Isis Sin Velo - [Tomo III]

Capítulo 137

LA NOCHE DE BRAHMA

A medida que desciende el ciclo de la creación, va debilitándose la energía del universo manifestado. Tan sólo el Incognoscible es inmutable y a perpetuidad latente en Sí mismo; pero la energía creadora (aunque también eterna, porque desde el no-principio es inherente al Absoluto) está sujeta a ciclos con períodos de aceleración y retardación correspondientes a la actividad y al reposo, pues considerada como energía actual, tuvo principio y por lo tanto ha de tener fin. La gradual debilitación de la energía cósmica es el crepúsculo vespertino del día de Brahmâ, que anuncia la proximidad de la noche praláyica.

Dice el Zohar:

Estaba Moisés en el monte Sinaí en comunicación con Dios oculto tras una nube, cuando sobrecogido de repentino temor preguntó: “¡Señor!, ¿en dónde estás? ¿Acaso duermes, oh Señor?” Y respondióle el Espíritu: “Yo nunca duermo. Si por un momento tan sólo quedara dormido antes de tiempo, se disolvería instantáneamente la Creación”.

Por su parte, Vamadeva-Modêly describe como sigue la noche de Brahmâ o segundo período de la desconocida Esencia.

Extraños ruidos se levantan de todos lados... Son los precursores de la noche de Brahmâ. Surge la obscuridad en el horizonte. El sol desaparece tras el trigésimo grado de Macara (81) y ya no ha de transponer el signo de Minas (82). Los gurús que en las pagodas observan el Raschakr (83) pueden romper sus instrumentos que ya no han de servirles. Gradualmente palidece la luz, mengua el calor, se deshabita la tierra, el aire se enrarece, se agotan los manantiales, sécanse los ríos, se desecan los mares y mueren las plantas. De día en día disminuye el tamaño de hombres y animales. Se paraliza la vida y se retarda el movimiento de modo que los planetas recorren trabajosamente sus órbitas hasta extinguirse uno por uno como lámparas en la mano del chokra (84) descuidó de alimentar. Surya (85) vacila, fluctúa y se apaga. La materia se disgrega, cae en la disolución (pralaya), y terminado su objeto duérmese Brahmâ y se transmuta de nuevo en la Divinidad inmanifestada (Dyäus). Ha pasado el día y llega la noche que continuará hasta el nuevo despertar de la aurora. Al llegar la noche se restituyen al áureo huevo de Su pensamiento los gérmenes de cuanto existía. Así nos lo enseña el divino Manú. Durante Su pacífico reposo, cesan las funciones vitales de los seres animados que disfrutan de acción y toda sensación queda latente. Cuando todos los seres se reabsorben en el Alma suprema, reposa esta Alma sin disturbio hasta el día en que reaparezcan sus formas y despierten de nuevo de entre las combras (86).

Estudiemos ahora los diez avatares míticos de Vishnú, que encontramos enumerados en el orden siguiente:

Nombre Forma asumida

1.º Matsya Pez (87).

2.º Kurm Tortuga.

3.º Varaha Verraco.

4.º Nara-Sing. Hombre-león (88).

5.º Vamuna Enano (89).

6.º Parasu-Rama Guerrero (90).

7.º Ramachandra Héroe (91).

8.º Krishna Dios Hombre (92).

9.º Gautama Sabio-Santo (93).

10.º (Avatar futuro)

Esperan los induístas la décima encarnación de Vishnú como los cristianos creen en la segunda venida de Cristo, que parece idea tomada del induísmo. En su décimo avatar aparecerá Vishnú como “Salvador”, y en opinión de algunos brahmanes asumirá la forma del caballo Kalki, aunque otros dicen que este caballo será la figura del mal y que Vishnú cabalgará en él sin ser visto hasta que lo dome por completo, pues el caballo Kalki es encarnación del maligno espíritu.

Respecto al avatar Kalki o décima y última encarnación de Vishnú, hay en el induísmo dos opiniones: la de los que toman la doctrina en sentido literal, y la de los vaihnâvas, que dan valor puramente alegórico a las formas animales que asume la Divinidad en sus avatares.

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