La letra escarlata

Prólogo

Prólogo

Hawthorne descendía de uno de los peregrinos que desembarcaron en el siglo en la bahía de Massachusetts y fundaron Boston y Salem, donde implantaron un gobierno teocrático. William, el primer colono de la saga, persiguió con decisión a los cuáqueros bajo la acusación de corrupción y condenó a tres miembros de la secta de los Amigos a ser apaleados, mientras iban atados, medio desnudos y bajo la nieve, en la parte posterior de una carreta, desde Boston hasta Salem. El hijo de William, John, también se destacó por su celo religioso y participó de manera sobresaliente en las persecuciones religiosas que tuvieron lugar durante el siglo en Nueva Inglaterra. Durante la célebre caza de brujas de Salem, tomó parte activa en la acusación de posesión diabólica que recayó sobre más de doscientas personas. Además, fue el presidente de las ejecuciones de veinte mujeres condenadas por brujería, y objeto, junto con su descendencia, de una terrible maldición por parte de una de las víctimas. Los Hawthorne del consagraron sus energías al comercio floreciente de Nueva Inglaterra y aplacaron el celo religioso que tanta crueldad había provocado.

El padre de nuestro escritor fue un capitán de navío que se casó con una mujer nacida en el seno de una familia de comerciantes y puritanos de Salem. El matrimonio tuvo dos hijas y, en 1804, un varón: Nathaniel. Cuatro años más tarde, a causa de unas fiebres, moría el padre en Surinam. La madre y los tres hijos llevaban una vida apartada, comunicándose poco entre ellos y recibiendo raras visitas. Debido a una luxación en un pie, Nathaniel tuvo que dejar la escuela, su única puerta abierta al mundo exterior, y permanecer inmóvil durante dos años. Hasta los catorce años, movido por su inclinación por la literatura, lee algunos libros de la biblioteca paterna, como , viaje alegórico del alma hasta la redención; de Milton, novelas de Walter Scott…, obras que comenzaron a alimentar su poderosa imaginación, al tiempo que iban formando su gusto por las cosas bien escritas y el estilo clásico, a pesar de que sus temas preferidos fueran netamente románticos. Sobre su forma de escribir dice Borges en «La imaginación de Hawthorne es romántica; su estilo, a pesar de algunos excesos, corresponde al siglo , al débil fin del admirable siglo ».

En 1818 su familia se traslada a la propiedad de su tío Manning, situada en el estado de Maine. Aquí, en medio de una naturaleza virgen, se recupera de su enfermedad, dando largos paseos a través de bosques frondosos y junto a grandes ríos y lagos, y desarrollando su sensibilidad por la naturaleza, que posteriormente transmutará literariamente en sus obras. Vuelve a las clases y a leer a autores románticos, por los que su naturaleza visionaria sentía una especial predilección. Así, leyó toda la obra de Walter Scott y algunas novelas y ensayos de Rousseau. La psicología anormal de los caracteres góticos de Godwin ejerció una singular fascinación sobre su espíritu. A los diecisiete años, una vez que sus tíos decidieron hacerse cargo de sus estudios universitarios, ingresó en Bowdoin College, en el estado de Maine, donde siguió sin sentir ninguna atracción por la vida social y prefirió continuar con las lecturas marcadas por su gusto a las impuestas por sus profesores. En ningún momento se vio implicado en las luchas y ambiciones académicas y, siguiendo su inclinación por la vida interior, ocupó su tiempo libre con largos paseos por los bosques, observando y admirando la naturaleza, que le proporcionaba la intensidad de los sueños. Sin embargo, durante su estancia hizo un par de amistades: Longfellow, futuro poeta, y Franklin Pierce, que acabaría siendo presidente de los Estados Unidos y cuya amistad cultivó hasta el final de su vida. En el último curso, a causa de sus buenos trabajos en Inglés, fue propuesto por sus profesores para escribir el discurso solemne; antes que componerlo y pronunciarlo, prefirió, dando una muestra de sensatez, pagar la multa prevista en caso de no hacerlo. Por esta época empezó a escribir una especie de diario en el que anotaba lo que iba observando a su alrededor, lo que le sugerían sus lecturas, meditaciones sobre la existencia, así como situaciones dramáticas y caracteres ficticios que luego le servirían de materiales para sus obras literarias.

Una vez graduado, a los veintiún años, Hawthorne vuelve a Salem e inicia otro largo período de soledad y reclusión en «la habitación bajo el techo», que se prolongará esta vez durante doce años. Sus contactos con otras personas apenas existen y reparte su tiempo leyendo libros de historia de Nueva Inglaterra, novelas y ensayos del siglo , meditando y, a la caída de la tarde, paseando por las calles, la playa o el campo vecino. En 1828 publica por su cuenta una novela, que había comenzado a escribir en Bowdoin y concluido en su habitación de Salem. Envió algunos ejemplares a algún amigo y a revistas. La respuesta fue el vacío, por lo que hizo que le enviaran toda la tirada, que acabó siendo pasto de las llamas de su estufa. Después de doce años de esfuerzo, apenas había conseguido nada, pero en 1837 su amigo Bridge le avaló para la publicación de su primera colección de cuentos, que obtuvo una mínima resonancia, como la reseña favorable de su compañero de universidad Longfellow. Aquí terminaba prácticamente su repercusión. Pero la ficción hacía su entrada en escena en Nueva Inglaterra, y algo nuevo y original en la literatura universal. Esta colección, compuesta por una veintena de relatos, describe artísticamente los temas preferidos por nuestro autor, tales como la deformidad y monstruosidad psicológicas de los hombres, los errores morales, los aspectos inquietantes de la existencia humana, su mirada hacia el abismo, que sólo constata el enigma y hace nacer el escalofrío, la relación de lo imaginario con lo real.

Además de Longfellow, también atrajo la atención de una joven llamada Miss Elisabeth Peabody, dueña de una librería donde se reunían algunos seguidores del transcendentalismo, un movimiento filosófico inspirado en el idealismo alemán y encabezado por Emerson. Esta joven, con el fin de conocer a Hawthorne, entabló relación con las hermanas del escritor, y a través de ellas le hizo llegar una invitación para asistir a una reunión de su salón literario. Venciendo su natural timidez, Hawthorne aceptó el ofrecimiento y acudió a la librería «literaria». Pero allí fue la hermana de Elisabeth, Sophie, quien le produjo una profunda impresión, que fue mutua. Y el amor, instalado en su corazón, le hizo salir de su acostumbrada reclusión. También el amor ejerció su prodigio en Sophie, una mujer dotada de una especial sensibilidad artística, que pasaba sus días postrada, aquejada de desórdenes nerviosos, y que rápidamente recobró la salud.

Un poco más tarde, Nathaniel tuvo ocasión de encontrar trabajo. Los demócratas habían accedido al poder y Pierce, convertido en miembro del congreso, le ofreció un puesto de controlador en la aduana de Boston. El trabajo no le daba mucho dinero, pero lo peor de todo era que le robaba demasiado tiempo para la escritura y la contemplación, actividades que le procuraban el equilibrio. Dos años después, cuando los demócratas perdieron el poder, Hawthorne se sintió aliviado al ver que tenía que abandonar su puesto, pues, según el «spoils system», que se practicaba durante el siglo pasado en los Estados Unidos, un partido, cuando dejaba el poder, perdía también todos los puestos de la administración. Aunque, según parece, nuestro escritor, agobiado por el peso del trabajo, se adelantó en pedir su dimisión.

Perdido el puesto, se incorporó a un proyecto ideado por el transcendentalista Ripley, consistente en la fundación de una especie de colonia intelectual en los márgenes del río Charles, la corriente de agua que separa Boston de Harvard. Este intento de comunismo agrícola trataba de aunar al hombre con la naturaleza, el trabajo manual con la meditación, y de establecer un sistema igualatorio para todos sus miembros. Hawthorne pensó que era un buen lugar para instalarse, llevar a su futura mujer y seguir escribiendo. Compró una acción de la colonia, con lo que se hizo socio, y se fue a vivir allí. Sin embargo, la vida comunitaria pronto se le empezó a hacer insoportable, sobre todo porque tenía que pasar mucho tiempo oyendo a los colonos iluminados, que no se distinguían precisamente por su finura de pensamiento. Harto de escuchar los dogmas transcendentalistas, Hawthorne recuperó su acción y abandonó la colonia, se casó con su prometida, Miss Sophie, y se fue a vivir con ella a la «Old Manse», la vieja rectoría donde imaginó y compuso los cuentos que componen el presente volumen.

La vieja rectoría estaba situada en Concord, un lugar de los alrededores de Boston donde vivían una serie de hombres de letras como Thoreau, Emerson, Margaret Fuller… que se reunían semanalmente para hablar sobre cuestiones dominadas por el transcendentalismo. Hawthorne, sin embargo, no se dejaba ver por este círculo intelectual. Al contrario, su debilitada economía le obligaba a cultivar su huerto para obtener comida, pues la publicación de los en 1846 apenas había tenido resonancia, y tampoco, evidentemente, ingresos económicos. Sin embargo, en las elecciones de 1845 había ganado el partido demócrata, con lo que pronto su amigo de juventud le procuró de nuevo un puesto en la aduana, esta vez en Salem. Cuatro años después, las intrigas políticas, en las que no quiso involucrarse, le arrebataron el puesto, de modo que se sintió contento otra vez de dejar la aduana y se fue a vivir a Lenox, otro lugar de reunión de hombres de letras, donde conoció a Herman Melville, que escribió una pequeña obra en prosa dedicada a Hawthorne.

Libre de su trabajo, Hawthorne se puso a escribir de nuevo con constancia. El resultado de su dedicación fue la aparición en 1850 de su primera novela, , donde tampoco faltan los símbolos y las imágenes del mundo moral, en este caso, reunidos alrededor del adulterio. Esta novela constituyó su primer éxito: los cinco mil ejemplares de la tirada se vendieron en diez días. Un año después aparece otra novela, , y una recopilación de fábulas mitológicas adaptadas para niños, . En 1852 sale a la luz una nueva novela titulada , inspirada en su experiencia pasada en Brook Farm. Al año siguiente, con la vuelta de los demócratas al poder, Hawthorne recibe una nueva oferta de trabajo por parte de su amigo Pierce, que acaba de ser nombrado presidente de los Estados Unidos. El puesto ofrecido esta vez es el de cónsul de Estados Unidos en Liverpool. Hawthorne se decide a aceptarlo, y embarca con su familia rumbo a Inglaterra, donde permanecerá seis años. Aunque durante este período escribe pocos cuentos, anota sus impresiones sobre los ingleses, que años más tarde reunirá y publicará en América con el título de . En 1859 abandona su puesto y, junto con su familia, emprende un viaje a través de Francia e Italia. De su estancia en Italia recoge material para escribir su última obra acabada, que aparece en Londres con el título de y algún tiempo después en América con el título de .

Hawthorne murió súbitamente el 19 de mayo de 1864, durante una excursión que realizaba junto al ex–presidente Pierce por las «White Mountains» de New Hampshire. Fue enterrado en un cementerio de Concord, donde también yacen en la actualidad Emerson y Thoreau.

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