Capítulo 109
EL RAYO VIOLADO
Dice el mismo Roscoe que hallándose en compañía de Kirchhoff y Bunsen, cuando estos dos insignes físicos investigaban la naturaleza de las rayas de Fraunhoffer, les pasó a los tres como un relámpago la idea de que hay hierro en el sol. Esta es una prueba más que añadir a las muchas en pro de que la mayor parte de los descubrimientos no son hijos del raciocinio, sino de la intuición. El porvenir nos reserva no pocos relámpagos de esta índole. Advirtamos que uno de los últimos descubrimientos de la ciencia moderna, el magnífico espectro verde de la plata, no tiene nada de nuevo, pues no obstante “la escasez e inferioridad de sus instrumentos ópticos” ya lo conocían los antiguos químicos y físicos. Desde la época de Hermes estuvieron siempre asociados el metal plata y el color verde. La luna o Astarté (plata hermética) es uno de los símbolos capitales de los rosacruces. Dice un axioma hermético que “las afinidades de la naturaleza son causa eficiente del esplendor y variedad de los colores que están misteriosamente relacionados con los sonidos” los cabalistas colocan la “naturaleza media” en directa conexión con la luna; y precisamente la raya verde de la plata ocupa en el espectro el punto medio entre las demás. Los sacerdotes egipcios cantaban en honor de Serapis (125) un himno compuesto de las siete vocales, y al son de la séptima vocal y al séptimo rayo del sol naciente respondía la estatua de Memnon. Con esto coincide el naciente descubrimiento de las maravillosas propiedades del rayo violado, el séptimo del espectro prismático, que a todos supera en potencia química y corresponde a la séptima nota de la escala musical. La teoría de los rosacruces, que compara el universo con un instrumento musical, es análoga a la enseñanza pitagórica de la música de las esferas. Sonidos y colores son números espirituales; y así como los siete rayos prismáticos proceden de un punto de los cielos, así también las siete potestades de la naturaleza son cada una un número y las siete radiaciones de la Unidad o SOL céntrico y espiritual. ¡Feliz quien comprende los números espirituales y advierte su influencia!, exclama Platón. Y feliz, añadiríamos nosotros, quien en medio del laberinto de fuerzas correlacionadas descubre su origen en el invisible sol.
Los experimentadores futuros lograrán la honra de demostrar que los sonidos musicales influyen maravillosamente en la lozanía de la vegetación. Y terminando el capítulo con esta quimera científica, pasaremos a recordarle al paciente lector algo que los antiguos sabían y que los modernos presumen saber.