Isis Sin Velo - [Tomo III]

Capítulo 22

LA CIENCIA DE LAS CIENCIAS

El erudito hebraísta Franck, miembro del Instituto y traductor de la Kábala, comenta en análogo sentido esta cuestión y dice:

Hay poderosas razones para considerar la Kábala como valioso resto de la filosofía religiosa de Oriente, cuya entremezcla en Alejandría con la neoplatónica formó un sistema que, atribuido fraudulentamente al areopagita Dionisio, obispo de Atenas, convertido y consagrado por San Pablo, influyó poderosamente en el misticismo medioeval (82).

Por su parte dice Jacolliot:

¿Qué es, entonces, esa filosofía religiosa de Oriente que nutrió el místico simbolismo cristiano? A esto responderemos que esta filosofía religiosa, cuyas huellas descubrimos entre los parsis, caldeos, egipcios, hebreos y cristianos, es la de los brahmanes de la India, discípulos de los Pitris o espíritus residentes en los invisibles mundos que nos rodean (83).

Pero si las persecuciones acabaron con los gnósticos, todavía perdura la Gnosis, fundada en la secreta ciencia de las ciencias, y que como la simbólica mujer apoyada en la tierra, ha de abrir algún día las fauces para devorar al cristianismo medioeval, usurpador y falsario de las enseñanzas del gran Maestro. La antigua Kábala, Gnosis o tradicional doctrina secreta, ha tenido sus representantes en todo tiempo y época (84).

Nadie que haya estudiado las filosofías antiguas y comprenda por intuición el grandioso y sublime concepto que tuvieron de la desconocida Divinidad, titubeará ni un instante en preferirlas a la enmarañada, dogmatizante y contradictoria teología de las cien ramas desgajadas del cristianismo. Quien haya leído a Platón y reflexionado sobre su concepto del ..... (a quien nadie ha visto sino el Hijo), no puede dudar de que Jesús compartía los secretos conocimientos de Platón derivados de las mismas enseñanzas (85). Como los demás iniciados, se esfuerza Platón en encubrir el verdadero significado de sus alegorías, y recurre a enigmáticas expresiones siempre que trata de asuntos relacionados con los secretos cabalísticos acerca de la verdadera constitución del universo y del preexistente mundo de las ideas. El texto del Timeo es tan sumamente confuso, que sólo pueden comprenderlo los iniciados (86).

Pero ¿de dónde derivan el concepto de la Trinidad y la doctrina de las emanaciones? Pues disponemos de todas las pruebas, fácil es responder que de la más sublime y profunda filosofía, de la universal “Religión de la sabiduría”, cuyas primeras huellas descubre hoy la investigación histórica en las creencias prevédicas de la India (87).

Dice Manú:

La sagrada y primaria sílaba compuesta de las tres letras A-U-M en que cifra la Trimurti védica, ha de mantenerse tan secreta como los tres Vedas (88).

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