Capítulo 114
LA TRINIDAD CABALÍSTICA
La trinidad cabalística sirvió de modelo a la cristiana, pues ya dijeron los cabalistas:
El Anciano, cuyo nombre sea bendito, tiene tres cabezas, pero las tres son una sola (50).
Tria capita exsculpta sunt unum intra alterum et alterum supra alterum. Tres cabezas están una dentro de otra y una sobre otra.
La primera cabeza simboliza la sabiduría oculta (sapientia abscondita) y en ella se esconde el Anciano (51) en impenetrable misterio. Es una cabeza que no es cabeza (caput quod non est caput), pues nadie puede saber lo que esta cabeza encierra. No hay mente capaz de abarcar esta sabiduría (52). El Senior Sanctissimus está rodeado por las tres cabezas. Es la eterna Luz de sabiduría y la sabiduría es el manantial de toda manifestación. Las tres cabezas se incluyen en la cabeza que no es cabeza y las tres cobijan la Faz corta (53) de modo que iluminan con su luz todas las cosas (54).
En Soph emite un hilo desde Al (55) y la luz sigue la dirección del hilo hasta explayarse por medio de Adam Kadmon (Adam primario) que permanece oculto mientras el plan de la manifestación no está dispuesto (statum dispositionis). El hilo atraviesa de cabeza a pies al oculto Adam donde se encubre la figura del hombre (56). La idea de la unidad trina puede compararse para su mejor comprensión a la naturaleza química de la llama, que quien la observe verá como dos luces: una blanca y brillante hacia arriba y otra azulada obscura hacia abajo. La blanca se eleva a lo alto y la azulada parece como el asiento de la primera; y sin embargo, las dos son una sola y única llama. El asiento azulado está, no obstante, en relación directa con la materia combustible, situada todavía más abajo. La llama brillante nunca muda de color y permanece siempre blanca; pero en la llama azulada se notan diversos matices, y mientras su parte superior se enlaza con la brillante, su inferior está en contacto con la materia combustible que, al consumirse, va ascendiendo a la superior unidad de la llama brillante (57).
Tales fueron las abstractas ideas de los antiguos acerca de la Trinidad en la unidad. El hombre terreno, microcosmos del macrocosmos o reflejo del celeste arquetipo humano (Adam Kadmon) es también trino, pues tiene cuerpo, alma y espíritu.
Dice el Zohar:
Todo cuanto creó el Anciano de los Ancianos ha de vivir necesariamente por relación de macho y hembra... Al Increado nadie puede llamarle Tú porque es el espíritu de la cabeza blanca en quien se unen las tres cabezas. Del fuego sutil en una lado de la cabeza blanca y del aire sutil en el otro lado emanó Shekinah, su velo. El Anciano de los Ancianos es el misterio de los misterios (58).
Por su parte dice Idra Rabba:
Este aire es el más oculto atributo del Anciano de los Días... Todas las cosas están en Él y en todas las cosas está Él oculto... El cráneo de la cabeza blanca no tiene principio, pero tiene su fin reflejado en la redondez de nuestro universo (59).
Observa Klenker (60) que los cabalistas consideran la primera emanación de naturaleza andrógina, es decir, que su luz sintetiza todas las luces y su espíritu resume todos los demás espíritus.
La Shekinah de los cabalistas equivale a la Sophia de los ofitas y el Adam Kadmon o Bythos; pero con intento de ocultar su sistema de emanaciones a la curiosidad de los profanos, identificaron a Kadmon, “hombre arquetípico”, Fuente de luz o Pymander, con Ennoia o Mente de Bythos o el Abismo.
Tanto los nazarenos como los gnósticos se valieron de personificadas alegorías para expresar sus conceptos, y así dijeron que el Primero y Segundo hombres se enamoraron de la belleza de Sophia o Sephira, la primera mujer, que por ellos fecundada concibió al Christos (61) o Adam de carne que antes de su caída estaba cobijado por el espíritu de Adam Kadmon (62) su padre y de Shekinah su madre.