Isis Sin Velo - [Tomo II]

Capítulo 48

IMAGINACIÓN Y FANTASÍA

Si la imaginación de la madre puede influir en el crecimiento y aún en la vida del feto, igualmente podrá influir en su conformación corporal; pero aunque algunos cirujanos indagaron con ahinco la causa de las monstruosidades, concluyeron por atribuirlas a meras coincidencias. Por otra parte, no cabe lógicamente negar imaginación a los animales, y aunque parezca exagerado no faltan quienes también la conceden, rudimentariamente por supuesto, a ciertas plantas como las mimosas y las atrapamoscas (28). Porque si científicos de la valía de Tyndall se confiesan incapaces de salvar el abismo que en el hombre separa la inteligencia de la materia y de medir la potencia de la imaginación, mucho más misteriosa ha de ser la actuación cerebral de un bruto sin palabra.

Los materialistas confunden la imaginación con la fantasía; pero los psicólogos afirman que es la potencia creadora y plasmante del espíritu (29). Pitágoras la define diciendo que es el recuerdo de precedentes estados espirituales, mentales y físicos, mientras que considera la fantasía como el desordenado funcionamiento del cerebro físico. Desde cualquier punto de vista que examinemos el asunto, nos encontramos con el concepto que de la materia tuvieron los antiguos, quienes la consideraron fecundada por la ideación o imaginación eterna, que trazó en abstracto el modelo de las formas concretas. De no admitir esta enseñanza, resulta absurda la hipótesis de que el cosmos se fuera desenvolviendo gradualmente del caos, porque no cabe inferir en buen sentido, que la materia animada por la fuerza y dirigida por la inteligencia formara sin plan preconcebido un cosmos de tan admirable armonía. sI el alma humana es verdaderamente una emanación del alma universal, una partícula infinitesimal del primario principio creador, debe tener inherentes en mayor o menor grado los atributos del poder demiúrgico. Así como el Creador plasmó en formas concretas y objetivas la inactiva materia coósmica, también le cabe el mismo poder creativo al hombre que tenga conciencia de él. De la propia suerte que Fidias plasmó en la húmeda arcilla la sublime idea forjada por su facultad creadora, así también la madre consciente de su poder es capaz de modelar según su pensamiento y su voluntad el fruto de su vientre. Pero el escultor plasma una figura inanimada, aunque hermosamente artística, de materia inorgánica, mientras que la madre proyecta vigorosamente en la luz astral la imagen del objeto cuya sensación recibe y la refleja fotográficamente sobre el feto.

Respecto del particular dice Fournié:

Admite la ciencia con arreglo a la ley de gravitación que cualquier trastorno sobrevenido en el centro de la tierra repercutiría en todo el universo, y lo mismo cabe suponer respecto de las vibraciones moleculares que acompañan al pensamiento... La energía se transmite por medio del éter en cuya masa quedan fotografiadas las escenas de cuanto sucede en el universo, y en esta reproducción se consume gran parte de dicha energía... Ni con el más potente microscopio es posible advertir la más leve diferencia entre la célula ovárica de un cuadrúpedo y la del hombre... La ciencia no conoce todavía la naturaleza esencial del óvulo humano ni echa de ver en él características que lo distingan de los demás óvulos, y sin pecar de pesimista presumo que nada se sabrá jamás de cierto sobre ello, pues hasta el día en que nuevos métodos de investigación le permitan descubrir la secreta intimidad entre la energía y la materia, no conocerá la ciencia la vida ni será capaz de producirla (30).

Si Fournié leyera la conferencia del P. Félix podría responder amén al doble epifonema de ¡misterio!, ¡misterio!, con que el conferenciante epilogaba sus razonamientos.

Consideremos ahora el argumento contra la influencia de la imaginación de la madre en el feto, en que funda Magendie las monstruosidades animales. Si así fuera, ¿cómo explicar la cría de polluelos con cabeza de halcón, sino admitiendo que la presencia de esta rapaz hirió tan vivamente la imaginación de la clueca que reflejó la imagen del halcón en la materia germinativa del huevo? Otro caso análogo nos proporciona cierta señora de nuestro trato, una de cuyas palomas se espantaba siempre que veía al papagayo de la casa, y en la empolladura siguiente al mayor espanto, salieron del cascarón dos palominos con cabeza y plumaje de papagayo. A mayor abundamiento podríamos alegar la autoridad de Columella, Youatt y otros tratadistas, aparte de la experiencia acopiada por cuantos se dedican a la avicultura, en prueba de que si se excita la imaginación de la madre puede modificarse en gran parte el aspecto de la cría. Estos ejemplos nada tiene que ver con la ley de la herencia, pues las modificaciones del tipo resultan de causas accidentales.

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