Capítulo 124
EL SOSIOSH ZOROASTRIANO
Lo mismo sucede con los numerosos Logos menores. El Sosiosh zoroastriano es análogo al décimo Avatar de los induístas, al quinto Buddha de los budistas, al Mesías de los cabalistas, al Gabriel (129) de los nazarenos, al Christo de los gnósticos, al Logos de Filo Judeo y al Verbo del evangelista. El cristianismo hilvana y zurce todos estos conceptos para engalanarse con el remiendo.
En el Avesta encontramos la doctrina dualista que después prevaleció entre los cristianos. La lucha entre Ormazd (espíritu de luz o principio del bien) y Ahriman (130) (espíritu de tinieblas o principio del mal) subsiste en el mundo desde los orígenes del tiempo; y según la doctrina zoroastriana, cuando esta lucha llegue al punto culminante y el mundo esté a punto de sucumbir, degenerado y corrompido, bajo el poderío de Ahriman, aparecerá Sosiosh, el Salvador de la humanidad, quien, seguido de lucida hueste de genios benéficos, vendrá caballero en un corcel blanco como la leche (131).
Esto mismo nos dice el siguiente pasaje del Apocalipsis:
Y vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco y el que estaba sentado sobre él, era llamado Fiel y Veraz... Y le seguían las huestes que hay en el cielo, en caballos blancos (132).
El Sosiosh zoroastriano no es ni más ni menos que una transmutación del Vishnú induísta que aun hoy día aparece en el templo de Rama representado en figura del Salvador o Conservador correspondiente a su futura décima encarnación (Kalki-Avatar). Es un guerrero armado de todas armas, que cabalga en un caballo blanco (133) y blande sobre su cabeza la cortante espada mientras que con la izquierda sostiene un escudo formado de anillos concéntricos (134). La misma alegoría reproducen estos pasajes:
Y sus ojos eran como llamas de fuego y en su cabeza muchas coronas... Y salía de su boca una espada de dos filos... Y vi un ángel que estaba en el sol (135).
Según las Escrituras zoroastrianas, Sosiosh nació de una virgen (136) y al fin de los tiempos vendrá a redimir y regenerar a la humanidad, precedido de dos profetas que anunciarán su venida (137).
Después habla el texto zoroastriano de la resurrección general, en que los buenos irán al cielo y los malos con Ahriman al infierno para purificarse allí en un lago de metal derretido... después de purificados gozarán todos de felicidad eterna y acaudillados por Sosiosh cantarán las alabanzas del Eterno (138). Es evidente el remedo de las Escrituras induístas, porque también a Vishnú se le representa con varias coronas en la cabeza y en su décimo avatar arrojará a los malvados a las regiones infernales donde luego de purificados alcanzarán la remisión de sus culpas; y aun los mismos ángeles protervos que se rebelaron contra Brahmâ y fueron lanzados por Siva al abismo sin fondo (139) irán a reunirse con los dioses en el monte Meru.