Bhagavad Gita

COMENTARIOS AL DISCURSO XIII

Comentarios al discurso XIII: Yoga de la discriminación entre el campo y el conocedor del campo

COMENTARIOS AL DISCURSO XIII

YOGA DE LA DISCRIMINACIÓN ENTRE EL CAMPO Y EL CONOCEDOR DEL CAMPO

(kshetra kshetrajña vibhāga yoga)

Introducción (0-2)

El Discurso XIII es el primero de los seis que conforman lo que se tiene por la tercera parte de la Gītā. Una vez conducida la conciencia del yogui hasta la Morada suprema de la Forma cósmica, los Discursos que siguen vienen a completar la instrucción y cubrir aquellos puntos que pudieran no estar bastante asentados.

En el Discurso II se explicó lo que constituye el fundamento doctrinal del sānkhya y que consiste en discriminar el cuerpo del morador del cuerpo (II, 11-39). El valor de aquella discriminación sigue vigente, pero lo que pudo entenderse como un esclarecimiento de sentido individual conviene extenderlo ahora a la totalidad del cosmos. Lo que debe ser discriminado es prakriti y purusha, que en el orden universal son el correlato del cuerpo y el morador del cuerpo.

El

campo

del que ahora va a hablar el Señor no es otra cosa, por supuesto, que el mundo, el dharmakshetra, la heredad de prakriti, donde el Conocedor, el purusha inmaculado, está interpenetrado

como la leche en la mantequilla

. Esto es fácil de entender y no tan fácil de ver así en todo momento, pero esa discriminación es el trabajo que cada uno tiene asignado, y que implica el cumplimiento del dharma y, con ello, la obtención de la paz suprema.

Pero hay algo que debe ser muy bien entendido, porque es una distinción previa a toda ulterior discriminación: el Conocedor del campo, el purusha, el ātman no-nacido es el Conocedor

en todos los campos

, y también es

jñeya

, lo que debe ser conocido. No hay ninguna duda en esto: el Señor bienaventurado, Brahman Imperecedero, es a un tiempo el Conocedor y lo que debe ser conocido.

El Señor de la Gītā no le abre el menor respiro al yogui que busca cumplir su dharma. Tal yogui no es en modo alguno el Conocedor, ni es lo que debe ser conocido. Lo único que hay es un estado consciente, un conocimiento, muy poco desarrollado al principio, pero creciente. Cuando ese conocimiento empieza a ejercer su actividad discriminativa descubre la acción de los gunas de prakriti, los cuales son los virtuales ejecutores de todas las acciones que él considera suyas (III, 27).

Aunque ese yogui, bajo el poder de ahamkāra, piensa de ordinario:

Yo soy el que actúa

, en verdad tiene motivos ciertos para decir:

Nada soy, nada hago, nada me pertenece

. Y ese es el primer descubrimiento que hay que hacer, fruto de una discriminación previa, pues es el soporte indispensable de cualquier otra discriminación.

Sección I. Naturaleza del campo, sus modificaciones y procedencia (3-6)

Un estudiante sānkhya podría preguntar después de conocer la doctrina:

¿Y qué soy yo?

Y el yogui avezado en sānkhya respondería:

Nada eres, nada te pertenece

. Hay que entender que según el sānkhya el hombre que vemos y percibimos, el hombre que creemos ser, es el campo, el cuerpo del purusha verdadero, una mera envoltura hecha de partículas de prakriti, densas o sutiles. El contenido inmediato del Discurso va a versar sobre el campo, el cual, sin duda, es prakriti, y más tarde explicará el Señor

qué es Él

, el conocedor del campo, el cual es purusha. Pero aún desconocemos qué relación guarda purusha con el estudiante sānkhya que pregunta:

¿Y qué soy yo?

Y eso es justamente lo que importa saber.

El campo es prakriti, la raíz de todo lo creado, que en el sānkhya es la contraposición de purusha, pues prakriti y purusha juntos son los dos aspectos primordiales, increados, de Brahman absoluto, Imperecedero.

Con esto, quedan apuntadas la naturaleza y la procedencia de prakriti. Ahora viene la enumeración de las modificaciones de prakriti, cosa que según se dice en el Discurso, ya en tiempos del autor de la Gītā había sido cantada por los rishis en variados y distintos versos. El sistema sānkhya distingue 25 tattvas, o principios, distintos, universales, de los que uno es purusha, el Conocedor del campo, y los otros 24 conforman la totalidad de prakriti, del campo. Ese campo es todo lo manifestado, desde la materia más densa hasta los principios sutiles, como son los juicios, los pensamientos, es decir, todos los productos o modificaciones de manas y buddhi.

Purusha es imperecedero, inmutable y pasivo, un mero espectador de las operaciones de prakriti; y prakriti es inconsciente, pero adquiere una conciencia que toma como suya, aunque sólo la utiliza en usufructo, merced a que purusha, con el que está unido, le infunde desde la frontera del campo su principio de Vida en las formas (VII, 5) que sostiene el universo prakrítico.

Hay que observar que eso que el Señor denomina principio de Vida debemos entenderlo como principio de Vida y Conciencia, pues son dos nombres válidos para distinguir una misma cosa según se mire desde dentro a fuera, o desde fuera a dentro.

No hay Vida sin Conciencia, por muy rudimentaria que ésta sea, ni hay Conciencia sin Vida; pero suele llamarse Vida a la Conciencia dirigida hacia el interior y Conciencia a la Vida que se mira a sí misma en el exterior. Dicho de otra manera: tanto somos conscientes de vivir como vivimos nuestra conciencia, pues ambas cosas son lo mismo.

Por otra parte, cuando el Señor dice que su principio de Vida sostiene el universo (VII, 5), hace una declaración implícita de que la Vida y lo viviente son dos cosas distintas que no solemos diferenciar bien, pues lo viviente puede morir, y de hecho muere, sin que muera la Vida que vemos en todas las cosas. Igual ocurre con la Conciencia que anima a lo viviente y lo convierte en consciente, pues todo yogui debe admitir que la conciencia del viviente puede cesar, sin que la Conciencia-Vida tenga, por eso, fin.

Ser consciente es, desde un punto de vista superior, una limitación que se resuelve por sí sola cuando los motivos de esa limitación terminan. La idea de multiplicidad se deriva del hecho simple de que ser consciente implica la escisión de la Unidad. Sólo cuando el hecho de ser consciente se aniquila, aparece la Vida-Conciencia verdadera. El principio de Vida-Conciencia es infundido desde el umbral de prakriti en cada criatura al nacer, y sólo cuando ese principio es discriminado, el par de opuestos: vivir-morir, conciencia-inconsciencia, es aniquilado en lo absoluto, en el Conocedor del campo.

El Discurso distingue y menciona los 24 principios de prakriti (5-6), y para una introducción en el sānkhya no parece necesitar todo ello más explicaciones que unas notas breves a pie de página. Pero el principio 24, la conciencia, muy poco estudiado por algunos, bien merece un pequeño comentario adicional aun a riesgo de caer en una inoportuna digresión.

Digresión sobre la Conciencia

Según se explica en el Discurso, la quinta y última de las modificaciones de manas, asociada con los cuatro opuestos (también de manas): deseo-aversión y placer-dolor, es

chetanā

, la conciencia constante de la totalidad del cuerpo (XIII,6). Pero la conciencia recibe en la Gītā cuatro denominaciones diferentes, que se refieren a otros tantos niveles de ser consciente. Estos niveles hablan a su modo de una verdadera Aventura de la Conciencia, pues en cada nivel parece variar el hombre mismo, como si ese seguidor sānkhya cuya identidad dábamos por perdida, no fuera nada diferente del punto de atención en el que en cada instante está colocada o toma fijeza la conciencia.

Es verdad que la conciencia es una función que resulta dual por sí misma, pues es por fuerza algo de que ser consciente, algo sobre lo que se fij a nuestra atención y por lo cual venimos a ser en cada ocasión, precisamente eso, el objeto de atención, con independencia de que tal objeto sea externo o interno. Cuando hay conciencia del cuerpo, o del campo, la conciencia es una modificación de manas, esa modificación que se denomina

chetanā

que es, según esto, toda ella prakriti (Cf: X, 22; además de XIII, 6).

Cuando la conciencia se estabiliza en la contemplación del ātman, o en lo Imperecedero, en el Conocedor del campo, o en lo que debe ser conocido, eso es

chetasā

, una modificación de manas también, que parte de prakriti, pero que pone su atención más allá de prakriti. Con

chetasā

, la atención tiene sus pies en prakriti, pero su vuelo, aún de dualidad, se extiende hacia purusha (Cf: VIII, 8; XII, 5. 7; XVIII, 57.72).

Si la conciencia tiene su atención fija en el ātman, eso es

machchitta

(contracción de mat-chitta, es decir,

con el pensamiento fijo

). En

machchitta

el pensamiento existe aún, pero concentrado (dhāranā) en un solo punto. Machchitta 0 no se funda en el pensar, sino en la corriente de conocimiento que recibe del ātman. Aunque

machchitta

viene de prakriti, su atención completa está en purusha (Cf: X,9; XVIII,57.58).

Por último, cuando el pensamiento cesa, o cuando intenta tal cesación, entonces la conciencia es

chitta

. Claramente,

chitta

es cesación,

niruddha

, y eso significa que cuando la conciencia concluye en

lo que debe ser conocido

, se refugia en lo absoluto, que no es conciencia, ni vida, sino purusha, el hombre perfecto, que no necesita el acto dual de encontrarse a sí mismo (Cf: VI, 18-20; XII, 9).

Y ésta es la apasionante Aventura de la Conciencia, que tiene por escenario los muchos niveles de ser viviente y consciente en la totalidad de esas partículas de prakriti, de esa conjución, que en nuestra ignorancia llamamos

hombre

.

Sección II. El desarrollo del conocimiento (7-11)

Hemos visto que lo único que hay es uno o muchos estados sucesivos de conciencia, que son conocimiento, o más exactamente:

conocimiento conocido

.

Lo que explica ahora el Discurso son los distintos lugares o aspectos de prakriti, en los que el conocimiento ejerce su acción discriminativa, hasta que al fin se establece en aquellos estados de conciencia que son el fruto de su diseriminación.

Cuando el fruto no ha sido buscado de antemano como fruto; es decir, cuando hay humildad, sinceridad, mansedumbre, paciencia, etc… y no únicamente el deseo de ser humilde, sincero, manso, paciente, etc… entonces, se puede decir que en ausencia de todo vestigio de ahamkāra, el conocimiento se ha desarrollado.

Así es como la conciencia, la atención, muy sutil y ya alojada en buddhi purificada, llega a enfocar su permanencia en lo Imperecedero, en la

Cima

, en adhyātma, que es el estado propio natural (VIII, 3).

Todo eso significa que el conocimiento ha crecido hasta el punto de percibir el Fin supremo.

Lo contrario

—dice el Discurso—

es ignorancia

(11).

Sección III. Lo que debe ser conocido (12-18)

Las siete estrofas que conforman esta sección constituyen una inapreciable instrucción acerca de lo que debe ser conocido en el campo, como Conocedor del campo.

Brahman sin principio es inexistente para la conciencia que no sabe ver más allá del campo. Brahman supremo sólo puede ser conocido por la

certeza inmóvil

que no busca el ser y el no-ser, porque sabe que están ausentes cuando ya no hay la visión ni el que ve.

Él, ESO, está en todo, dentro y fuera de los seres animados o inanimados, pues ellos son Su forma. El Discurso dice que ESO está en todo y todo lo envuelve (13), y dice que puede ser encontrado, pero que hay que buscarlo con devoción, libre de ahamkāra, en la realidad inmediata y presente de cada cosa, una por una, y con el gozo inmenso del que sabe que la luz de las luces está siempre al fondo de la oscuridad del campo.

Sólo así el conocimiento de lo que debe ser conocido será alcanzado por el conocimiento, que es él mismo, en la unidad del conocimiento único.

Sección IV. Discriminación entre purusha y prakriti (19-34)

Prakriti y purusha son el mundo y su morador, y para los ojos del conocimiento el morador es único y el mismo en todas las formas, tal como prakriti es una y la misma en todas las formas que ves.

Purusha Imperecedero y Prakriti Indiferenciada son no-nacidos y ambos son en su origen uno y el mismo en Brahman. Eso deben verlo tus ojos del conocimiento (19).

Todo lo que crees ser y hacer son modificaciones de prakriti, ejecutadas por los gunas de prakriti. Eso también debes verlo (19).

El cuerpo es la causa y tus sentidos sufren el engaño; el morador es la causa y tus sentidos experimentan el placer y el dolor (20).

Aunque muchos lo dicen, el morador no es sujeto de experiencia, porque Él jamás se mezcla con el cuerpo y sus gunas. Él es independiente y no debe ser calificado nunca como el experimentador (20).

El morador es el Espectador impasible de los actos del cuerpo y jamás interviene en ellos. Aunque sostiene a prakriti entera no sufre la experiencia. Él es el sujeto inactivo, puro y único de la experiencia del cuerpo, o mejor, de los cuerpos (21-22).

Esa es la discriminación que hay que hacer, la que evita los sucesivos renacimientos (23).

Como ya sabes en qué consiste la verdadera discriminación, ponte en pie para realizarla. El mejor medio es la contemplación de paramātman, muy eficaz si estás libre de ahamkāra, si eres inmaculado. El yoga del conocimiento (II, 40 ss.) y el yoga de la acción con renuncia (sanyāsa) a los frutos (III, IV, V) serán tu guía (24).

En todo caso, la devoción intensa, interior, concentrada, al morador, será por sí misma la vía de tu realización (25).

Tú eres sólo un resultado de la unión de prakriti y su morador; discrimínalos hasta que sean Uno (26).

Todo lo que contemplas como existente, móvil o inmóvil, está cubierto por el eterno Brahman. Contempla siempre ese purusha único en todo y verás que todo es Uno y lo mismo: Brahman, presente por igual en todos los seres. Eso es lo que hay que ver en todo momento (27).

Al ver tu ātman en todo y en todos, habrás terminado con el deseo y la destrucción. Esa es la marcha hacia el Fin supremo (28).

Recuerda, recuerda siempre, que

Nada eres, nada haces

, porque el morador que hay en ti es inactivo. Eso también hay que verlo siempre (29).

Todo está en Uno y el Uno está en todo: el morador que es sólo Uno. Toda cosa es Brahman. Tú también, tú eres Brahman, el morador del cuerpo que no actúa ni se mezcla con el cuerpo. Si ves eso con firmeza, con fe absoluta, tu conciencia te llevará a Brahman, verás que eres Brahman y serás Brahman (30-31).

Brahman está presente en todos los cuerpos como un átomo inmóvil y permanente, aunque sin mezclarse con nada (32).

Si practicas todo esto, algún día verás el Sol radiante, la forma materializada del ātman que eres. Ese es el verdadero comienzo de ver (33).

Y no olvides que ESO está cerca y lejos (15). Lejos de los que dudan y cerca, muy cerca, de los que tienen fe. Estos son los que se convertirán en Brahman.

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