Capítulo 143
HEBREOS Y FENICIOS
El nombre de Kabir puede derivarse indistintamente de las palabras ..... (abir, grande), ..... (ebir, astrólogo) o ..... (chabir, asociado).
Según Wilder, el nombre de Abraham tiene mucho de cabírico, y por otra parte la palabra heber o gheber aplicada a Nemrod y a los gigantes, citados en el sexto capítulo del Génesis, puede ser la raíz etimológica de hebreo, aunque de todos modos es preciso buscar su origen en fecha muy anterior a Moisés. Prueba de ello es que los fenicios, a quienes Maneto llama ..... o Ph’anakes, eran los anakes o anakimes de la tierra de Canaán con quienes los israelitas, aunque de raza distinta, entroncaron por medio de matrimonios. Opina también Maneto que los fenicios no son ni más ni menos que los problemáticos hyk-sos a quienes Josefo nos presenta como directos antecesores de los israelitas. Por lo tanto, en esta mezcolanza de autoridades y opiniones contradictorias, en este revoltijo histórico, hemos de buscar el esclarecimiento de tan misterioso punto. Mientras no se precise el origen de os hyk-sos, nada podremos saber de cierto en lo tocante al pueblo de Israel que voluntaria o involuntariamente enmarañó con tales confusiones su origen y cronología; pero si pudiera probarse que los hyk-sos fueron los pastores palis de las riberas del Indo, que segregados de las tribus nómadas de la India emigraron más hacia Oriente, tal vez hallaríamos la explicación de la entremezclada analogía de los mitos bíblicos y las divinidades de los Misterios asiáticos.
Dice Dunlap sobre este punto:
Los hebreos salieron de Egipto rodeados de cananeos y no hay necesidad de remontarnos más allá del Éxodo para descubrir sus orígenes históricos. Era muy fácil anteponer a este remoto suceso narraciones míticas que atribuyesen el origen del pueblo a los dioses bajo la figurade patriarcas.
Sin embargo, lo de más vital importancia para la ciencia y la teología, no es el origen histórico, sino el religioso del pueblo hebreo; y si podemos descubrirlo entre los hyk-sos (148), fácil será descubrir también el de las supuestas revelaciones dogmáticas de la Biblia en los albores de la historia, antes de la separación de las familias aria y semita. Para ello no hay medios más a propósito que los suministrados por la arqueología. La escritura ideográfica salvada de la destrucción no puede mentir; y si en todos los monumentos del mundo antiguo encontramos los mismos mitos, ideas y símbolos esotéricos, muy anteriores al “pueblo escogido”, podremos inferir, sin temor de equivocarnos, que en vez de ser el texto bíblico obra directa de la revelación divina, es incompleta tradición de una tribu que, desde siglos antes de Abraham, se había fundido con las razas aria, semítica y turania, si así hemos de llamar a las tres principales del mundo.
Los terafines de Terah (constructor de imágenes), padre de Abraham, eran los dioses kabires, adorados por Micah, los danitas y otros pueblos (149). Los terafines eran idénticos a los serafines o imágenes de serpientes (150), el símbolo de inmortalidad en todas las divinidades. Kiyun (Kivan) adorado por los hebreos en el desierto es el Siva indo (151) equivalente a Saturno (152). La historia de Grecia nos dice que el arcadio Dardano recibió en herencia los kabires, cuyo culto introdujo en Samotracia y Troya mucho antes de que floreciesen Tiro y Sidón (153). ¿De quién los recibiría Dardano? Es muy fácil fijar arbitrariamente la antigüedad de las ruinas sin más guía que el cálculo de las probabilidades, pero es mucho más difícil acertar en el cómputo. Lo cierto es que las obras roquizas de Ruad, Perytus y Marathos ofrecen alaogías externas con las de Petra, Baalbek y otras de procedencia etíope. Además, al simbologista familiarizado con la interpretación de los jeroglíficos le importan muy poco las afirmaciones de ciertos arqueólogos que no descubren parecido alguno entre los templos centro-americanos y los egipcios y siameses, porque sabe leer la historia y filiación de estos monumentos y la misma doctrina en los signos misteriosos y caracteres indescifrables para el no iniciado (154).