Bhagavad Gita

PREÁMBULO

PREÁMBULO

Circula entre algunos sabios del hinduismo la convicción de que a la Santa Bhagavad Gītā, la Sagrada Canción del Señor, no conviene comentario explicativo alguno.

El mensaje del Señor en el texto original sánscrito

—dicen—,

es tan resplandeciente como el Sol que se ilumina por sí mismo y en cuanto el traductor añade sus propias palabras con propósito esclarecedor, ese Sol resulta cubierto por las nubes

. Explican tales conocedores que por el esplendor de su propio texto consigue la Gītā que la conciencia siempre activa y proyectada hacia el exterior, detenga por sí misma su natural tumulto hasta que en ese silencio total en el que los pensamientos no se introducen, se oiga por grados la llamada universal de la música eterna del Señor que reside en el corazón de todo ser viviente.

Es muy significativo que la casi totalidad de la Gītā esté escrita en las estrofas de dos versos de dieciséis sílabas denominadas

anustubh

(de la raíz

stubh

, estar en silencio), como si se apuntara con ello que el contenido de tales versos, cuando el conocedor los recita con el ritmo métrico que les es propio, sale del silencio y va al silencio sin quebrarse. Pero una traducción, por muy literal que sea —y ninguna puede serlo por entero—, necesita recrear su propio ritmo y más se acercará con él a la imagen que al resplandor original. Eso es evidente; pero aun así, resplandor o imagen, valía la pena que el trabajo traductor no añadiera directamente en este caso palabras que son nubes que oscurecen el Sol. Como ha sido dicho:

Que todos aquellos que tengan oídos para oír escuchen esa Música Eterna interior y se armonicen con ella para repetirla con cada latido de su corazón mientras viven y también cuando mueran

.

Las manos traductoras se apartan aquí con reverencia de la santidad textual y sólo se asomarán para dejar a pie de página unas breves notas de orden informativo. Lo que vendrá después, el Comentario, será un accesorio válido para versos traducidos, la imagen, que cada uno habrá de procurar que no contamine con sus palabras no siempre estrictas su buena percepción del sentido del texto. Así es como habrán de quedar las cosas en su sitio: aquí los rayos del Sol vivo, con luz propia y al otro lado las nubes que, menos inflamadas de sraddhā, reflexionan incansables y humildes acerca de las nubes. En definitiva, ellas aceptan la nube como nube y creen que reflexionar es su único instrumento. La nube trabajada —dicen— se resuelve en lluvia y ésta es la que deja libre el horizonte para contemplar ese Sol que resplandece por sí mismo.

Descargar Newt

Lleva Bhagavad Gita contigo