Isis Sin Velo - [Tomo III]

Capítulo 183

EXPIRACIÓN E INSPIRACIÓN

Análogamente, al comienzo del período de inactividad se repliega en Sí misma la divina Esencia y gradualmente se disuelve el universo visible, se desintegran sus componentes y las solitarias tinieblas vuelven a planear sobre el abismo. Explicará mejor este concepto la metáfora de que el universo se manifiesta por la expiración y se disuelva por la inspiración de la desconocida Esencia. Este ritmo de manifestación e inmanifestación, de creación y disolución, se sucede desde toda eternidad, y nuestro actual universo es uno de los de la infinita serie que no tuvo principio ni tendrá fin.

Así es que la inteligencia humana sólo es capaz de filosofar sobre la visible manifestación de la Divinidad en los fenómenos naturales; pero es absurdo dar el nombre de Dios a las potestades creadoras, pues montaría tanto como llamar, por ejemplo, Bienvenido Cellini al fuego que funde el metal o al aire que lo enfría luego de vaciado en el molde. La espiritual esencia subyacente en las energías cósmicas, abstracta para nuestra comprensión, tan sólo puede relacionarse con la construcción del universo en el sentido en que la consideraba Platón, esto es, como hacedora del universo abstracto que paulatinamente fue surgiendo del pensamiento divino donde estaba latente.

Más adelante escudriñaremos el esotérico significado del Génesis para descubrir su exacta coincidencia con las cosmogonías de otras naciones (46). Allí veremos cómo los seis días de la creación deben interpretarse en sentido apenas sospechado por la multitud de comentadores que emplearon toda su habilidad en conciliar la teología con la geología.

Diagramas de las cosmogonías induísta y caldea. El diagrama induísta es antiquísimo, y muchas pagodas obedecen en su traza y construcción a esta figura, llamada en sánscrito Sri-Iantara. (Véase el Diario de la Real Sociedad Asiática, XIII, 79). Los judíos y los cabalistas medioevales tuvieron en gran respeto esta figura y la llamaron “sello de Salomón”, cuyo origen debe inquirirse en las relaciones del rey cabalista con Hiram, rey del país de Ofir, situado en la India antigua. Estos diagramas representan los períodos caótico y evolutivo de nuestro universo, con arreglo a los sistemas induísta, budista y caldeo que coinciden en todo y por todo con las teorías evolucionistas de la ciencia moderna.

EXPLICACIÓN DE LOS DIAGRAMAS

DIAGRAMA INDUISTA

DIAGRAMA CALDEO

Triángulo superior

Triángulo superior

Simboliza el nombre inefable, el Aum, que sólo puede expresarse mentalmente bajo pena de muerte. Es el inmanifestado Parabrahm, el Principio inactivo, el absoluto e incondicionado Mukta.

Por ello no es el creador que para pensar, querer y obrar necesita estar limitado por condiciones (baddha). Parabrahman está absorbido en la inexistencia, carece de atributos y es impercetible a nuestros sentidos. Está sumido en su para nosotros eterno y para Él periódico sueño o noche de Brahma. No es la primera sino la eterna Causa. Es el Alma de las almas, y nadie puede comprenderlo en estado de inmanifestación. Pero quien estudie los mantras secretos y oiga su oculta voz (Vâch) (47) aprenderá a comprender la manifestación de Parabrahma.

Simboliza el Nombre inefable, En-Soph, el Ser ilimitado e infinito cuyo nombre sólo conocen los iniciados y no pueden pronunciarlo en alta voz so pena de muerte. Es inexistente (60) (...) mientras está inactivo en el ulam (período de inmanifestación, y, por lo tanto, no es el Creador del universo visible ni tampoco la Luz (Aur) (61). Pero se manifestará en Luz cuando al comenzar el período de la creación actualice la energía latente en su Ser, según la ley de que Él mismo es letra y espíritu. Quien estudie el Mercaba (...) y oiga la callada voz (Lahgash) (62) conocerá el secreto de los secretos

Espacio que circunda el triángulo superior

Espacio que circunda el triángulo superior

Al término de una Noche de Brahma, cuando el que por Sí mismo quiso manifestar visiblemente su gloria, emanó de su propia Esencia una potencia activa, que de índole femenina en un principio se convirtió después en andrógina. Es Aditi, el principio infinito y sin límites (48) Madre de Todos los dioses y también el Padre y el Hijo (49).

Por medio de esta potencia femenina se actualizó el latente pensamiento divino y produjo el gran Abismo (50) en donde sembró el germen de vida Universal (51) o huevo mundanal, en que gesta Purusha o Brahma manifestado. El principio fecundante de las aguas (caos o abismo) es Nara (Espíritu de Dios o Espíritu Santo (52).

En aquel huevo permaneció latente el gran poder durante un año del Creador, a cuyo término el Pensamiento divino partió en dos mitades el huevo mundanal. La mitad superior fue el firmamento y la mitad inferior la tierra; pero uno y otra en idea y no todavía en visible forma.

Así, la segunda Tríada, dimanante de la secreta e inefable Tríada abstracta, está formada por:

Nara Padre-Cielo.

Nari Madre-Tierra.

Viradj Hijo-Universo.

Posteriormente, aparece la tercera Tríada, cuyos elementos son:

Brahmâ Creador.

Vishnú Conservador.

Siva Regenerador.

A esta Tríada se le dio carácter antropomórfico para su más fácil comprensión por parte del vulgo; pero los iniciados (dikshitas) conocían su verdadera significación. De la propia suerte, el Aytareya Brahmana (53) encubre bajo la en apariencia ridícula alegoría del toro BrahmNara y de su hija la ternera Aditi-Nari, el metafísico concepto de la caída del hombre en la generación, o sea la del Espíritu en la Materia. Significa esta alegoría que el omnipenetrante Espíritu divino simbolizado en el cielo, el sol y el fuego (que a su vez representan las energías cósmicas) vivifica la Materia (Naturaleza), hija del Espíritu. Los dioses se indignan y maldicen a Parabrahm por el incesto cometido, pues Nara y Nari son respectivamente padre y madre y padre e hija (54); dando a entender con ello que la Materia en sus infinitas gradaciones y modalidades procede del espíritu. La unidad de la suprema y eterna Causa exige forzosamente la correlación entre el Espíritu y la Materia, ya que si la Naturaleza es efecto de la única Causa, ha de estar vivificada por el Rayo de Ella dimanante. activa y visible.

Las, al parecer, más absurdas alegorías cosmogónicas denotan, cuando sin prejuicio las analizamos, este lógico e irrebatible principio del necesarismo.

Dice el Rig Veda: “El Ser nación del No-Ser” (55). Así tenemos que el primer Ser emanado del No-ser hubo de condicionarse y limitarse andróginamente para constituir el Ser. Por lo tanto, aun la misma Tríada Brahmâ-Vishnú-Siva se desvanecerá cuando la noche de Brahma suceda al día o período de universal actividad. La segunda Tríada (o la primera, si por abstracta prescindimos de la suprema) representa el mundo mental y la Vâch que la circunda es una es una más definida modalidad de Aditi. Aparte de su oculto significado en los mantras, Vâch es la personificación de la actividad de Brahmâ, de quien procede. Según los Vedas, es el alma universal y suprema (56).

Literalmente, Vâch es la palabra, la potencia despertadora mediante la combinación métrica de las palabras y las sílabas de los mantras (57) en correspondencia con las potestades del mundo invisible. En los Misterios sacrificiales, Vâch despierta al Brama jinvati, o sea la potencia latente en el fondo de toda operación mágica. Existe Vâch desde toda eternidad en su latente aspecto de Yajna, dormida en Brahma desde el “no-principio” para emanar de Él en su activo aspecto de Vâch. Es la clave del “Traividya” o trina ciencia sagrada del Yajus Misterios sacrificales).

Poco nos queda por decir después de haber considerado la Tríada inmanifestada y la segunda Tríada representativa del mundo intelectual. En la gran figura geométrica con un doble triángulo interior, el círculo central representa el mundo dentro del universo. El doble triángulo es la figura mística más importante de la simbología induísta, pues representa el concepto trínico de la Trimurti (tres en uno). El triángulo con el vértice hacia arriba simboliza el principio masculino, y el otro triángulo con el vértice hacia abajo, el femenino. Los dos simbolizan a la par el espíritu y la materia. El mundo contenido en el infinito universo es el microcosmos dentro del macrocosmos. Análogamente a lo expuesto en la Kábala judía, simboliza la matriz del universo, el huevo terrestre, cuyo arquetipo es el áureo huevo mundanal. De este espiritual seno de la madre Naturaleza proceden los Salvadores del mundo, los avatares de la invisible Divinidad.

Dice el legislador Manú:

“De Aquél que es y sin embargo no es, del No-ser, Causa eterna, nació el Ser Purusha”. Purusha es el divino masculino, el segundo Dios, el avatar o Logos de Parabrahm, que a su vez engendra a Viradj, el Hijo o ideal arquetípico del universo.

Sigue Manú:

“Viradj comienza la obra de la creación y emana los diez prajapatis o señores de todos los seres”. Con arreglo a la doctrina de Manú, el universo está sujeto a una inacabable serie periódica de creaciones y disoluciones, cuyos períodos se llaman manvántaras.

Dice sobre el particular:

“El Logos es el germen emanado de la propia substancia del Espíritu divino que jamás perece en el ser, porque es su alma, y al llegar el pralaya (período de disolución) queda nuevamente absorbido en el Espíritu divino que por Sí mismo perdura desde toda la Eternidad en el seño de Swayambhuva, el que es por sí mismo” (58). Según ya dijimos, ni los budistas svâbhâvikas ni los induístas admiten la creación del universo ex nihilo, sino que unos y otros creen en la indestructibilidad y eternidad de la materia primordial (prakriti).

En el siguiente pasaje de Manú se descubre con toda claridad la evolución y transformación de las especies. Dice así: “De tierra, fuego y agua nacieron todas las criaturas animadas e inanimadas que engendró el Espíritu divino de su propia substanica. Así estableció Brahma la serie de transformaciones, desde la planta hasta el hombre y desde el hombre hasta la substancia primordial... Entre ellas, cada ser o elemento sucesivo hereda las cualidades del precedente, y proporcional Al grado de su adelantamiento es el número de cualidades de que está dotado”. (Manú, libro I, dístico 20) (59).

Creemos que ésta es la misma teoría de los evolucionistas.

Al comenzar el período de actividad, En-Soph emanó de su propia substancia eterna Sephira, la activa potencia, llamada también el Punto primordial, Kether o Corona, por cuyo medio pudo la infinita Sabiduría dar forma concreta a su abstracto pensamiento. El lado derecho del triángulo son de un solo trazo, y el otro lado es de puntos para indicar que de aquel lado emana Sephira, y difundiéndose en todas direcciones acaba por envolver al triángulo. Esta emanación de Sephira del lado izquierdo del triángulo místico está alegorizada en la formación de Eva de la costilla de Adám, el microcosmo del Macrocosmo, creado a imagen de los Elohim. En el Árbol de la Vida (...)la triple tríada de los Sephirotes está dispuesta de modo que los tres masculinos quedan a la derecha, los tres femeninos a la izquierda y los cuatro unificadores en el centro. Sephira crea las aguas o materia primaria con el invisible rocío que fluye sobre la Cabeza Suprema. Es el primer grado de condensación o densificación del Espíritu que al cabo de sucesivas modificaciones formará la tierra (63). Así dice Moisés: Necesita tierra y agua para formar un ánima viviente.

Sephira es principio femenino al emanar del Absoluto; pero adquiere carácter masculino al asumir las funciones de Creador, y por ello es Andrógino. Equivale Sephira al Aditi (padre-Madre) de la cosmogonía induísta.

El espíritu de Dios se mueve sobre las aguas y las fecunda y engendra en ellas su propia imagen. Las aguas son la matriz universal simbolizada por Manú en el huevo de oro. La cosmogonía cabalística personifica los cielos en Adam Kadmon y la tierra en el segundo Adam.

La Tríada primaria representada figurativamente en las “Tres Cabezas”, no tiene nombre conocido y está formada por En-Soph, Sephira y Adam Kadmon o Protogonos (64). En cada Tríada hay un elemento masculino, otro femenino y el tercero andrógino. Adam-Sephira (Corona o Kether) emprende la obra de la creación y como es andrógino engendra de sí mismo a Chochmah (Sabiduría masculina, potencia activa (representada por la letra ... jah y llamada también Rueda de la creación) .... de quien nace Binah Inteligencia femenina y potencia pasiva equivalente al Jehovah que en la Biblia aparece como supremo Dios, pero que no expresa el mismo concepto de Jodcheva cabalístico. Todo el sistema caldeo se funda en el concepto binario o de la Dualidad, esto es en que la Unidad se desdobla, se crea y multiplica a Sí misma. El Absoluto desconocido y pasivo En-Soph emana de Sí mismo a Sephira, la Luz visible de quien a su vez procede Adam Kadmon. Pero en sentido oculto, Sephira y Kadmon son una sola y misma Luz, aunque Sephira es invisible e inactiva, mientras que Kadmon lo es El segundo Adam (tetragrama humano) produce de sí mismo a Eva. De esta segunda Tríada nada absolutamente dijeron los cabalistas en sus tratados, en que vagamente insinúan el concepto del supremo e inefable Ser, y todo lo referente a este punto se lo comunicaban por tradición; pero sabemos que el segundo Adam equivale a Chochmah, principio de inteligencia activa y masculina representado por la letra Jod, mientras que Jehovah-Binah equivale a Eva. Del andrógino Adam Kadmon procede Chochmah, y de éste procede a su vez Binah. Si con la letra Jod combinamos las tres que en hebreo forman el nombre de Eva, resultará el divino tetragrama Ievo-Hevah (...), Adam-Eva o Jehová masculino-femenino o idealización de la humanidad encarnada en el primer hombre. Así podemos demostrar que los judíos cabalistas, a ejemplo de sus maestros los caldeos e indos, adoraban al supremo y desconocido Dios en el sagrado aislamiento de los santuarios, mientras que las masas gregarias tenían de la Divinidad a que tributaban culto, un concepto muy inferior al de la eterna Substancia de los budistas, tan ligeramente tildados de ateos.

estar vivificada por el Rayo de Ella dimanante. activa y visible.

Las, al parecer, más absurdas alegorías cosmogónicas denotan, cuando sin prejuicio las analizamos, este lógico e irrebatible principio del necesarismo.

Dice el Rig Veda: “El Ser nación del No-Ser” (55). Así tenemos que el primer Ser emanado del No-ser hubo de condicionarse y limitarse andróginamente para constituir el Ser. Por lo tanto, aun la misma Tríada Brahmâ-Vishnú-Siva se desvanecerá cuando la noche de Brahma suceda al día o período de universal actividad. La segunda Tríada (o la primera, si por abstracta prescindimos de la suprema) representa el mundo mental y la Vâch que la circunda es una es una más definida modalidad de Aditi. Aparte de su oculto significado en los mantras, Vâch es la personificación de la actividad de Brahmâ, de quien procede. Según los Vedas, es el alma universal y suprema (56).

De la propia suerte que Brahmâ es un ser finito al manifestarse en el místico Manú (65), así también el Jehovah encarnado en Adam-Eva es un Dios humano, el símbolo de la humanidad, una entremezcla de bien y mal o sea el Espíritu caído en la Materia. El culto de Jehovah equivale al culto de la Naturaleza infundida en el hombre semi-espiritual, semi-material, y con ello degenera el panteísmo en el fetichismo de los idólatras hebreos que en las cimas de las montañas y en la espesura de los bosques ofrecían sacrificios a la personificación del principio masculino-femenino, por la ignorancia en que estaban de IAO, el supremo Nombre secreto de los Misterios.

Shekinah equivale a la Vâch induísta y se la invoca y loa lo mismo que a ésta. es Shekinah el velo de En-Soph y la vestidura de Jehovah, aunque el cabalístico Árbol de Vida nos la muestre procedente del noveno sephirote. Se le llama el velo de En-Soph, porque durante larguísimas edades encubrió el concepto del verdadero y supremo Dios, del Espíritu universal, y fue como disfraz de Jehovah, la exotérica divinidad que los cristianos confundieron con el “Padre” invocado por Jesús. Sin embargo, los cabalistas, lo mismo que los iniciados indos (dikshitas) conocían la real naturaleza de Shekinah o Vâch y la llamaban “Sabiduría oculta” (...).

El triángulo es un símbolo principalísimo en todas las religiones, pues representaba los tres principios capitales: Espíritu, Fuerza y Materia o sean los elementos masculino, femenino y andrógino en que se unen los dos primeros, constituyendo en conjunto el Arba o místico cuaternario (66)personificado en los dioses Kabires que sintetizaban la unidad del supremo. El Arba está traza do en las pirámides egipcias, cuya base cuadrangular va disminuyendo a medida que se eleva hasta desvanecerse en el ápice. En el diagrama cabalístico, el círculo central de la figura induísta está substituida por la cruz, cuyo brazo perpendicular es celeste, y el horizontal terrestre (67). Sin embargo, el concepto simbolizado es el mismo. Adam Kadmon es el tipo de la humanidad colectiva dentro de la unidad de Dios y del espíritu universal.

Dice la Kábala:

“De Aquél que no tiene forma, del no existente (la eterna pero no primera Causa nació el hombre celeste. Pero después que hubo creado al hombre celeste (...) se sirvió de él como de vehículo para descender”. Así tenemos que Adam Kadmon es el avatar de la Potestad oculta.

El Adam celeste, en combinación con los sephirotes, crea o engendra al Adam terrestre. La obra de la creación da comienzo cuando Sephira crea los diez sephirotes, equivalentes a los diez prajapatis induístas, pues como estos son los señores de todos los seres.

Lo mismo expone el Zohar.

Según la doctrina cablística, hubo mundos anteriores al actual (68). Todas las cosas han de restituirse algún día a su primitivo origen.

“Todo cuanto constituye este mundo, tanto espíritu como materia, volverá a la raíz de que procede (69)”.

Los cabalistas también admiten la indestructibilidad de la materia, aunque este concepto está todavía más velado en su doctrina que en la induísta. Según los cabalistas, la creación es eterna, y el universo es la vestidura (Shekinah) o velo de Dios. Pero también Shekinah es eterna como Dios en quien siempre estuvo. Cada mundo tiene por modelo a su predecesor, y cada uno de ellos es más grosero y material que el precedente. La Kábala llama chispas a los mundos. El último de los formados es nuestro mundo groseramente denso.

Berosio del período anterior a la formación de nuestro mundo, y dice que hubo un tiempo en que sólo existía el abismo de las aguas entre tinieblas, poblado de horribles monstruos “engendrados por un principio dual...” En aquellos seres estaban combinados los elementos anatómicos de las futuras especies animales, pues tenían conjuntamente aspecto e índole de peces, reptiles y otros animales monstruosos (70).

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