Isis Sin Velo - [Tomo II]

Capítulo 98

DESINTERÉS DE LOS MEDIANEROS

En cambio, los medianeros y hierofantes dan pruebas de absoluto desinterés en el ejercicio de sus poderes. Gautama renunció a la herencia del trono para vivir de limosnas; el “Hijo del hombre” no tenía donde reclinar la cabeza; los discípulos del Cristo no habían de llevar oro ni plata encima; Apolonio de Tyana distribuyó su hacienda por mitad entre sus pareitnes y los pobres; Jámblico y Plotino tuvieron nombradía de caritativos y abnegados; los fakires indos viven de limosna (49); los pitagóricos, esenios y terpeutas temían mancharse las manos con el contacto de las monedas; y finalmente, cuando al apóstol Pedro le ofrecen dinero en cambio de la potestad de infundir el Espíritu Santo por la imposición de manos, responde: “Tu dinero sea contigo en perdición porque has creído que el don de Dios se alcanzaba por dinero. No tienes tu parte ni suerte en este ministerio, porque tu corazón no es recto delante de Dios” (50). Así vemos que los mediadores fueron hombres identificados con su Yo superior, que recibían auxilio de los espíritus angélicos.

Muy lejos estamos de vituperar rigurosamente a los infelices médiums que, por efecto de las avasalladoras influencias que los dominan, se ven incapacitados física y mentalmente de dedicar su actividad a ocupaciones útiles y no tienen más remedio que convertir su mediumnidad en oficio retribuido y nada envidiable por cierto, según ha demostrado la experiencia de estos últimos años (51).

Se cuenta de Plotino que habiéndosele pedido que tributara pública adoración a los dioses respondió muy dignamente: “Los dioses (52) han de venir a mí”. Jámblico afirmaba, con la corroboración del personal ejemplo, que el alma humana puede comunicarse directamente con entidades espirituales de superior jerarquía; y ahuyentaba cuidadosamente de sus ceremonias teúrgicas (53) a los espíritus malignos cuya característica enseñaba a sus discípulos. Proclo (54) creía también en que por la actualización de sus divinas potencias era capaz el hombre de subyugar su naturaleza inferior y convertirse en instrumento de la Divinidad mediante la “mística palabra” que abría la comunicación con las diversas jerarquías espirituales hasta llegar a la unión con Dios. Apolonio de Tyana tenía en menosprecio a los hechiceros y adivinos nigrománticos y afirmaba que la vida austera sutilizaba agudamente los sentidos y educía superiores facultades por cuyo medio era capaz de realizar maravillas. Jesús dijo que el hombre era señor del sábado, y a su voz huían despavoridos los espíritus elementarios que obsesionaban a sus víctimas (55).

Indudablemente tuvieron los antiguos poderosas razones para perseguir a los médiums de oficio. Así se explica que en tiempo de Moisés y posteriormente en las épocas de Samuel y David fomentaran los israelitas el ejercicio de las legítimas profecías y adivinación, la astrología y el vaticinio en colegios a propósito para educir estas facultades, y en cambio desterraran del país o condenaran a muerte, según los casos, a los brujos, nigrománticos y pitonisas, y aun en tiempo de Jesús los médiums maléficos estaban desterrados de las ciudades. ¿Por qué perseguir y matar a los médiums pasivos y por qué consentir y respetar las comunidades de taumaturgos? Porque los antiguos supieron distinguir entre los espíritus angélicos y los diabólicos, entre los elementales y los elementarios, y además estaban seguros de que toda comunicación espiritual, no sujeta a las debidas condiciones, determinaba la ruina del comunicante y de la comunidad a que éste perteneciera.

El análisis que de la mediumnidad vamos haciendo podrá parecer extraño y aun repulsivo a muchos espiritistas contemporáneos; pero nada decimos que no enseñara la filosofía antigua con la inmemorial corroboración de la experiencia.

Download Newt

Take Isis Sin Velo - [Tomo II] with you