Isis Sin Velo - [Tomo II]

Capítulo 24

DIOSES MANIFESTADOS

1º. Fuego.

2º. Sol.

3º. Soma (omnisciencia).

4º. Vida (conjunto de seres vivientes).

5º. Vâyu (aire; éter denso).

6º. Muerte (soplo destructor).

7º. Tierra.

8º. Cielo.

9º. Agni (fuego inmaterial).

10º. Aditi (aspecto femenino del sol invisible).

11º. Mente.

12º. Ciclo sin fin (cuya rotación jamás se detiene) (24).

Después de esta duodécupla diversificación, se infunde Brahmâ en el universo visible y se identifica con cada uno de sus átomos. Entonces la Mónada inmanifestada, indivisible e indefinida, se retrae en el majestuoso y sereno apartamiento de su unidad y se manifiesta primero en la Duada y después en la Tríada, de que sin cesar emanan fuerzas espirituales que se individualizan en dioses (almas) para constituir seres humanos cuya conciencia ha de desenvolverse en una serie de nacimientos y muertes.

Un artista oriental ha simbolizado la doctrina de los ciclos en una muy significativa pintura mural que se conserva en un templo subterráneo situado en las cercanías de una pagoda budista. Trataremos de describirla según la recordamos.

Un punto céntrico simboliza el punto primordial del espacio. Tomando por centro este punto, se traza a compás una circunferencia cuyos comienzo ytérmino simbolizan la coincidencia de la emanación y la reabsorción. La circunferencia está compuesta de multitud de circulitos a estilo de los troces de una pulsera, cuyas circunferencias representan el cinturón de la diosa pictóricamente figurada en su respectivo circulito. El artista colocó la figura de nuestro planeta en el nadir del círculo máximo, y a medida que el arco se acerca a este punto, los rostros de las diosas van siendo más hoscos y horribles, como no fueran capaces de imaginar los europeos. Cada círculo está cubierto de figuras de planetas, animales y hombres representativos de la flora, fauna y étnica correspondiente a aquella esfera, y entre cada una de éstas hay una separación marcada de propósito para significar que después de recorrer los distintos círculos en sucesivas transmigraciones, tiene el alma un período de reposo o nirvana temporal en que âtmâ olvida los pasados sufrimientos. El espacio entre los círculos simboliza el éter y aparece poblado de seres extraños, de los cuales los que están entre el éter y la tierra son los de “naturaleza intermedia” o espíritus elementales o elementarios, como los cabalistas los llaman algunas veces.

Dejamos a la sagacidad de los arqueólogos la dilucidación de si esta pintura es copia o es el mismo original debido al pincel de Berosio, sacerdote del templo de Belo, en Babilonia; pero advertiremos que los seres figurados en ella son precisamente los mismos que Berosio describe por boca de Oannes, el hombre-pez caldeo, diciendo que son horribles criaturas engendradas por la luz astral y la materia grosera (25).

Hasta ahora los paleólogos desdeñaron el estudio de las ruinas arquitectónicas correspondientes a las razas primitivas y hasta hace muy poco tiempo no les llamaron la atención las cuevas de Ajunta que se abren en las montañas de Chandor, a doscientas millas de Bombay, y las ruinas de la ciudad de Aurungabad, cuyos derruídos palacios y curiosos sepulcros fueron durante muchos siglos guarida de fieras (26).

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