Isis Sin Velo - [Tomo I]

Capítulo 132

LAS COMUNICACIONES

De los autores espiritistas contemporáneos, ninguno tan estimable porsu sinceridad y cultura como el norteamericano sargent, cuya monografía: Prueba palpable de la inmortalidad, sobresale entre las obras de su índole; mas no obstante su indulgencia y buena disposición para con los médiums, se expresa en los siguientes términos: “La habilidad con que los espíritus suplantan en sus comunicaciones a personas difuntas, nos mueve a preguntar hasta qué punto podemos asegurarnos de la identidad del comunicante, cualesquiera que sean las pruebas aducidas. No tenemos el suficiente grado de conocimiento para responder con entera seguridad a esta pregunta... Muchos enigmas hay todavía en las palabras y actos de los espíritus materializados, cuya inmensa mayoría son de tan embotada inteligencia como sus congéneres de este mundo”.

Ahora preguntaremos nosotros cómo se explica esa falta de inteligencia si son espíritus humanos, pues o los espíritus humanos inteligentes no pueden materializarse, o los espíritus que se materializan no son humanos, sino, como insinúa Sargent, espíritus elementarios o aquellos demonios que, según Platón, de acuerdo con los magos persas, ocupan un lugar intermedio entre los dioses y los mortales. Buen número de testimonios, entre ellos el de Crookes, aseveran que los espíritus materializados hablan con voz perceptible al oído; pero los antiguos atestiguan que la voz de los espíritus humanos no es ni puede ser articulada, sino un profundo suspiro. Por lo tanto, más crédito merecen los antiguos con su secular experiencia en las prácticas teúrgicas, que los modernos espiritistas sin otra prueba para fundamentar su opinión, que las comunicaciones de espíritus difíciles de identificar. Algunos médiums han provocado la aparición de esas supuestas formas humanas, que ni una sola vez dejaron de expresar en sus comunicaciones ideas vulgarísimas, cual circunstancia debiera llamar la atención de aun los más incultos espiritistas. Si es posible que hablen los espíritus (y lo mismo pueden hablar los sabios que los ignorantes) ¿por qué no hay espíritu cuya comunicación oral se aproxime siquiera en valía a las comunicaciones recibidas por escritura directa? Bien dice Sargent que todavía no sabemos hasta qué punto está limitada la actuación del espíritu por las condiciones psíquico-físicas del médium (27).

Si los espíritus que se materializan fuesen los mismos que dan comunicaciones escritas, no desbarrarían como desbarran en el primer caso, mientras nos dan sublimes enseñanzas filosóficas en el segundo, pues en ambos se comunican por médiums cuyas condiciones psíquicas debieran influir igualmente en ellos. El nivel intelectual de los médiums materializantes no es mayor ni menor que el de los campesinos y obreros cuya congénita inspiración puso en sus labios sublimes y profundas ideas, como por ejemplo los casos de Boehme, Davis y los niños de Cevennes. Puesto que los espíritus se valen de los órganos vocales del médium para la comunicación oral, no les habría de ser difícil expresarse según conviene al talento, educación y cultura del personaje cuya personalidad se atribuyen, en vez de incurrir en vulgaridades y no pocas veces en despropósitos. Dice Sargent, alentado por la esperanza, que la ciencia espírita está todavía en mantillas, pero que promete esclarecer con el tiempo esta cuestión. Sin embargo, no creemos que la luz brote de las tinieblas de los gabinetes mediumnímicos (28).

Es ridículo exigirles a los investigadores psíquicos título de bachilleres en artes y ciencias, pues la experiencia enseña que los intelectuales científicos no siempre aciertan en cuestiones de franca sinceridad y buen sentido. Nada ciega tanto como el fanatismo, que todo lo mira unilateralmente, y ejemplo de ello tenemos en lo concerniente a los fenómenos psíquicos y mágicos de tiempos antiguos y modernos. Miles de testigos fidedignos llegados de Oriente afirman haber presenciado las maravillas obradas por rudos fakires, cheikos, derviches y lamas, sin valerse de aparato alguno ni estar en connivencia con nadie, cuales fenómenos contradecían los principios científicos de suerte que indicaban la existencia de muchas fuerzas naturales todavía ignoradas, pero indudablemente dirigidas por entidades superiores al hombre.

Descargar Newt

Lleva Isis Sin Velo - [Tomo I] contigo