Principios matemáticos de la filosofía natural (Principia)

Notas de la introducción

Notas de la introducción

[1] Véanse las Biografías, reseñadas en la Bibliografía, pero nos hemos ceñido a las más destacadas. Datos menores, aunque significativos habría que tomarlos de las biografías de algunos de sus contemporáneos, en particular de las de Hooke, Whiston, Flamsteed. <<

[2] Al menos 16 retratos y 6 medallas en bronce se hicieron de Newton en vida del mismo. Empezó posando para Kneller en 1689 y lo hizo de nuevo en 1702, 1720 y 1723. Para Gandy en 1706, para Jervas en 1703. Para Richter en 1741, para Murray en 1718, para Thornhill en 1710 (bis), para Vanderbank, en 1725 (bis) y 1726, además de dos anónimos y un boceto de Stukeley de 1719, para Seeman en 1724. Aunque no son retratos geniales como el retratado, permiten entre todos entrever cierta altivez y fría lejanía en Newton. Pero no hay que olvidar que se encargaban para algún fin. Y esto era lo primero que debía intentar el retrato. <<

[3] Los apuntes de Stukeley, William, se han publicado con el título Memoirs of sir Isaac Newton’s Life, editados por A. Hastings White, en Londres 1936. Las notas de Conduitt se hallan en los manuscritos Keynes, en la biblioteca del King College de Cambridge y no han sido publicados más que fragmentariamente en citas diversas. De esa procedencia son la mayor parte de anécdotas sobre su vida en Londres y también las noticias que recibió Fontenelle para su Elogio. <<

[4] Aparece en el manuscrito Keynes, caligrafía de Conduitt. Ms. 130-132, págs. 17-18. <<

[5] Gracias a un cuaderno de notas de Newton de esta época que se conserva en la Pierpont Morgan Library de Nueva York, sabemos que uno de los libros que centraron su interés en esta época y que inspiraron su genio mecánico como constructor de artefactos fue The Mysteries of Nature and Art, de John Bate. Vde. E. N. da C. Andrade, «Newton’s Early Notebook», en Nature, 135 (1935), pág. 360. <<

[6] Cfr. Stukeley, o. c., pág. 43 y Conduitt, Keynes Ms. 130-132, pág. 24. El reloj de agua y otro de sol junto con una reproducción a escala del molino, llamaron la atención de todos. <<

[7] Ibíd. Su afición por la pintura y el dibujo le valió luego en el diseño de los diagramas de sus experimentos. <<

[8] Entre los textos que manejó Newton hubo uno de orientación aristotélica cuyo autor era un clásico en el siglo XVII inglés. Johannes Margirus. Su Physiologiae peripateticae no satisfacía a Newton y menos sus datos. Entre líneas escribe: «Galileo dice que el diámetro aparente de las estrellas de primera magnitud es de 5″…etc. y M. Azout estima el diámetro de…, etc». Cuando Newton conoce estos otros valores y formas de hacer astronomía abandona a Margirus y con él la cosmología aristotélica. <<

[9] Recientemente publicado por J. E. McGuire y Martin Tamy; Certain Philosophical Questions, Newton’s Trinity Notebook, Cambridge U. Press. 1983. Con un amplio comentario inicial de 325 páginas y el texto con la transcripción al inglés actual. <<

[10] Los tópicos que Newton incluye en el texto citado en la nota anterior son: 1) la materia prima, 2) los átomos, 3) el vacío y los átomos, 4) de la cantidad, 5) de la conjunción de cuerpos, 6) del lugar, 7) del tiempo y la eternidad, 8) del movimiento, 9) de la materia celeste y de los orbes, 10) del sol, las estrellas, los planetas y cometas, 11) de la rareza, la densidad, la rarefacción y condensación, 12) transparencia y opacidad, 13) de la fluidez, estabilidad y sequedad, de la blandura, la dureza, la flexibilidad y tractilidad, 14) del calor y el frío, 15) de la gravedad y levedad, 16) del calor y frío (bis), 17) del movimiento violento, 18) de la reflexión, ondulación y refracción, 19) del fuego, 20) del aire, 21) del aire y la sal, 22) de la tierra y de la atracción magnética, 23) movimiento perpetuo, 24) vegetales, 25) filtración y electricidad, 26) de la luz, 27) de la sensación, 28) de la especie visible, 29) de la visión, 30) de los colores, 31) de los sonidos y, tras algunos sobre cuestiones de imaginación y fantasía, vuelve a los minerales, a los meteoros, al flujo y reflujo del mar, al movimiento violento, de nuevo, a los cometas (tablas de Snell) y siguen sus observaciones del cometa de 1664 con dibujos, como antes con el movimiento, con un largo estudio de la luz y del movimiento que alcanza a sus estudios de 1665-1666. En este conjunto de textos se halla una buena pista de lo que estamos diciendo respecto a los programas de investigación de Newton. <<

[11] Sin duda, el mejor estudio de los desarrollos matemáticos de Newton se puede hallar en la introducción y comentarios de D. T. Whiteside, contenidos en su monumental edición de The Mathematical Papers of Isaac Newton, 8 vol. Cambridge U. Press, 1967-1982, pero para una breve y, a la vez, precisa exposición de este aspecto de los hallazgos y progresos de Newton, será bueno remitir al lector al Cap. IV («Resolving Problems by motion») de la Biografía de R. S. Westfall, Never at Rest, Cambridge U. Press, 1980, rep. 81, 82, 83 y 84. <<

[12] Confr. Westfall, o. c., págs. 135-137. <<

[13] Véase el manuscrito 3958.5 de los complementarios en la Biblioteca de la U. de Cambridge, y ya publicado en The Background to Newton’s Principia, Oxford, 1965, págs. 195-197. Esta relación del inverso del cuadrado, que dista mucho de la formulación final, le dio pie para sostener frente a Hooke la independencia y prioridad de su teoría de la gravitación y de la ley del inverso. <<

[14] Uno de los datos más relevantes es la colaboración entre maestro y discípulo en la publicación de las Lectiones XVIII, Cantabrigiae in scholis publicis habitae; in quibus phaenomenom opticorum genuinae radones investigantur…, etc. de Barrow, en las cuales la mano de Newton introdujo algunas brillantes demostraciones, etc. Pero no sólo fue en este caso cuando Newton colaboró con, o a instancias de, Barrow en trabajos editoriales; también lo hizo en matemáticas, geografía, etc. <<

[15] Este aspecto del perfil newtoniano se va haciendo más explícito, a la vez que se va matizando más, en la etapa de las revisiones y reediciones. El contraste con Descartes y Leibniz no debe hacer olvidar a los otros interlocutores, sobre todo a los compatriotas como Locke, Boyle, More, etc. Las cartas a Bentley son de especial interés. <<

[16] Para el lector de lengua castellana que desee una ampliación a estas consideraciones relacionadas con la Optica, es posible acudir a la edición que de la misma hizo Carlos Solís en Madrid, Alfaguara, 1977, cuya introducción y notas ofrecen muchas pistas sobre este tema, que en Newton es una especie de cruce de hilos entre sus diferentes investigaciones. <<

[17] En realidad, salvo algunas insinuaciones en la Optica y unas cartas a Boyle y algunas notas más como el «De natura acidorum» (cfr. I. B. Cohen, editor. Papers and Letters on Natural Philosophy, Harvard U. Press, 1977, págs. 259-268), casi nada se halla publicado de los cuantiosos manuscritos alquímicos de Newton. Pero de que no tengan interés científico no se debe inferir que no tengan interés filosófico. Para un acercamiento a este aspecto puede verse, además del clásico libro de B. J. T. Dobbs: The Foundations of Newton’s Alchemy: The Hunting ofthe Greene Lyon, Cambridge, 1975, un artículo de Karin Figala en History of Science, 15 (1977), 102-137 «Newton as Alchemist» y otro de R. y M. Boas Hall en Archives internationales d’histoire des Sciences, num. 11, 1958: 113-152 «Newton’s Chemical Experiments». <<

[18] Buen ejemplo es el Tractatus de methodis serierum et fluxionum (véase el vol. III de los Mathe. Papers, págs. 32-328) que, reescrito y ampliado (sin título) en esta época, constituye un amplio y sistemático tratado de gran importancia para la sistematización posterior del cálculo. Pero no lo publicó tampoco. <<

[19] Se pueden ver estas cartas en la Correspondence, vol. I, págs. 412 y 416 respectivamente. La de Hooke es cortés y hasta humilde, la de Newton correcta pero firme. Llama a Descartes y a Hooke «gigantes» sobre cuyas espaldas él, Newton, se ha subido, pero, por ello, ha visto más lejos. <<

[20] Se publicó en Londres en 1665 y tuvo gran eco en el mundo científico de su tiempo. Es, quizá, el mejor exponente del talante científico de Hooke: su viva imaginación hace gala de ingenio e intuición anticipando muchas cosas que luego tendrán una confirmación más adecuada. Así, define el calor como «la propiedad de un cuerpo que es producida por el movimiento y agitación de sus partes», etc. Por otra parte su capacidad de observador y experimentador queda bien probada en esta obra. Por lo demás, puede verse el tono de la reivindicación de Hooke en I. B. Cohen, Papers and Letters, págs. 198-199. <<

[21] Pueden verse estas cartas en el vol. II de la Correspondence, págs. 297 y siguientes. Esta primera está fechada en «Gresham College, 24 de noviembre de 1979». <<

[22] Cfr. Correspondence, pág. 300. <<

[23] Se publicó en las Phil. Trans., 1 (1668), págs. 684 y siguientes, y junto con un estudio del problema y de su estado de desarrollo histórico en ese momento puede verse en A. Koyré: Chute des corps et mouvement de la Terre, Vrin, París, 1973. <<

[24] Nos referimos a Varia Opera Mathematica, Tolosa, 1679. Pero los Cogitata y con ellos parte del problema ya eran públicos desde 1644. <<

[25] Vid. Cor respóndeme, vol. II, pág. 304. Véase también un ensayo muy bien documentado de Koyré en Études Newtoniennes, Gallimard, París, 1968, págs. 269-313, con el título «Une lettre inédite de Robert Hooke á Isaac Newton». <<

[26] Cfr. Westfall, Never at Rest, págs. 386-387 y notas 142 y 145. El argumento de la impotencia de Hooke para el tratamiento matemático de su idea ya lo esgrimió Newton, como Westfall y Cohen, por ejemplo, pero no acaba de convencer por completo. Einstein tampoco era un matemático brillante y, sin embargo, no se regatea su genio. <<

[27] En Corresp. II, págs. 430 y siguientes. <<

[28] Recientemente se ha creído haber identificado el manuscrito en el que Newton plasmó el descubrimiento del teorema de la elipse. Véase Herivel, The Background to Newtorts Principia, págs. 247-253. En 1961, Herivel publicó un artículo en Archives internationales d’histoire des Sciences, 14, págs. 23-33, en el que pretendía mostrar que el manuscrito en cuestión era el originario descubrimiento de Newton: «Newtonian Studies III. The Origináis of the Two Propositions Discovered by Newton in December 1679?». En Archives 16 (1963), págs. 23-28, R. y M. Hall se declaran contrarios a tal identificación. Westfall en ibíd. 22 (1969), págs. 51-60, parece dar su acuerdo a Herivel. Whitheside, en Id. 194 (1970), 2-3 y en Math. Papers VI, 14 y 553-554 se opone a los argumentos de Westfall. La copia no estaba entre los papeles de Newton solamente, sino que se hallaba entre los de Locke, copiada por su amanuense en 1689-1690.

En la correspondencia con Flamsteed de 1685-1686 (vide Corresp. II, 338 y 346). Newton se fiaba de las observaciones de Flamsteed pero no tanto de sus interpretaciones. Aunque la idea del retorno desde el Sol de los cometas no era aparentemente compatible con las velocidades y direcciones observadas, aún era menos compatible con las ideas de Newton la explicación de Flamsteed de ese cambio de dirección tan repentino y violento. Newton necesitó tiempo y observar por sí mismo el paso de los cometas de 1680 y 1682 para aceptar el retorno y para tratar de extender hasta él la teoría de la gravitación. <<

[29] De esta lectura Newton no dijo ni palabra hasta mucho después, pero en su Waste Book (Mss. adic. 4004, f. 103r y 103v) aparece el resumen y análisis de este opúsculo, precisamente hacia 1681-1682. Como suele acontecer en los escritos de Hooke, en este tampoco hay soluciones satisfactorias, ni siquiera para él mismo, a los problemas que se plantea, pero se hace tantas y tales preguntas que provoca a sus lectores. Llega a decir que su trayectoria no es fácil de determinar pero no más de lo que suele costar determinar la de los planetas y que su gravitación es parecida. <<

[30] Mss. adicionales, 4007, f. 107rv. Biblioteca de la Universidad de Cambridge. <<

[31] Carta de Halley a Newton de 29 de junio 1686; Corresp. II, 441-442. <<

[32] Aunque la correspondencia de Halley es con Hooke y la S. R., ella da pie a que se conozca y critique la obra de Cassini y su teoría de grandes órbitas cometarias. Halley está entre ambos y Newton lee y anota el libro de Cassini como se desprende de J. R. Harrison, The Library of Isaac Newton, Cambridge, 1978, pág. 116. La estima de Newton por las observaciones de Cassini, aunque menor por su idea de la Tierra, de su forma y figura geométrica, es evidente en los Principia. <<

[33] I. B. Cohen en su magnífica Introduction to Newton’s Principia, Cambridge U. Press, 1971, pág. 50, se plantea la cuestión de cuál pudo ser la pregunta de Halley. El análisis que seguimos es similar. El manuscrito (f. 101) a que hacemos referencia puede verse en el Apéndice I de la o. c., págs. 293 y 294. En el mismo (folio 106) Newton hace la enumeración que sigue inmediatamente en el texto, pág. 295. o. c. <<

[34] l. c. en nota anterior. <<

[35] Ibíd. passim. <<

[36] El Horologium Oscilatorium sive de Motu Pendulorum ad Horologia Aptato Demostrationes Geometricae pudo estar presente en Newton, además de con su contenido, también con su forma. La parte primera es una descripción del reloj de péndulo, pero desde la segunda se configura con tres Hypótesis y continua con XXVI Propositiones y un Lema; y por si fuera poco la parte tercera se abre también con IV Definitiones y XI Propositiones y todavía la parte IV añade XIII Definitiones y dos Hypótesis antes de sus XXV Propositiones. En la quinta parte muy breve, describe otra forma de construir un reloj de péndulo y añade los 13 Teoremata de vi centrífugo ex motu circulori. <<

[37] Herivel incluye algunos ensayos y fragmentos desde esta lecha y pueden se en su The Background… sobre todo a partir de la pág. 147 y también puede se un resumen de este inicial planteamiento en Westfall, Never at Rest, 148-150. <<

[38] Pertenece al memorándum Conduitt-De Moivre y se halla transcrito y publicado en extracto por Cohen en su Introduction… Apéndice I, págs. 297-298. <<

[39] Hablamos del «pequeño tratado» de la S. R. por dos razones: primera porque Newton no le dio título y segunda porque más tarde, en abril de 1686 y marzo-abril de 1687 haría llegar también el manuscrito M del «gran tratado», los Principia, esta vez con título. Respecto al «pequeño» cabe decir que fue hallado por Stephen Peter Rigaud, quien lo publicó con el título «Isaaci Newtoni Propositiones de Motu» como Apéndice I de su Historical Essay on the First Publication of Sir Isaac Newton’s Principia, Oxford, 1838. Después ha sido traducido al inglés y publicado por Herivel, R. Ball, R. y M. Hall, etc. <<

[40] Rigaud, o. c., pág. 7 del Apéndice. <<

[41] I. B. Cohen, The Newtonian Revolution, Cambridge, 1980, pág. 242. Naturalmente Cohen no afirma que Newton fuera consciente en ese momento de dicha equivalencia; para serlo fue preciso un largo camino. <<

[42] Rigaud, o. c., pág. 12. <<

[43] Cfr. Henry Pemberton, A View of Sir Isaac Newton’s Philosophy, Londres, 1728, Prólogo. Pero es preciso añadir inmediatamente que la «leyenda» newtoniana, más allá de las notas recogidas por De Moivre-Conduitt-Stukeley y sin olvidar las sutiles pinceladas del propio Newton, sobre todo con motivo de sus polémicas de prioridad habidas con Hooke y Leibniz, ha gozado del favor británico. Basta recordar que el famoso manzano de la leyenda aún produce pequeñas astillas para turistas y devotos. Cohen en su Introduction…, Apéndices I y II, ofrece algunas notas autobiográficas del proceso de escritura de los Principia, y los recuerdos de Humphrey Newton sobre sir Isaac. <<

[44] Se conserva un texto manuscrito con correcciones de otra mano distinta de la de Newton y, por supuesto, distinta de la de Humphrey, que apunta a Halley como consultor, aunque no haya para ello otra base que la calidad de las correcciones propuestas y el parecido de los rasgos de la escritura. Confer. Cohen, Introduction…, Apéndice VII. <<

[45] La clasificación, descripción e interdependencia de todos estos borradores, ensayos o prePrincipia, se halla suficientemente expuesta en Cohen, Introduction…, hasta el punto de que el lector puede ver el mapa temporal y ordinal de los desarrollos, equivalencias y ampliaciones que Newton va haciendo desde que inicia su trabajo hasta que acaba la redacción, junto con piezas no incluidas y revisiones o titubeos en la redacción. Lo mismo para las dos reediciones de 1713 y 1726. <<

[46] Hacia 1676 Mercator publica sus Institutionum astronomicarum libri duo; en la pág. 286 y siguientes ofrece un resumen de una carta (hoy perdida) de Newton en la que se presenta una explicación de los movimientos libratorios de la Luna. Bien puede suponerse que una explicación más completa se halla en la Proposición XVII del Libro III de los Principia. <<

[47] Rigaud, o. c., Apéndice I. Cohen, siguiendo en esto a Rigaud y a los demás editores del tratado lo denomina «de Motu», pero al ser varios los tratados que se conservan con este título, preferimos referirnos a él con una perífrasis como «pequeño tratado» de la S. R. De las otras copias da cuenta Cohen en Introduction…, pág. 56. <<

[48] Cohen, por razones de comodidad y brevedad, propone en su Introduction…, un cierto código literal con subíndices para representar las ediciones, los manuscritos, etc. l. c., pág. XXVII. <<

[49] La base textual para analizar esta presunta reconversión de Newton al clasicismo geométrico puede encontrarse en el vol. IV de los Math. Papers, aunque el editor sostiene que tal reconversión es sólo superficial y declarativa, si atiende al contenido de sus trabajos, particularmente los ligados a los «loci». Una parte de estos estudios reaparecerán en los Principia, sección V, Lemas XVII-XXL Proposición XXII. <<

[50] Sería largo y complejo justificar esta sospecha. Nos lleva a ella una analogía con lo que ocurre en matemáticas: en el ensayo «Veterum loca sólida restituta» (Math. Papers, IV, pág. 277) muestra tal rechazo de las vías analíticas y tanto aprecio por los griegos y sus métodos de proporciones simples que induce a considerar hasta qué punto el método de las «ratios» y «proportios» no se deberá a una actitud semejante en la física. <<

[51] Cfr. Marginalia in Newtoni Principia Mathematica, editadas por E. A. Fellman con traducción al francés de J. F. Courtine. Vrin, París. 1973. Y en relación con este punto, véase el comentario a M 48 en pág. 76 (versión alemana) y pág. 98 (versión francesa). La nota marginal 48 corresponde a la Proposición X del Libro I. <<

[52] Para una exposición ordenada de estas elaboraciones teóricas puede verse René Dugas, A History of Machanics, Neuchatel, 1955. La tercera parte, pág. 231 y siguientes, se halla consagrada a los desarrollos de la Mecánica Clásica y en ella se comprenden los Bernoulli, Euler, D’Alembert, etc. <<

[53] Sus protestas en este sentido son muchas y algunas hallará el lector en los Principia (la más explícita en el Escolio General), pero es oportuno recordar aquí la firmeza de su negativa a suscribir esa opinión en carta a Bentley de 1693 donde dice: «… a veces habla usted de la gravedad como esencial e inherente a la materia. Ruego que tal idea no se me atribuya, pues la causa de la gravedad es cosa que no pretendo conocer y además necesitaría mucho más tiempo para considerarla». Cfr. Corresp. III, 234. <<

[54] Cohen en su Introduction… se extiende en el análisis de la generación cronológica de cada una de las Proposiciones de los Principia a partir de este pequeño tratado y de las sucesivas extensiones que se conservan depositadas, por lo general, en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge como parte del archivo de Newton. Con gran paciencia Cohen trata de conectar todos esos manuscritos entre sí, aunque a veces le faltan piezas al puzzle. Vide o. c. págs. 68-129. <<

[55] Se trata del mismo fragmento citado en la nota 33 (mss. adic. 3968, f. 101) en cuya parte final hace una crítica de los métodos analíticos de los modernos y una valoración positiva de los métodos sintéticos de los antiguos mediante los cuales «construían sus descubrimientos para el público». <<

[56] De especial importancia son los corolarios de las Proposiciones IV y XVI. En su conjunto estas tres primeras secciones responden a los orígenes del problema y del tratado. Por tanto, respecto al núcleo problemático inicial, se puede decir que son el origen programático, y no sólo sistemático, de los Principia. <<

[57] Toda esta sección V responde a los estudios newtonianos sobre los «loci» (vide nota 49) y se desencadenaron como respuesta a algunas publicaciones recién aparecidas en París, entre ellas, Fermat (vide nota 24), los Nouveaux èléments des sections coniques, de la Hire, así como la recuperación de los Libros VII y VIII de Pappo de Alejandría gracias a la traducción latina (incompleta) de Commandino desde 1588, cuya sutileza llamaba la atención de los matemáticos. Una parte de la Gèométrie de Descartes se ocupa del llamado «problema de Pappo», Wallis en 1688 encuentra un fragmento del Libro II en Oxford y lo traduce y publica, y Newton en esta sección V, Lema XIX «construye» una nueva solución y aprovecha la ocasión (Corolario 2) para aclarar que este problema «de las cuatro líneas… se muestra no como un cálculo, sino como una composición geométrica, como la que buscaban los antiguos». <<

[58] El citado Lema y la Proposición siguiente se enfrentan con el llamado «Problema de Kepler» que ha resistido al análisis directo de los matemáticos y sólo mediante aproximaciones (como Newton hizo) ha podido hallar solución. Hasta el punto de que existen tablas de aproximaciones para primeras, segundas, terceras derivadas, etc. El valor más importante del Lema radica en su enunciado negativo (y consiguiente demostración) como muestra de la moderna concepción del análisis que poseía Newton. <<

[59] Newton pensó en publicar su tratado «de Quadratura Curvarum» junto con los Principia. Quizá esto explique que empiece a dar por supuesto algo que, al no estar publicado ni ser conocido más que por unos pocos (Craig, Gregory Collins, Halley) iniciados, exigía un acto de fe por parte de sus lectores, esto en 1687; otro era el caso en 1713 con la segunda edición. <<

[60] La correspondencia con Halley durante junio-julio 1686 (ya citada) trata de los detalles de la publicación de los Principia, cuyo Libro I ya está desde abril en poder de Halley, y también trata de las reclamaciones de Hooke sobre su paternidad de la ley de la gravitación. Newton en esos momentos se halla recomponiendo y acabando el Libro II y empezando a reescribir el Libro III. <<

[61] La redondez de la Tierra ofrecía varios modelos posibles (dado que sólo se había recorrido en dirección Este-Oeste) y ya Colón había sugerido el modelo de una «pera», pero a la sazón se creía en el modelo «husiforme» de Cassini. En algún momento Voltaire comentó que Maupertuis había aplastado a la vez a la Tierra y a Cassini, pero cuando se vio enredado en una controversia con Maupertuis le aderezó los ingeniosos versos:

«Vous avez confirmé dans les lieux pleins d’ennui

Ce que Newton connut sans sortir de chez lui».

(Discours sur la Modération) aludiendo a su viaje a Laponia de 1736-1737 junto con Clairaut y otros. <<

[62] Véase el estudio de Koyré en Études newtoniennes, Gallimard, París, 1968, «Une lettre inédite de Robert Hooke á Isaac Newton», págs. 269-313. <<

[63] Conf. Cohen, Introduction…, Apéndice II, del memorándum de Stukeley recogido de Humphrey Newton. <<

[64] Aunque son mejor conocidos estos años de triunfo social, en los que también hizo filosofía para las princesas, como él mismo dijera de Leibniz, no podemos alargarnos en ellos y remitimos al lector a las biografías que enumeramos en otra parte. <<

[65] Su correspondencia, ya publicada por Edleston en 1850, puede verse también en Corresp…. vol. V passim. Item Apéndice V de la edición Koyré-Cohen de los Principia, vol. II, págs. 817-826, en extracto. <<

[66] Cfr. W. W. R. Ball, An Essay on Newton’s Principia, Londres, 1893, pág. 74. <<

[67] Sir David Brewster en Memoirs of the Life, Writings, and Discoveries of Sir Isaac Newton, Edimburgo, 1855, vol. II, págs. 549 y siguientes ofrece una lista de los cambios y alteraciones más notables de la tercera edición respecto a la segunda, debidos a Pemberton sobre todo. Y pese a su gran número, ninguna es relevante. Vide Cohen-Koyré, vol. II de la edición de los Principia, Apéndice VI, págs. 827-847. <<

[68] Entrando en la Abadía, en el trascoro, a la izquierda se alza un grandioso monumento a su memoria erigido por sus sobrinos en 1731 con un epitafio resumen de sus contribuciones científicas:

Texto latino Texto castellano Hic situs est Aquí yace. Isaacus Newton, Eques Auratus, Isaac Newton, Caballero, Qui animi vi prope divina, que, con fuerza de espíritu casi divina, Planetarum Motus, Figuras, los movimientos de los planetas, las figuras, Cometarum semitas, Oceanique Aestus, las sendas de los cometas, las mareas del océano Sua Mathesi facem preferente, con sus matemáticas como antorcha Primus demonstravit. fue el primero en demostrar. Radiorum Lucís dissimilitudines, Las diferencias de los rayos de luz, Colorumque inde nascentium proprietates, y las propiedades de los colores de ellos nacientes Quas nemo antea vel suspicatus erat, pervestigavit. que antes nadie ni hubiese sospechado, investigó con rigor. Naturae, Antiquitatis, S. Scripturae, De la naturaleza, de la antigüedad, de la S. Escritura Sedulus, sagax, fidus Interpres, asiduo, sutil y fiel intérprete, Dei Opt. Max. Majestatem philosophia asseruit, afirmó con la filosofía la majestad de Dios Opt. Max. Evangelii simplicitatem moribus expressit. expresó con sus costumbres la simplicidad del Evangelio. Sibi gratulentur Mortales, tale tantumque extitisse Congratúlense los mortales de que existiese tal y tan grande HUMANI GENERIS DECUS. ORNAMENTO DEL GÉNERO HUMANO. Natus XXV. Decemb. MDCXLII. Obiit XX. Mar. Nació el XXV diciembre MDCXLII. Murió XX marzo MDCCXXVII. MDCCXXVII.

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