diletantismo y la confianza en sí mismo que le caracterizaban, aceptó la apuesta. Su primera novela, , interesa todavía como ejemplo de la influencia de la literatura británica en la norteamericana, y es una imitación de las novelas domésticas de Jane Austen. No tuvo éxito de crítica ni de ventas, pero le dio a conocer en los círculos literarios y artísticos de Nueva York.
El espíaConvencido de sus posibilidades e inmune al desaliento. Cooper se basó en otro modelo británico, las novelas de amor y aventuras que Walter Scott había situado en la Escocia de los siglos y , para escribir (1821). En este caso se mostró mucho más innovador, al usar la guerra de la independencia norteamericana como escenario, aprovechando las experiencias de la familia realista de su mujer, y al introducir tipos genuinamente americanos. Como en las novelas escocesas de Scott, la acción sirve para reflejar y expresar las tensiones psicológicas. El protagonista, Harvey Birch, agente doble al servicio personal de George Washington, es el primero de los héroes solitarios de Cooper, personajes atrapados entre lealtades e intereses en conflicto que han de decidir por sí mismos en cada momento.
proporcionó fama y dinero a su autor, que entonces tenía treinta y dos años y cuyo primer hijo varón, Fenimore, acababa de nacer. Fue inmediatamente traducida al francés y publicada en París, e hizo de Cooper un escritor profesional. A partir de entonces, el estímulo del éxito y la necesidad económica impulsarían su carrera literaria.
Los pionerosEn 1822, Cooper riñó con la familia De Lancey y se trasladó con su mujer y sus hijos desde el condado de Westchester a la ciudad de Nueva York, para estar cerca de sus editores y mejorar las posibilidades de educación de sus hijas. Allí fundó el , un club de almuerzos al que la gente se refería a menudo como «el Cooper Club» y que tenía por socios a comerciantes, poetas, periodistas, oficiales del ejército y de la marina y artistas como Samuel E. B. Morse, futuro inventor del telégrafo y gran amigo del escritor. Aunque los ingresos de Cooper mejoraban, sus dificultades financieras eran todavía considerables cuando apareció , la primera de una serie de cinco novelas de frontera, espaciadas a lo largo de dieciocho años, que se conoce como la serie de Leatherstocking, en España Medias de Cuero, Calzas de Cuero o Polainas de Cuero, en atención a su protagonista.
Localizada en 1793, en el mundo de su recordada infancia en Cooperstown, es una novela intensamente autobiográfica, y refleja con claridad el significado de la experiencia fronteriza para Cooper. Las descripciones ricamente detalladas de la vida de la comunidad y de los alrededores boscosos alternan con las de un mundo humano amenazante, que destruye sin cesar los recursos naturales. deja traslucir un sentimiento de incomodidad acerca de este proceso, y constituye una de las primeras manifestaciones de la conciencia ecologista moderna.
La presentacióndeLeatherstockingEl juez William Cooper, el padre de James, está representado por el juez Marmaduke Temple, que simboliza la autoridad legal. No se sabe, sin embargo, en quién pudo inspirarse el autor para dar forma al protagonista de la novela, el antiguo explorador Natty Bumppo, también llamado Leatherstocking. El Leatherstocking de es un hombre de edad, de carácter rudo y firme, que siempre se opone a los avances del progreso y a su principal valedor, el juez Temple.
El conflicto tiene lugar fundamentalmente entre dos versiones opuestas del edén: el mundo salvaje e intacto creado por Dios y defendido por Leatherstocking y el jardín cultivado del juez Temple. Como Cooper se sentía profundamente atraído por ambos ideales, escribió una historia convincente y conmovedora sobre la vida en la frontera. De hecho. es tanto el primer y el mejor de los retratos de la vida fronteriza en la literatura norteamericana como la primera novela genuinamente americana. Su éxito fue enorme, y la misma mañana de su publicación se vendieron 3500 ejemplares.
Sin embargo, 1823 fue en su conjunto un año de sinsabores para Cooper. La casa en Fenimore ardió hasta los cimientos; su hijo Fenimore murió; sus bienes domésticos fueron inventariados, aunque no embargados, por el de Nueva York, y tuvo el primero de una serie de ataques, al parecer de origen biliar, que continuaría sufriendo durante muchos años.
«El piloto» yotras novelasdel marEn enero del año siguiente, un mes antes del nacimiento de otro hijo, Paul Fenimore, Cooper publicó , novela que trata sobre el conflicto militar entre las fuerzas navales y británicas durante la guerra de independencia, y que puede considerarse como la primera novela marítima de la literatura universal, aunque más de la mitad de la acción transcurre en tierra. Cuenta con escenas de batallas navales y tempestades, en las cuales el héroe, Tom Coffin, cuyas habilidades y cuya sencillez de espíritu le emparentan con Leatherstocking, realiza portentosas hazañas. Sin embargo, la actitud de Cooper hacia la lucha revolucionaria queda mejor reflejada en el personaje del piloto John Paul Jones, que conduce a los americanos al éxito, pero cuya arrogante ambición parece dar un sentido interesado a la lucha.
Cooper todavía no había descubierto por entero las posibilidades del género, y su exaltación absoluta de la libertad de los mares se iría manifestando a lo largo de una serie de novelas, que pronto se hicieron tan populares y ejercieron tanta influencia en ambas orillas del Atlántico como las de Leatherstocking. Otros escritores, como Herman Melville y Joseph Conrad, confesarían a menudo su deuda con ellas, en particular con las mejores: (1827), (1830) y (1849).
es sin duda la más emocionante y mejor contada de las novelas del mar de Cooper. Ninguna obra en prosa anterior había considerado el mar no solo como el escenario, sino como el principal actor de un drama moral, que celebraba el valor y el talento del hombre al tiempo que lo mostraba sometido a las fuerzas de la naturaleza. No satisfecho con dar al mar un tratamiento de ficción. Cooper escribiría al final de su vida una larga y meticulosa (1839).
«El últimomohicano»En 1825, Cooper publicó , una obra que combinaba un relato realista e imparcial de las batallas de Lexington y Bunkers Hill con una historia de amor a la usanza de la novela gótica. La mezcla no funcionó, y constituyó el primero de sus fracasos comerciales. Necesitado de un nuevo éxito, el autor volvió a recurrir al personaje de Leatherstocking, que tanto había fascinado a sus lectores.
En , el viejo Leatherstocking dejaba el asentamiento para dirigirse al Oeste, tras la muerte de su viejo compañero indio, Chingachgook, en un incendio forestal. Ahora, en (1826), Natty Bumppo era un hombre de mediana edad, que se encontraba en plenitud de facultades e intervenía, acompañado de Chingachgook y del hijo de este, Uncas, en un episodio de las guerras francoindias. La novela le convirtió en el escritor favorito de Norteamérica, y su título pasó a formar parte del idioma inglés.
Viaje aEuropaPor consejo de los médicos y para completar la educación de su hijo y sus cuatro hijas. Cooper, que acababa de añadir formalmente a su nombre el apellido Fenimore en recuerdo de su madre, se embarcó con su familia rumbo a Europa, donde permanecería siete años. Tras una breve estancia en Inglaterra se instalaron en París, donde Cooper entabló amistad con el general Lafayette, viejo héroe de la guerra de independencia norteamericana. Cortejado por la sociedad parisiense, manifestó en una carta a un amigo: «Esta gente parece asombrarse de que un americano pueda escribir».
En 1827 publicó , tercer libro de la serie de Leatherstocking, en el cual, ya anciano y con un talante filosófico, el protagonista muere en las llanuras del Oeste, cara al sol poniente que ha perseguido durante largo tiempo. Con su evocación de los amplios espacios, esta novela exalta las posibilidades de la vida americana. Poco después. Cooper escribió por sugerencia de Lafayette (1828), para explicar a los europeos las instituciones y el carácter americanos. En esta obra, el autor habla mediante la voz de un viajero llamado John Cadwallader, que contempla la sociedad joven y democrática de los Estados Unidos y sus aldeas pastorales con una mirada crítica, pero en definitiva aprobatoria.
«El llanto deWish-ton-Wish»Tras la publicación de y , Cooper visitó Londres, donde acabó de escribir . Volvió a París, pasando por Holanda y Bélgica, y en julio de 1828 la familia se instaló en Suiza, donde Cooper comenzó a trabajar en . En esta novela de colonización, el autor criticaba el fanatismo y la crueldad puritanas, encarnadas en el personaje de Meek Wolfe, que insiste en la ejecución del jefe indio Conanchet porque se niega a convertirse al cristianismo.
Al mismo tiempo. Cooper hacía frecuentes excursiones y tomaba notas sobre Suiza. En octubre se trasladó a Italia y residió sucesivamente en Florencia, donde se imprimió , en Sorrento, donde escribió la mayor parte de , y en Roma, ciudad de la que decía que solo podía contemplarse bien a caballo.
NovelaseuropeasEn abril de 1830 abandonó Roma y viajó hacia el Norte. Pasó diez días en Venecia, y a finales de mayo llegó a Dresde, donde supervisó la impresión de . En agosto volvió a París, donde acababa de tener lugar la revolución de 1830, por la que Luis Felipe fue proclamado rey de los franceses en sustitución de Carlos X. Cooper fue presentado al nuevo rey y se interesó por los movimientos revolucionarios que por aquellas fechas tenían lugar en Bélgica, Italia y Polonia.
En 1831 revisó sus obras publicadas y escribió nuevos prefacios para ellas. Visitó Bélgica y el Rin, y en octubre publicó , novela sobre la corrupción en la república de Venecia y primer título de una trilogía sobre el declive del feudalismo y la aparición de los movimientos populares en Europa. Al año siguiente apareció la segunda parte. , sobre la Reforma protestante. Volvió a visitar Bélgica, el Rin y Suiza, y trabajó en la tercera parte de su trilogía europea, , sobre la democracia en Suiza.
Regreso aAméricaEn 1833, y tras la publicación de , regresó a Estados Unidos con su familia. La implicación de Cooper en cuestiones políticas europeas, especialmente en la denominada Controversia Financiera, sobre si la república era más o menos costosa en términos económicos que la monarquía, no había gustado en América, y sus novelas europeas no habían tenido éxito.
Molesto por la frialdad del recibimiento, declinó una cena de homenaje que le ofrecía el y viajó por el país para observar los cambios ocurridos durante la presidencia de Andrew Jackson (1829-1837). Concluyó que la situación había cambiado pero no mejorado, y que había «una gran expansión de la mediocridad». Atribuía el declive de su popularidad a una disminución del sentimiento democrático entre sus lectores. A un amigo le escribió: «Si no fuera por mi familia, volvería a Europa, y pasaría allí el resto de mis días».
Inquietudespolíticasy querellasLa publicación en 1834 de , en donde describía la persecución de que había sido objeto por parte de la prensa, hacía un llamamiento a la libertad de pensamiento en América y anunciaba su abandono de la creación literaria, aumentó su impopularidad. En octubre compró la antigua mansión familiar, Otsego Hall. Empezó a publicar, con el seudónimo «A.B.C.», una serie de artículos políticos en el de Nueva York. Cuando la princesa Victoria, que poco después sería reina de Inglaterra, le pidió un autógrafo, le envió el manuscrito de un capítulo de .
En julio de 1834, y pese a su anunciado abandono de la actividad literaria, publicó , una sátira social en la que Inglaterra y América estaban representadas por civilizaciones de monos en el continente antártico, y que nadie comprendió. La familia abandonó Nueva York y se instaló en Otsego Hall, donde ahora Cooper podía permitirse vivir. Pero pronto se vio inmerso en una controversia con los lugareños sobre el uso público de Three Miles Point, un terreno de su propiedad junto al lago Otsego, donde la gente iba de pícnic. Tras constatar los daños hechos por los usuarios, Cooper se decidió a prohibir el acceso, lo que irritó a quienes creían que el terreno era de propiedad pública. Cooper envió cartas a los periódicos del condado para explicar la situación, pero algunos las ignoraron y le atacaron, por lo que el escritor se querelló contra ellos.
Bajo el título general publicó una serie de libros de viajes sobre Suiza, Inglaterra, Francia e Italia, y, un importante tratado político y social, (1838), cuyo demoledor diagnóstico sobre la democracia americana, que a su juicio se había apartado de los ideales republicanos, distaba mucho de la idealizada visión que diez años antes impregnaba .
CriticismosocialAntes de que el asunto de Three Miles Point llegara a los tribunales. Cooper publicó también dos novelas de criticismo social. y , ambas de 1838. Quería demostrar que las costumbres políticas corruptas de la era jacksoniana habían malogrado la nación que se presentía en tiene por escenario un barco que hace la travesía desde Europa, y consiste en una versión literaria del asunto de Three Miles Point, en donde se pasa revista a todos los abusos de la América de Jackson, tal como Cooper la veía: una prensa difamatoria e irresponsable, una vida social caracterizada por el cotilleo malintencionado, un materialismo mezquino.
Sintiéndose aludidos por la caricatura que hacía de uno de ellos, los editores de algunos de los diarios más importantes de Nueva York lanzaron nuevos ataques contra el escritor, que se querelló a su vez. Aunque eventualmente Cooper ganaría la mayoría de los juicios en los que se vio envuelto, sería a cambio de malgastar años y energías, y de una pérdida de popularidad considerable.
UnaproducciónincesanteEl público, que había acogido con entusiasmo sus primeras novelas sobre la frontera y sobre el mar, no estaba interesado en sus opiniones políticas. Y, aunque escribió algunas de sus mejores novelas durante la última década de su vida, sus ganancias bajaron mucho. La (1839) se vendió bien hasta que fue atacada en la prensa por partidarios del comodoro Oliver Hazard Perry, a causa de su relato de la batalla del lago Erie. Cooper se defendió y se enzarzó en nuevas causas por libelo.
Muchos años después de haber querido enterrar a Leatherstocking en , Cooper lo resucitó en (1840), donde lo retrató en su temprana madurez, y en (1841), donde lo representó en su juventud. Era como si el autor, a medida que envejecía, encontrara consuelo en evocar a su protagonista cada vez más joven. En estas dos últimas novelas de la serie, Natty Bumppo suscita por primera vez en las mujeres un interés romántico. En se le describe explícitamente como un Adán americano, y en , que es una novela sobre el valor de la vida humana, se le presenta como un cazador solitario, que vive en los bosques de acuerdo con un código cristiano de conducta, basado en una profunda conciencia de la belleza original de la naturaleza.
Sucesivamente fueron apareciendo (1840), que trata del descubrimiento de América por Cristóbal Colón; (1842); (1842), romántico relato marinero localizado en el Mediterráneo durante las guerras napoleónicas; (1843), otra novela fronteriza, en la que el ataque a un fuerte por indios hostiles y por blancos disfrazados de indios acaba en una carnicería tan violenta que incluso Edgar Allan Poe la consideró desproporcionada. (1844), otra aventura marinera, y (1844), que dramatiza la desposesión del héroe y la recuperación de su propiedad rústica.
La trilogíaLittlepageEn 1844 comenzó a trabajar en la trilogía Littlepage, que debía trazar la historia de cuatro generaciones de una familia de terratenientes de Nueva York, desde el siglo hasta los días de Cooper. Quería este ilustrar el desarrollo histórico de la posesión de tierras en América, para explicar los hechos que habían conducido a la controversia contra el arrendamiento en la década de 1840, durante la cual los terratenientes fueron amenazados con la expropiación de sus propiedades por arrendatarios que llevaban muchos años instalados en ellas.
La primera novela de la trilogía, (1845), es una de las más convincentes de Cooper. Está narrada en primera persona por Cornelius Littlepage, abunda en descripciones excelentes de la vida colonial y contiene una de las imágenes más memorables de toda la obra narrativa de Cooper: el rescate que lleva a cabo Cornelius de su futura esposa, Anneke Mordaunt, en el transcurso de una avalancha de hielo en el río Hudson.
La segunda novela de la serie. (1845), transcurre en el período inmediatamente posterior a la guerra de la independencia, durante el cual empiezan a surgir los conflictos entre los propietarios de la tierra y los arrendatarios. El narrador es Mordaunt Littlepage, el único hijo de Cornelius y Anneke que sobrevive, y el conflicto se centra principalmente en las acciones de dos personajes simbólicos: Andries Coejemans, el Encadenado, responsable de establecer los límites de demarcación entre unas propiedades y otras, y Aaron Timberman, el Milacres, que esquilma ilegalmente los bosques de los Littlepage. La fuerza de estriba en la credibilidad de estos personajes representativos, que Cooper convirtió en vehículos simbólicos de sus ideas.
En la tercera novela de la trilogía. (1846), Cooper sitúa su drama histórico en el presente. Ro Littlepage, el segundo hijo de Mordaunt, y su sobrino Hugh regresan a América tras un largo viaje, y descubren que el conflicto ya antiguo entre propietarios y arrendatarios se ha convertido en guerra abierta. Disfrazados de indios —los falsos pieles rojas del título—, los desaprensivos arrendatarios amenazan con la destrucción física de la propiedad de los Littlepage, en cuya ayuda acuden indios verdaderos. Por desgracia, en vez de presentar las complejidades sociales de la situación de una manera dramática. Cooper expuso su propio caso de una manera interesada, y su actitud polémica pesó sobre la novela y enmarañó el argumento. El gran atractivo histórico de y el eficaz simbolismo de habían dado paso a un rígido didactismo.
El cráterEn sus últimos años. Cooper siguió publicando puntualmente una novela tras otra, y aún tuvo tiempo de viajar y de intervenir en polémicas. En 1847 apareció , que puede ser considerada como la primera novela americana de carácter alegórico. Tras naufragar en unos arrecifes. Mark Woolston asiste a una erupción volcánica, que crea un mundo por desarrollar y colonizar.
Gran parte de la novela trata de la construcción de ese mundo, gravemente amenazado por piratas y nativos de las islas vecinas. Cuando esas fuerzas hostiles son dominadas. Mark es destituido de su legítima posición como gobernador de la isla, a causa de una serie de factores: el periodismo irresponsable, el sectarismo político y religioso, los abusos de la mayoría y cuanto Cooper odiaba en su propia América. Una segunda erupción hunde la isla en el mar, en lo que parece una manifestación de la venganza del autor. Tras , Cooper publicó (1848), novela particularmente sombría en la que el personaje central es un asesino depravado.
ÚltimoslibrosEn sus últimos años. Cooper encontró consuelo en la religión, que le parecía una garantía de orden en un mundo que se desmoronaba. Esa necesidad de la fe se manifiesta con rotundidad en su obra tardía.
(1848) transcurre en los bosques del oeste de Michigan durante la guerra de 1812 y contiene la mezcla de belleza natural y de violencia bélica característica de la serie de Leatherstocking, pero se diferencia de sus predecesoras por su intenso tono moralizante. Para quienes recuerdan la defensa que Cooper había hecho en otras novelas de la integridad de la cultura india, la conversión del temible líder indio Onoah al cristianismo no puede dejar de resultar decepcionante.
Roswell Gardiner, el héroe de (1849), la última novela de Cooper que tiene al mar por escenario, es un hombre que rechaza las súplicas de su prometida para que adopte los mandamientos formales de la fe cristiana, pero a quien su propia historia va educando en el camino de esa fe.
(1850), última novela terminada por el autor, es una diatriba contra el sistema de jurados, y utiliza con eficacia un juicio por asesinato para reflejar los excesos y la confusión de la vida social americana a mediados de siglo.
El finalA finales de 1850, Cooper fue a Nueva York para consultar a su médico. Tenía fuertes dolores en los pies, y se le entumecían las manos. En 1851 empezó a trabajar en , una historia de Nueva York. Perdía peso con rapidez, y cuando se encontró demasiado débil para sostener la pluma comenzó a dictar a su mujer y a sus hijas. Falleció el 14 de septiembre de 1851, un día antes de su cumpleaños.
Poco antes de su muerte, una edición de sus obras completas había revalorizado sus obras de ficción y había renovado su reputación como el primer escritor norteamericano. Durante los treinta y dos años de su vida de escritor había escrito cincuenta y dos obras, entre las cuales figuran treinta novelas.
La obra
Su sextanovela fue la sexta novela de James Fenimore Cooper y la segunda de la serie de Leatherstocking. Alcanzó un éxito inmediato, tanto de público como de crítica, y todavía hoy es su obra más conocida. Para su autor representó un avance desde el punto de vista creativo porque en ella estableció con autoridad el género de la novela de frontera, y desarrolló un material que ya había utilizado tres años antes en (1823), y al que recurriría de nuevo en (1827), (1840) y (1841).
La idea de escribir se le ocurrió a Cooper en 1824, en el transcurso de un viaje turístico en el que, en compañía de cuatro nobles ingleses, entre quienes figuraba Edward Stanley, conde de Derby y futuro primer ministro de Inglaterra, visitó Saratoga, Ballston, el lago George, Ticonderoga y el lago Champlain. Fue en una caverna en las cataratas de Glen donde el autor le dijo a Stanley: «Aquí situaré a uno de mis viejos indios».
La redacción de a Cooper durante la mayor parte de 1825. Vivía en la ciudad de Nueva York y disfrutaba del éxito que había conocido gracias a , éxito que y habían confirmado y que el fracaso comercial de no había logrado empañar. Como su editor habitual, Charles Wiley, estaba enfermo y casi en bancarrota. Cooper entabló negociaciones con la firma de Filadelfia Carey & Lea, y en enero de 1826, tras la muerte de Wiley, aceptó su propuesta de 5000 dólares por una primera edición de 5000 ejemplares. La novela apareció el 6 de febrero de 1826. No se conserva el manuscrito, que seguramente fue destruido por el propio Cooper antes de partir hacia Europa.
El realismoen CooperCooper se consideraba a sí mismo un autor realista, y al escribir tenía a menudo la impresión de estar enfrentándose a unos lectores, mayoritariamente femeninos, que preferían obras de ficción pura, sin relación alguna con los hechos, a menudo terribles, de la historia y la vida. Por eso asociaba el concepto de realismo a la actitud firme y resuelta de algunos de sus caracteres masculinos, como Leatherstocking, y lo oponía al punto de vista de sus personajes femeninos, casi siempre sentimentales e idealistas.
Difícilmente hubiera podido, sin embargo, escapar a las convenciones, y en presentó una relación romántica ejemplar entre dos enamorados, Alicia y Duncan, y una visión de la vida acorde con un Dios benigno y piadoso. Pero también inventó unos personajes complejos, que actuaban al margen de la sociedad tradicional, e incluyó descripciones de un mundo natural que parecía sugerir la profunda amoralidad de la creación.
La basehistóricaPese a su insistencia en el carácter realista y en la historicidad de su novela. Cooper no se veía a sí mismo como un esclavo de los hechos documentados. Se enorgullecía de su capacidad inventiva, y la ejerció con liberalidad en . Simplemente, utilizaba los detalles auténticos como fuentes de inspiración o como recursos para dar verosimilitud a la acción.
Cabe observar, por ejemplo, que la descripción del fuerte William Henry es bastante precisa, y que la carta del general Webb al teniente coronel Monro fue efectivamente interceptada por el marqués de Montcalm, y se conserva en la colección Loudoun de la Biblioteca Huntington, San Marino, California. Es más, parece ser que el historiador Francis Parkman (1823-1893) descubrió la existencia de la carta gracias a la novela de Cooper, y así pudo publicar por primera vez su contenido exacto en su obra (1884), biografía de ambos generales.
Alteraciónde las fuentesPor lo que se refiere a su evocación de los indios, cuya autenticidad se ha puesto en duda con frecuencia, conviene señalar que, pese a sus incongruencias, en la presentación de los rituales y las creencias indias se aproxima más a la realidad que en las novelas de otros escritores de su generación. No contento con consultar y asimilar las mejores fuentes de información sobre los pieles rojas que tuvo a su alcance, en especial los escritos del misionero John Heckewelder, Cooper pudo hablar de niño, en Otsego Hall, con supervivientes de la guerra francoindia, y ya de mayor se entrevistó con varios de los grandes jefes indios de su época.
Sin embargo, una comparación de con la obra de Heckewelder (1818) revela que, aquí como en todo, el novelista alteró sustancialmente sus fuentes. Mientras que Cooper describió a los mohicanos como una raza ancestral y sin mezcla, una raza de jefes a la que los delawares rendían pleitesía antes de caer bajo el dominio de los mingos o iroqueses, para Heckewelder eran los delawares quienes constituían la rama original, con la que los mohicanos, advenedizos de dudosa reputación, habían entroncado en época tardía. Aunque muy disminuidos en número, ni unos ni otros estaban en trance de extinción en la época en que fue escrita la novela, y de hecho miembros de ambas tribus viven en nuestros días.
La acciónde la novelaLa acción está situada en 1757, 32 años antes del nacimiento de Cooper y 94 años antes de su muerte. Faltan dos años, pues, para la rendición de Quebec, y seis para la firma de la paz en París. Una partida sale de fuerte Edward para alcanzar el fuerte William Henry, sitiado por los franceses al mando de Montcalm. El grupo está formado por dos hermanastras, Alicia y Cora Munro, hijas del comandante del fuerte William Henry, a quienes escolta el mayor Duncan Heyward, que está enamorado de Alicia. Los acompañan Magua, un guía hurón cuya traición pronto se hace evidente, y David Gamut, un maestro de música. Se encuentran con Natty Bumppo, que aquí recibe el nombre de Hawkeye, y sus dos compañeros indios, Chingachgook y su hijo Uncas, el último de los mohicanos.
Tras varios ataques de indios hostiles llegan al fuerte William Henry. Falto de refuerzos y en una situación desesperada, Munro ordena la rendición. Durante la retirada, los hurones asesinan a los ocupantes del fuerte sin que las tropas de Montcalm intervengan para impedirlo. Alicia y Cora son capturadas por Magua. Hawkeye, Uncas, Chingachgook, Heyward y Munro parten en su busca. Tras muchas aventuras, Alicia es rescatada, pero Cora y Uncas mueren. La novela concluye con los funerales de ambos.
EstructuraHay dos partes perfectamente distinguibles. En la primera, que funciona como el primer acto de una obra teatral, se describen el escenario geográfico, la situación histórica y las características de las tribus indias. Los personajes se mueven condicionados por estos determinantes, y su experiencia concluye en catástrofe, con la caída del fuerte y la captura de las hijas de Munro.
La segunda parte empieza en el Capítulo XVIII, con una nueva evocación del entorno salvaje y peligroso en el que están inmersos los protagonistas. Pero ahora hemos abandonado el marco de la historia, y nos adentramos en el mundo del mito, donde aventuras e imágenes desbordantes sustituyen a lechas y batallas concretas. El orden habitual de la sociedad blanca, donde unos personajes se imponían a otros según su rango y su linaje, se ha invertido, en beneficio del talento natural y la adaptación al medio. Munro, que mandaba un fuerte, no es ahora sino un anciano débil, tanto física como emocionalmente, y la suerte de todos depende de la resolución y de las habilidades de Hawkeye y de los mohicanos.
También ha cambiado el carácter de los personajes. Gamut, que en la primera parte no era sino una suerte de bufón desmañado e inútil, colabora ahora en el rescate y alcanza una dimensión distinta al final de la novela, al entonar el canto fúnebre. Heyward, que antes era un oficial convencional, accede a disfrazarse de indio loco para acceder al campamento hurón. Y Magua, que al principio era el típico villano, se ha convertido en un político astuto y sin escrúpulos, que manipula las opiniones de su tribu e intenta ganarse a los neutrales delawares.
El entornoComo muchas novelas románticas, abunda en exaltadas descripciones de la naturaleza. Pero esa naturaleza es el escenario de una violencia siniestra, implacable e impredecible. Cooper presenta la América colonial como un mundo caído, cuya belleza original ha sido mancillada por la violencia. Una laguna antes idílica, por ejemplo, se ha convertido en cementerio de soldados franceses.
Lejos de mostrar un contraste demasiado simple entre la civilización blanca y el salvajismo indio, Cooper tiene en cuenta las complicaciones de la historia, y sugiere que todos los contendientes en la lucha por la posesión de Norteamérica a mediados del siglo estaban sometidos a fuerzas que escapaban a su control. El propio autor se sentía intensamente dividido ante el conflicto entre el avance del progreso a través del continente americano y una visión nostálgica, que asociaba a su infancia en la frontera.
El personajede HawkeyeYa hemos visto que la serie de Leatherstocking no fue escrita atendiendo al orden cronológico de la historia. Así, en (1823), el héroe tiene unos 60 años; en torno a los 40 en (1826); alrededor de 80 en (1827); unos 35 en (1840), y solo 23 en (1841).
Natty Bumppo constituye una figura solitaria, sin mujer ni hijos y defensor de una causa perdida: la naturaleza en trance de desaparición y los nativos. Esta concepción del personaje no era evidente en , donde Cooper había atribuido a Leatherstocking algunos rasgos un tanto cómicos, y los lamentos de este tenían mucho de lloriqueo. En las siguientes novelas de la serie, y al mismo tiempo que sustituía la pretensión de hacer un relato realista de la frontera por una evocación romántica de la naturaleza. Cooper fue completando un retrato cada vez más idealizado de su protagonista.
Lo que hace más atractivo a Hawkeye es su carácter de hombre de la frontera, de expatriado. Es un blanco criado entre indios, y por eso resulta más eficaz como cazador y como explorador que cualquier hombre blanco. Lejos de olvidar su origen, invoca continuamente la pureza de su sangre, y examina y define los límites entre las razas. No es un indio, pero es todo lo indio que puede llegar a ser un hombre blanco.
El temadel expolioSe ha señalado que el tema central de las novelas de Cooper es el expolio, y en la serie de Leatherstocking el expolio indio. El propio autor estaba siempre preocupado por la posesión de sus tierras, y era dolorosamente consciente de la fragilidad de su situación, tanto literaria como económica. Por eso transmitía a sus obras esa sensación de amenaza, de inevitable pérdida.
La vida en la frontera constituía para Cooper un refugio, un lugar donde el talento podía imponerse de manera natural, sin necesidad de revoluciones o de pleitos, y uno estaba a salvo de abogados, periodistas y críticos. De ahí que su sensibilidad creativa se manifestara mejor en las novelas de Leatherstocking que en las obras sociales y políticas que superficialmente parecían más próximas a sus intereses. Como su héroe. Cooper se encontraba a gusto en la frontera. De ambos cabe decir que, cuando más se apartaban de la sociedad, más parecían estar a sus anchas.
Los personajesfemeninosAl principio de la novela, Cora Munro, involuntariamente fascinada por la desnudez parcial de Magua, deja caer su velo y nos permite tener un atisbo de su rostro. Cooper escribe: «Su cutis, sin ser oscuro, parecía teñido por la sangre que se arrebolaba en sus mejillas». Así se nos prepara para la revelación de que su madre era una criolla de las Indias Occidentales, y la hija no es enteramente blanca. Cooper sugiere que el tono de su piel está relacionado con la vitalidad, la resistencia y la sensualidad de Cora. No es casual que Magua y Uncas se sientan violentamente atraídos por ella. Pero los afectos de Cora están controlados por su razón y su conciencia, atributos que parece haber heredado de su padre.
Al personaje de Cora opuso Cooper el de Alicia, un ser casi indefenso, de madre blanca, que mira a Heyward con «infantil dependencia», y que carece de la sensualidad y la vitalidad de su hermanastra.
Cooper decía no compartir la visión idealista de las cosas que, según él, profesan las mujeres. Creía, sin embargo, que los hombres debían dedicar todas sus energías a preservar esa inocencia, y eso es lo que en cierto modo hacen Hawkeye y sus compañeros, a lo largo de las páginas de . Al final, y casi como una advertencia sobre el riesgo del amor entre diferentes razas. Cora perece y Alicia se salva. Aunque el desenlace confirma los prejuicios raciales de Cooper, conviene recordar que el amor entre Uncas y la hija mayor del coronel Munro hubiera sido algo impensable en otros autores.
El papeldel indioen la novelaEl epígrafe de aborda de inmediato el tema subyacente de la raza: «No me despreciéis por mi color, sombreada divisa de un sol bruñido». La frase de Otelo está bien escogida, porque pertenece a un drama en donde, como en la novela de Cooper, los conflictos centrales conciernen a la identidad racial y sexual de los personajes.
En , los indios representan la atracción de un mundo y una cultura alternativos, de mayor tolerancia erótica y social. Pese a que nunca fue el abogado de los derechos de las antiguas tribus que algunos han supuesto, Cooper atribuyó a los indios unas cualidades favorables que muy pocos hombres blancos de su tiempo estaban dispuestos a concederles. En su época, esa actitud le valió muchas críticas.
La comprensión del indio por Cooper se refleja, por ejemplo, en la distinción que Hawkeye hace entre las cualidades de los pieles rojas y las de los hombres blancos, idea que anticipaba el relativismo cultural moderno. Aunque divide a los indios en unos indios buenos, los delawares, y otros malos, los hurones, esta actitud queda mitigada por su convincente justificación histórica de la traición del villano. Magua, que ha sido previamente azotado por Munro. Habla también en favor de Cooper la circunstancia de que en el héroe indiscutible es Uncas, y no Hawkeye.
En su libro , un contemporáneo de Cooper, Alexis de Tocqueville (1805-1859) escribió: «Los españoles, con monstruosidades sin igual, cubriéndose de imborrable vergüenza, no lograron exterminar a la raza india, ni lograron impedir incluso que participara de sus derechos; pero los americanos de los Estados Unidos alcanzaron este doble resultado —exterminio y negación de derechos a los pocos supervivientes— con maravillosa facilidad, tranquilamente, legalmente, filantrópicamente, sin cubrirse de sangre, sin violar ni uno solo de los grandes principios de la moral ante los ojos del mundo. Es imposible destruir a más hombres respetando mejor las leyes de la humanidad». Cabe añadir que, en muchos casos, esas leyes tampoco fueron respetadas.
Otrosescritores dela fronteraPara apreciar la contribución de Cooper al desarrollo de la novela de frontera conviene situarlo en relación con los otros dos novelistas importantes de frontera de su época, Robert Montgomery Bird, de Filadelfia, y William Gilmore Simms, de Charleston.
(1837), la novela más importante de Bird, fue escrita para enmendar lo que su autor consideraba una representación fraudulenta de la frontera por parte de Cooper, especialmente en su tratamiento de los indios. Pero la historia muestra un racismo exacerbado. Para Bird, la historia americana había comenzado con la colonización europea y su influencia supuestamente civilizadora sobre el Nuevo Mundo. A diferencia de Cooper, parecía deseoso de olvidar con rapidez el expolio cometido contra los indios, y no sentía preocupación por las consecuencias del progreso.
La reputación actual de William Gilmore Sims descansa, como la de Bird, en una sola novela. (1835), que describe las luchas de comienzos del siglo entre ingleses, españoles e indios por la Carolina del Sur colonial. Como en Cooper, los indios aparecen aquí como un pueblo temible y orgulloso, que se ve obligado al uso de la violencia. Sin embargo, Simms no se encontraba cómodo en su descripción de la frontera, y su tendencia a construir héroes demasiado corteses, en los que encarnaba sus ideales caballerescos, le impidió crear un personaje perdurable como Leatherstocking.
La críticaLa valoración de Cooper como autor ha oscilado ampliamente. Los primeros críticos alababan el escenario y la historia, pero ponían reparos al ritmo narrativo y a los personajes. Después se invirtió el criterio: se le acusó de poco rigor histórico y de inverosimilitud, pero se elogiaron sus personajes, y en particular su diferenciación de las características raciales entre indios y blancos.
En 1895, Mark Twain publicó en un artículo, «Ofensas literarias de Fenimore Cooper», en donde expuso dieciocho «reglas que rigen el arte literario» y que, a su modo de ver. Cooper había violado con frecuencia. Algunas de estas eran: «Decir lo que uno se propone decir, en vez de simplemente acercarse a ello», «Hacer un buen uso de la gramática», «Emplear un estilo simple y directo». El análisis de Mark Twain era a menudo inexacto y parcial, pero estaba escrito con tal seguridad e ingenio que durante algún tiempo los lectores dejaron de tomar a Cooper en serio.
Sin embargo, Balzac había alabado ; Eugenio Sue y Victor Hugo habían colocado a Cooper por encima de Walter Scott; Herman Melville lo admiraba, Conrad lo llamaba «un raro artista», y D. H. Lawrence lo consideraba «el novelista americano».
Conviene tener en cuenta que el lenguaje latinizado y retórico de Cooper es el propio de las novelas de su época, y que las críticas de Mark Twain fueron hechas casi medio siglo después de la muerte del autor de , cuando Twain había desarrollado su propio estilo, directo y sin adornos, más parecido al que otros escritores norteamericanos acabarían imponiendo.
La opiniónde J. B.PriestleyEn su libro , el dramaturgo y novelista J. B. Priestley (1894-1984) escribió: «Pese a la relativa debilidad de la narración, a la sospechosa veracidad de los fondos históricos de sus relatos, a la empalagosa afectación de su prosa, a sus jovencitas bobaliconas que sostienen diálogos absurdos e inverosímiles, y a sus héroes poseedores de facultades sobrehumanas a la hora de seguir un rastro o disparar sus armas con una puntería increíble; pese a todo esto, que merecidamente suscitó las críticas despiadadas de Mark Twain, Fenimore Cooper ofreció al mundo algo esencial, profunda y poéticamente americano. Porque en estos relatos de la colonización se ofrecía al lector del otro lado del Atlántico la esencia misteriosa e ilimitada del paisaje americano, con la presencia en él, poética y siniestra a un tiempo, de las tribus de pieles rojas en trance de desaparición, los cobrizos rostros pintarrajeados acechando en los bosques, las nubes de polvo que recorren las praderas. Es decir, algo profunda y auténticamente americano. A su manera indecisa e imperfecta. Cooper hizo sonar por primera vez una nota que va a repetirse en múltiples ecos a todo lo largo de la literatura norteamericana».
Hoy se insiste en la importancia de Cooper como creador de las novelas de la frontera y del mar, y se le juzga más por su aliento poético y por su vigor narrativo que por su verosimilitud. Buceó en el inconsciente colectivo, y lo plasmó en símbolos perdurables. Su influencia posterior puede rastrearse en la obsesionante articulación de un mito, el de la frontera, que ha sido tratado con frecuencia tanto en la literatura como en el cine.
Traduccionesy adaptacionesEl interés por la obra de Cooper se despertó pronto en España, particularmente entre los escritores románticos. Existe una traducción de impresa en 1832 en Valencia, y ya en 1836 el hablaba del autor en términos entusiastas. Sin embargo, la mayoría de las traducciones consultadas de son versiones resumidas y de escaso rigor.
ha sido llevada al cine al menos en cuatro ocasiones. La primera, en 1920, la firmaron Clarence Brown y Maurice Tourneur, y tuvo como protagonista a Wallace Beery. La segunda, interpretada por Randolph Scott en 1936, la dirigió George B. Seitz. La tercera, dirigida por Harald Reinl en 1964, la protagonizó Joachim Fuchsberger. En la cuarta, dirigida por Michael Mann y protagonizada por Daniel Day Lewis en 1992, se altera con inteligencia el orden de los acontecimientos de la novela, para componer una elocuente visión romántica con ribetes ecologistas.
Con una técnica de encuadre cinematográfico, el argentino José Luis Salinas publicó en la revista (1941-1942) una versión en cómic, que constaba de 63 planchas.
V M P