Capítulo 169
PROGRESOS DE LA INDIA ANTIGUA
Filosofía.- A los antiguos indos se debe la fundación de las dos escuelas espiritualista y materialista, o sean la filosofía metafísica y la filosofía positiva. Fundó la primera Vyâsa, jefe de la escuela vedantina. Fundó la segunda Kapila, jefe de la escuela sankya.
Astronomía.- Los indos trazaron el calendario y el zodíaco, calcularon la precesión de los equinoccios, descubrieron las leyes generales de la mecánica celeste y predijeron y observaron los eclipses.
Matemáticas.- Inventaron el sistema décuplo, el álgebra y el cálculo infinitesimal. Metodizaron la geometría y la trigonometría con demostración de teoremas no conocidos en Europa hasta los siglos XVII y XVIII. Los brahmanes fueron, indudablemente, los primeros en determinar el área del triángulo y establecer la relación entre la circunferencia y el diámetro. Tambuién se les debe el teorema y la tabla erróneamente atribuidos a Pitágoras. La tabla de multiplicaar está esculpida en el gôparama de las principales pagodas.
Física.- Enunciaron el concepto del universo como un todo armónico sujeto a leyes determinables por la observación y la experiencia. Fundaron la hidrostática y descubrieron el famoso principio (96), también erróneamente atribuido a Arquímedes. Los físicos de las pagodas calcularon la velocidad de la luz y descubrieron las leyes de reflexión. A juzgar por los trabajos de Surya-Sidhenta, conocieron y calcularon la potencia expansiva del vapor de agua.
Química.- Conocieron la composición del agua y enunciaron la ley de los volúmenes (97), que en Europa hace muy poco que se conoce. Sabían preparar los ácidos sulfúrico, nítrico y clorhídrico; los óxidos de cobre, hierro, plomo, estaño y cinc; los sulfuros de hierro, cobre, mercurio, antimonio y arsénico; los sulfatos de cinc y de hierro; los carbonatos de hierro, plomo y sodio; el nitrato de plata y la pólvora.
Medicina.- En esta ciencia fueron de todo punto asombrosos los conocimientos de los antiguos indos. Tcharaka y Susruta, los dos príncipes de la medicina indostánica, expusieron los aforismos que más tarde se asimiló Hipócrates. Susruta establece admirablemente los principios de la higiene o medicina preventiva, cuya importancia encomia sobre la medicina curativa, que califica de empírica en muchos casos. ¿Estamos hoy día más adelantados? No deja de ser interesante que los médicos árabes, tan famosos en la Edad Media, Averroes entre ellos, citan continuamente a los médicos indos, considerándolos como maestros de ellos y de los mismos griegos.
Farmacopea.- Conocían los simples con todas sus propiedades y usos, de modo que todavía están dando lecciones a Europa en este punto. Hace poco tiempo que de ellos aprendimos el tratamiento del asma por medio del estramonio.
Cirugía.- No fueron menos excelentes en este arte. Supieron extraer los cálculos urinarios, operaron las cataratas y tuvieron suma habilidad en obstetricia quirúrgica. Tcharaka describe los casos anormales y peligrosos con notable precisión científica.
Gramática.- Cultivaron el sánscrito, que aventaja admirablemente a todo idioma humano, y del que derivan las lenguas indoeuropeas y la mayor parte de las orientales.
Poesía.- Fueron consumados maestros en todos los géneros. Los dramas Sakuntala, Avrita, Fedro, Saranga y otros muchos superan a los de Sófocles, Eurípides, Corneille y Shakespeare. Nadie les ha igualado en poesía lírica. Para formar concepto del esplendor alcanzado por este género en la India, es preciso leer en el pasaje del Megadata, las lamentaciones del desterrado que suplica a una nube que lleve su recuerdo a la cabaña donde moran sus parientes y amigos a quienes nunca más verá. Las fábulas indas han suministrado en toda época argumento a todas las literaturas del mundo, sin que ni siquiera se hayan tomado el trabajo de darles alguna variedad modificativa.
Música.- Inventaron la escala musical con tonos y semitonos mucho antes que Guido de Arezzo (98).
Arquitectura.- En este arte parece como si hubiesen agotado los indos cuanto puede concebir el genio del hombre. Cimborios de insuperable audacia; cúpulas cónicas; marmóreos minaretes; torres góticas; hemiciclos griegos; policromías; todos los estilos y todas las épocas tienen allí su cuna indicadora del origen y huellas de las colonias que al emigrar llevaron consigo los testimonios del arte indígena.
Tales fueron los frutos de la antigua e imponente civilización brahmánica. ¿Qué podemos nosotros presentar en equivalencia? Frente a la majestad de tales obras y de los descubrimientos del pasado, ¿qué pruebas podemos aducir de nuestras pretensiones de superioridad sobre una antigüedad que calificamos de ignorante? Comparados con los descubridores del álgebra y de la geometría, con los constructores del lenguaje hablado, con los patriarcas de la filosofía, con los primeros expositores de religión y los fundadores de las ciencias físicas y psíquicas, ¡cuán desmedrados parecen aún nuestros más eminentes científicos, filósofos y teólogos! No hay descubrimiento moderno sin su correspondiente prototipo en la civilización inda. La ciencia occidental está en el promedio de su período de transición, y todas nuestras ideas gravitan en torno de las hipótesis de correlación de fuerzas, selección natural, polaridad atómica y evolución de las especies. Mas, para baldón de nuestro orgullo, de nuestros plagios y de nuestras infidencias, oigamos lo que dijo Manú diez mil años antes del nacimiento de Cristo:
El agua y el calor desarrollaron el primer germen de vida (99).
El agua sube hasta el cielo en forma de vapor. Del sol desciende en lluvia. De la lluvia nacen las plantas y de las plantas los animales (100).
Todo ser adquiere las cualidades del que inmediatamente le precede. Así es que cuanto más se asimila un ser del primitivo átomo de su serie, tantas más cualidades y perfecciones reúne (101).
El hombre ha de recorrer todo el universo en progresión ascendente, pasando por las piedras, plantas, gusanos, insectos, peces, serpientes, tortugas, fieras, seres pecuarios y animales superiores... Tal es el grado inferior (102).
Éstas son las metamorfosis que desde la planta hasta Brahmâ han de sucederse en este mundo (103).