Capítulo 100
DEGOLLACIÓN DE LOS INOCENTES
Las evidentes discrepancias de los Evangelios sinópticos y las adulteraciones que los desfiguran encubren un fondo de verdad que posteriormente falsearon las exigencias de la Iglesia, hasta convertir las superposiciones en dogmas, tanto por pruebas ficticias como por la ciega fe del vulgo. La supuesta degollación de los inocentes por el rey Herodes tiene algún fundamento alegórico, pues el relato está tomado de las tradiciones induístas, en que el rey Kansa, tirano de Madura, ordena la muerte del niño Krishna, hijo de su sobrina Devaki, porque los astrólogos le pronosticaron que el recién nacido llegaría a arrebatarle la corona. Pero Krishna se libra de la furia de Kansa por la protección de Mahadeva, quien sugiere a la madre la idea de escapar a país extraño, mientras que el rey Kansa, con objeto de asegurar la muerte de su presunto rival, manda degollar a todos los niños menores de dos años (134).
Aunque es sorprendente el parecido entre el relato induísta y el del Nuevo Testamento, opinan algunos comentadores, Gaffarel entre ellos, que la degollación de los inocentes, tal como aparece en los Evangelios, alude a las persecuciones emprendidas durante el reinado de Herodes contra los cabalistas y varones doctos que se habían apartado de la ortodoxia judía, y se les llamaba “niños inocentes” a causa de su pureza de vida. Por otra parte, como sucede en algunos grados de la moderna masonería, los iniciados computaban por años simbólicos su grado de iniciación (135).
De no aceptar la interpretación de los cabalistas, forzosamente hemos de reconocer que el relato evangélico del degüello de los inocentes es copia de la leyenda inda.
La mayor parte de comentadores advierten que la historia no menciona ésta ni ninguna otra matanza de niños, y en verdad que un suceso de tan horrenda magnitud no hubiera pasado por alto a los historiadores de la época. El tetrarca de Jerusalén era vasallo de Roma, que sin duda no dejara impune tan monstruoso crimen. En cambio, los textos judíos dan copiosas pruebas de la persecución emprendida contra los iniciados. El Sepher Toldoth Jeschu dice a este propósito: