COMENTARIOS AL DISCURSO VIII
Comentarios al discurso VIII: Yoga del Brahman imperecedero
COMENTARIOS AL DISCURSO VIII
YOGA DEL BRAHMAN IMPERECEDERO
(akshara brahma yoga)
Introducción
Este Discurso es prolongación del anterior y su propósito es explicar con alguna mayor precisión ese conocimiento superior allí apuntado por el que el yogui debe alcanzar la percepción sutil de una naturaleza superior y última de las cosas.
La doctrina acerca de los moradores supremos, los tattvas, mencionados en los dos últimos slokas de aquel Discurso es ahora desarrollada en cierta medida. Por un proceso lógico de elevación de objetivo el Discurso termina por describir cómo es posible realizar el yoga o unión con lo absoluto Imperecedero (Brahman) y alcanzar el Fin supremo del verdadero yogui.
Sección I. Las siete preguntas de Arjuna (1-4)
¿Qué es ese Brahman?
Esta es la pregunta real única aunque la apuntamos como primera. Pero decir que
Brahman supremo es lo Imperecedero
es sólo dar una respuesta directa, que es verdadera, pero insuficiente. Para que la pregunta encuentre una respuesta satisfactoria debe ser contestada desde todas la perspectivas que el Discurso ofrece y que son siete según vemos, pues en total son siete las preguntas que interrogan sobre la pregunta real única.
¿Qué es adhyātma?
Lo primero que conviene entender es que permanecer en adhyātma es permanecer en lo Imperecedero y que ése es el estado propio natural del hombre. Cuando ese estado natural superior es conocido, eso es adhyātma, pues consiste en fijar lo más puro de buddhi, el conocimiento puro, en lo Imperecedero, más allá de los gunas de prakriti. Eso exige una atención muy sutil. Buddhi puro se denomina adhi-buddhi, lo más alto, cuando el conocimiento
sabe
de sí mismo que es un principio de inteligencia universal, cósmica. Por eso recibe el nombre de Mahābuddhi (mahāt, el más grande).
Este conocimiento es una realización que está más allá de los gunas, pues buddhi ha descubierto la universalidad del conocimiento que recibe y que hasta entonces consideraba propio. Ahora, cuando se concentra en el ātman y se sume en contemplación no transforma la sabiduría cósmica que recibe en conocimiento individual. Por eso se dice que permanecer en adhyātma es la presencia permanente de lo Imperecedero y que ese conomimiento es el estado propio natural del hombre.
¿Qué es karma?
Karma es la emanación que viene de lo absoluto Imperecedero: como acción que es causa del origen de los seres (III, 9ss.) y como acción que se opone a la individualidad personal de los seres. Por esto último es karma el gran amigo del yogui, puesto que la acción pura, desinteresada, es yoga, que elimina la idea de
Soy un jīva
(3).
Importa saber por qué se interesa Arjuna por esta acción que es yoga y por qué cuando dirige tal pregunta al Señor le evoca en su
figura
de purushottama. Hay que procurar que la pregunta y el motivo de la mención sean esclarecidos.
Lo que se relaciona con
el mejor de los hombres
se dice que formó parte antaño del yoga bastante secreto y difícil de aprehender denominado
Tāraka brahma yoga
, uno de los sistemas antiguos de yoga. Lo que el Discurso parece insinuar
veladamente
es que los tres
adhi
, o tattvas, o moradores supremos que a continuación se van a estudiar forman parte del Tāraka-jñāna, el conocimiento que fundado en el estudio de los significados del purushottama conduce a la liberación final como Fin supremo. En el Comentario sólo se apuntarán, por muchos motivos, las líneas generales del Tāraka-yoga.
¿Qué significa adhibhūta?
Adhibhūta es el tattva de la naturaleza perecedera. Discriminar adhibhūtas en las formas (bhūtas) objetivas o subjetivas es tanto como trasladar la conciencia a la otra orilla, de lo denso a lo sutil, es decir, a lo Imperecedero. El yogui sabe de antemano:
Nada soy, nada tengo
, pero ahora confirma este saber por vez primera. Una vez concentrado y sumido en la contemplación del ātman, se establece en la
cima
de sí mismo. Entonces puede ser visto el Uttama purusha, el hombre superior no mortal, el hombre sabio que reencarna,
lo que cada uno es
. Según se dice, este purusha —¡bendito sea!— tiene o parece tener forma humana etérea.
¿Qué se entiende por adhidaiva?
Cuando el yogui fija su atención, no sin devoción, en el sí mismo etéreo que ha descubierto, alcanza gradualmente la contemplación interior del tattva sin forma de adhidaiva. El purusha de origen divino que el yogui es ahora en verdad, se ha universalizado y parece llenar el universo, pues en rigor es Brahman, aunque semeja partir de nuestro cuerpo —y del cuerpo de todos— hecho de carne y hueso.
¿Qué y cómo es adhiyajña en este cuerpo, oh matador de Madhu?
Ser
matador de Madhu
significa que hay que ser capaz de mirar y ver a través de lo que no es el tattva, interpenetrándolo (a Madhu) como si no existiera. Hay que emprender y realizar todas las acciones con la atención interior fija en adhidaiva, y por una transformación natural de lo más denso a lo más sutil, el Uttama purusha (purushottama), el Señor bienaventurado, es ahora contemplado
como adhiyajña en este cuerpo
(en el de Arjuna, en el de cualquiera de nosotros).
Muchos entienden adhiyajña como si fuera su ātman y ciertamente lo es; Pero adhiyajña es paramātman, el Brahman Imperecedero, además de ser el ātman propio. En verdad, eso parece un misterio que sólo el que lo realiza puede comprender. Por eso se dijo que Brahman superior y supremo que todo lo penetra está siempre presente en el sacrificio (111,15), en todo sacrificio. Además, conviene saber que aunque adhiyajña está en toda acción, él es inmutable, porque nada hay que tenga que alcanzar.
¿Como puedes ser Tú conocido en la hora de la muerte?
Hay que concentrarse en adhiyajña, ser adhiyajña hasta el punto de que no importa abandonar el cuerpo. Lo Imperecedero es el Fin supremo que realizan todos aquellos que cumplen con fervor el yoga de cada día. Sobre esto no hay duda alguna, porque la Morada suprema a donde cada uno va es la misma en la que mora, sin saberlo, desde antes del principio de los tiempos.
Sección II. Más reflexiones sobre la séptima pregunta de Arjuna (5-10)
Cada uno es conocido en la misma medida en que conoce. Si sabes con fuerte fe que adhiyajña eres tú y practicas ese yoga con constancia, concentrado, verás como poco a poco el resplandor del Parama Purusha te invade hasta que sea consumada la unión con tu conciencia. Tú eres en verdad el Purusha supremo y si lo ves ante ti más allá del pensamiento, sin forma, o en forma humana, etéreo, maestro del mundo, resplandeciente de sabiduría, ese Purusha supremo que ves no será en ningún modo distinto del Purusha supremo que eres, y sólo podrá Él conocerte en la misma medida en que tú lo conoces. Comprender esto y realizarlo no es cosa fácil, pero es el camino que lleva a la absorción.
También puede explicarse así: Brahman no puede ser alcanzado por el pensamiento, o por el reflejo no pensante que retiene y proyecta la conciencia, porque el pensamiento, o la imagen proyectada, son siempre una dualidad. Brahman es único y no puede ser alcanzado más que por aquello que es Uno en sí mismo y con Él.
Por eso se dice de Brahman que aparece radiante como el Sol, pero que en verdad es up vacío luminoso. Ese vacío es Brahman, sólo accessible a una fe firme y exenta de temor, que sabe recogerse con energía en el centro entre las cejas. Allí está el Purāna Purusha, el Antiguo, el átomo primordial. Él es el anu de Brahman, infinitamente más pequeño que el átomo físico de cualquier elemento. Cuando el vacío de luz intensa se revela proyectado por la devoción y el poder del yoga, en la Cumbre inmutable de todo, a donde la conciencia se refugia al fin, ése es el supremo, resplandeciente Purusha.
Sección III. Descripción de lo Imperecedero como Fin supremo (11-22)
Nadie puede saber qué es en verdad lo Imperecedero si no ha consumado antes su unión con Brahman; pero una vez se ha establecido alguien en ese yoga, si se persevera en él con firmeza, lo absoluto Imperecedero es fácilmente alcanzable (14). Establecerse en ese yoga significa entrar y permanecer en el estado natural propio, puesto que todo hombre es en realidad Brahman. Por eso, la unión con ese absoluto Imperecedero no es un sitio al que hay que llegar y que exige un espacio, sino la unión concentrada con lo que en realidad somos.
El punto de partida para esta unión máxima que a todos concierne es el primer voto de los brahmachārīs, que comprende el compromiso ante uno mismo de rectitud de pensamiento, palabra y obra, lo que significa dominio de uno mismo y postergación de todo apego (11). Las puertas cerradas que el Discurso pide confirman que el objeto de unión es, por el momento, interior. Lo que aquí se llama concentración (dhāranā) es una memoria interior densa y contenida, cotidiana y permanente de esa
presencia
de lo Imperecedero (12-14). El corazón, no denso, donde dice que se alberga esa concentración, también se llama hridaya (12).
Se dice que en el estado diario de concentración contenida, interior, el flujo de prāna se dirige armoniosamente, por sí solo, al centro entre ambas cejas (12). La pronunciación del AUM es entonces el cuerpo de Brahman que puede y debe ser elevado poco a poco por nuestra conciencia, desde lo denso hasta lo muy sutil y desde la tierra a la Cima en donde todo es inmutable; Brahman sin forma ni sustancia es un
vacío luminoso
que está más allá de todo. A eso se refiere el Discurso cuando dice que hay que abandonar el cuerpo sin dejar de estar en Brahman (13).
Conviene advertir que todo esto es tanto una forma de meditación que conduce a un modo de ser, como un modo de ser por el que se descubre o se penetra en una forma de meditación. Todo culmina en un diario y natural estado propio y superior de ser. Por eso se dice que quien mora siempre en el Centro, ése alcanza Brahman (14). Alcanzar Brahman es sumergirse en lo que realmente somos: ātman sin límites, absoluto (adhyātma). Por último, el Discurso denomina mahātmās a los que realizan esta inmersión suprema (15).
El propósito del Discurso es despertar en muchos la percepción de lo absoluto Imperecedero, de Brahman, el Morador supremo de todos los moradores supremos que Arjuna menciona en sus siete preguntas. Cada uno de esos moradores es un peldaño que el yogui ha de conocer, un bello problema que hay que resolver. Todos los peldaños han de ser vividos en plenitud y, sólo en ese caso, el morador se disuelve y da paso a su sucesor en la invisible escalera de la vida del yogui.
No hay que olvidar que sólo la reflexión concentrada sobre adhibhūta despierta al fin a adhidaiva y también que sólo la concentración sobre éste levanta la contemplación de adhiyajña. Luego, cuando el hombre cumple todos los sacrificios del conocimiento, sin pedir nada a cambio, porque dice:
yo nada soy
, ahí está lo Imperecedero, la Existencia pura e inmaculada, exenta de existencia y de no-existencia, porque no depende del Día y la Noche que se suceden en el mundo manifestado. Ese es el Fin supremo. Dice el Discurso que Brahman luminoso por sí mismo emerge entonces de las tinieblas y pone fin a la cadena de los renacimientos (19).
En verdad, nada existe excepto Brahman, porque todo, sea manifestado o inmanifestado, es realmente Brahman, como prakriti o como purusha. Sólo quien no ve más que a Brahman en todo mora constantemente en Brahman y va más allá de la destrucción (20).
Esa es la Morada suprema, absolutamente estable (21); pero no hay que olvidar que este yoga de lo Imperecedero que aquí se explica requiere gran devoción, respirar con Brahman, vivir interpenetrado por Brahman (22).
Sección IV. El camino hacia la Morada suprema (23-28)
Se estudian ahora las condiciones por las que se renace y las que permiten no renacer. Son condiciones muy restringidas, puesto que se refieren sólo a los yoguis conocedores de Brahman, de los que podría pensarse que por estar en el camino (26) no han de volver en ningún modo, cualquiera que fuera el periodo en el que se produzca la muerte (23).
Las condiciones que menciona el Discurso son muy simbólicas según algunos, o bien implican meramente una disposición favorable o desfavorable. Las primeras condiciones se dice que son de orden superior: el
fuego
sería la energía interior para alcanzar Brahman, y la
luz
es el conocimiento. Por su parte, el
humo
en el que el fuego y la luz se desvanecen parece expresar la insuficiencia de energía y de conocimiento (24-25).
El día son las horas que van desde que el Sol nace hasta que se pone, y la noche dura desde que el Sol se pone hasta que nace de nuevo; pero si se tiene en cuenta lo que acaba de ser dicho acerca de la verdad sobre el Día y la Noche (17-18), habría que pensar en una manifestación o inmanifestación interior del Brahman absoluto e Imperecedero.
En cuanto a la luna, su quincena brillante señala las fases crecientes desde la luna nueva al plenilunio, y la quincena sombría cubre el periodo que va desde la luna llena al novilunio. Respecto a la luz lunar, se dice que cuando se contemplan los objetos con más fuerte apego que el propósito de alcanzar a Brahman, el hombre se sumerge en lo transitorio del mundo, que
crece y decrece
tal como lo hacen las fases de la luna. Los que mueren bajo el influjo de esa luz lunar son retenidos por su propia luz y renacen.
Por último, el Sol avanza hacia el Norte durante todo el solsticio de invierno y el equinoccio de primavera, y camina hacia el Sur durante el solsticio de verano y el equinoccio de otoño. Se suele interpretar que cuando muere un sādhu, todas las direcciones que puede elegir para caminar son como una llama brillante —el fuego y la luz— con la luminosidad de 10 millones de soles. De tales sādhus se dice que van a la Morada suprema. Por el contrario, los que nunca se autoiluminaron con la luz solar del conocimiento y vivieron en su propia sombra lunar, se dice que mueren siempre de noche y que siempre renacen. Y así hasta que encuentran el camino eterno de la luz (26).
El resultado final se obtiene cuando el yogui logra la contemplación concentrada de adhyātma desde el centro interior hasta la cima inmutable. Allí, sostenido por el yoga, permanece fijo en la Morada suprema, donde lo Imperecedero, Brahman, resplandece. Esa Morada es el origen intemporal de todo, la primera Morada de toda conciencia y su Fin supremo.