Isis Sin Velo - [Tomo II]

Capítulo 132

ABORÍGENES AMERICANOS

Sin detenernos a discutir si Hermes fue el príncipe de la magia postdiluviana, como le llama Des Mousseaux, o de la antediluviana como es mucho más probable, no cabe duda de que Champollión el menor reconoce y Champollión-Figeac corrobora la autenticidad de los fragmentos que se conservan de las treinta y sies obras atribuidas al mago egipcio, de cuyo universal depósito de sabiduría esotérica derivan los tratados cabalísticos en que encontramos los prototipos de muchos prodigios mágicos que operaron los quichés. Por otra parte, el texto original del Popol Vuh nos proporciona suficientes pruebas de la casi identidad de las costumbres religiosas de México, Perú y otros pueblos precolombianos y las de los fenicios, babilonios y egipcios, pues la terminología religiosa descubre las mismas raíces etimológicas. Por lo tanto ¿cómo no creer que sean descendientes de los que “huyeron ante el bandido Josué hijo de Nun” (105).

Por el testimonio de los antiguos, corroborado por los descubrimientos modernos, sabemos que en Egipto y Caldea hubo numerosas catacumbas o criptas, muy vastas algunas de ellas, entre las cuales gozaban de mayor fama las de Tebas y Menfis. Las de Tebas se abrían en la margen occidental del Nilo, dilatándose hacia el desierto de Libia y se las llamaba: catacumbas de la Sierpe. Allí tenían efecto los Misterios del kúklos ànágkés (ciclo ineludible o ciclo de necesidad), esto es, la inexorable sentencia de toda alma después de haber sido juzgada, al morir el cuerpo, en la región del Amenti.

Según Bourbourg (106), el héroe o semidiós mexicano Votán, al relatar su expedición describe un pasaje subterráneo que terminaba en la raíz de los cielos y añade que este pasaje es un agujero de culebra (ahugero de colubra) y que le permitieron entrar en él porque “era hijo de las culebras” o, lo que es lo mismo, una serpiente.

Esto es verdaderamente muy significativo, porque el agujero de culebra se refiere a la cripta o catacumba egipcia ya antes mencionada. Además, los hierofantes egipcios y babilonios se llamaban “hijos de la divina Sierpe” o “hijos del Dragón”, no porque, como apunta erróneamente Des Mousseaux, fuesen la progenie del íncubo Satán o serpiente del Paraíso, sino porque la serpiente simbolizaba en los Misterios la SABIDURÍA y la inmortalidad.

Dice Movers que los sacerdotes asirios tomaban siempre el nombre de su dios (107). Los druidas celto-británicos se daban también el nombre de serpientes y exclamaban: “Soy una serpiente, soy un druida”. El Karnak egipcio es gemelo del Karnak celta y este último significaba la montaña de la serpiente. En tiempos antiguos abundaron en todo el mundo conocido los templos de Dragón, símbolo del sol, idéntico al Elón o Elión fenicio que Abraham llamó El Elión (108). Además de “serpientes” se les dieron a los sacerdotes los nombres de “constructores” y “arquitectos” porque sus templos y monumentos eran de tan abrumadora magnificencia que, como dice Taliesin (109), sus desmoronados restos “desafían el cálculo matemático de los arquitectos modernos”.

Download Newt

Take Isis Sin Velo - [Tomo II] with you