Isis Sin Velo - [Tomo I]

Capítulo 150

CAPÍTULO VIII

No creas que en mis mágicas maravillas me ayuden

los ángeles de la Estigia evocados del infierno y malditos

por quienes quisieron dominar a los tenebrosos divis y

afrites, sino que me ayuda la percepción de los secretos

poderes de las fuentes minerales, de las íntimas células

de la naturaleza, de las hierbas colgantes en verde cortina

y de los astros que voltean sobre torres y montes.

TASSO, XIV, 13.

Como a las puertas del infierno, detesto a quien se

atreve a pensar una cosa y decir otra.

POPE.

Si el hombre cesara de existir al bajar a la tumba,

habríamos de confesar sin remedio que es la única

criatura a quien la naturaleza o la providencia se han

complacido en defraudar concediéndole cualidades

que carecen de objeto de aplicación en la tierra.

BULWER LYTTON.-Una historia singular.

Del prefacio de la obra de Proctor titulada: Nuestro lugar en el infinito, entresacamos el siguiente párrafo: “La ignorancia en que los antiguos estaban del lugar de la tierra en el espacio les indujo a suponer influencias favorables o adversas de los astros en el destino de los individuos y de las naciones, así como a formar el grupo de siete días dedicados a los siete planetas de su sistema astrológico”.

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