Capítulo 47
EL MAESTRO CONSTRUCTOR
Inequívocamente da a entender el apóstol en estas palabras que estaba iniciado (que era de los mystae), y aludía a enseñanzas propias de los Misterios (77). Pero si no bastara esta prueba, tendremos otra en que al apótol “le cortaron el cabello a punta de tijera en Cencrea (78) porque había hecho un voto” (79).
Dice Pablo:
Según la gracia de Dios que se me ha dado, eché el cimiento como sabio maestro constructor (80).
La frase maestro constructor, que tan sólo se lee una sola vez en toda la Biblia, puede considerarse como prueba incontrovertible, pues la tercera parte de los sagrados ritos se llamaba en los Misterios epopteia o revelación, esto es, el acto de comunicar el secreto, durante el cual se transportaba el iniciado a la divina clarividencia en que, suspendida la visión terrena, se unía con su Dios la ya libre y pura alma. Pero en su significado etimológico, la palabra epopteia (81) equivale a vigilante o inspector, y también tiene la acepción de maestro constructor o arquitecto, de donde más tarde derivó el nombre francés de masón en el mismo sentido empleado en los Misterios. Así, pues, al llamarse Pablo “maestro constructor” emplea una frase genuinamente cabalística, teúrgica y masónica que ningún otro apóstol emplea, y se declara iniciado con derecho de iniciar a otros.
Si proseguimos por este camino con tan seguros guías como los Misterios y la Kábala, descubriremos la secreta razón de que Pedro, Juan y Santiago persiguiesen odiosamente a Pablo. El autor del Apocalipsis era cabalista judío de legítima estirpe, que como sus antepasados odiaba por juro de heredad los Misterios (82). Su recelo se extendió durante la vida de Jesús hasta el mismo Pedro (83), con quien se reconcilió después de la muerte de su común Maestro para predicar celosamente el rito de la circuncisión. Pedro reconocía no obstante la superioridad de Pablo en conocimientos de literatura y filosofía griega, por lo que debió de parecerle experto en artes mágicas y versado en la gnosis o sabiduría de los Misterios, o sea que tal vez le tuvo por Simón el Mago (84).