Isis Sin Velo - [Tomo III]

Capítulo 148

MODERNOS NAZARENOS

Cuando, en el siglo XVII, los misioneros persas descubrieron la existencia de esta apartada comunidad, desconocida hasta entonces de los europeos, echaron de ver que el Cristo del Nuevo Testamento era para ellos un falso profeta y que rechazaban, por igualmente tenebrosos, los dogmas judíos y cristianos. No cabe hallar testigos más fidedignos ni mejor enterados que los nazarenos, contra la tergiversación por la cual nos representan los teólogos cristianos a Juan el Bautista como precursor del Cristo, pues desde un principio tuvo la escuela nazarena por impostura el carácter redentor atribuido a Jesús y por divinidad subalterna el Jehovah de los hebreos, equivalente al Ilda Baoth de los ofitas. Mal día será para el cristianismo aquel en que un valeroso y sincero investigador recabe de los jefes nazarenos licencia para traducir sus libros secretos y compilar sus venerables tradiciones, pues se equivocan los eruditos al suponer que la literatura sagrada de los nazarenos no pasa de cuatro tratados didácticos y el Código que por obligación han de leer todos los domingos a puesta de sol.

Esta investigación de la verdad nos lleva por sendas muy apartadas para evitar los obstáculos con que la astucia clerical entorpece los pasos de quien por las ordinarias vías trata de indagar el origen de las ideas religiosas. El cristianismo dogmático quedó en tela de juicio desde que la ciencia tuvo alientos bastantes para acusarlo públicamente, según vamos viendo en esta obra. ¿Qué hay de verdad en la teología dogmática? ¿Cuál es su primitivo origen? ¿Qué sectas la transmitieron? Para responder es preciso bosquejar la historia de la religión de sabiduría en su paso a través de todas las modalidades confesionales del mundo, porque entraña sin adulteración la Doctrina Secreta, que es la verdad.

Aunque nuestros estudios de investigación nos lleven de unos asuntos a otros, tenemos motivo fundado para comparar críticamente dos sectas distantes en el orden cronológico, pues conviene recordar que el principal objeto de esta obra es el análisis de los sistemas religiosos y la indagación de sus orígenes. El mayor impedimento en esta labor nos lo opone la Iglesia romana, en cuyos ocultos fundamentos hemos de ahondar para descubrir la férrea trabazón en que apoyó sus hoy vacilantes pasos.

Empecemos por analizar las doctrinas de los ofitas, nazarenos y drusos, cuyos diagramas discreparán de las falaces disquisiciones de Ireneo, Teodoreto y Epifanio, con mayor motivo por estar apoyados en las doctrinas de algunos cabalistas íntimamente relacionados con los misteriosos drusos del Líbano. Los okhalos de Siria, o espirtualistas, como también se les llama, poseen gran copia de manuscritos antiguos que corroboran nuestras aseveraciones en la materia que vamos considerando.

El diagrama ofita considera a Bythos o Abismo como emanación femenina y le asigna funciones equivalentes a las del Pleroma gnóstico, aunque en región más elevada, mientras que el espuesto por los Padres de la Iglesia atribuye a Bythosla significación de Causa primera. Como en el sistema cabalístico, simboliza Bythos el infinito e ilimitado caos, cuyas tinieblas velan el primario y desconocido Motor de todas las cosas. Es idéntico concepto al de Shekinah, que vela a En Soph. El nombre de ... Iao) señala el punto dondese presume que reside el Desconocido, y alrededor de este nombre se lee la inscripción: CEMEC ..... ..... (El eterno sol Abrasax) (3).

Del insondable abismo surgen unas espirales dispuestas en círculo que simbolizan el ciclo máximo (...) compuesto de otros menores. En el interior de estas espirales cuyas vueltas sigue, está la serpiente, el andrógino emblema de sabiduría y eternidad. El ciclo representa a Ennoia (Mente divina) y la serpiente representa la sombra de la Luz (Agathodaimon u Ophis). Ambos principios constituyen unitariamente el Logos de los ofitas, que se desdobla en los opuestos principios de bien y mal, inmutables y eternos. Este símbolo da la razón de que los ofitas tributaran culto a la serpiente enroscada en torno de una tau o del pan sacramental. Ennoia y Ophis son conjuntamente el Logos; pero separadamente es Ennoia el Árbol de Vida y Ophis el Árbol de la ciencia del bien y del mal. Así se comprende que Ophis, no obstante simbolizar la sabiduría divina, induzca a la primera pareja humana (4) a comer de la fruta prohibida.

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