Isis Sin Velo - [Tomo II]

Capítulo 131

VENDAJE DE LAS MOMIAS

Pero la ciencia del admirable pueblo egipcio se manifiesta más esplendorosamente en el embalsamamiento y momificación de los cadáveres, aunque tan sólo quienes hayan estudiado especialmente este punto pueden apreciar la habilidad, paciencia y conocimientos químicos y anatómicos necesarios para llevar a cabo la incorruptible obra cuyo procedimiento requería algunos meses de labor. Las momias resisten indestructiblemente el seco clima de Egipto y aún persisten inalterables cuando se las remueve de los sepulcros donde durante milenios reposaron. Dice un autor anónimo que “primero inyectaban en el cadáver mirra, casia y otras resinas aromáticas, y después de saturarlo de natrón (67), lo vendaban con tan insuperable destreza y artística perfección que maravilla a los modernos cirujanos”.

Por su parte, añade Grandville que “la cirugía moderna no tiene forma alguna de vendaje que supere y exceda en ingeniosa habilidad al fajado de las momias egipcias, pues no se advierte añadido alguno en las vendas de lino que a veces miden mil yardas (68) de longitud”.

Rosellini atestigua (69) la maravillosa variedad y destreza del entrelace y aplicación de los vendados, hasta el punto de que los sacerdotes y al par médicos de aquellas remotas épocas trataban con éxito toda clase de fracturas del cuerpo humano.

¿Quién no recuerda la emoción que despertó unos veinticinco años atrás el descubrimiento de la anestesia? El éter sulfúrico, el éter clórico, el cloroformo y el óxido nitroso (gas hilarante) con otras combinaciones derivadas de estas substancias fueron acogidas como bendición del cielo por la humanidad doliente y todos consideraron la anestesia como el más grande descubrimiento (70), a pesar de los fatales resultados que en ocasiones dieron el famoso letheon (71) de Morton y Jackson, el cloroformo de Simpson y el óxido nitroso aplicado por Colton, Dunham y Smith, pues hubo enfermos que perdieron el conocimiento para no recobrarlo más. Pero ¿qué importaban estos fracasos en comparación de los éxitos? Los médicos aseguran que son ya rarísimos los accidentes mortales causados por la anestesia, acaso porque aplican los anestésicos con tanta parsimonia, que en la mitad de los casos no producen efecto alguno y el paciente queda impedido durante unos cuantos minutos en sus movimientos externos, pero tan sensible al dolor como en estado normal. Sin embargo, aunque generalmente considerado haya sido el descubrimiento de los anestésicos beneficioso para la humanidad, ¿no tuvo precedentes este descubrimiento?

Dioscórides nos describe la piedra de Menfis (lapis menphiticus), como una especie de guijarro redondo, pulimentado y muy brillante, que reducido a polvo y aplicado a manera de untura sobre la parte del cuerpo en que, ya con bisturí, ya con canterio, había de operar el cirujano, anestesiaba aquella parte tan sólo, de suerte que el enfermo no sentía dolor alguno, con la ventaja de conservar el conocimiento sin ulteriores perjuicios. Desleído el polvo de esta piedra en vino o agua, curaba toda clase de dolor (72).

Desde tiempo inmemorial poseyeron los brahmanes el secreto de la anestesia. Las viudas que por costumbre estaban obligadas al sacrificio del sahamaranya (73) no habían de temer el más leve sufrimiento entre las llamas, porque previamente se las ungía con óleo sagrado de efectos anestésicos (74).

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